Le dijo el ángel: «Partiré con él y no abrigues temor; sanos partimos y sanos regresaremos a ti, porque la ruta es segura.» Le respondió Tobit: «Bendito seas, hermano.» Y, llamando a su hijo, le anunció: «Hijo, prepara las cosas para el camino y emprende la marcha con tu hermano; que el Dios que está en los cielos os proteja allí y os devuelva a mí sanos; y su ángel os acompañe con su protección, hijo.»
Tobías se dispuso a emprender la marcha y besó a su padre y a su madre. Tobit le dijo: «¡Que tengáis buen viaje!» (Tobías 5, 17) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Tobit resuelve las dificultades de su hijo (5:1-3).
1 Respondió Tobías, diciéndole: Padre, cuanto me has mandado lo cumpliré. 2 Pero ¿cómo voy a poder recobrar el dinero de Gabael, si no le conozco? 3 Dióle su padre el recibo y le dijo: Busca quien te acompañe, que yo le daré su recompensa, y ponte en camino para cobrar el dinero antes que yo muera.
Tobías recibió dócilmente los consejos y exhortaciones que le había dado su padre, Tobías no conocía a Gabael, de donde su pregunta: ¿Cómo podré cobrar de él la plata, si no le conozco y él tampoco a mí? El padre resuelve inmediatamente las dificultades expuestas por su hijo. A la primera le dice que bastará presentar el recibo para que Gabael caiga en la cuenta de que Tobit le dejó en depósito la suma de diez talentos de plata. Resuelve la segunda aconsejando a su hijo busque un guía fiel (pistos) que conozca los caminos que llevan a la Media.
El compañero de viaje (5:4-9).
4 Fuese en busca de uno, y se encontró con Rafael, que era un ángel. 5 No conociéndole, le dijo: ¿Podrías acompañarme a Ragúes de Media, si es que conoces el camino? 6 El ángel le contestó: Yo iré contigo, que conozco bien el camino y hasta he sido huésped de Gabael, nuestro hermano. 7 Tobías le contestó: Espera un poco, que voy a decírselo a mi padre. 8 El le respondió: Vete y no tardes. Se fue y dijo a su padre: Ya hallé quien pueda acompañarme. El le dijo: Llámale, que quiero saber de qué tribu es y si es de confianza para acompañarte. 9 Llamóle, entró y se saludaron.
Fue providencial que, apenas hubo Tobías traspasado el umbral de su casa, se encontrase frente a un joven gallardo, de pie, ceñido y como dispuesto a emprender un viaje (texto de la Vulgata), al cual todos los otros textos llaman por su nombre, Rafael, añadiendo que era un ángel.
Tobit se informa (5:10-13).
10 Díjole Tobit: Dime, hermano, ¿de qué tribu y familia eres tú? 11Õ le contestó: ¿Quieres conocer la tribu y la familia o informarte de la persona que va a acompañar a tu hijo? Replicóle Tobit: Quiero, hermano, conocer tu linaje y tu persona. 12 Pues yo soy hijo de Azarías, hijo de Ananías, grande entre tus hermanos. 13 Respondióle él: Seas, hermano, bien venido; pero no te enojes de que haya querido saber tu tribu y tu familia. Por suerte eres hermano mío, de una buena y noble ascendencia, pues yo conocía a Ananías y a Jonatán, hijos de Semeí el grande, de cuando juntos íbamos a Jerusalén para adorar, llevando las primicias y los diezmos de las cosechas; que no se descarriaron ellos como nuestros hermanos. De buena raíz eres, hermano.
La descripción del encuentro entre Tobit y Rafael es sobria en el texto B, en tanto que en el Sin. se extiende en muchos detalles. A Tobit interesa saber en qué manos confía a su hijo. El ángel reveló en parte su personalidad, al decir: Yo soy Azarías, dijo, hijo de Ananías, el grande de tus hermanos. Estos dos nombres reaparecen en otros pasajes bíblicos (1Re_4:2.5; Jer_43:2; pan 1:6; Neh_3:23; 1Cr_2:8.28; 2Cr_15:1); Ananías (Jer_37:13; Dan_1:6; 1Cr_3:19-21; Esd_10:28; Neh_3:3). El calificativo de el grande que se da a Ananías puede significar cabeza de familia, príncipe de alguna tribu u hombre distinguido por su celo religioso. Pero, mientras Tobit toma los nombres de Ananías y Azarías como nombres propios de personajes históricos con los cuales ha convivido, el ángel les da una significación simbólica en consonancia con la misión que le había sido confiada. No alcanza Tobit, de momento, la profundidad de las palabras del ángel. Rafael no deshace el equívoco; por el momento bastábale saber que el guía era de buena raíz; en realidad, mejor de cuanto él podía sospechar.
Acuerdo sobre el salario y preparativos del viaje (Neh_5:14-16).
14 Pero dime i ¿cuál será el salario que habré de darte? ¿Bastaría un dracma por día y el sustento para ti y para mi hijo? 15 Y cuando felizmente volváis, te añadiré algo. l6 Convinieron en ello, y dijo a Tobías: Prepárate para el camino, y que tengáis feliz viaje. Una vez que el hijo preparó lo necesario para el camino, díjole su padre: Parte con éste, y Dios, que mora en los cielos, os dé feliz viaje y un ángel os acompañe. Y se pusieron en camino, yendo con ellos el perro del mozo.
Sin regateos, convienen en un dracma por día y la manutención. El dracma representaba la paga ordinaria de un trabajador común (2Ma_4:19; 2Ma_12:43; Luc_15:8). Antes de partir bendice Tobit a los viajeros, con una fórmula que recuerda la bendición que impartió Abraham al siervo mayor de su casa al enviarle a buscar mujer para su hijo Isaac (Gen_24:7.40), deseando que el ángel del Señor les acompañe (Exo_23:20; Jue_13:20; Sal_91:11). Al ponerse en camino, fue con ellos el perro del mozo. Entre los hebreos era el perro un animal impuro y. despreciable (Ecl_9:4), tolerándose únicamente su empleo en la custodia del ganado (Job_30:1) para señalar con bus ladridos la presencia de salteadores y animales carnívoros (Isa_56:10).
Desconsuelo de la madre (Isa_5:17-22).
17 Su madre, Ana, se puso a llorar, diciendo a Tobit: ¿Por qué habrás enviado a nuestro hijo? ¿No era nuestro báculo, viviendo con nosotros? 18 No tuviéramos nunca ese dinero, si había de costamos nuestro hijo, w Hasta el presente, el Señor nos dio de qué vivir, y vivíamos contentos. 20 Pero Tobit le dijo: No digas eso, mujer. Volverá sano y tus ojos lo verán. 21 Porque un ángel bueno le acompaña, tendrá un viaje feliz. y volverá sano. 22 Y ella dejó de llorar.
La madre prorrumpe en lágrimas y en amargos reproches contra su marido tan pronto como su hijo abandonó el hogar. A las inquietudes de Ana responde Tobit con serenidad y confianza: No te preocupes, hermana (adelfé); vendrá sano, y tus ojos lo verán porque le acompaña un ángel bueno. (Sal_91:11; Gen_24:7-40). El que Tobit llame hermana a su mujer debe interpretarse en el sentido de cordialidad, como si dijera: amor mío.