Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 34 (Vg 33): Yahvé, Protector de los Justos.
E sta composición es similar al salmo 25, y, como éste, es acróstica, de forma que cada verso empieza con una letra del alefato. El contenido ideológico es heterogéneo, pues está formado a base de un mosaico de sentencias que podemos agrupar en dos secciones:
a) acción de gracias por haber salido de un peligro (2-11);
b) en forma
sentenciosa didáctica se declara la protección de Yahvé sobre los justos (12-22). Como en el salmo 25, en la distribución alfabética falta el verso correspondiente a la letra
wau, y se repite, en cambio, la
pe. Ambos salmos tienen muchas afinidades estilísticas con el libro de los Proverbios. La parte primera (2-11) es más lírica, mientras que la segunda es sapiencial (12-23). La distribución métrica es bastante regular. Las exigencias de la alfabetización son un obstáculo a los vuelos líricos, pues el poeta está sujeto a un módulo artificial, que le impide libertad imaginativa.
En el título se atribuye
esta composición al propio David, y se cita la circunstancia histórica que dio ocasión a su redacción: al huir del rey de Gat fingiéndose loco 1
. Ya sabemos que estos títulos de tipo histórico tienen los visos de ser adiciones redaccionales debidas a los escribas, que han querido buscar las circunstancias históricas de la composición de determinados
salmos en la vida de David, tomando las indicaciones de los libros de Samuel. Hoy los críticos están acordes en suponer que el salmo es de la época sapiencial, es decir, posterior al exilio. Las exigencias de estilo y de léxico exigen esta conclusión 2.
Exhortación a Reconocer la Protección Divina (1-11).
1
De David, cuando se fingió loco ante Abimelec, que le echó de sí, pudiendo así escapar. 2
Alef. Yo bendeciré a Yahvé en todo tiempo; su alabanza estará siempre en mi boca. 3
Bet. En Yahvé se gloriará mi alma; lo oirán los humildes, y se alegrarán. 4
Guímel. ¡Engrandeced conmigo a Yahvé, ensalcemos a una su nombre! 5
Ddlet. Yo he buscado a Yahvé, y El me ha respondido, librándome de todos mis terrores. 6
He. Volveos todos a El y seréis iluminados, y vuestros rostros no serán confundidos. 7
Zain. Clamó este pobre, y Yahvé escuchó y le salvó de todas sus angustias. 8
Jet. Acampa el ángel de Yahvé en derredor de los que le temen y los salva. 9
Tet. Gustad y ved cuan bueno es Yahvé. Bienaventurado el varón que a El se acoge. 10
Yod. Temed a Yahvé vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen. 11
Kaf. Empobrecen los ricos y pasan hambre 3
, pero a los que buscan a Yahvé no les falta bien alguno. Seldh. El salmista
inicia un himno de alabanza a Yahvé para que los que le escuchan se asocien a El. Los
humildes serán los primeros que se asociarán a su
alabanza, porque serán los primeros en reconocer
la mano protectora de Yahvé en sus vidas de sufrimiento4.
Humildes aquí no significa tanto los que practican la virtud de la humildad cuanto los piadosos o seguidores incondicionales de Yahvé por sus preceptos, y, como tales, muestran espíritu de obediencia y docilidad; son los yahvistas fervorosos, que por lo general eran de las clases sociales modestas5. Estos serían los que mejor entenderían los favores otorgados al salmista. Por ello les invita a
magnificar a Yahvé, reconociendo su grandeza y celebrando su soberanía sobre todo 6. Tiene una experiencia personal de su protección, que le libró de sus
terrores (v.5).
Dios es la fuente de la luz y de la vida; de El procede la vida espiritual y la física, y, por tanto, la felicidad; por ello, el salmista invita a que los
humildes, que saben valorar las íntimas alegrías
de la amistad divina, se dirijan hacia El, pues serán iluminados, en cuanto que sus rostros volverán radiantes de alegría y de optimismo ante la vida, porque saben
que tienen a Dios a su lado (v.6).
Nunca serán confundidos o avergonzados de haber confiado en Yahvé, pues en la hora difícil les tenderá la mano. El salmista
habla por propia experiencia, pues Yahvé le salvó de todas sus angustias (v.7). En realidad, el
pobre afligido, temeroso de Dios, no se halla solo y desamparado, pues en torno suyo
acampa el ángel de Yahvé para protegerle y salvarle7.
Consciente de esta seguridad que proporciona la amistad divina, porque pone a disposición de los suyos sus ejércitos angélicos, el salmista invita a
gustar de la
bondad divina, que se manifiesta a los que le temen 8. Por ello proclama
bienaventurado al que se
acoge a su protección (v.6b).
Los que se precian de ser santos o consagrados a Dios en su vida de entrega a la Ley, deben temer a Yahvé, ya que El retribuye con largueza, sin que nada les falte, a los que le temen. La denominación de
santo se aplica en el A.T. a Israel como nación 9, y
a los ciudadanos de la comunidad teocrática en los vaticinios de Daniel 10. Aquí el salmista piensa que los israelitas, por pertenecer a
una nación santa como pueblo y heredad de Dios deben ser santos, en el sentido de incontaminados con los impuros, que
viven moralmente apartados de Yahvé. En realidad, la fidelidad a los mandatos divinos es compensada por la largueza divina; al contrario, los ricos, que forman su fortuna sin preocuparse de la Ley divina, al final
pasarán hambre. El salmista piensa siempre en la manifestación retributiva de la justicia divina en esta vida, pues no tiene luces sobre la vida del justo en el más allá.
Invitación a seguir el camino de la virtud (12-23).
12
Lamed. Venid, hijos, y oídme, y os enseñaré el temor de Yahvé. 13
Mem. ¿Quién es el hombre que ama la vida y desea ver días felices? 14
Nun. Preserva del mal tu lengua, tus labios de palabras mentirosas. 15
Sámec. Aléjate del mal y haz el bien, busca y persigue la paz. 16
Ayin. Los ojos de Yahvé están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus clamores. 17
Pe. La faz de Yahvé contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria. 18
Sade. Clamaron (los justos), y Yahvé los oyó y los libró de todas sus angustias. 19
Qpf. Yahvé está próximo a los contritos de corazón y salva a los de espíritu abatido. 20
Resh. Muchas son las calamidades del justo, pero de todas ellas le libra Yahvé. 21
Shin. Toma a su cuidado todos sus huesos, y ni uno solo de ellos será roto. 22
Tau. La malicia matará al impío, y los que aborrecen al justo expiarán. 23
Yahvé redime el alma de sus siervos, y no expiarán cuantos a El se acogen. Este fragmento tiene un carácter marcadamente sapiencial y es muy similar al del libro de los Proverbios n. Los sabios, o
rabís, suelen utilizar el título de
hijo para designar al discípulo aventajado 12; para ellos,
el temor de Dios es la base de toda buena orientación en la vida y el núcleo doctrinal de la enseñanza sapiencial13. Así, el salmista-sabio invita a sus oyentes a que se plieguen a sus enseñanzas, centradas en torno al
temor de Yahvé 14, que es el quicio de la vida moral, pues incluye el sometimiento a sus misteriosos designios en la vida, plasmados en los mandatos de la Ley. El que desee ver
días felices y gozar de la
vida en sentido verdadero,
debe organizar su existencia conforme a las exigencias de la voluntad divina, ya que así se asegura la protección del Omnipotente, que puede otorgar larga y dichosa vida 15. Siempre el salmista se mueve en la perspectiva de la retribución terrena. Sobre todo
para ser grato a Dios hay que evitar el mal, y en primer lugar debe abstenerse el hombre de sembrar calumnias y engaños (v.14). Es un tema muy socorrido en la literatura gnómica sapiencial16. El que sigue el camino del bien, consigue la
paz consigo mismo, con el prójimo y con Dios. El salmista invita a llegar
a este estado de felicidad en la vida: busca y persigue la paz 17.
La felicidad proviene realmente de la práctica del bien, porque entonces se logra vivir bajo la protección omnipotente divina, pues los ojos
de Yahvé están sobre los justos 18; en cambio, su
faz está contra los que obran el mal. Aquí
faz es sinónimo de manifestación airada y justiciera 19. Así, en
Exo_14:24 se dice: Miró Yahvé desde la nube de fuego al ejército egipcio y lo conturbó. La simple mirada del Señor basta para aniquilar a los malvados,
borrando de la tierra su memoria, es decir, su nombre y el de sus descendientes, que pudieran recordarlo ante la sociedad 20. La justicia divina sorprende a los impíos, enviándoles una muerte prematura, mientras que a la generación de los justos la perpetúa a través de la historia, colmándola de bendiciones.
Yahvé no se desentiende de la situación angustiosa de los que le son fieles; por eso, cuando los justos claman por su ayuda, les atiende, librándoles de sus aflicciones. Ellos siempre se hallan en disposición de contritos
de corazón 21, arrepentidos de sus faltas y afligidos por los sufrimientos íntimos,
pues aspiran a la íntima amistad con su Dios22.
Yahvé está siempre próximo a los de espíritu abatido, ya sea por la compunción o por la angustiosa necesidad. En esos momentos,
Yahvé se manifiesta como único Salvador. En realidad, la vida del justo está amasada de
calamidades, pues es víctima de los que sin conciencia organizan su vida en la sociedad;
pero esos sufrimientos tienen un límite, pues al fin Yahvé siempre los salva. En su providencia tiene cuenta de todos los
huesos del justo, para que ninguno sea roto. Aquí parece que alude a las torturas morales, simbolizadas en la rotura de huesos; pero la frase tiene también aplicación a los casos en que el justo se halla postrado en el lecho del dolor 23. En realidad,
las calamidades que sufre el justo son pasajeras, pues al fin siempre lo salva Yahvé, mientras que el impío por estar abandonado de Dios y ser blanco de su
faz airada y justiciera sufrirá el castigo de su
malicia, que le
matará, pues, tarde o temprano, la mano punitiva de Dios le alcanzará; con ello,
los que aborrecen al justo terminarán por expiar su pésima conducta.
El y.23 está fuera de la serie alfabética; por eso puede considerarse como adición litúrgica; y, como en el caso del
Sal_25:22, empieza por
Pe. Los judíos no querían que los textos litúrgicos terminaran con amenazas, y por eso, el compilador litúrgico añade este pensamiento esperanzador:
los justos siempre serán redimidos por la mano poderosa de Yahvé cuando se hallan en situaciones difíciles y comprometidas, y no tendrán que
expiar como los impíos con castigos divinos.
1 En realidad, el rey del que huyó David es Aquis de Gat, rey filisteo (cf. Sam 21,iis); el nombre de
Abimelec, pues, es erróneo, y, sin duda, hay confusión con el rey de Guerar, Abimelec, de la historia patriarcal (cf. Gen 20,as). 2 Cf. E. Pcdechard, O.C., I p.ISS. 3 Así siguiendo a los LXX y Vg: divites, que leyeron
kabbirim (poderosos) en vez de
Rejinm (leoncillos) del TM. 4 Cf.
Sal_5:11;
Sal_9:12. 5 Véase A. Gelin,
Les pauvres de Yahvé (París 1953) 133. 6 Cf.
Deu_32:3;
Sal_30:1. 7 Cf.
Gen_32:2;
2Re_6:16s;
Exo_23:205;
Sal_35:5;
Sal_91:11;
Zac_9:8. 8 Cf.
Sal_27:13. 9 Cf.
Exo_19:6;
Deu_7:6;
Deu_14:2.21;
Deu_26:19. 10 Cf.
Dan_7:22. 11 Cf.
Pro_1:7;
Pro_5:7;
Pro_8:32;
Pro_9:10. 12 Cf.
Pro_4:1. 13 Cf.
Sal_8:13;
Sal_9:10;
Isa_1:2. 14 Cf.
Pro_1:5;
Pro_2:5. 15 Cf.
Sal_14:27;
Sal_19:23;
Sal_22:4;
Pro_3:2;
Sal_10:27. 16 Cf.
Pro_4:24;
Pro_13:3.5;
Pro_21:23;
Eco_28:13-15;
Pro_16:17;
Job_28:28. 17 Cf.
Pro_21:21;
Isa_51:1;
Rom_14:19;
Heb_12:14. 18 Cf.
Sal_23:18. 19 Cf.
Sal_9:3;
Num_6:25. 20 Cf.
Sal_33:18;
Eco_15:19;
Sal_9:5.6;
Job_18:17. 21
Cf.
Sal_147:3;
Isa_61:1;
Jer_33:9;
Isa_57:15;
Sal_51:19. 22 Cf. Sal-
Sal_51:19. 23 Cf.
Sal_31:11;
Sal_42:11;
Sal_51:8;
Isa_38:13;
Miq_3:3;
Jua_19:36.