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del vientre de un océano sin agua,
de labios mentirosos e insinceros,
de las flechas de una lengua traidora. (Eclesiástico 51, 5) © La Biblia de Nuestro Pueblo (2006)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;;;;;;;;;;;;;;;;

51. Apéndice.
Consta de tres partes: Una acción de gracias de Ben Sirac al Señor por los muchos peligros de que le ha librado, que tiene gran parecido con el salmo 18 de David y su cántico de 2 Sam 22. Una letanía, tomada del texto hebreo, y que se halla inspirada en los Sal_117:1-4 y 136. Y un poema en que el autor explica cómo buscó desde su juventud, con esfuerzo y sacrificio, la sabiduría que el Señor le concedió, concluyendo con una exhortación final a su estudio.

Oración y acción de gracias (Sal_51:1-17).
1 Te doy gracias, Señor y Rey mío; te alabaré, Dios de mi salud. 2 Y confesaré tu nombre, porque has sido mi protector y mi socorro 3 y libraste mi cuerpo de la muerte, y mi pie del poder del sepulcro. Me libraste de la maledicencia pública, i del azote de la lengua calumniosa, y contra mis adversarios fuiste mi socorro. 4 Me libraste, según tu misericordia, del rechinamiento de los preparados a devorarme, 5 del poder de los que atentaban contra mi vida, de las muchas tribulaciones que me acosaban, 6 de la asfixia de las llamas que me envolvían, y en medio del fuego no me quemé. 7 Del profundo seno del sepulcro, de la lengua malvada, de los discursos embusteros, de las saetas de la lengua mentirosa. 8 Estaba mi alma al borde de la muerte, 9 y mi vida próxima al profundo sepulcro. 10 Me volví a todas partes, y no hallaba ayuda; miré buscando socorro humano, mas en vano. 11 Pero me acordé, Señor, de tu misericordia, de tu antigua conducta, 12 de que salvas a los que en ti esperan y los libras de todo mal. 13 Y alcé entonces mi voz y te rogué a las mismas puertas del sepulcro. 14 Y clamé al Señor Altísimo: Señor, tú eres mi padre, el campeón de mi salud; no me abandones en el día de la tribulación, en el día de la ruina y de la devastación. 15 Alabaré continuamente tu nombre y en mi acción de gracias te cantaré. Escuchó el Señor mi oración, 16 me salvó de la ruina y me sacó de todo mal. 17 Por esto te daré gracias y te alabaré, y bendeciré el nombre de Señor:

Comienza invocando a Yahvé, Señor y Rey 1, y alaba su poder y salvador, porque lo ha librado de muy graves peligros. Ciertas alusiones del libro permiten conjeturar que éstos tuvieron lugar durante sus viajes y estancia en el extranjero, tal vez en alguna corte 2. El texto griego, que habla de calumnias falsas junto al rey 3, hace pensar que el odio de sus enemigos, descrito metafóricamente como un rechinamiento de dientes (v.4), tramó calumnias e intrigas ante el rey, que pusieron en muy serio peligro su vida y le hicieron pasar por tremendas tribulaciones, que simboliza con el fuego y asfixia de las llamas (v.6). La liturgia aplica este verso a los mártires que sufrieron la prueba del fuego, como San Lorenzo.
Abandonado a su suerte, sin alguien que le prestase apoyo humano, levanta su corazón a Yahvé e implora renueve en él la conducta misericordiosa que ha observado con quienes en él confían 4. En su oración le invoca como Padre, constatación de unas relaciones individuales más íntimas de los israelitas para con Dios, invocado antes más bien como padre del pueblo 5, como su invencible protector, de cuyas manos nadie puede arrancar su vida si lo quiere salvar. Y constata que, librado de los peligros, alabará su poder y misericordia y bendecirá su nombre6. Yahvé libró a Ben Sirac de las asechanzas que le tendían sus enemigos, y él, en cumplimiento de su palabra, bendice a Yahvé y entona un himno de acción de gracias.
Discuten los autores si esta oración de acción de gracias ha de ser tomada en sentido individual, como expresión de los sentimientos de Ben Sirac, o en sentido colectivo, como si el sabio hablase en nombre del pueblo, como interpreta Rábano Mauro, Knabenbauer y otros. Nos parece más probable que Ben Sirac habla de sí mismo, refiriéndose a una época dramática de su vida, si bien los sentimientos expresados cuadran muy bien al pueblo de Israel, como también al nuevo pueblo de Dios, la Iglesia cristiana, sometidos uno y otra tantas veces a tribulaciones y liberados otras tantas por la mano misericordiosa de Dios. La liturgia cristiana aplica esta perícopa a las vírgenes mártires.

Himno de Acción de Gracias.
Alabad al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Alabad al Dios de las alabanzas, porque es eterna su misericordia. Alabad al Señor, escudo de Israel, porque es eterna su misericordia. Alabad al Criador del universo, porque es eterna su misericordia. Alabad al libertador de Israel, porque es eterna su misericordia. Alabad al que reúne los dispersos de Israel, porque es eterna su misericordia. Alabad al edificador de su ciudad y su santuario, porque es eterna su misericordia. Alabad al que hizo brotar el cuerno de la casa de David, porque es eterna su misericordia. Alabad al que eligió a los hijos de Sadoc para el sacerdocio, porque es eterna su misericordia. Alabad al escudo de Abraham, porque es eterna su misericordia. Alabad a la Roca de Isaac, porque es eterna su misericordia. Alabad al Fuerte de Jacob, porque es eterna su misericordia. Alabad al que eligió a Sión, porque es eterna su misericordia. Alabad al Rey de los reyes grandes, porque es eterna su misericordia y exaltó el cuerno de su pueblo para gloria de todos sus fieles, los hijos de Israel, el pueblo que a El se llega. ¡Aleluya!

Entre los v.1y y 18 se intercala este himno, que se encuentra solamente en el texto hebreo; falta en todas las versiones antiguas. Por ello discuten los autores sobre su autenticidad. La afirman Knabenbauer, Touzard7. La mayoría, con Spicq, Kearks, la Bib. de ]ér. la niegan, basándose en su inexplicable falta en las versiones griega y siríaca. Presenta todos los rasgos de una plegaria litúrgica de carácter judío, compuesta para la liturgia a base de referencias bíblicas 8.
El autor reúne en este himno, inspirado en el salmo 136 9, una serie de títulos inspirados todos ellos en los libros sagrados que resume la historia de la misericordiosa protección de Yahvé para con su pueblo, por lo que comienza proclamando a Yahvé digno de Alabanza por antonomasia, y repite en cada verso la alabanza a la misericordia divina.
Creador del universo, ha escogido entre todos los pueblos de la tierra, obra también de sus manos, a Israel, y ha sido desde los patriarcas hasta los días de Ben Sirac quien ha guardado y defendido su pueblo. El fue ya escudo de Abraham, como se lo prometió después de la liberación de Lot10, dispensando una especial protección sobre el santo patriarca; roca de Isaac, que aceptó con resignación el sacrificio que le hizo, figura de Cristo, y a quien prometió providencia semejante n; fuerte de Jacob, a quien prometió su ayuda adondequiera que fuera 12 y venció en su lucha con el ángel13.
Yahvé sacó a Israel, que se había formado pueblo numeroso en Egipto, de la esclavitud de los faraones, lo llevó a la tierra prometida 14 y lo hizo un pueblo poderoso bajo el reinado de David, que extendió los límites de Israel a términos nunca sobrepasados 15. Escogió para centro y capital de su reino teocrático a Sión 16, edificó su ciudad y su santuario por medio de los grandes reyes David y Salomón. Liberó de nuevo de la cautividad a los hijos de Judá deportados en Babilonia y reunió en la tierra prometida a los dispersos, reedificando la ciudad y el santuario 17. Yahvé, rey de reyes, expresión frecuente en el Talmud, ha exaltado a su pueblo escogido, concediéndole una gloria singular no otorgada a otros pueblos, por lo que merece, por su parte, todo honor y alabanza.

Celo del autor por la sabiduría (Sal_51:18-38).
18 Siendo yo joven y antes que me extraviase me di a buscar sinceramente la sabiduría. 19 En mi oración la pedí y hasta el fin la busqué. 20 Floreció, maduró como racimo, y se regocijó en ella mi corazón, y caminó mi pie por senda llana, y desde mi juventud me abracé a la sabiduría. 21 Apliqué a ella mi oído y la recibí. 22 Y hallé para mí mucha ciencia e hice en ella grandes progresos. 23 Me mostré reconocido al que me enseñó la sabiduría 24 y me propuse obrar según ella; me esforcé por seguir el bien, y no me avergonzaré de ello, 25 Mi alma se aficionó a ella y nunca le volveré el rostro. 26 Extendí mis manos a lo alto y la hallé en toda su pureza. 27 Jamás por la eternidad me apartaré de ella. 28 Desde el principio adquirí por ella le inteligencia, y por eso no la abandonaré jamás. 29 Mis entrañas se encendían contemplándola, y por eso la adquirí y la tuve por bella adquisición. 30 El Señor me dio en recompensa el don de la palabra, y con ella le alabaré. 31 Acercaos a mí los que carecéis de instrucción y frecuentad mi escuela. 32 ¿Hasta cuándo habréis de carecer de este bien, y vuestras almas han de tener sed? 33 Yo abro mi boca y hablo para comunicaros de balde la sabiduría* 34 Inclinad a su yugo vuestro cuello, y vuestra alma reciba la instrucción. Cerca está de quien la desea, y el que se entrega a ella la hallará. 35 Ved con vuestros ojos cuan poco me he fatigado yo, y hallé en ella gran descanso. 36 Oíd mis instrucciones cuanto más podáis, y la adquiriréis sin oro ni plata. 37 Alégrese de mi enseñanza vuestra alma, y no tendréis que avergonzaros al oír mi canto. 38 Haced vuestra obra a tiempo, y en su día el Señor os dará la recompensa.

Concluye el último capítulo con un poema alfabético, como el libro de los Proverbios, en que el autor refiere sus esfuerzos por alcanzar la sabiduría, presenta los frutos por ella obtenidos e invita a todos a escuchar sus enseñanzas, con las que obtendrán idénticos beneficios. El texto hebreo deja mucho que desear, y los manuscritos dan un texto defectuoso; difiere mucho del griego y tiene muchas semejanzas con el siríaco. El contenido, que se encuentra ya en otras partes del libro 18; los hapax, locuciones y construcciones numerosas (25 en 21 versos) que no se encuentran en el libro, tal vez el deseo también de contrarrestar el pesimismo de los primeros capítulos de Cohelet19, ha hecho incluso pensar a algunos que un epiloguista, no contento con la breve conclusión Deu_50:29-31, añadió ésta, más amplia.
Siendo aún joven, antes de que su mente se perdiese en vanas filosofías y su corazón se extraviase por las sendas del pecado - ¡preciosa advertencia sobre la edad a que debe comenzar la educación! -, el autor se dio a la adquisición de la sabiduría. Su primer paso fue la oración a Dios. La sabiduría es un don suyo, y la otorga a quienes se la piden con humildad y un corazón sincero. Fue la actitud sabiamente observada por Salomón 20. A su oración unió el esfuerzo personal, aplicando su oído a las enseñanzas de la sabiduría, no escatimando trabajo por su adquisición y procurando la práctica de aquéllas a medida que las iba aprendiendo, pues la virtud - y ésa es la auténtica sabiduría - no se aprende con especulaciones teóricas, sino con el ejercicio de la misma 21. Dios oyó su oración y premió sus esfuerzos otorgándole la sabiduría. El autor, al comprender su encanto y percibir sus beneficios, ha quedado de tal modo prendado de tan bella adquisición, que nadie lo podrá ya separar de su compañía. Todo ello ha provocado en él un triple sentimiento: un agradecimiento profundo a Dios, que le otorgó la sabiduría, la decisión firme de llevar siempre a la práctica las enseñanzas aprendidas, una profunda alegría y emoción profunda porque ha encontrado la verdadera felicidad.
Ben Sirac recibió, además, como recompensa, la facultad de expresar con acierto y elocuencia la sabiduría aprendida (í.30) 22, por lo que se ha decidido a alabar con ella a Dios, haciendo a los demás partícipes de la sabiduría que le ha sido comunicada a él. Y así hace una invitación a aprender y poner en práctica sus enseñanzas, bien sea con la lectura y estudio de su libro, bien en su propia casa, conforme a la práctica que se desarrolló después del destierro, de enseñar los doctores a sus alumnos en su propio hogar, que se convertía por lo mismo en casa de instrucción, bet hammidrash. No les será preciso poseer riquezas, pues que la sabiduría no se compra con dinero23, y era costumbre de los escribas no exigirlo por sus lecciones sobre el texto sagrado. Ni es necesario un gran esfuerzo para alcanzarla; supone, sí, lucha y vencimiento al principio24; pero, cuando se han percibido los frutos, todo se considera pequeño y por bien empleado. Lo confirma el autor con su propio ejemplo. Lo que hace falta es sentir un deseo ardiente por tan inmenso bien, buena voluntad 25 y someterse con gusto a la disciplina u observancia de los mandamientos 26. Quien siente aquélla y pone en práctica éstos verá saciada su sed, porque la sabiduría está cerca y como ofreciéndose a todos los hombres, pues tiene sus delicias en estar con ellos 27. La Sabiduría encarnada invitaría a acercarse a ella a cuantos tuvieran sed, prometiéndoles una fuente de aguas vivas que saltaría hasta la vida eterna 28.
Con una última y más apremiante exhortación y una doble piomesa concluye el libro. La exhortación a aprender las enseñanzas de la sabiduría en el libro o en la escuela de instrucción y a practicarlas a su debido tiempo, comenzando en la juventud y continuando durante toda la vida. La promesa de los frutos que describen continuamente los sapienciales 29, simbolizados aquí en los más preciosos metales, que, materialmente considerados, son casi siempre también fruto de la habilidad, prudencia y tenacidad, compañeras de la sabiduría. Y la recompensa por parte de Dios, que puede referirse a la recompensa individual o a la del juicio final 30. El autor la afirma con la indeterminación de los libros sapienciales. Tiene conciencia cierta de ella, pero ignora el modo como se realizará, dado que los premios y castigos de esta vida no responden siempre a la virtud y al pecado. Así, Ben Sirac concluye, como el autor de Proverbios y Cohelet, con la añoranza de nuevas revelaciones que se encuentran ya en el libro de la Sabiduría que le sigue cronológicamente.
Una adición del T.H., no auténtica, y en la que el nombre de Simeón es una interpolación, recoge los sentimientos de alabanza a Yahvé de la última parte del Eclesiástico:

Bendito sea el Señor siempre y alabado sea su nombre por todas las generaciones. Hasta aquí las palabras de Simeón, hijo de Jesús, llamado Ben Sirac. La sabiduría de Simeón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirac. Bendito sea el nombre del Señor ahora y siempre por la eternidad.

1 2Ma_1:24; Sal_145:1. - 2 34:12-13; 39:4-5· - 3 El texto griego dice: 5 de las entrañas de las profundidades del hades y de la lengua impura y de la palabra mentirosa: 6 calumnia de una lengua injusta junto al rey. - 4 Isa_59:16; Isa_63:5; Sal_121:7. - 5 Sal_23:1-4; Sal_89:27. - 6 Pro_18:10. - 7 Touzard, RB (1900) 52. - 8 Cf. la plegaria judía de las Dieciocho bendiciones', th. Vargha, De Psalmo hebraico Ecclesiastici LI: Antón (1935) sss. - 9 Cf. además Sal_115:9-11; Dan_3:52-90. - 10 Gen_15:1. - 11 Gen_26:3. - 12 Gen_28:15. - 13 Gen_32:24-32. - 14Isa_43:1; Isa_44:6; 49:7- - 15 47:6; Eze_29:21; Sal_132:17. - 16 Sal 132:13. - 17 Is 44:28; Sal_147:2. - 18 Cf. 6:18-37; 14:22; 15:10. - 19 Compara Ecl_1:13-18 con Eco_51:18-30; Eco_2:8 con 51:31.36; 2:11.13 con 51:22-23. - 20 1Re_3:6-9; Sab_7:7; Sab_8:19; Sab_9:18. - 21 El texto hebreo añade al v.25: Mí mam abrió su puerta, entré y miré fijamente sobre ella. - 22 Cf. 24:31-37; 37:19-26; 39:1-12. - 23 Prov 4:7; 17:16; cf. Isa_55:1-4. - 24 4:19; 6:23-26. - 25 7:13- - 26 6:24-29; Mat_11:29-30. - 27 Prov 8:1-11.31; Sab_6:13-17. - 28 Jn4,i3- - 29 Pro_3:13-15; Pro_8:10-21; Sab_7:7-12. - 30 Ecl_12:24.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter LI.

A Prayer of Iesus the sonne of Sirach.

1 I will thanke thee, O Lord and king, and praise thee O God my Sauiour, I doe giue praise vnto thy name:
2 For thou art my defeuder, and helper, and hast preserued my body from destruction, and from the snare of the slanderous tongue, and from the lippes that forge lies, and hast beene my helper against mine aduersaries.
3 And hast deliuered me according to the multitude of thy mercies, and greatnesse of thy name, from the [ Greek: the gnashing of the teeth.] teeth of them that were ready to deuoure me, and out of the hands of such as sought after my life, and from the manifold afflictions which I had:
4 From the choking of fire on euery side, and from the mids of the fire, which I kindled not:
5 From the depth of the belly of hel, from an vncleane tongue, and from lying words.
6 By an accusation to the king from an vnrighteous tongue, my soule drew neere euen vnto death, my life was neere to the hell beneath:
7 They compassed me on euery side, and there was no man to helpe me: I looked for the succour of men, but there was none:
8 Then thought I vpon thy mercy, O Lord, and vpon thy acts of old, how thou deliuerest such as waite for
thee, and sauest them out of the hands of the enemies:
9 Then lifted I vp my supplication from the earth, and prayed for deliuerance from death.
10 I called vpon the Lord the father of my Lord, that he would not leaue me in the dayes of my trouble, & in the time of the proud when there was no helpe.
11 I will praise thy Name continually, and will sing praise with thankesgiuing, and so my prayer was heard:
12 For thou sauedst me from destruction, and deliuerest mee from the euill time: therefore will I giue thankes and praise thee, and blesse thy Name, O Lord.
13 When I was yet yong, or euer I [ Or, went astray.] went abroad, I desired wisedome openly in my prayer.
14 I prayed for her before the Temple, & will seeke her out euen to the end:
15 Euen from the flowre till the grape was ripe, hath my heart delighted in her, my foot went the right way, from my youth vp sought I after her.
16 I bowed downe mine eare a litle and receiued her, & gate much learning.
17 I profited therein, [therefore.] will I ascribe the glory vnto him that giueth me wisedome:
18 For I purposed to doe after her, and earnestly I followed that which is good, so shall I not be confounded:
19 My soule hath wrestled with her, and in my doings I was exact, I stretched foorth my hands to the heauen aboue, & bewailed my ignorances of her.
20 [ Or, I got vnderstanding.] I directed my soule vnto her, and I found her in purenesse, I haue had my heart ioyned with her from the beginning, therefore shall I not bee forsaken.
21 My [ Or, bowels.] heart was troubled in seeking her: therefore haue I gotten a good possession.
22 The Lord hath giuen mee a tongue for my reward, and I wil praise him therewith.
23 Draw neere vnto me you vnlearned, and dwell in the house of learning.
24 Wherefore are you slow, and what say you of these things, seeing your soules are very thirstie?
25 [ Isa_55:1.] I opened my mouth, and said, buy her for your selues without money.
26 Put your necke vnder the yoke, and let your soule receiue instruction, she is hard at hand to finde.
27 [ Sirach 6.18.] Behold with your eies, how that I haue had but little labour, and haue gotten vnto me much rest.
28 Get learning with a great summe of money, and get much gold by her.
29 Let your soule reioyce in his mercy, and be not ashamed of his praise.
30 Worke your worke betimes, & in his time he will giue you your reward.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



10. "Padre de mi Señor": esta expresión se inspira probablemente en la versión griega de Sal_110:1 y parece referirse al Mesías. El texto hebreo de este Libro dice: "Yo proclamaré: Señor, tú eres mi Padre, porque eres el héroe de mi salvación".

12 e. "Redentor de Israel": ver nota Isa_41:14.

12 i. "Hijos de Sadoc": Ver Eze_40:46; Eze_44:15-31; Eze_48:11-12.

12 j. "Escudo de Abraham": ver Gen_15:1.

12 k. "Roca": titulo de Dios frecuente en el Antiguo Testamento. Ver notas Deu_32:4; Sal_18:3. El nombre divino vinculado a la persona de Isaac es "El Terror de Isaac": ver nota Gen_31:42.

12 l. "Fuerte de Jacob": ver Sal_132:2.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Primera acción de gracias. Ésta es una oración de acción de gracias al Señor por haber librado al que ora de los más grandes peligros. El modelo de oración es muy reconocido en el Antiguo Testamento. El creyente se dirige al Señor para alabarlo y bendecirlo porque lo ha librado de la persecución, de la calumnia y de la angustia, situaciones tan extremas que se asemejan al desenlace de la misma muerte.

Torres Amat (1825)



[1] Este último capítulo es un Apéndice compuesto por varios poemas, cuya autenticidad se ha discutido. El poema que empieza en el verso 18 es alfabético y fue hallado entre los Salmos en la gruta 11 de Qumran.

[31] La divina sabiduría invita a los ignorantes de la ciencia de la salvación, que es la verdadera ciencia, para que vengan a aprenderla.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_16:33+

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_16:33+

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*51:1-12 La oración es una acción de gracias llena de reminiscencias de los salmos, pero sin centrarse en uno en concreto.