Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
4. Acciones simbólicas sobre el Asedio de Jerusalén.
Los exilados creían que Jerusalén nunca sería tomada por las tropas de Nabucodonosor, pues Yahvé habría de defenderla necesariamente por ser el lugar de su morada. Por otra parte, el prestigio de Yahvé parece exigirlo. Con estas ilusiones seguían en su perversa conducta, sin reconocer que sus pecados eran la causa de la ruina de la nación. La misión de Ezequiel es convencer a sus compatriotas desterrados que Yahvé entregará Jerusalén a sus enemigos y que no queda sino arrepentirse y volver a
Yahvé para tener una esperanza de rehabilitación nacional. El profeta, pues, por
orden divina, quiere hacer ver a los exilados con acciones simbólicas la futura destrucción de Jerusalén.
El plano de Jerusalén asediada (1-3).
1 Tú, hijo de hombre, toma una tableta de arcilla y póntela delante Traza en la tableta el plano de una ciudad, Jerusalén. 2 Pon contra ella cerco, alza contra ella torres, haz vallado, asienta campamento delante de ella y pon contra ella arietes en derredor. 3 Toma luego una plancha de hierro y ponía como muro de hierro entre ti y la ciudad, y dirige a ella tus miradas. El cerco será estrecho, y lo estrecharás cada vez más. Es señal para la casa de Israel. La vida de Ezequiel es una continuada parábola en acción. Por orden divina tiene que llamar la atención de sus compatriotas con acciones simbólicas extrañas para traerlos al buen camino. Ya el aire pensativo y taciturno mostrado por el profeta después de su visión inaugural y, sobre todo, la misteriosa reclusión y mutismo en su casa debían dar que pensar a los exilados, que veían en Ezequiel un compatriota extraño con pretensiones de profeta. Su mismo carácter sacerdotal le daba cierto ascendiente sobre ellos. Por otra parte, los exilados vivían obsesionados por la idea de un pronto retorno a la patria, y así nada tiene de particular que espiaran los últimos detalles de un hombre extraño que tenía visos de pro feta, esperando oír de sus labios promesas de pronta repatriación. Teniendo en cuenta este ambiente de expectación, el profeta, por orden divina, realiza ciertas acciones simbólicas que debían ser anuncios concretos del futuro. Una de ellas es esta de trazar sobre una
tableta de arcilla o ladrillo el
plano de la ciudad de Jerusalén. Contra ella debía asentar
torres, vallados y cerco (v.2), dando la impresión de que la ciudad iba a ser asediada militarmente. Además se le ordena interponer una
plancha de hierro entre la ciudad y el profeta (v.3), para indicar el cerco del ejército de Nabucodonosor, instrumento de la justicia divina. Sobre la ciudad sitiada debe dirigir las
miradas amenazadoras como las de un jefe de un ejército que asedia y no tiene otra ilusión que entrar en la ciudad. La acción simbólica de Ezequiel puede concebirse perfectamente suponiéndolo mudo e inmóvil en su casa, desplegando su brazo ante los exilados estupefactos, frente a un ladrillo en el que estaba dibujado el plano de la ciudad de Jerusalén. En su mutismo era el único modo de pronosticar el asedio de la Ciudad Santa por Nabucodonosor.
Inmovilidad del profeta (4-8).
4 échate después sobre tu lado izquierdo y pon sobre él las maldades de la casa de Israel. Tantos días como sobre él yazcas, expiarás en ti la iniquidad suya. 5 Los años de su expiación te los computo a ti por días: ciento noventa días 6 expiarás las iniquidades de la casa de Israel. 6 Acabados éstos, te echarás del lado derecho para expiar a su vez las iniquidades de la casa de Judá por cuarenta días, computándote cada día por un año. 7 Dirigirás tus miradas contra el muro de Jerusalén, tendiendo el brazo y profetizando contra ella. 8 Yo te ataré con cuerdas para que no puedas volverte de un lado al otro mientras no se cumplan los días de tu atadura. Una nueva acción simbólica. La inmovilidad obligada tendrá un sentido nuevo para los exilados. El profeta, por orden divina, debe permanecer
ciento noventa días echado sobre su
lado izquierdo para expiar otros tantos años por las
iniquidades de la casa de Israel, es decir, el reino del norte, con Samaría por capital. El mismo nombre
izquierdo, que para los israelitas es el
norte 7, parece aludir al reino del
norte. Después debe estar echado
cuarenta días sobre su
lado derecho para expiar
las iniquidades de la casa de Judá (v.6). Según lo antes apuntado, el lado
derecho debe de aludir al reino del sur, pues para los israelitas el sur era la
derecha. Haciendo el cómputo de días en años, según se indica en el texto, tenemos que la cautividad de la casa
de Israel será de
ciento noventa años, y la de la casa
de Judá de
cuarenta años. La cautividad para los judíos terminó en el 538 con el decreto de Ciro. Tomando esta fecha como término
ad quem, podemos llegar a la fecha del 721 (toma de Samaría por Sargón II y fecha de la deportación definitiva de los habitantes del reino del norte) y tenemos grosso modo los
ciento noventa años del texto para la casa
de Israel; y para la casa
de Judá, partiendo de la misma fecha 538 y sumándole
cuarenta años, llegamos al 578, que se aproxima a la fecha crucial del 586, en que tuvo lugar la definitiva deportación de Judá. Siempre hay un margen de inexactitud en las cifras, que no han de tomarse al pie de la letra, sino como números redondos. No faltan autores que niegan la realidad del hecho, suponiendo que todo ello es una alegoría. Partiendo del supuesto de que Ezequiel estuvo inmóvil por una enfermedad enviada por Dios, no tiene nada de inverosímil la realidad histórica de esta acción simbólica:
yo te ataré con cuerdas. (v.8). Aquí las
cuerdas parecen designar la voluntad de Yahvé de inmovilizarle hasta que
se cumplan los días fijados por el mismo Dios.
El pan tasado e inmundo (9-17).
9 Toma también trigo, cebada, habas, lentejas, mijo, avena, y ponió en una misma vasija, y haz de ellos tu alimento durante los días que estés echado de este o del otro lado. 10 Lo que para comer tomes será de veinte siclos de peso por día, que es lo que comerás de un día al otro. H También el agua la beberás medida, un sexto de hin, que te servirá de bebida de un día a otro. 12 Comerás pan de cebada, que cocerás en rescoldo de excrementos humanos y a la vista de esas gentes. 13 Y me dijo Yahvé: Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo en medio de las gentes a las cuales les arrojaré. 14 ¡Ah Señor! exclamé yo: mi alma no se ha contaminado nunca; desde mi adolescencia hasta hoy no comí mortecino ni despedazado, y jamás entró en mi boca carne inmunda. 15 El me respondió: Mira, te concedo que, en vez de estiércol humano, tomes estiércol de bueyes para cocer con él tu pan. 16 Y añadió: Hijo de hombre, yo voy a quebrantar en Jerusalén el sustento del pan; comerán el pan por peso y con angustia y beberán el agua tasada y con turbación, 17 para que, faltándoles el pan y el agua, desfallezcan los unos con los otros y se consuman en su iniquidad. De nuevo una acción simbólica debe completar el significado de la anterior sobre el asedio de Jerusalén. Ahora se van a anunciar las penalidades del asedio, sobre todo el hambre y la sed de los habitantes cercados. El profeta debe mezclar en una vasija diversos cereales y legumbres. La Ley prohibía esta mezcla de trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y espelta, como estaba prohibido sembrar dos clases de grano en el mismo campo 8. Sin embargo, las circunstancias del asedio serán tan penosas, que los asediados se verán obligados a contravenir la Ley mosaica. Además, Ezequiel debe comer lo equivalente al peso de
veinte siclos al día, es decir, unos 300 gramos, lo que es la mitad de la comida normal de una persona 9.
También tendrá tasada el agua, pues sólo podrá beber
un sexto de hin, es decir, un litro cada día 10.
Para encarecer más la escasez y anormalidad de la situación, el profeta debe cocer el
pan de cebada en rescoldo de excrementos humanos (v.12). El combustible ordinario aún hoy en las aldeas de Palestina que no tienen carbón ni leña es el excremento de los animales. Los habitantes, pues, de la Jerusalén asediada no tendrán siquiera esto, y se verán obligados a emplear lo más repugnante. Pero esto, aparte de la repugnancia natural, para el profeta resultaba inmundo ritualmente H. El profeta, de la clase sacerdotal, siempre había tenido un cuidado extremo en guardar las leyes de la pureza legal. Estaba prohibido comer carne de animales muertos o descuartizados por otros animales, porque no había sido derramada la sangre suficientemente 12. El profeta declara que nunca ha tomado
mortecino o despedazado (v.14) ni
carne inmunda, es decir, carne empleada en los sacrificios, pero que se conservaba varios días 13. Todo esto era abominación para su mentalidad ritualista y sacerdotal; por eso, el emplear combustible inmundo, prohibido por la Ley, le resultaba inaceptable. Dios le condona esto y le permite utilizar el combustible normal del excremento de animales (v.15). Todo esto se ordena a anunciar proféticamente las estrecheces que los habitantes de Jerusalén sufrirán en el próximo asedio:
yo voy a quebrantar el sustento del pan (v.16), símbolo del alimento humano en general. Consecuencia de ello será que languidecerán de hambre
los unos con los otros (v.17).
1 Cf.
Esd_2:59 : colina de la sal. Algunos autores creen que
Tel-Abib es una deformación del babilónico
tel-abubi (colina de la inundación). 2 Cf.
Isa_52:8;
Isa_56:10;
Jer_6:17;
Eze_33:2.6-7. 3 Cf.
Eze_8:4;
Eze_8:37, is. 4 Los comentaristas antiguos tomaban al pie de la letra las palabras del Dios, y así suponían que el profeta se hizo atar (Knab.). Muchos autores modernos ven aquí una alusión a la supuesta epilepsia de Ezequiel (Klosterm.). Cf. buzy,
Les symboles de VA.T., p.212-218. 5 Así San Jerónimo, Trochen, Knabenbauer y Fillion. 6 Así según los LXX. Según el TM, son trescientos noventa días. 7 Entre los orientales, el sistema de buscar los puntos cardinales es mirar hacia el
oriente, donde nace el sol. De ahí que su
izquierda es nuestro
norte, y su
derecha nuestro sur. 8 Cf.
Lev_19:19;
Deu_22:9-11. 9 El
sido pesaba unos 13 gramos más o menos. 10 El
hin era la sexta parte del
baíh, que equivalía a unos 39 litros; por tanto, unhin
, 6:55 litros. 11 Cf.
Deu_23:135. 12 Cf.
Exo_22:30;
Lev_17:15;
Deu_14:21. 13 Cf.
Lev_7:18;
Lev_19:7;
Jos_65:4.