Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
23. Respuesta de Job.
D e nuevo expresa Job el deseo de exponer su causa ante el trono del mismo Dios, ya que no tiene esperanza de que los hombres reconozcan su inocencia. Las palabras de Elifaz le son particularmente acerbas, ya que suponen que ha cometido injusticias y que ha vivido fuera de la ley divina. Como no puede llegar a Dios,
que le es inaccesible, le pide que se acerque El mismo y le analice en lo más íntimo para buscar
su culpabilidad. Tiene conciencia de ser inocente y de
no haberse apartado de la ley de Dios; pero los secretos de su voluntad, que todo lo decide, nadie puede escrutarlos. No cabe más que resignarse a la suerte triste a que ha sido condenado.
Deseos de exponer la causa ante Dios (1-9).
1
Pero Job respondió, diciendo: 2
Cierto que son hoy acerbas mis quejas; su mano es más pesada que mis gemidos. 3
¡Quién me diera saber dónde hallarlo y llegar hasta su morada! 4
Expondría ante El mi causa, tendría la boca llena de recriminaciones. 5
Conocería las palabras que me respondiera y comprendería lo que me dijese. 6
¿Contendería conmigo alegando su gran poder? Seguro que no. Me atendería. 7
Entonces el justo podría disputar con El2
, y me libraría para siempre de mi Juez. 8
Si voy al oriente, no está allí; si a occidente, no lo distingo, 9
Si le busco al norte, no lo hallo 3
; si vuelvo al mediodía, no lo veo. Dios ha hecho pesar su mano sobre él, enviándole pruebas muy acerbas, de las que nos dan idea sus múltiples gemidos (v.2). En su deseo de justificarse y hacer brillar su inocencia, desea acercarse a la altísima morada de Dios para exponer su causa. Según la mentalidad israelita,
Dios era un ser trascendente que habitaba en la cúspide de los cielos4 y desde allí tendía su mirada panorámica sobre toda la creación. Job se siente muy alejado de su Hacedor; pero, con todo, como ha proclamado en 16:19, en el cielo está su fiador y testigo, y por ello siente ansias de confiarle su causa e incluso abordarle como
juez;. Una vez ante su presencia, Job no titubearía en ordenar sus argumentos para probar su inocencia, y tranquilo esperaría la respuesta de Dios (v.5).
Por otra parte, tiene la convicción de que, ante su tribunal,
Dios no haría ostentación de su desbordante poder, sino que benévolamente le atendería, oyendo sus justas razones. En esa atmósfera de comprensión, el justo podría exponer su causa e incluso disputar con él, lo que significaría para Job verse libre de los furores de su juez (v.7). Pero ¿dónde encontrar a Dios? Por todos los lados donde mire escrutando los cuatro puntos cardinales , no lo divisa, pues es invisible y trascendente, y en esto radica la gran tragedia del desventurado varón de Hus: el único que puede auxiliarle y reconocer sus derechos parece que se esconde de él.
Los designios de Dios son inescrutables (10-17).
10
Pues que El conoce mi camino 5
, que me pruebe al crisol: saldré como el oro 6
. 11
á su paso se adaptó siempre mi pie, guardando su camino sin apartarme. 12
No me desvié del mandato de sus labios, oculté en mi seno las palabras de su boca7
. 13
Pero, cuando El decide una cosa, ¿quién podrá disuadirle? Lo que quiere, eso hace. 14
Porque El cumplirá su decreto, ¡como tantos otros de El!8
15
Por eso me estremezco ante El; si reflexiono, tengo pavor de El. 16
Dios ha debilitado mi corazón, i y el Omnipotente me aterra. 17
Pues no he perecido ante las tinieblas, ni la oscuridad ha cubierto mi rostro 9
. Ya que Job no puede acercarse a El, pues no sabe dónde está, queda la solución de que Dios se acerque a examinarle, probándole como el oro en el crisol (v.10). No necesita entablar proceso sobre su vida, pues la conoce a la perfección. Seguro de su inocencia, desea que el Omnipotente le escudriñe a fondo. Está seguro de haber seguido siempre su paso, que es su ley: Job no ha hecho sino poner el pie en las huellas de los preceptos divinos que indican su presencia en la sociedad. Tan aferrado está a sus palabras, que cuidadosamente las ha ocultado en su seno (v.12).
A pesar de eso, la tragedia se ha abatido sobre la vida de Job. ¿Por qué esto? ¡Misterios de las decisiones divinas! Es inútil oponerse a lo que su voluntad hace, pues siempre termina por imponer su decreto (v.14); y en el caso de Job, es la prueba a que le ha sometido por medio de las calamidades. Ante este misterio de la Providencia divina, que envía calamidades sin aparente justificación, siente estremecimiento y pavor (v.15). Por eso su corazón se debilita, porque la mano punitiva del Omnipotente le aterra (v.16). Con todo, se mantiene aún en medio de las tinieblas que le rodean, y su rostro se mantiene aún fuera de la oscuridad de la muerte. A pesar de las grandes calamidades que sufre, y que son enviadas por Oíos, aún se mantiene aferrado a la vida, esperando la rehabilitación y el reconocimiento de su inocencia: esperando contra toda esperanza.
1 Lit. el TM y los LXX dicen mi mano. Nuestra versión supone una ligera corrección que se encuentra en algunas antiguas versiones y es seguida por la Bib. de Jér. como más adaptable al contexto. 2 Bib. de Jér.: reconocería en su adversario un hombre recto; Dhorme mantiene esta traducción. Nuestra versión es idéntica a la de Driver-Gray y a la de Szczygiel. 3 Busco: así según la versión sir., aceptada por Dhorrne, Driver-Gray, Bib. de Jér. 4 Cf.
Exo_19:11.20; Re 22>iQ. 5 La versión siríaca: todos mis pasos, lo que se adapta bien al contexto. Seguida por la Bit, de Jér. y Dhorme. 6 Así la Bib. de Jér., Driver-Gray, Dhorme. 7 Oculté: corrección propuesta por Dhorme, Driver-Gray y Bib. de Jér. 8 Así la Bib. de Jér. Lit.: y como éstos muchos conmigo. 9 Btb. de Jér.: Las tinieblas me ocultan a El, la oscuridad me vela su presencia. Nuestra versión es propuesta por Driver-Gray, Dhorme.