Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Espías a Jericó (2:1).
1
Josué, hijo de Nun, mandó en secreto dos espías desde Setim, diciéndoles: Id a explorar la tierra y Jericó. Puestos en camino, llegaron los dos hombres a Jericó y entraron en la casa de una cortesana de nombre Rahab y pararon allí.
Los exploradores parten de Setim (
Shittim acacias), lugar que se identifica comúnmente con Abelsatim (
Num_33:49), a once kilómetros y medio al este del Jordán 9. Desde los contrafuertes de las montañas de Abarim pudieron los israelitas contemplar la extensa llanura, pero no precisar su configuración exacta. Importaba, además, tener noticias concretas sobre Jericó, de sus fortificaciones y de las posibilidades de expugnarla. Situada en la llanura del Ghor, a unos pocos kilómetros de la montaña de la Cuarentena o Qarantal, a veintiocho de Jerusalén, a diez clelmar Muerto y a ocho del río Jordán, estaba protegida por una muralla difícil de forzar. Jericó deriva de la palabra
yareah, luna, llamada así porque en la antigüedad se rendía allí culto al dios Luna. En el curso de los siglos, la ciudad ha conocido tres emplazamientos distintos, muy próximos entre sí: la actual Jericó (
Er-Riha),
la del tiempo de Herodes y la Jericó cananea, que se alzaba en el lugar conocido por tell el-Sultán.
Rahab Acoge a los Espías (Num_2:2-3).
2
Al rey de Jericó le dieron noticia, diciendo: Hombres de entre los hijos de Israel han llegado aquí durante la noche para explorar la tierra. 3
El rey mandó decir a Rahab: Saca a esos hombres que han venido a ti y han entrado en tu casa, porque han venido para explorar toda la tierra. Los dos exploradores entraron en la ciudad y se hospedaron en casa de una cortesana (
zonah, de
zanah, fornicar) de nombre Rahab. Flavio Josefo supuso que Rahab era hostelera de profesión. Sin embargo, el texto y el contexto no permiten ningún eufemismo en este punto. Meretriz (
pórne)
la llama San Pablo (
Heb_11:31). Quiso Dios valerse de esta mujer para facilitar el ingreso de Israel en Canaán y, al mismo tiempo, regenerarla espiritualmente, incorporándola al pueblo escogido. Sus buenos servicios a Israel fueron muy elogiados posteriormente por los autores inspirados. Rahab, tipo de las naciones paganas que se convierten, merece figurar en la genealogía de Cristo (
Mat_1:5). San Pablo alaba su fe (
Heb_11:31); Santiago afirma que sus obras la justificaron al recibir a los espías y enviarles por otro camino (
Stg_2:25). La Iglesia primitiva la coloca en el grupo de los pecadores arrepentidos 3.
Alarma en la ciudad (Stg_2:4-7).
4 E
lla tomo a los dos hombres y los escondió en el terrado, y dijo: Cierto que han venido hombres a mí, pero yo no sabía de dónde eran, 5
y cuando esta tarde se iban a cerrar las puertas, han salido y no sé adonde han ido; daos prisa a perseguirlos y de seguro los alcanzaréis. 6
Pero ella los había subido al terrado y los había escondido debajo de tascos de lino que para ello dispuso en el terrado. 7
Aquellos hombres fueron en su persecución por el camino que va a los vados del Jordán, y, una vez que salieron, se cerraron las puertas.
El rey de Jericó tuvo noticia de la llegada a la ciudad de dos espías israelitas que se habían hospedado en casa de Rahab. Los dos llamaron la atención, o bien por su indumentaria o por su manera de hablar. Rahab mantuvo un diálogo con los enviados del rey, a los que desorientó con sus mentiras. Un registro minucioso en su reducida casa hubiera sido de fatales consecuencias para los dos espías israelitas. Siendo muy reducido el perímetro de la ciudad, las casas se amontonaban unas sobre otras. Su interior constaba de una sala única, en la planta baja, acaso un piso y una azotea, en donde, en épocas de calor, solían sus moradores pasar la noche. La noticia de que los espías fueron escondidos debajo de tascos de lino dispuestos en la azotea para secarse al sol demuestra que la entrada de Israel en tierras de Palestina se efectuó a últimos de abril. En el calendario de Gezer4 se dice que la cosecha del lino en la región mediterránea tenía lugar en el mes séptimo (marzo-abril). En Jericó, situada a 250 metros bajo el nivel del mar, la cosecha era antes. Los exploradores llegaron a casa de Rahab a principios del mes séptimo.
Evasión de los espías (Stg_2:8-21).
8
Antes de que los espías se acostasen, subió Rahab al terrado y les dijo: 9
Yo sé que Yahvé os ha entregado esta tierra; el terror de vuestro nombre se ha apoderado de nosotros, 10
pues hemos sabido cómo Yahvé, a vuestra salida de Egipto, secó las aguas del mar Rojo y cómo habéis tratado a los dos reyes de los amorreos del lado de allá del Jordán, Seón y Og, que disteis al anatema. 11
Al saberlo, nuestro corazón ha desmayado, y todos se han acobardado ante vosotros; porque Yahvé, vuestro Dios, es Dios arriba, en los cielos, y abajo, sobre la tierra. 12
Ahora, pues, os pido que me juréis por Yahvé que, como yo he tenido misericordia de vosotros, la tendréis vosotros también de la casa de mi padre 13
y dejaréis la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas y a todos los suyos, y que nos libraréis de la muerte. 14
Los hombres le dijeron: Te juramos por nuestra vida que, si no nos denuncias, cuando Yahvé nos entregue esta tierra, haremos contigo misericordia y fidelidad. 15
Ella los bajó con una cuerda por la ventana, pues su casa estaba adosada a la muralla. Antes les dijo: 16
Idos al monte, no sea que los que os persiguen den con vosotros; estad allí escondidos durante tres días, hasta que aquéllos estén de vuelta, y luego id vuestro camino. 17
Los hombres le dijeron: Mira cómo habrás de hacer para que cumplamos el juramento que te hemos hecho: 18
Cuando entremos en esta tierra, ata este cordón de hilo de púrpura a la ventana por la cual nos has descolgado y reúne contigo en tu casa a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a toda la casa de tu padre. 19
Si alguno sale fuera de la puerta de tu casa, su sangre será sobre su cabeza y nosotros seremos inocentes; pero si alguien pone la mano sobre alguno de los que contigo estén en tu casa, su sangre sea sobre nuestra cabeza. 20
Si nos denuncias, seremos libres del juramento que nos has pedido. 21
Ella respondió: Sea como decís. Luego los despidió y se fueron, y ella ató el cordón de púrpura a la ventana.
Siguiendo las indicaciones de Rahab, los emisarios del rey, a la luz de la luna, se dirigieron hacia el Jordán en busca de los exploradores, con el fin de alcanzarles antes de que llegaran a los vados del río Que 3:28; 12:5). Entre tanto, la mujer subió a la terraza y mantuvo un largo diálogo con los espías. Parece que éstos se disponían a pasar la noche en la azotea; pero Rahab les hizo comprender la necesidad de ausentarse de su casa inmediatamente por temor a un registro. Por haberse cerrado las puertas de la ciudad, el único medio para huir era descolgarse por el muro (
Hec_9:25), al cual estaba adosada la casa de Rahab. Antes de despedirlos quiso arrancarles la promesa con juramento de que, al adueñarse de la ciudad, conservaran su vida y la de sus familiares. La mujer no habla de su marido. La profusión de expresiones bíblicas en boca de la mujer da a entender que el autor sagrado no intenta reproducir literalmente las mismas palabras de la meretriz. A través del desierto corren las noticias de manera sorprendente. En Jericó ha llegado la noticia de los hechos principales referentes a la vida de Israel en el desierto. Como ni la mujer ni los dos espías sospechaban de que los muros de la ciudad se derrumbaran, como sucedió más tarde, concertaron de común acuerdo colocar en la ventana un cordón de hilo, propiedad de los espías, para que les sirviera de señal. Aunque el texto diga que Rahab ató el hilo en la ventana, no se debe deducir de que lo hiciera inmediatamente. Como en otros pasajes, el autor consigna el hecho con anticipación. La narración sobre la llegada y estancía de los espías en casa de Rahab adolece de orden lógico y cronológico.
Regreso al Campamento (Hec_2:22-24).
22
Los espías se fueron al monte y se estuvieron escondidos allí tres días. Los que los perseguían los estuvieron buscando por el camino, sin hallarlos. 23
Los dos espías, bajando del monte, repasaron el Jordán, se fueron a Josué, hijo de Nun, y le contaron todo lo sucedido, diciendo: 24
Cierto es que Yahvé ha entregado en nuestras manos toda esa tierra, pues los habitantes de ella están acobardados de nosotros. A un kilómetro y medio de Jericó y al oeste de la ciudad comienzan las estribaciones de las montañas de Judea, formando en algunas partes una muralla infranqueable. Las cuevas abundan en la ladera del monte de la Cuarentena y allí podían esconderse fácilmente los espías. Desde aquellas alturas dominaban la llanura que se extiende alrededor de Jericó, pudiendo observar los movimientos de sus perseguidores. Transcurridos tres días y cerciorados de que los comisionados por el rey habían regresado a la ciudad, los dos espías bajaron del monte, vadearon el Jordán y llegaron sanos y salvos al campo israelita. Su informe movió a Josué a ejecutar inmediatamente sus planes de la conquista de Canaán.
Paso del Jordán y entrada en Palestina (Hec_3:3-4).
El texto de 3:1-5:1, al menos aparentemente, presenta cierto desorden cronológico, digresiones, repeticiones, incongruencias. B. Alfrink cree solucionar todas las dificultades apelando a la psicología de los antiguos historiadores orientales, que adoptan peculiares modos de decir y narrar5. En primer lugar, dice él, no debe olvidarse que esta historia es una narración popular, en la que abundan las repeticiones y en donde se sigue un orden lógico más que cronológico. Teniendo en cuenta las características de la historiografía oriental, las dificultades de estos capítulos se atenúan. Los principales inconvenientes del texto son: 1) Resulta muy difícil conciliar los datos
Deu_3:17; 4:1 con 4:45, referentes al tiempo en que los israelitas pasaron el Jordán. En los primeros parece que el pueblo ha pasado ya el río; en el último sigue todavía en la ribera oriental. 2) Comparando 4:9 con 4:1-3; 20-24, no se sabe cuántos fueron los monumentos erigidos: uno en el Jordán y otro en Galgala, o si las piedras del primero fueron utilizadas para levantar el segundo. 3) En 4:11 y 4:17 se habla del arca de la alianza, que transportaban los sacerdotes; en el primero de los mencionados textos, los sacerdotes aparecen en la orilla occidental; en el segundo se hallan todavía en el lecho del río.
Estas anomalías sugieren a muchos exegetas y críticos la sospecha de que aquí, como en otros pasajes del libro, existen vestigios de fuentes distintas o de diversas etapas de composición literaria. Wellhausen habló de Hexateuco, considerando el libro de Josué como continuación del Pentateuco, con los consiguientes documentos yahvista, elohista, etc. Rudolph admite el documento I, con adiciones deuteronomistas (3:2-4; 4:6-8a.21-24) o simples glosas (4:1a. 19a). Noth rechaza la teoría del Hexateuco y distingue una narración principal a la que se han añadido glosas (3:2-3; 6-10; 15; 17) y la fusión de dos leyendas etiológicas sobre la erección de los monuentos. En cuanto a los autores católicos, existe diversidad de pareceres, desde las interpolaciones de carácter midrásico (3:5; 7-13
; 449-14; 20-24) hasta los insignificantes retoques del texto de que habla A. Fernández (eliminación
Deu_3:12; un documento paralelo en 4:15-I7, mas detallado que 4:11), pasando por la hipótesis de ? Wiesmann de una supuesta trituración del folio que contenía el relato del paso del Jordán. Conocidas las diversas tentativas para solucionar las dificultades, y teniendo en cuenta los detalles que entorpecen la concatenación cronológica de los hechos, no ofrece dificultad el contenido de los capítulos 3-46.