Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
1. David en Hebron (c.1-4).
El anuncio de un amalecita (1:1-10).
1
Después de la muerte de Saúl, cuando hacía dos días que David, victorioso de los amalecitas, estaba en Siceleg, 2
llegó el tercer día al campamento un hombre que venía del campo de Saúl, desgarrados los vestidos y cubierta la cabeza de polvo. Guando estuvo cerca de David, se echó a tierra, prosternándose, 3
y David le preguntó: ¿De dónde vienes? El respondió: Vengo huido del campamento de Israel. 4
David preguntó: ¿Qué ha sucedido? Guéntamelo. El respondió: El pueblo huyó de la batalla y gran número de hombres han caído. Saúl mismo y Jonatán, su hijo, han sido muertos. 5
David dijo al joven que le daba estas noticias: ¿Y cómo sabes tú que han muerto Saúl y su hijo Jonatán? 6
El joven que le daba las noticias respondió: Yo me hallaba por casualidad en el monte Gelboé, y vi a Saúl apoyado sobre su lanza, mientras se acercaban a él carros y caballeros, que estaban ya para alcanzarle; 7
y volviéndose, me vio y me llamó. Yo respondí: Aquí me tienes. 8
Me dijo: ¿Quién eres tú? Yo le respondí: Soy un amalecita. 9
Y él me dijo: Acércate a mí y mátame, porque me siento presa de una angustia, mientras todavía tengo en mí toda la vida. 10
Yo me acerqué a él y le maté, pues sabía muy bien que no sobreviviría a su derrota; y tomando la diadema que llevaba en la cabeza y el brazalete que tenía en su brazo, se los he traído aquí a mi señor.
Dos días hacía que David había regresado de sus incursiones contra los amalecitas (
1Sa_30:1-26). Al preguntar David al mensajero de dónde venía, respondió que había huido del campamento de Israel. Acto seguido, y a instancias de David, el fugitivo comenzó a referir algunos detalles de la batalla, ajustándose a los hechos algunas veces, dramatizando otras e inventando lo que, a su entender, realzaría su prestigio ante David. De su relación se deduce que los arqueros montaban caballos y carros de combate (
1Sa_13:5). Su relato confirma el texto hebraico de
1Sa_31:3; según el cual temió Saúl caer vivo en manos del enemigo, decidiendo suicidarse. Pero, todavía con vida, corrió a él el amalecita, que le asestó el golpe de gracia y arrebató la diadema de su cabeza y el brazalete antes de que se apoderaran de ellos los filisteos. Quizá no intervino el amalecita en el combate, siendo un vulgar salteador que aprovechó la oscuridad de la noche para saquear el campamento.
Si llevó a David las insignias reales de Saúl, fue para conseguir de él un premio de mucho más valor. Para explicar las diferencias entre la relación del amalecita y el texto de
1Sa_31:1-10, admiten algunos que nuestro relato representa una tradición distinta de la del capítulo anterior. Según Dhorme, en esta sección se ha querido hacer menos odiosa la muerte de Saúl, quitándole los caracteres de suicidio. Esta misma tradición, añade De Vaux, no es homogénea: según una forma, un soldado anuncia la muerte de Saúl y de Jonatán; David y su pueblo hicieron duelo (v.1-4. 11-12). Según otra, un joven amalecita se gloría de haber dado muerte a Saúl, llevando consigo las insignias reales en espera de una recompensa;
David dio orden de que lo matasen (v.5-10.13-16).
Muerte del amalecita (1Sa_1:11-16).
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David, tomando sus vestiduras, las rasgó, y también todos los hombres que con él estaban, 12
Hicieron duelo, llorando y ayunando hasta la tarde, por Saúl, por su hijo Jonatán y por el pueblo de Yahvé, que habían caído a la espada, l3
David dijo al joven que le había traído las noticias: ¿De dónde eres tú? El respondió: Soy hijo de un extranjero, de un amalecita. 14
Y David le dijo: ¿Y cómo te atreviste a tender tu mano para dar muerte al ungido de Yahvé? 15
Y llamando a uno de los suyos, le dijo: échate sobre él y mátale. El hombre hirió al amalecita, que murió. 16
David dijo: Caiga tu sangre sobre tu cabeza. Tu misma boca ha atestiguado contra ti al decir: Yo he dado la muerte al ungido de Yahvé. David y los que le rodeaban lloraron la muerte de Saúl y de sus hijos, ayunando hasta la tarde (
2Sa_3:35). No puede tolerar David que un meteco, un
guer que habita en medio de Israel, haya osado alzar sus manos contra el ungido del Señor y contra el que era su legítimo soberano. Por el testimonio de su propia boca es condenado a muerte; de ahí que su sangre no clamará venganza contra David, por ser justa su muerte (
1Re_2:32). Con la muerte del amalecita y las muestras de dolor por los caídos comprendió Israel que no tuvo David parte en la muerte de Saúl y de que honraba y respetaba su autoridad.
Elegía de David por Saúl y Jonatán (1Re_1:17-27).
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David cantó una elegía por Saúl y Jonatán, su hijo, 18 Está escrita en el libro del Justo, para que la aprendan los niños de Judá: 19
Tu gloria, Israel, ha perecido en tus montes. ¿Cómo cayeron los héroes? 20
No lo propaléis en Gat, no lo publiquéis por las calles de Ascalón; que no se regocijen las hijas de los filisteos V no salten de júbilo las hijas de los incircuncisost 21
¡Montes de Gelboé! No caiga sobre vosotros ni rocío ni lluvi ni seáis campos de primicias, porque allí fue abatido el escudo de los héroes, el escudo de Saúl, como si no fuera ungido con el óleo. 22
De la sangre de los muertos, de la grasa de los valientes, el arco de Jonatán no se hartaba nunca, la espada de Saúl no se blandía en vano. 23
Saúl y Jonatán, amados y queridos, inseparables en vida, tampoco se separaron en la muerte, más ágiles que las águilas, más fuertes que los leones.24
Hijas de Israel, llorad por Saúl, que os vestía de lino fino y adornaba de oro vuestros vestidos. 25
¿Cómo han caído los héroes en medio de la batalla? ¿Cómo fue traspasado Jonatán en las alturas? 26
Angustiado estoy por ti, ¡oh Jonatán, hermano mío! Me eras carísimo, y tu amor era para mí dulcísimo, más que el amor de las mujeres. 27
¿Cómo han caído los héroes? ¿Cómo han perecido las armas del combate?
A las muestras externas rituales de duelo y al ejemplar castigo del mensajero amalecita se añaden las notas emocionantes de una elegía, considerada como la mejor de toda la literatura viejotesta-mentaria, en donde David pone de manifiesto su admiración sincera por Saúl y los lazos de amistad que le unían a Jonatán. La composición corresponde al género elegiaco, que en hebreo se llama
qinah, canto fúnebre en honor de un muerto (
Jer_7:29;
Jer_9:9;
Amo_8:10). Aunque el nombre de Yahvé no aparezca en toda la composición, sin embargo, el lector tiene el convencimiento de que todas las palabras salen de un alma profundamente religiosa.
A la elegía precede el v.18, considerado como una cruz para los intérpretes. La traducción del texto actual hebraico es la siguiente: Y (ordenó) que se enseñara a los hijos de Judá, Arco. He aquí que está escrita en el libro de Jasar. Muchas han sido las tentativas para interpretar rectamente el texto (Klostermann, Schulz, Dhorme, Smith). El verbo hebraico
amar, decir, equivale aquí a
ordenar (
Neh_9:15;
2 Sam 2:26). El término hebraico
qeshet, arco, no figuraba en el texto original; del margen, donde lo escribió un amanuense, penetró dentro del texto. No se lee en el códice ? de los LXX. El libro de Jasar lo vimos citado en
Jos_10:13. Era una especie de antología de cantos nacionales y de carácter guerrero, muy divulgada entre el pueblo.
Empieza David diciendo que Israel llora la desaparición en los montes de Gelboé de dos personajes que constituían la flor y nata de la nación. En forma de estribillo, repite constantemente: ¿Cómo cayeron los héroes? (v.25:27;
1Ma_9:21). Acordándose de los cantos y danzas de las jóvenes israelitas por su victoria sobre Goliat (
1Sa_18:6-9), el pensamiento de David corre hacia las grandes ciudades de los filisteos y se imagina los transportes de aleguna de las hijas de los incircuncisos vitoreando a los vencedores de Saúl y de Jonatán. Este pensamiento le conduce a apostrofar a los montes que recogieron la sangre de los héroes, deseando para ellos el castigo que merecen. El texto hebraico añade: ni campos de primicias. Otros leen:
haré tarmuth, montañas pérfidas, malvadas (Smith);
montañas de muerte (Ubach), etc. Estos montes presenciaron la manera como fue abatido allí el escudo de los héroes después de una vigorosa resistencia. ¿Por ventura no fue ungido Saúl con óleo, y, por consiguiente, no era sagrado? Puede la frase entenderse en el sentido material de que el escudo de Saúl no será en adelante engrasado, aludiendo a la costumbre de engrasar los escudos de cuero a fin de que no se agrietasen.