Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 39 (Vg 38): Deprecación del Justo Atribulado.
E sta composición tiene el aire de una elegía bellísima y original. La ilación lógica de las ideas no es fácil captarla muchas veces, porque el texto ha llegado a nosotros en un estado desordenado. Se pueden distinguir dos partes netas en el salmo:
a) exposición apasionada de un justo afligido que busca el consuelo en la bondad de un Dios justo y condescendiente (2-7);
b) súplica ardiente a Dios para que le dé reposo y felicidad en esta vida. Según la mentalidad del A.T., la enfermedad era un castigo por el pecado, y la muerte representaba la interrupción de la amistad con Dios. Por el contenido ideológico y aun por las expresiones empleadas, el salmo tiene mucho de parecido con el anterior y con el salmo 62. En ambos se destaca la esperanza en Dios y la vanidad de la vida. No faltan paralelos con el libro de Job.
Desde el punto de vista literario,
este salmo es de gran valor. Ewald afirmaba de él que era incontestablemente la más bella de todas las elegías del Salterio. Se refleja en él la
melancolía profunda y la sinceridad y lealtad del alma angustiada. El estilo es vigoroso y fresco, con gran riqueza de coloridos y matices. La distribución estrófica es difícil, ya que el texto ha sido muy retocado.
También en el título se atribuye a David, pero las analogías con otros escritos sapienciales, como el libro de Job y aun el Eclesiástico, hacen pensar que su redacción es postexílica.
Deseos de sufrir en silencio las contrariedades (1-4).
1
Al maestro de coro. De Iditún. Salmo de David1
. 2
Yo me dije: Velaré sobre mi conducta 2
para no pecar con mi lengua; pondré freno a mi boca mientras tenga al impío frente a mí. 3
Quedé silencioso, mudo; del bien me abstuve, pero mi dolor se exacerbaba. 4
Me ardía el corazón en mi interior, se encendía el fuego en mi meditación y prorrumpí con mi lengua. El problema del salmo
es el de la retribución moral. El salmista se halla en una situación de agotamiento a causa de los sufrimientos físicos y no ve el término de esta enfermedad; angustiado, está a punto de desahogar
su queja contra el trato que le da su Dios, pero teme que, al criticar los caminos de la Providencia, dé pie a sus enemigos, los impíos, a burlarse de sus creencias de que Yahvé se ocupa del gobierno del mundo y, sobre todo, de los fieles a su religión 3. Por ello decide callar, al menos mientras estuviera presente el malvado 4. Teme pecar contra la Providencia al contrastar su situación deplorable con la prosperidad de los impíos5.
Frente a él está la prosperidad del impío, lo que resulta escandaloso para sus creencias
sobre la retribución moral; pero, con todo, cree que lo más prudente es callar: quedé silencioso (v.3).
Pero, después de mucho ahogar sus palabras meditando sobre los caminos de la Providencia,
su dolor se ha sobreexcitado, pues le falta el desahogo de sus palabras. Su silencio, lejos de darle la paz, le punzaba, pues con su pensamiento se entregaba a la
meditación sobre la prosperidad de los pecadores y la miseria de los justos, y entonces
ardía su corazón. La descripción es muy
psicológica. Sus cavilaciones no le permitían callar, y por eso, al fin su
lengua prorrumpe en súplicas ardientes a su Dios para que abrevie su situación casi desesperada. Su silencio agriaba su vida; se había abstenido de todo: de decir
bien o mal 6; pero este mutismo absoluto no aliviaba su situación interior, y, por otra parte, parecía
como si Dios le tuviera olvidado, sin valorar este mutismo calculado. Por eso se
encendía el fuego en su interior 7.
La efímera vida del hombre (5-7).
5
Dame a conocer, ¡oh Yahvé! mi fin y cuál sea la medida de mis días; que sepa cuan caduco soy. 6
Has reducido a un palmo mis días, y mi existencia delante de ti es la nada; no dura más que un soplo todo hombre. 7
Pasa el hombre como una sombra, por un soplo solo se afana; amontona sin saber para quién. La brevedad y fragilidad de la vida es un tema corriente en la literatura salmódica y sapiencial 8. El salmista debe de ser ya de edad provecta, y, por tanto, sabe que le queda poco para ver la justicia de Dios 9. Sus
días son
un palmo, medida que correspondía a cuatro dedos, unos siete centímetros10. Todo esto es una insignificancia ante la duración eterna de Dios. La vida del hombre es como un
soplo o una
sombra pasajera, y, además, sus afanes no tienen sentido, pues no sabe el hombre para quién
amontona y deja sus ahorros n; los usufructuarán gentes que no conoce: Mi fortuna, ¿quién la verá? ¿Va a bajar detrás de mí al sepulcro?12 El Eclesiástés es más explícito: Aborrecí todo cuanto había hecho bajo el sol, porque todo
tendré que dejarlo a quien venga después de mí. ¿Y quién sabe si ése será sabio o necio? Y, con todo, dispondrá de todo mi trabajo, de lo que me costó estudio y fatiga debajo del sol... y desesperé en mi corazón de todo el trabajo que he hecho debajo del sol, porque quien trabajó con conocimiento, con pericia y buen suceso, tiene después que dejárselo todo a quien nada hizo en ello... Pues ¿qué le queda al ser humano de todo su afanarse y fatigarse con que debajo del sol se afanó?13. El salmista recalca también la vanidad del trabajo humano, ya que
la vida es una sombra que pasa, y por ello el ser humano no puede disfrutar de sus trabajos, ni sabe quién los usufructuará.
Oración para obtener la misericordia (8-12).
8
Y ahora, ¿qué puedo esperar, Señor? Mi esperanza está en ti. 9
Líbrame de todas mis iniquidades, no me hagas objeto de escarnio de los insensatos. 10
Enmudezco, no abro mi boca, porque tú eres el que obras. 11
Desvía de mí tu azote; el rigor de tu mano me consume. 12
Tú corriges al hombre castigando la iniquidad, y consumes, como la polilla, lo que le es más querido. Cierto que todo hombre es un soplo. Seldh. Supuesta la brevedad y futilidad de la vida humana,
no queda más esperanza que el propio Yahvé. Sólo El le puede librar de los males. Es lo único seguro y estable a lo que se puede acoger el hombre. Consciente de su culpabilidad moral, pide primero que le perdone sus
iniquidades, que son causa de que hagan burla de él los insensatos o ateos prácticos, que ven en su desgracia una prueba de que Dios no está con El, a pesar de gloriarse de ser su amigo. No comprende el salmista que Yahvé dé la razón a sus adversarios, que lo son de Dios, los cuales de su situación angustiada deducen que no tiene providencia sobre los suyos 14. Sabe que sufre por sus pecados,
pero pide se le perdonen y muestre su misericordia salvándole de la angustiosa situación 15.
Confiado en la misericordia divina, el salmista se calla y no vuelve a repetir su súplica, pues al fin Yahvé ha de
obrar y sacarle de sus angustias.
Su silencio es un acto de sumisión a Dios, pues reconoce que la enfermedad que sufre viene fundamentalmente de sus pecados. Espera en silencio
la intervención divina. No quiere discutir con su Dios sus derechos y se confía a su intervención 16. Pero, apesadumbrado por el dolor, vuelve a rogar que se aparte de él el
azote divino, la enfermedad que le
consume (v.11). Está a punto de morir,
víctima del rigor de la mano de su Dios. No pretende criticar los caminos de la Providencia, pues sabe que en el fondo de estos reveses hay un castigo por alguna
iniquidad pasada. Con las pruebas y castigos
corrige al hombre y le hace volver al buen camino. Su intervención punitiva
consume, como la
polilla, lo que constituye motivo de orgullo para el hombre, su fuerza física, su vigor y sus mejores cualidades humanas, porque, en
realidad, la vida del hombre es un
soplo 17, y en su fragilidad es un juguete del Omnipotente 18.
Súplica final (13-14).
13
Oye, ¡oh Yahvé! mi plegaria; da oídos a mis clamores; no seas insensible a mis lágrimas. 14
Porque yo no soy más que un extranjero para ti, un advenedizo, como todos mis padres. Aparta de mí tu mirada (airada), para que yo respire antes de que me vaya y ya no sea. De nuevo
insiste en su plegaria de salvación; su situación precaria no permite esperar más, pues se acerca el trágico desenlace de su vida, con lo que cantarán victoria sus adversarios, que niegan la Providencia divina en la vida de los seres humanos . Confiesa que, como todo israelita, es un
extranjero ante Yahvé y un
advenedizo en la posesión de la tierra de Canaán, que pertenecía,
en realidad, únicamente a Dios. Sus mismos antepasados sus
padres tampoco tenían especial derecho a vivir permanentemente y en propiedad sobre la tierra de Yahvé 19. Pero, aunque sea un
extranjero, un peregrino, un huésped, tiene derecho a cierta hospitalidad pasajera, y por eso insiste en que le prolongue la vida, librándole del peligro inminente
de muerte. En consecuencia, le pide que al menos le trate como huésped en su tierra, con capacidad de gozar de su generosa hospitalidad, de su amistad. San Pedro aplica el texto a los cristianos, que deben considerarse como peregrinos en este mundo 20. El salmista termina su composición
rogando a Dios que aparte de él su mirada justiciera y no le imponga el castigo que merece por sus muchas faltas. Así podrá tener un respiro en la vida, gozando de ella antes de desaparecer para siempre de la escena de este mundo 21. La falta de perspectiva
de una vida con Dios en ultratumba hace a los salmistas suspirar por la prolongación de ésta para gozar de la amistad divina.
1 En los salmos 62 y 67 se
lee'al-yedúthún en vez del
lidithún de este salmo.
Yedutun parece ser un nombre propio. Efectivamente, conocemos a un jefe de coro con este nombre, que aparece juntamente con Hernán y Asaf (cf.
1Cr_16:45;
1Cr_25:1s;
2Cr_5:12;
2Cr_35:15). 2 Lit. guardaré mis caminos. 3 Cf.
Sal_36:2-3;
Sal_73:11. 4 Cf.
Hab_1:3. 5 Cf.
Sal_37:7;
Eco_20:29. 6 Cf.
Gen_31:25. 7 Cf.
Sal_32:4. Ovidio: Strangulat inclusus dolor atque exaestuat intus
(Trist. V 1.63·) 8 Cf.
Sal_62:10;
Sal_90:3-6;
Sal_102:12;
Sal_103:14-16;
Sal_144:4;
Job_7:6-10. 9 Cf.
Sal_119:84;
Job_6:11-12. 10 Cf.
Jer_52:25. 11 Cf.
Sal_49:11;
Eco_2:18-22;
Eco_4:7-8;
Ecl_14:15. 12 Job 17:15-16. l3
Ecl_2:18-22. 14 Cf. Job 10:2s. 15 Cf.
Sal_130:3;
Job_90:3-9I Job 14:1-4. 16 Cf.
Job_10:28;
Isa_53:2;
Ose_5:12;
Job_13:28;
Isa_50:9;
Job_51:8. 17 Cf.
Ose_5:12. 18
Job_4:19. 19 Cf.
Gen_23:4;
Gen_35:27;
Gen_47:9;
Lev_25:23. 20 Cf.
1Pe_2:11;
Heb_11:13. 21 Cf.
Job_7:19;
Job_14:6;
Job_10:20-21;
Job_7:8.