Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
23. Los pecados de Samaría y de Jerusalén.
Este capítulo es paralelo al c.16. Con toda crudeza se declaran los pecados de Israel y Judá a través de su historia. Samaría y Judá aparecen simbolizadas en dos doncellas que se han prostituido a los dioses de Asiría y de Egipto. Sus alianzas políticas no han sido sino ocasión para fomentar la idolatría. El profeta quiere mostrar ante los exilados el grado de culpabilidad de ambas hermanas, las cuales, por tanto, no pueden quedar sin el correspondiente castigo. Samaría desapareció como nación en el 721 bajo la invasión de Sargón II, y Judá desaparecerá aniquilada por las tropas de Nabucodonosor en 586.
Judá es más culpable, porque debía haber cambiado de conducta ante la ruina de su hermana mayor.
El estilo del capítulo es vigoroso y por su crudeza choca con nuestra sensibilidad; pero las ideas son claras: Yahvé amó como esposas a las dos hermanas
OhoJá y Oholiba, pero éstas adulteraron con los ídolos, y por ello serán duramente castigadas.
Introducción: las dos hermanas (1-4).
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Había dos mujeres hijas de la misma madre. 3 Se prostituyeron en Egipto al tiempo de la mocedad; allí fueron estrujados sus pechos y manoseado su seno virginal. 4 Llamábanse Oholá, la mayor, su hermana Oholibá. Fueron mías y parieron hijos e hijas. Oholá es Samaría; Oholibá, Jerusalén. El profeta empieza a describir la historia de
Israel-Samaría y Judá-Jerusalén, considerando a ambos reinos de origen común:
Había dos mujeres hijas de la misma madre (v.2). Tanto el reino de Israel como el de Judá, separados después de Salomón, tuvieron un común origen l,
el patriarca Jacob. Desde su
mocedad, o albores de su historia,
se prostituyeron en Egipto (v.3). El hagiógrafo considera a ambos reinos ya formados y separados después de Salomón, cuando empezaron a tener vida propia.
Jeroboam, fundador del reino del norte, había ido a buscar refugio en Egipto, huyendo de Salomón 2. Roboam, rey de Judá, hijo de Salomón, prácticamente estaba sometido a Egipto en su política exterior 3. Los dos reinos hermanos, pues, tenían alianza con Egipto, y por eso se dice que desde su
mocedad se prostituyeron a Egipto (v.2).
Con las influencias políticas de la nación protectora venían las influencias idolátricas. Los profetas consideran las alianzas diplomáticas de su pueblo con naciones extrañas como prostituciones,
porque se buscaban apoyo fuera de Yahvé, que era el único que podía salvarlos. Israel y Judá, al entregarse políticamente a Egipto, fueron mancilladas y violadas por la voracidad insaciable del Estado protector. El amante fuerte abusó de ellas descaradamente, arruinándolas4. La mayor de las hermanas (reino de
Israel)
se llamaba
Oholá. Es
mayor porque este reino estaba constituido por diez tribus, mientras que Judá estaba sólo integrada fundamentalmente por dos tribus.
Oholá significa la que tiene su propia
tienda; y
Oholibá quiere decir: mi tienda en ella.5 Quizá Ezequiel aluda con estos nombres al grito de independencia dado por las tribus al separarse: ¡A tus
tiendas, Israel! 6 Las dos hermanas tenían su propia
tienda, en cuanto que se constituyeron en reino aparte.
Ambas hermanas pertenecían a Yahvé.
Infidelidades de Samaría (5-10).
5 Oholá me fue infiel y se enloqueció por sus amantes, sus vecinos los asirios. 6 Iban vestidos de púrpura, eran jefes y oficiales, todos jóvenes codiciables y que montaban caballos. 7 Se prostituyó a ellos, la flor de los hijos de Asiría, y se contaminó con todos los ídolos de aquellos de quienes se enamoró. 8 Tampoco dejó sus prostituciones con Egipto, porque eran los que se habían acostado con ella en su mocedad y habían manoseado sus senos virginales y derramado sobre ella sus impurezas. 9 Yo, por eso, la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de Asiría, de quienes estaba enamorada. 10 Ellos descubrieron sus vergüenzas, le arrebataron sus hijos y sus hijas, y a ella le hicieron perecer a la espada. Vino a ser famosa entre las mujeres por la justicia que en ella se hizo. Samaría se dejó subyugar por el poderío militar asirio y quiso hacer alianza con ella. La impresión del ejército asirio con sus oficiales,
vestidos de púrpura, cabalgando apuestos sobre sus caballos, hería la mentalidad provinciana de los habitantes de Samaría. Por eso Oholá (reino de Israel:
Samaría)
se enamoró de ellos y trató de hacer alianzas políticas con la gran nación invasora:
se prostituyó a ellos (v.7).
Después de su entrega política vino su entrega religiosa, pues adoptó los ídolos asirios. Sabemos que el culto asirio tuvo fuerte eco en Jerusalén en tiempos de Manases y de Acaz 7.
Por otra parte,
Samaría siguió sus antiguas relaciones políticas con Egipto, con quien había tenido efusiones amorosas en su
mocedad (v.8) 8. El castigo de sus veleidades amorosas le va a venir precisamente de uno de sus amantes: Dios la entregó
en manos de los hijos de Asiría (v.9), los cuales invadieron el reino del norte y tomaron Samaría, después de duro asedio, en 721 a.C. 9 Por cruel ironía de la historia han sido sus
amantes los que le trajeron la ruina. Los asirios mostraron ante todos los pueblos la conducta infamante de Samaría, que había abandonado a su Dios para ir tras de dioses extraños (v.10). En castigo, sus hijos
y sus hijas fueron llevados en cautividad, y la capital, Samaría, desapareció bajo las ruinas 10. Su castigo la hizo
famosa entre los demás pueblos.
Conducta infiel de Judá (11-21).
11 Viendo esto Oholibá, su hermana, fue más estragada que ella en su pasión, y sus prostituciones sobrepasaron a las de su hermana. 12 Encendióse en amor por los hijos de Asiría, jefes y oficiales, nobles vestidos magníficamente, caballeros en sus caballos, jóvenes todos y codiciables. 13 Yo vi que se habían contaminado, que ambas habían seguido el mismo camino. 14 Pero ésta fue más lejos en sus fornicaciones; vio hombres pintados en la pared, figuras de caldeos trazadas con minio, 15 ceñidos sus lomos de sus cinturones, y tiaras de varios colores a la cabeza, todos con apariencia de jefes, figuras de hijos de Babilonia, de Caldea, su patria. 16 Y en viéndolos se encendió en amor por ellos, y mandó embajadores a Caldea, 17 y entraron a ella los hijos de Babilonia, al lecho de sus amores, y la mancharon con sus inmundicias, y ella se contaminó con ellos hasta hartar su deseo. 18 Hizo patentes sus fornicaciones y descubrió su ignominia, y yo me asqueé de ella, como me había asqueado de su hermana. 19 Mas todavía acrecentó sus fornicaciones, trayendo a su memoria los días de su mocedad, cuando había fornicado en la tierra de Egipto. 20 Y ardió en lujuria por aquellos lujuriosos, que tienen carne de burro y flujo de garañones 21 y renovaste las fornicaciones de tu mocedad, cuando los egipcios estrujaban tus pechos y manoseaban tu seno juvenil.
La pésima conducta de Samaría fue sobrepasada por la de su hermana Judá; en vez de escarmentar en la suerte trágica de aquélla, se entregó a mayores desvarios amorosos con las potencias extranjeras y con sus dioses (v.11) n. También se dejó fascinar por el brillo militar asirio (v.12). Las relaciones amistosas de Judá con Asiría comenzaron en tiempos del impío rey Acaz, cuando en 735 los ejércitos coligados de Siria y de Samaría atacaron a Judá. En contra de los consejos del profeta Isaías, el rey pidió auxilio a Teglatfalasar III 12. Pero Judá no se contentó con establecer relaciones con Asiría, sino que quiso también hacerse aliada de Babilonia. Ya bajo el piadoso rey Ezequías recibió con demasiados honores (700 a.C.) a Merodacbaladán, el gran paladín de la independencia babilonia contra los asirios 13. Judá se dejó fascinar al verlos
pintados en pared., ceñidos sus lomos. (v.15). El profeta presenta a Judá como a una doncella enamoradiza, que a la primera vista de un joven que le agrada se enamora de él. Tal es la conducta de Judá. Al oír hablar de los babilonios y conocerlos sólo de referencia por pinturas, se dejó fascinar de lo que decían de sus palacios bellamente policromados en las paredes. Así como antes se enamoró del atuendo militar magnífico de los asirios, ahora se enamora de las decoraciones palaciegas babilónicas, que conoce de referencia. Es una bella descripción de las veleidades amorosas de la superficial
Oholibá-Juda. En seguida
mandó embajadores a Caldea (v.16). No sabemos nada de una embajada en tal sentido; quizá el rey Ezequías correspondió con una embajada a Merodacbaladán por la visita que le había hecho 14. En 593, Sedecías fue con una embajada a la corte de Nabucodonosor 15. Desde el 605 a.C., los babilonios se apoderaron de Palestina, tratando a Judá con demasiada inconsideración (v.17). Judá se entregó a sus pecados en tal forma, que Yahvé sintió asco de ella, como lo había sentido de su hermana Samaría (v.18), y ella, cansada de sus relaciones amorosas con Babilonia, se dirigió a Egipto, como en
los días de su mocedad (v.19). El profeta parece aludir al hecho de que el rey Sedecías enviara una embajada en busca de auxilio al faraón egipcio. El profeta trata con el mayor desprecio a los egipcios (v.20), causantes de la defección de Judá.
El castigo de Judá (22-35).
22 Por eso, Oholibá, así dice el Señor, Yahvé: Yo suscitaré contra ti a tus amantes, aquellos de que hartaste tus deseos, y los haré venir contra ti en derredor. 23 Los hijos de Babilonia y todos los caldeos, los de Peqod, los de Soa, los de Qoa, y con ellos todos los hijos de Asiría, mozos guapos, jefes y capitanes todos, nobles y notables, todos a caballo. 24 Y vendrán contra ti con estrépito de carros y ruedas, con escudos, paveses y capacetes; se ordenarán en batalla de todas partes contra ti. Yo les he entregado a ellos tu juicio y te juzgarán según sus leyes. 25 Desencadenaré mi celo contra ti, y te tratarán con furor. Te cortarán la nariz y las orejas, y tu prole caerá a la espada. Llevaránse a todos tus hijos y tus hijas, y tu progenie será consumida por el fuego. 26 Te desnudarán de tus vestidos y te arrebatarán todos los ornamentos de tu hermosura. 27 Yo haré que cese la lujuria y tus prostituciones con Egipto, y no alces ya más los ojos a ellos, y no te acuerdes más de Egipto. 28 Porque así dice el Señor, Yahvé: Te entrego en las manos de aquellos a quienes llegaste a aborrecer, de quienes se hartaren tus deseos. 29 Y te tratarán con odio, se apoderarán de todo el fruto de tu trabajo y te dejarán desnuda y en cueros, y se descubrirán las vergüenzas de tus prostituciones. Tu lujuria y tus fornicaciones 30 son causa de todo esto. Por haber fornicado con las gentes y haberte contaminado con los ídolos. 31 Has seguido los caminos de tu hermana, y pondré en tus manos el cáliz suyo. 32 Así habla el Señor, Yahvé: Beberás el cáliz de tu hermana, hondo y ancho,de gran capacidad 16. 33 Te llenarás de embriaguez y de tristeza; es el cáliz de horror y desolación, el cáliz de tu hermana Samaría. 34 Lo beberás hasta las heces, lo morderás y romperás con los dientes, y con sus fragmentos te rasgarás el seno, porque yo he hablado, dice el Señor, Yahvé. 35 Puesto que me dejaste y echaste a tus espaldas, también yo echaré sobre ti tu lujuria y tus prostituciones. Dios va a enviar el castigo definitivo a Judá, trayendo contra ella a los que fueron sus
amantes, los caldeos, aquellos que buscó para hacer alianza con ellos (
aquellos de que hartaste tus deseos, v.22). Los babilonios, con los pueblos circunvecinos, caerán sobre ella. Entre los invasores, el núcleo principal era caldeo; pero con ellos iban mercenarios de otros pueblos, integrados en el gran imperio babilónico 17. Los invasores, sus antiguos amantes, la aplastarán (v.24) con su fuerza militar y la tratarán como a una esclava, mutilándola espantosamente 18. Sus hijos serán llevados en cautividad, y, al fin, Jerusalén (
tu progenie, v.25)
será consumida por el fuego, como tuvo lugar bajo Nabuzardán, lugarteniente de Nabucodonosor, después de la toma de la ciudad 19. Judá, que se ha portado como una cortesana para atraer a sus amantes (naciones extranjeras), será deshonrada públicamente:
Te desnudaran. (v.26).
Con el castigo, Judá no volverá a buscar alianza en Egipto (v.27), pues esta nación se ha mostrado impotente a la hora de la prueba, y la ha abandonado a su suerte. Entonces se mostrará plenamente a los ojos de todos sus pecados
(se descubrirán tus prostituciones., v.29). Toda su tragedia le ha sobrevenido por haber buscado alianzas extranjeras y haberse entregado a prácticas idolátricas (v.30). Con esto no ha hecho sino seguir los caminos de su hermana mayor Oholá (Samaría) (v.31), y, como ella, va a tener que beber su
cáliz o porción asignada conforme a su conducta. Será el
cáliz del horror y de la desolación (v.33), pues está decretada la devastación y la ruina sobre ella 20.
Acusaciones colectivas contra Samaría y Judá (36.-49)
36 Díjome Yahvé: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Oholá y a Oholibá? ¿No les echarás en cara sus abominaciones? 37 Dié-ronse al adulterio y mancharon de sangre sus manos. Adulteraron con sus ídolos, y aun los hijos que me parieron los pasaron por el fuego para que les sirviesen a ellos de comida. 38 Hasta eso hicieron, contaminando también mi santuario y profanando mis sábados, 39 pues, luego de sacrificar sus hijos a sus ídolos, entraban el mismo día en mi santuario, contaminándolo. Eso hicieron con mi casa. 40 Y aun han hecho venir de lejos hombres a los que enviaron mensajeros, y al venir ellos te lavaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con tus joyas, 41 y, echada en suntuoso estrado, te pusiste a la mesa que aderezaste para ellos, poniendo en ella mis perfumes y mi óleo 42 entre el rumor clamoroso de los cantos, a causa de la multitud de hombres venidos del desierto, los cuales ponían manillas en sus manos y coronas en sus cabezas 21. 43 Y dije de la envejecida en adulterios: Ahora se consumarán los adulterios de ella. 44 Pues venían ellos como quien viene a la ramera, así vinieron a Oholá y a Oholibá, las depravadas. 45 Pero hombres rectos te juzgarán según la ley de las adúlteras y las sanguinarias, porque adúlteras son, manchadas de sangre están sus manos. 46 Pues así dice el Señor, Yahvé: Trae turbas contra ellas, y sean entregadas' al maltrato y a la rapiña, 47 y las turbas las apedrearán y las acuchillarán, matarán a sus hijos y a sus hijas y prenderán fuego a sus casas. 48 Y haré cesar en la tierra la depravación, y escarmentarán las mujeres y no imitarán vuestras torpezas. 49 Y harán recaer sobre vosotras vuestras obscenidades, y pagaréis los pecados de vuestra sidolatrías, y sabréis que yo soy Yahvé. El profeta vuelve de nuevo a resumir los principales pecados de ambas hermanas, Samaría y Judá: la idolatría y los sacrificios humanos en honor de los ídolos. El cuadro aparece recargado para impresionar al auditorio y convencerle de que el castigo que iba a enviar Dios era muy justo y necesario. Samaría y Judá eran realmente
adúlteras ante los ojos de Yahvé, porque le habían dejado como verdadero Esposo y habían ido tras de dioses ajenos. El colmo de la maldad y cinismo de los habitantes de Samaría y de Judá es que, después de manchar sus manos sacrificando a sus hijos a Moloc, iban a presentar sus homenajes al santuario de Yahvé (v.39).
Por otra parte, Jerusalén ha buscado, ataviándose como una cortesana, a
hombres venidos de lejos (v.40), es decir, ha buscado hacerse amiga de pueblos extranjeros, como los babilonios, y ha adoptado sus prácticas idolátricas, entregándose a banquetes sacrificiales en honor de los ídolos
(te pusiste a la mesa que aderezaste, v.41). Por su parte, los amantes prodigaban sus regalos a la que tan bien los había recibido
(ponían manillas en sus manos., v.42). El profeta utiliza las costumbres de la época para expresar sus ideas: la conducta de Judá ha sido la de una vulgar cortesana. Por eso será juzgada como
adúltera (v.45), y, como tal, será lapidada y entregada a la espada (v.47). En su castigo como
mujeres adúlteras escarmentarán otras
mujeres (v.48), las naciones paganas.
1 Cf.
Eze_19:2;
Eze_16:1-7. 2 Cf.
1Re_12:2;
1Re_11:40. 3 El faraón Sesac había conquistado la ciudad de Gezer; cf.
1Re_9:16. 4 De hecho conocemos la invasión del faraón Sesac o Sheshonq en el 929 a.C., cinco años después de la separación de las tribus. 5 El matiz de la traducción varía en cada autor, pero lo que es claro en ambos nombres es el substrato común de tienda. 6 Cf.
1Re_12:16. 7 Cf.
2Re_17:16;
Amo_5:26. 8 Cf.
2Re_17:14;
Ose_7:11;
Ose_12:2. 9
2Re_17:4. 10 Cf.
2Re_17:6. 11 Cf.
Eze_16:47;
Jer_3:8-11. 12 Cf.
2Re_16:17s. 13 Cf.
2Re_20:12-29; Is 39. 14
2Re_20:12-19. 15 Cf.
Jer_29:3; 51:59- 16 Suprimimos con los LXX la frase del TM servirá de mofa y de irrisión, que rompe el contexto entre este estico y el anterior. 17
Peqod es el
Puqudu de las inscripciones cuneiformes (cf.
Jer_50:21), tribu aramea en la frontera elamítica junto al golfo Pérsico; Soa es el Suíu asirio, y Qoa es el Quíu de la literatura asiro-babilónica (véase F. Abel,
Géogr. I 245), al este del Tigris. 18 En Egipto la mutilación de la nariz era el castigo de las adúlteras (cf. diod.,
Sic., I 78). 19 Cf.
Jer_52:12-13. 20 Cf. Ab 2:16. Sobre el
cáliz de la ira cf.
Jer_25:15-28;
Jer_51:2;
Isa_51:17.22;
Sal_75:9. 21 La primera parte del verso está ininteligible. Las traducciones son muy diversas. La nuestra se acerca a la adoptada por la
Bible de Jérusalem.