Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
16. Los Moabitas se Refugian en Juda.
Embajada de Moab a Jada (1-5).
1 Enviad la hija del señor de la tierra1 desde la Roca del desierto al monte de la hija de Sión, 2 y sucederá que como ave fugitiva, como nidada dispersa, serán las hijas de Moab por los vados del Arnón. 3 Resuelve, decide, haz a tu sombra como de noche en pleno mediodía, oculta a los desterrados, no descubras al fugitivo. 4 Hospédense en ti los desterrados de Moab, sé para ellos cobijo ante el devastador, hasta que acabe el opresor, cese el devastador y sea consumado fuera del país el pisoteador. 5 Y el trono se afirmará por la clemencia, y se sentará sobre él en fidelidad, en la tienda de David, un juez que buscará el derecho y será pronto a la justicia. Los fugitivos, al entrar en Edom, caían bajo la jurisdicción de Judá, que, al parecer, dominaba entonces esta región. De ahí la necesidad de captar la benevolencia del
señor de la tierra (v.1) enviándole un tributo. Ya en otro tiempo los moabitas, hasta los tiempos de Mesa, tuvieron que pagar un tributo al reino del Norte, Israel (
2Re_3:4). La embajada parte de la Roca o
Sela, que suele identificarse con la actual Petra, ciudad excavada materialmente en la roca, y de ahí su nombre de
Sela o
Roca. Otros toman
Sela como denominativo del país rocoso de Edom.
Si leemos el versículo como está en hebreo: enviad un cordero del (o al) soberano de la tierra (o tomándolo colectivamente:
enviad corderos.), se alude a un donativo en especie, como lo habían hecho antes a los israelitas del reino del Norte 2; el sentido es claro: se trataría de una embajada enviada a Jerusalén para captar la benevolencia del rey de Judá, señor
de la tierra. En cambio, si traducimos
enviad la hija del señor de la tierra, entonces aquí la
hija sería en calidad de rehén a la corte de Jerusalén, enviada desde Sela, adonde llegaba el señor
de la tierra, o príncipe moabita. Algunos comentaristas más bien creen que aquí se reflejaría el deseo de preservar a la
hija del príncipe del país, sometido a Judá, para que no cayera en manos de los invasores. La Vg., al traducir
emitte agnum Domine, dominatorem terrae, le da un sentido mesiánico que está fuera de contexto. La mayor parte de los autores hoy día prefieren leer con el texto hebreo y entenderlo de un tributo en especie enviado al rey de Jerusalén para ganarle a su causa, recibiéndolos como fugitivos y desamparados.
El profeta describe después la triste situación de los fugitivos e invita a Judá a recibirlos humanitariamente, sin entregarlos al invasor. Las hijas
de Moab aquí son las ciudades o los habitantes de Moab en general, no sólo las mujeres. Los mensajeros urgen al rey de Judá (v.3) a tomar una resolución rápida protectora:
Resuelve, decide, haz a tu sombra como de noche en pleno día, oculta a los desterrados. Quieren que su persona sea como una
sombra, o garantía contra la persecución, que aprieta como calor en el mediodía. Su protección será tan benéfica como la sombra en pleno día.
Hasta que acabe el opresor, cese el devastador. y el trono se afirmará para siempre por la clemencia, y se sentara sobre él en fidelidad, en la tienda de David, un juez que busque el derecho y esté pronto a la justicia: estas palabras parecen tener un marcado sello mesiánico, y por eso son extrañas en boca de los enviados moabitas. Muchos autores creen que son expresiones adulatorias orientales para ganar la voluntad del rey de Jerusalén. Otros, en cambio, creen que estas palabras son una adición del propio profeta, que en la devastación de Moab veía también las devastaciones que sufriría Judá y el remedio de ellas, el Mesías. Por asociación de ideas, el profeta tomaría pie de las palabras de los moabitas para proyectarse sobre
la época mesiánica, en que cesaría la opresión y la devastación, instaurándose un
reinado de paz, basado en la búsqueda de la justicia por parte de los gobernantes (v.5). Desde luego podemos decir que los profetas padecen verdadera obsesión mesiánica como solución a todos los males de su tiempo; por ello, instintivamente miran hacia aquel venturoso horizonte mesiánico futuro, razón histórica de ser
del pueblo elegido, siempre que se avecina una crisis nacional. En ese caso, la palabra país (v.4b) tendría un sentido general, sin referirse sólo a Moab o a Judá, sino a todo país injustamente invadido.
Invectiva contra Moab (6-12).
6 Hemos oído del orgullo de Moab, orgulloso en extremo; su arrogancia, su orgullo, su insolencia, su vana palabrería, 7 Por eso laméntese Moab por Moab, sean todos lamentos, suspiren profundamente conmovidos por las tortas de uvas pasas de Quir-Jareset, 8 porque las viñas de Hesebón están marchitas. Los señores de las naciones han pisoteado la viña de Sibma. Sus ramas se extendían hasta Jazer, sus sarmientos iban a perderse en el desierto, se expandían y pasaban el mar. 9 Por eso uno mis llantos a los llantos de Jazer por la viña de Sibma, y os riego con mis lágrimas, Hesebón y Eleale, sobre cuyos frutos y cosechas caía el grito del lagarero. 10 Ha desaparecido el gozo y la alegría del vergel, ya no hay cantos ni gritos de júbilo en las viñas, ya no se pisa el vino en los lagares, ya cesó el canto del lagarero. 11 Por eso mis entrañas vibran como un arpa por Moab, y mi corazón por Quir-Jareset. 12 Y sucederá que, cuando Moab se presente y se esfuerce sobre los lugares altos y entre en su santuario para orar, no podrá. El pecado característico de Moab era
el orgullo4, y ahora la devastación es un castigo por esa vana jactancia. No está claro quién es el que está hablando: unos creen que es la negativa de la corte de Jerusalén a la respuesta de la supuesta embajada de Moab pidiendo protección; otros, en cambio, ven aquí unas reflexiones del profeta para dar razón de su tragedia nacional, siempre enfocando los problemas históricos desde el punto de vista religioso. En este último caso, las palabras pueden considerarse como expresión de la compasión del profeta por Moab ante tanta tragedia, o, según otros, como una elegía irónica5. Suspiren. por
las tortas de uvas pasas de Quir-
Jareset: probablemente es una alusión a las comidas rituales religiosas idolátricas en dicha localidad a base de tortas hechas de pasas, parecidas a las de dátiles que se ven en los mercados de Oriente. Sabemos que se distribuían en las festividades religiosas 6. Las finas
de Hesebón y de Sibma (v.8) eran famosas en los pueblos circunvecinos por su excelente calidad, y sus cepas celebradas por su tamaño extraordinario, e iban a
perderse en el desierto (v.6)
por el oriente.
Sibma estaba cerca de Hesebón. Quizá la actual
Sumiye Jaser, hoy
Kh. Sar, al oeste de Aman. El poeta se suma al llanto general en términos subidos y emotivos (v.9-11). Ha desaparecido toda señal de alegría:
ya cesó el canto del lagarero, ya no se pisa el vino en los lagares (v.10); y de nada le valdrá subir a
los altos lugares (v.12) a implorar auxilio del dios nacional, Gamos, pues no
podrá, e.d., no conseguirá ayudarles.
Epílogo (13-14) Muchos autores creen que este epílogo pertenece a otro autor por razones de estilo, pues desaparece el tono afectivo y elegiaco anterior. Pero es difícil, por meros motivos de crítica interna, querer juzgar de la paternidad literaria de un fragmento bíblico.
13 Esta es la palabra que sobre Moab pronunció Yahvé en otro tiempo: 14 Y ahora habló Yahvé diciendo: Dentro de tres años, como años de jornalero, será abatida la gloria de Moab con toda su turba, y quedará de ella bien poco, sin importancia. Nada sabemos sobre el punto de partida que toma el profeta para calcular esos tres años.
de jornalero, e.d., justos, pues el jornalero o mercenario no trabaja más de lo ajustado. Lo que quiere expresar es la destrucción a plazo fijo. Caerá toda la población,
la gloria y la turba, es decir, la clase noble y el pueblo bajo.
1 Esta traducción está basada en una reconstrucción del texto. En realidad, el texto hebreo dice: enviad un cordero del soberano de la tierra. Un ligero cambio de letras da
hija en vez de
cordero. El texto griego dice enviaré como reptil sobre la tierra. La Peshitta lee enviaré al hijo del soberano del país. La Vg.: Emitte agnum, Domine, dominatorem ter-rae, con sentido mesiánico (cf. Condamin, o.c., 115). 2 Cf.
2Re_3:4. 4 Cf.
Isa_25:11;
Deu_23:4-7; Jer 6 5 Cf. Skinner, o.c., 135. 6 Cf.
Isa_3:1;
2Sa_6:19.