Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 10 (Vg 9). La Conducta Perversa de los Impíos.
E ste salmo 10, según la numeración masorética, empieza sin indicación circunstancial ni literaria alguna, lo que no deja de ser raro en medio de los otros salmos, que van precedidos de indicaciones musicales y aun eruditas sobre el autor de los mismos. Lo que parece ser un indicio de continuación del salmo 9, con el que forma unidad literaria, como se refleja en la numeración del texto griego alejandrino. El salmista se queja de la impunidad con que obran
los pecadores frente a los justos, a los que no toca sino sufrir injusticias y atropellos.
Súplica a Yahvé para que castigue a los opresores. (1-2)
1
Lam. ¿Por qué, ¡oh Yahvé! te mantienes tan alejado y te escondes al tiempo de la angustia? 2
Por la soberbia del impío son consumidos los infelices, sorprendidos en las intrigas que ellos tienden. El salmista se queja de que Dios se mantenga como simple espectador en la lejanía, cuando hay tantas opresiones de parte de los impíos, que no hacen sino envolver con intrigas a los que quieren seguir los caminos del Señor! Parece como si
escondiera su rostro para no ver la
angustia de los suyos.
El rostro de Yahvé se manifiesta cuando protege abiertamente a los suyos, pero se oculta cuando deja actuar a los impíos en perjuicio de los celadores de su Ley 2.
Autosuficiencia del impío y avaro (3-4).
3
Mem. Pues se gloría el malvado en la ambición de su alma 3
, y el avaro se felicita, con desprecio de Yahvé. 4
Nun. Y (dice) el impío en su fatuidad: ¡No atiende, no hay Dios! Estas son sus cavilaciones. El impío se cree libre de las intervenciones justicieras de Yahvé, pues
no atiende a lo que aquí pasa, como si no existiera. Por eso se siente fuerte en sus ambiciosas empresas, creyéndose suficiente y seguro contra todo evento. Sólo le interesa prosperar en los negocios, aun conculcando los mandamientos de Dios y pasando por encima de los derechos del prójimo.
Los juicios divinos para ellos no cuentan.
Insolencia de los perversos (5-6).
5
Sus caminos en todo tiempo son asegurados; tus juicios son demasiado altos para él. A cuantos se le oponen, los aparta de un soplo. 6
Y se dice en su corazón: ¡No me moveré de generación en generación! El que no está sujeto al mal, maldice 4
. El salmista constata que los caminos del impío prosperan demasiado, y esto les hace considerarse seguros, sin pensar en los
juicios de Dios, que son
demasiado altos para él, pues en
su insensibilidad moral y religiosa, movido siempre por intereses materiales, no sabe
valorar las decisiones de Dios, que para él considera todavía lejanas. Todo el que quiera oponerse a sus caminos es rechazado altivamente, y con toda insolencia proclama que su situación próspera no cambiará:
¡No me moveré de generación en generación! Se cree seguro por mucho tiempo contra toda ruina. El salmista puntualiza que su situación próspera le hace
maldecir a Dios, en vez de reconocer sus beneficios. Se considera libre del
mal y, por tanto,
cree no necesitar de la protección divina.
Insidias de los impíos contra los inocentes (7-8).
7
Pe. Su boca está llena de fraude y de violencia, bajo su lengua está la malicia y la perversidad. 8
Siéntase al acecho en las aldeas, en los lugares ocultos asesina al inocente, sus ojos espían al desgraciado. Los malvados no maquinan sino
fraudes y engaños, sembrando la violencia, llegando hasta el bandidaje y al asesinato, esperando la víctima en los lugares más recónditos y apropiados junto a los poblados 5. Los salmistas frecuentemente aluden a estos asesinatos por causa de lucro 6. El bandidaje era frecuente en determinados momentos de anarquía política 7. Amos echa en cara a la clase alta de Samaría
sus exacciones y aun sus atropellos cruentos contra los pobres indefensos8.
Las malas artes de los perversos (9-10).
9
Ayin. Se pone al acecho como el león en la madriguera, se pone al acecho para apoderarse del miserable; arrebata al indigente, arrastrándolo a su red. 10
Sade. Le espía y se arroja sobre él, y cae el infeliz en su poder. Continuando la idea anterior, presenta al malhechor como un león oculto en la espesura, dispuesto a caer sobre el miserable que, incauto, se acerca a ella. La descripción es viva, y refleja bien la situación de bandidaje que imperaba cuando el salmista redactaba esta composición.
Insolencia del opresor (11-13).
11
Y dice en su corazón: No se acuerda Dios; ha escondido su rostro, no ve nada. 12
Qof. ¡álzate, Señor Dios! ¡Alza tu mano! ¡No te olvides de los desvalidos! 13
¿Cómo puede el impío despreciar a Dios, y dice en su corazón: El no se preocupa? La conducta del malvado es un insulto constante a Dios, pues hace caso omiso de su presencia en la vida. Cree que
ha escondido su rostro, desentendiéndose de sus exigencias de justicia y de la protección hacia el desamparado. Del hecho de que el impío puede impunemente atrepellar a los débiles deduce que se hallan fuera de la divina Providencia. Esta actitud insolente está clamando por la intervención justiciera del Omnipotente. Por eso el salmista
acude ansioso a Dios para que salga en favor de los desvalidos y atropellados en sus legítimos derechos. Para moverle a actuar presenta, de un lado, la situación injusta en que se hallan los pobres, y por otro resalta el desprecio que ello importa para el mismo Dios. Está comprometida la misma providencia de Yahvé, y por ello debe salir por sus fueros frente a las insolencias de los impíos.
Yahvéy protector de los desvalidos (14-15).
14
Resh. Tú lo ves, porque miras las penas y los trabajos para retribuir con tu mano. A ti se te confía el miserable, tú eres el auxilio del huérfano. 15
Sin. Quebranta el brazo del impío y del malvado; buscarás su impiedad; no la encontrarás. El salmista acude a la providencia protectora de Yahvé, el cual tiene siempre ante sus ojos las
penas y trabajos de los oprimidos para darles su paga merecida. Aunque la perspectiva del salmista no trascienda hacia la retribución en ultratumba, sin embargo,
sabe que Dios es justo, y, como tal, tiene que salir valedor de los que injustamente son oprimidos. Al débil no le queda otro auxilio Y refugio que la mano protectora de Yahvé. Los profetas y los sabios de Israel constantemente exaltan la solicitud de Dios sobre los más desamparados de la sociedad, como los huérfanos, la viuda y el extranjero 9. Por eso el salmista pide a su Dios que rompa la fuerza y poder de los impíos y malvados, pues sólo El puede hacerlo. Y termina añorando una situación mejor en que prevalecía la virtud en la sociedad: Buscarás su
impiedad y no la encontrarás. Esto es lo deseable para el futuro después de la intervención justiciera de Yahvé.
Yahvé, Rey de justicia (16-17).
16
Es Yahvé Rey por los siglos eternos; las gentes han sido borradas de su tierra. 17
Tau. Tú, ¡oh Yahvé! oyes los gritos de los humildes, fortaleces su corazón, les das oídos; 18
para hacer justicia al huérfano y al oprimido, para que no vuelva a aterrorizar el hombre de la tierra. La súplica termina con un canto de alabanza al que es Rey y Soberano de todo por los siglos. De nuevo el poeta se dirige al momento cumbre del juicio definitivo sobre las gentes. Yahvé oye los gritos angustiosos de los necesitados y los escucha, dando ánimos y
fortaleciendo su corazón, para hacer justicia a los desamparados, de forma que no vuelva el insolente a sembrar terror entre ellos. La garantía de que esto se llevará a cabo es el pasado de Israel, en el que Yahvé ha
borrado a las gentes de su
tierra, es decir, ha extirpado a los cananeos. Igualmente serán exterminados los opresores de la sociedad, los que sembraban terror entre los desvalidos.
1 Cf.
Sal_38:11;
Sal_22:11;
Isa_49:14;
Isa_35:22;
Isa_37:21;
Isa_71:12. 2 Cf.
Isa_1:15;
Lam_3:56;
Sal_55:1. 3 El TM dice lit.: Porque el malvado se gloría de los malos deseos de su alma, y el hombre avaro bendice, desprecia a Yahvé.
Bendice puede ser un eufemismo por maldice. Cf.
1Re_21:10.13;
Job_1:5.11;
Job_25:9. Así traduce la
Bib. de Jér. 4 Texto oscuro. Nuestra traducción sigue la de la
Bib. de Jér. 5 Cf. Os
6,g; Job_7:1. 6
Sal 37,i;
Job_56:7; 59:4- 7 Cf.
Jue_11:3; Sam 22:2. 8
Amo_5:8. 9 Cf.
Sal_108:9; Dt 2719;
Sal_10:18;
Sal_145:9.