Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
2. Caída y ruina de Nínive.
Invitación a Judá a regocijarse por la liberación. (v.15-2:1)
15 ¡He aquí sobre los montes los pies del mensajero de albricias, del que anuncia la paz! Celebra, ¡oh Judá! tus festividades, cumple tus votos, que no volverá a pasar sobre ti Belial, que ha sido enteramente destruido.
Una vez cumplida la justicia divina sobre el opresor injusto, el profeta entona un cántico de exultación a Judá, invitando a gozarse de las
buenas nuevas o
albricias que trae el mensajero de la paz. Ha llegado la hora de que Judá se entregue confiada a sus
festividades en el templo para dar gracias a Dios con sus
votos por la liberación cumplida. Ha pasado el invasor
aBelial, el perverso por excelencia) y ya no volverá a ensañarse contra el pueblo de Dios.
El ataque a Nínive (1/2-7/8).
1 (2) Sube un destructor frente a ti; guarda la plaza fuerte, escruta el camino, cíñete los lomos, concentra tu poder. 2 (3) Pues Yahvé restablecerá la viña de Jacob ! restaurará la gloria de Israel, por cuanto la habían devastado los saqueadores que destruyeron sus cepas, 3 (4) El escudo de sus guerreros está teñido de rojo, sus soldados visten púrpura, sus carros son como hachas encendidas; al atacar, sus caballos son un torbellino 2 a través de los campos. 4 (5) Sus carros ruedan con estruendo por las plazas, brillan como antorchas y se lanzan como el relámpago. 5 (6) Sus príncipes se aperciben, van tropezando en su marcha, corren a los muros, preparan las defensas. 6 (7) Se abren las puertas de los ríos, el palacio está sumido en el terror, 7 (8) la reina es desnudada y sacada a luz 3, sus servidoras lloran y gimen como palomas y se dan golpes de pecho. En la mente del profeta se agolpan las escenas del ataque a la ciudad de Nínive. La descripción es vigorosa y llena de patetismo. Las frases entrecortadas se suceden. Primero invita irónicamente a Nínive a prestarse a la defensa:
cíñete los lomos. (v.1/2). Y a continuación describe con vivo colorido al ejército invasor de Nínive. Los soldados enemigos avanzan vestidos de escarlata, con sus escudos color de sangre; sus carros ruedan estrepitosamente y sus caballos inundan el campo de batalla como un torbellino (c.3/4-5)· Ante su avance arrollador, los
príncipes asirios se
aperciben del peligro y emprenden la huida,
tropezando en la marcha, y, en un último esfuerzo desesperado,
corren a los muros para preparar las defensas.
Pero los enemigos conocen el punto débil de la fortaleza, y así abren las esclusas de los canales para que inunden la fortaleza, último reducto de la resistencia:
se abren las puertas de los ríos (v.6/7), y el palacio es inundado, con el consiguiente pavor:
el palacio está sumido en el terror. Autores antiguos, como Ktesias y Diodoro-de Sicilia, dicen que Nínive fue anegada por una inundación del Tigris. En todo caso, el profeta nos da una descripción muy plausible de la invasión y destrucción de Nínive por los invasores babilonios y medos en 612 a.C. En su
perspectiva pro/
etica, muchos detalles no han de tomarse al pie de la letra; los profetas sólo suelen resaltar lo esencial de los hechos, que aquí es la certeza de la destrucción de la gran metrópoli asiría.
Lo demás es ropaje literario y esfuerzo de la imaginación para presentar con vivos colores el acontecimiento a sus lectores. Uno de estos detalles es el referente al expolio del templo de Istar, la diosa de la fecundidad, identificada con Venus:
La reina es desnudada y sacada a luz (v.7/8). Quizá se aluda al hecho de que la imagen de la diosa fuese despojada de sus adornos y sacada de su recinto sagrado, sumido en la oscuridad. Es el fin de su culto. Por ello, sus
servidoras (hieródulas, mujeres dedicadas al culto
sexual, al servicio del templo) lloran y gimen como palomas. Al desaparecer la
reina, se terminan los ingresos lucrativos que su culto proporcionaba 4.
El v.2/3 parece que está fuera de lugar, pues el contexto no favorece su situación actual. La alusión a la restauración de Judá después de la devastación parece exigir se traslade a continuación del v.15 del c.1, donde se habla de la paz traída por el mensajero a la nación israelita.
El saqueo de la ciudad de Nínive (8/9-13/14).
8 (9) Nínive parece un estanque de aguas, pero de aguas que se van. ¡Alto! Pero ninguno vuelve. 9 (10) ¡Saquead la plata, saquead el oro! No tienen fin Jos tesoros, es una riqueza inmensa de todo género de preciosidades. 10(11) ¡Saqueo, pillaje, devastación, corazones llenos de espanto, rodillas temblorosas, estremecimiento de ríñones, rostros demudados!11 (12) ¿Dónde está el cubil de leones, la que era guarida de cachorros de león, adonde el león llevaba sus cachorros y donde nadie podía perturbarlos? 12 (13) Arrebataba el león lo necesario para sus cachorros, estrangulaba para sus leonasy llenaba la caverna de presas, y su cubil de despojos. 13 (14) Heme aquí contra ti, dice Yahvé de los ejércitos. Yo convertiré en humo tus carros; la espada devorará a tus cachorros; raeré de la tierra tus rapiñas. Ya no se oirá más la voz de tus embajadores. El fragmento es vigoroso e impresionante. No cabe describir con más patetismo el momento del saqueo de la gran metrópoli asiría. Esta es comparada a un
estanque de aguas que se van (v.8/9); es el éxodo de los fugitivos, que abandonan su ciudad por todas partes como agua que a borbotones sale de un estanque con muchas filtraciones. Es inútil que algunos den la voz de
¡Alto! a los fugitivos, pues nadie
se vuelve a la ciudad, que está a punto de perecer.
Al mismo tiempo se oye una voz de los invasores que invita al saqueo de la gran capital, almacén de inmensas riquezas, acumuladas con las expoliaciones de los pueblos sojuzgados:
¡Saquead la plata, saquead el oro! (v.9/10). Y al punto el profeta presiente el efecto de la invitación a los invasores: por doquier,
saqueo, pillaje, devastación (v.10/11); la consternación de los habitantes de Nínive no tiene límites:
corazones llenos de espanto, rodillas temblorosas. No cabe descripción más patética y expresiva.
Ante este espectáculo, el profeta recuerda lo que fue Nínive en el pasado, cuando con toda impudencia invadía a los pueblos vencidos y los privaba de sus riquezas, reuniéndolas en la gran capital convertida en
cubil lleno de rapiñas. Todo era poco para sus caprichos. El imperio asirio es comparado aquí al
león, que, abusando de su fuerza, arrebata todo lo que se le antojaba para distribuirlo entre sus
cachorros (v.12/13).
Pero ha llegado la hora del castigo a la despótica metrópoli del imperio asirio, la hora de experimentar la ira de Yahvé. Todo su poderío se esfumará, y de nada le servirán sus tesoros, fruto de sus
rapiñas (v.13/14). Asiría desaparecerá como nación y ya no
se oirá mas la voz de sus embajadores, que antes se presentaban a las cortes de los pueblos pequeños con exigencias exorbitantes e injustas. Como siempre, los profetas ven en todas las vicisitudes de los grandes imperios (en su nacimiento y en su ocaso) la mano de la Providencia divina, que dirige los hilos de la historia. Ahora ha llegado la hora del exterminio a Asiría, como más tarde llegará a Babilonia.
1 La
viña es una corrección plausible (seguida por la Bib.
de ér.) en sustitución de
orgullo o gloria del TM. 2
Caballos según una aceptable corrección del TM, que dice abetos
(perostiim en vez d<
beroshim). 3 Así la Bib.
de Jér. El texto es oscuro. 4 Algunos autores toman la palabra
reina en sentido propio y creen que se habla de la reina de Asiría, que es desnudada y violada.