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Él se acercó y le besó, y al aspirar Isaac el aroma de sus ropas, lo bendijo diciendo: «Es el aroma de mi hijo como el aroma de un campo que ha bendecido Yahvé. ”
27:27 Esta bendición, que promete a Jacob, el pastor, una felicidad campesina, e igualmente la de Esaú, Gén_27:39-40, no son meramente personales, sino que sus consecuencias alcanzan también a los pueblos que proceden de ellos.