22 La lamentación y la oración de un inocente perseguido concluyen en acción de gracias por la liberación esperada, Sal_22:23-27 [Sal_22:22-26], y se adaptan a la liturgia nacional mediante Sal_22:24 [Sal_22:23] y el final universalista, Sal_22:28-32 [Sal_22:27-31], en que el advenimiento del reino de Dios al mundo entero aparece como consecuencia de las pruebas del siervo fiel. Afín al poema del Siervo doliente, Isa 52:13—53:12, este salmo, cuyo comienzo pronunció Cristo en la cruz, y en el que los evangelistas han visto descritos por anticipado varios episodios de la Pasión, es por lo mismo mesiánico, al menos en sentido típico.
22:1 Quizá el comienzo de una melodía conocida. Versiones: «Para el consuelo matinal».