I Samuel 8,1


II. samuel y Saúl
1. INSTITUCIÓN DE LA MONARQUÍA
El pueblo pide un rey.
Cuando samuel se hizo viejo, puso a sus hijos como jueces de Israel.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

8 Nos encontramos en un punto crucial de la historia política y religiosa de Israel. El santuario del arca, en Silo, ha sido destruido y la unidad se ve amenazada ante el creciente peligro filisteo. Renovando la oferta hecha a Gedeón, Jue_8:22 s, y el intento de Abimélec, Jue_9:1 s, una parte del pueblo pide un rey «como todas las naciones», pero otra corriente de opinión se opone, dejando a Yahvé, único señor de Israel, el cuidado de suscitar los jueces que requieran las circunstancias. Ambas corrientes hallan su expresión en los relatos yuxtapuestos de la institución monárquica. Pero es exagerado hablar de una «versión antimonárquica» (8; 1Sa_10:17-24; 12) y de una «versión monárquica» (9:1—10:16; 11). Estas tradiciones diversas, que proceden de santuarios diferentes, concuerdan en lo tocante a la función histórica y religiosa de Samuel. Su importancia radica en haber hecho prevalecer una realeza que respetaba los derechos de Yahvé sobre el pueblo. Tras el fracaso del reinado de Saúl, tal ideal se conseguirá bajo David. Su gran personalidad conciliará el aspecto religioso y el aspecto profano de la monarquía en Israel, y, en su persona, el guía político no desatenderá los deberes del ungido de Yahvé. Este ideal ya no lo alcanzarán sus sucesores, y David pasará a la historia como ideal del rey futuro, por quien Yahvé obrará la salvación de su pueblo, como Ungido del Señor, como Mesías.

8:1 (a) Este relato es originario del santuario de Ramá. Samuel se opone al movimiento del pueblo que quiere un rey «como todas las naciones», ver 1Sa_8:5+, pero no está en contra de una monarquía que reconozca las prerrogativas de Yahvé.

8:1 (b) Ver nota a 1Sa_7:2.
I Samuel 8, 1

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