I Macabeos 7 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 50 versitos |
1
Demetrio I, rey. Envía a Báquides y Alcimo a Judea.
El año ciento cincuenta y uno, Demetrio, hijo de Seleuco, salió de Roma y, con unos pocos hombres, arribó a una ciudad marítima donde se proclamó rey.
2 Cuando se disponía a entrar en la residencia real de sus padres, el ejército apresó a Antíoco y a Lisias para llevarlos a su presencia.
3 Al saberlo, dijo: «No quiero ver sus caras.»
4 El ejército los mató y Demetrio se sentó en su trono real.
5 Entonces todos los hombres sin ley e impíos de Israel acudieron a él, con Alcimo al frente, que pretendía el sumo sacerdocio.
6 Ya en su presencia, acusaron al pueblo diciendo: «Judas y sus hermanos han hecho perecer a todos tus amigos y a nosotros nos han expulsado de nuestro país.
7 Envía, pues, ahora una persona de tu confianza, que vaya y vea los estragos que en nosotros y en la provincia del rey han causado, y los castigue a ellos y a todos los que los apoyan.»
8 El rey eligió a Báquides, uno de los amigos del rey, gobernador de Transeufratina, grande en el reino y fiel al rey.
9 Lo envió con el impío Alcimo, a quien concedió el sacerdocio, a tomar venganza de los israelitas.
10 Partieron con un ejército numeroso y, tras llegar a la tierra de Judá, enviaron mensajeros a Judas y sus hermanos con falsas proposiciones de paz.
11 Pero éstos no hicieron caso de sus palabras, porque vieron que habían venido con un ejército numeroso.
12 No obstante, un grupo de escribas se reunió con Alcimo y Báquides, tratando de encontrar una solución justa.
13 Los asideos eran los primeros entre los israelitas en pedirles la paz,
14 pues se decían: «Un sacerdote del linaje de Aarón ha venido con el ejército; no nos hará ningún mal.»
15 Habló con ellos amistosamente y les aseguró bajo juramento: «No intentaremos haceros mal ni a vosotros ni a vuestros amigos.»
16 Le creyeron, pero él prendió a sesenta de ellos y los hizo morir en un mismo día, según la palabra que estaba escrita:
17 «Esparcieron la carne y la sangre de tus santos en torno a Jerusalén y no hubo quien les diese sepultura.»
18 Con esto, el miedo hacia ellos y el espanto se apoderaron del pueblo, que decía: «No hay en ellos verdad ni justicia, pues han violado el pacto y el juramento que habían jurado.»
19 Báquides partió de Jerusalén y acampó en Bet Zet. De allí mandó a prender a muchos que habían desertado donde él y a algunos del pueblo, los mató y los arrojó en el pozo grande.
20 Luego puso la provincia en manos de Alcimo, dejó con él tropas que lo sostuvieran y se marchó adonde el rey.
21 Alcimo luchó por el sumo sacerdocio.
22 Se le unieron todos los perturbadores del pueblo, se hicieron dueños de la tierra de Judá y causaron graves males a Israel.
23 Viendo Judas todo el daño que Alcimo y los suyos hacían a los hijos de Israel, mayor que el que habían causado los paganos,
24 salió a recorrer todo el territorio de Judea para tomar venganza de los desertores y no dejarles andar por la región.
25
Nicanor en Judea. Batalla de Cafarsalamá.
Al ver Alcimo que Judas y los suyos cobraban fuerza y que él no podía resistirles, se volvió donde el rey y los acusó de graves delitos.
26 El rey envió a Nicanor, uno de sus generales más distinguidos y enemigo declarado de Israel, y le mandó exterminar al pueblo.
27 Nicanor llegó a Jerusalén con un ejército numeroso y envió a Judas y sus hermanos un insidioso mensaje de paz diciéndoles:
28 «No haya lucha entre vosotros y yo; iré a veros amistosamente con una pequeña escolta.»
29 Fue, pues, donde Judas y ambos se saludaron amistosamente, pero los enemigos estaban preparados para raptar a Judas.
30 Al conocer que había venido a él con engaños, se atemorizó Judas y no quiso verle más.
31 Viendo descubiertos sus planes, Nicanor salió a enfrentarse con Judas cerca de Cafarsalamá.
32 Cayeron unos quinientos hombres del ejército de Nicanor y los demás huyeron a la Ciudad de David.
33
Amenazas contra el templo.
Después de estos sucesos, subió Nicanor al monte Sión. Salieron del Lugar Santo sacerdotes y ancianos del pueblo para saludarle amistosamente y mostrarle el holocausto que se ofrecía por el rey.
34 Pero él se burló de ellos, los escarneció, los mancilló y habló insolentemente.
35 Colérico, les dijo con juramento: «Si esta vez no se me entrega Judas y su ejército en mis manos, cuando vuelva, hecha la paz, prenderé fuego a este templo.» Y salió enfurecido.
36 Entraron los sacerdotes y, de pie ante el altar y el santuario, exclamaron llorando:
37 «Tú has elegido este templo para que en él fuese invocado tu nombre y fuese casa de oración y súplica para tu pueblo;
38 toma venganza de este hombre y de su ejército y caigan bajo la espada. Acuérdate de sus blasfemias y no les des tregua.»
39
El día de Nicanor en Adasá.
Nicanor partió de Jerusalén y acampó en Bet Jorón, donde se le unió un contingente de Siria.
40 Judas acampó en Adasá con tres mil hombres y oró diciendo:
41 «Cuando los enviados del rey blasfemaron, salió tu ángel y mató a ciento ochenta y cinco mil de ellos;
42 destruye también hoy este ejército ante nosotros y reconozcan los que queden que su jefe profirió palabras impías contra tu Lugar Santo; júzgale según su maldad.»
43 El día trece del mes de Adar trabaron batalla los ejércitos y salió derrotado el de Nicanor. Nicanor cayó el primero en el combate,
44 y su ejército, al verle caído, arrojó las armas y se dio a la fuga.
45 Los estuvieron persiguiendo un día entero, desde Adasá hasta llegar a Gázara, dando aviso tras ellos con el sonido de las trompetas.
46 Salió gente de todos los pueblos judíos del contorno y, envolviéndolos, les obligaron a volverse los unos sobre los otros. Todos cayeron a espada; no quedó ni uno de ellos.
47 Tomaron los despojos y el botín; cortaron la cabeza de Nicanor y su mano derecha, aquella que había extendido insolentemente, y las llevaron para exponerlas a la vista de Jerusalén.
48 El pueblo se llenó de gran alegría; celebraron aquel día como un gran día de regocijo
49 y acordaron conmemorarlo cada año el trece de Adar.
50 El país de Judá gozó de sosiego por algún tiempo.

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Introducción a I Macabeos

LOS LIBROS DE LOS MACABEOS

Introducción
Los dos libros de los Macabeos no formaban parte del canon de la Escritura de los judíos, pero han sido reconocidos por la Iglesia cristiana como inspirados (libros deuterocanónicos). Se refieren a la historia de las luchas sostenidas contra los soberanos seléucidas para conseguir la libertad religiosa y política del pueblo judío. El título les viene del sobrenombre de Macabeo dado al héroe principal de esta historia, 1Ma_2:4 , y que también se aplicó a sus hermanos.

El Primer libro de los Macabeos fija en su introducción, 1-2 , los adversarios que se enfrentan: el helenismo invasor, que halla cómplices en algunos judíos, y la reacción de la conciencia nacional, adherida a la Ley y al Templo. Por un lado, Antíoco Epífanes que profana el Templo y desencadena la persecución; por el otro, Matatías que lanza el grito de guerra santa. El cuerpo del libro se divide en tres partes, consagradas a las actividades de los tres hijos de Matatías que sucesivamente se ponen a la cabeza de la resistencia. Judas Macabeo (166-160 a. C.), 3:1-9:22, obtiene una serie de victorias sobre los generales de Antíoco, purifica el Templo y logra para los judíos la libertad de vivir conforme a sus costumbres. Bajo Demetrio I, las intrigas del sumo sacerdote Alcimo le crean dificultades, pero continúan sus éxitos militares, y Nicanor, que quería destruir el Templo, es derrotado y muerto. Judas busca la alianza de los romanos para asegurar sus posiciones. Muere en el campo de batalla. Le sucede su hermano Jonatán (160-142), 9:23-12:53. Las maniobras políticas alcanzan entonces mayor importancia que las operaciones militares. Jonatán se aprovecha con habilidad de las rivalidades de los que pretenden el trono de Siria: es nombrado sumo sacerdote por Alejandro Balas, reconocido por Demetrio II y confirmado por Antíoco VI. Trata de concertar alianza con los romanos y los espartanos. Va dilatándose el territorio sometido a su control y parece asegurada la paz interior, cuando Jonatán cae en manos de Trifón, que le hace morir, así como al joven Antíoco VI. El hermano de Jonatán, Simón (142-134), 13:1-16:24, apoya a Demetrio II, que recupera el poder. Demetrio, y luego Antíoco VII, le reconocen como sumo sacerdote, estratega y etnarca de los judíos. Con esto, está ya conseguida la autonomía política. Estos títulos le son confirmados por un decreto del pueblo. Se renueva la alianza con los romanos. Es una época de paz y prosperidad. Pero Antíoco VII se vuelve contra los judíos, y Simón, con dos de sus hijos, es asesinado por su yerno, que creía hacer con esto un servicio al soberano.

La narración, pues, abarca cuarenta años, desde la subida de Antíoco Epífanes, el año 175, hasta la muerte de Simón, a quien sucede Juan Hircano, el 134 a. C. Se escribió en hebreo, pero sólo se conserva en una traducción griega. Su autor es judío de Palestina y ha compuesto su obra después del 134, pero antes de la toma de Jerusalén por Pompeyo el 63 a. C. Las últimas líneas del libro, 1Ma_16:23-24 , indican que fue escrito hacia el final del reinado de Juan Hircano, como fecha más temprana, probablemente hacia el año 100 a. C. Es un documento precioso para la historia de aquel tiempo, siempre que se tenga en cuenta el género literario, imitación de las antiguas crónicas de Israel, y las intenciones del autor. Porque, por mucho que se extienda en narrar los sucesos de la guerra y las intrigas políticas, el autor quiere relatar una historia religiosa. Considera las desgracias de su pueblo como castigo del pecado y atribuye a la asistencia de Dios los éxitos de sus adalides. Es un judío celoso de su fe y ha comprendido que ésta era la que estaba en juego en la lucha entre la influencia pagana y las costumbres de los padres. Es, pues, un decidido adversario de la helenización y se siente lleno de admiración por los héroes que han combatido por la Ley y por el Templo, y que han conquistado para el pueblo la libertad religiosa y luego la independencia nacional. Es el cronista de una lucha en que se salvó el Judaísmo, portador de la Revelación.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

I Macabeos 7,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Ma_14:1-10

NOTAS

7:1 Demetrio I, que había sustituido a Antíoco Epífanes como rehén en Roma el 176, escapó el 161 con la complicidad de Polibio, que nos refiere el hecho. Demetrio llega primeramente a Trípoli, desde donde irá a Antioquía (1Ma_7:2). Roma le reconocerá el 160.


I Macabeos 7,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_2:18+

NOTAS

7:8 Es la mitad oeste del imperio seléucida, desde el Éufrates a Egipto, que Antíoco Epífanes había confiado a Lisias, 1Ma_3:22. Báquides es el encargado de pacificar la región mientras el rey acude a atajar una revuelta en Media.

I Macabeos 7,9
NOTAS

7:9 A Alcimo («el valeroso», nombre griego escogido por su semejanza con el nombre judío Yaquim), se le acusa de impío porque trataba con los griegos y creaba un obstáculo a las pretensiones de los Asmoneos, pero su calidad de aarónida legitimaba su nombramiento y atraía hacia él a los asideos, ver 1Ma_7:12 s.

I Macabeos 7,12
NOTAS

7:12 Son levitas o sacerdotes versados en la Ley, Esd_7:6 s; 2Cr_34:13.

I Macabeos 7,13
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_2:42+

NOTAS

7:13 Los «Piadosos», que primeramente se habían adherido a Judas, 1Ma_2:42, comienzan a distanciarse. Consideran sin duda que la libertad religiosa estaba suficientemente asegurada por las concesiones del rey, 1Ma_6:59. Judas, escéptico, no participa directamente en las negociaciones, aunque el rey no lo ha destituido todavía, ver 2Ma_14:12.

I Macabeos 7,16
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_79:2-3

NOTAS

7:16 Lit. «según la palabra que él había escrito», es decir, David (ms 56), Asaf (Eusebio), o el Profeta (griego luc.).

I Macabeos 7,19
NOTAS

7:19 «Bet Zet» («el olivar») es la lectura mejor testificada, pero la tradición manuscrita vacila. El nombre se ha conservado en la aldea de Bet Zeita, a 6 km al norte de Bet Sur, donde se ha encontrado un pozo con escalera en espiral. -Báquides no duda en suprimir a todos los que él estima demasiado comprometidos en la revuelta, aun a los que se habían unido a él.

I Macabeos 7,25
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Ma_14:12-14; 1Ma_3:38; 2Ma_8:9; 2Ma_8:34-36; 2Ma_15:3

I Macabeos 7,27
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Ma_14:15-24

I Macabeos 7,29
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Ma_14:30

I Macabeos 7,31
NOTAS

7:31 La «aldea de la paz», quizá la actual Quirbet Selma, cerca de Gabaón y a 4 km de Adasá (1Ma_7:40), ver 2Ma_14:16+.

I Macabeos 7,33
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Ma_14:31-36

I Macabeos 7,34
NOTAS

7:34 Escupiendo en dirección al templo, según la tradición judía.

I Macabeos 7,37
NOTAS

7:37 Después de «Tú», griego luc. y versiones añaden: «Señor», pero 1 M evita las palabras «Dios» y «Señor».

I Macabeos 7,40
NOTAS

7:40 Es la Jadasá («ciudad nueva») de Jos_15:37, que 2Ma_14:16 transcribe Desau, situada entre Bet Jorón y Jerusalén.

I Macabeos 7,41
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Ma_15:22-24; 2Re 18:17—19:37; Isa 36-37

NOTAS

7:41 Senaquerib, como lo precisa la Vulg. Algunos ms traen «el rey de los asirios». -Después de «tu ángel», mss griego luc. y Vet. Sir. añaden «Señor»; ver 1Ma_7:37+.

I Macabeos 7,43
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Ma_15:25-36

I Macabeos 7,49
NOTAS

7:49 El 13 de Adar del 151 seléucida cae hacia el 28 de marzo del 160 a.C. El 13 de Adar estaba inscrito entre los días festivos como «Día de Nicanor», ver 2Ma_15:36. La celebración cesó muy pronto en el Judaísmo.

I Macabeos 7,50
NOTAS

7:50 Aquí es donde concluye el relato de 2 M.