Juan  18 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 40 versitos |
1 ° Después de decir esto, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos.
2 Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos.
3 Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas.
4 Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: «¿A quién buscáis?».
5 Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno». Les dijo Jesús: «Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar.
6 Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra.
7 Les preguntó otra vez: «¿A quién buscáis?». Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno».
8 Jesús contestó: «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos».
9 Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste».
10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco.
11 Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».
12 ° La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron
13 y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año;
14 Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo».
15 Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote,
16 mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro.
17 La criada portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Él dijo: «No lo soy».
18 Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
19 El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
20 Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas.
21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho».
22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al sumo sacerdote?».
23 Jesús respondió: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?».
24 Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
25 Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». Él lo negó, diciendo: «No lo soy».
26 Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: «¿No te he visto yo en el huerto con él?».
27 Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.
28 ° Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua.
29 Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo: «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?».
30 Le contestaron: «Si este no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».
31 Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley». Los judíos le dijeron: «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».
32 Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
33 Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?».
34 Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
35 Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
36 Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
37 Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
38 Pilato le dijo: «Y ¿qué es la verdad?». Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en él ninguna culpa.
39 Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
40 Volvieron a gritar: «A ese no, a Barrabás». El tal Barrabás era un bandido.

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Introducción a Juan 

JUAN

Según indica su encabezamiento, la tradición ha ligado la composición del cuarto evangelio al apóstol san Juan, hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de Santiago el Mayor. Como evangelio, el de san Juan se caracteriza por la presentación de la persona de Jesucristo como enviado del Padre para salvar al mundo. El cuarto evangelista ha sido llamado «Juan el teólogo», un título que pone de relieve la profundidad teológica de su obra. Tal profundidad hunde sus raíces en la condición del discípulo amado como confidente de Jesús (Jua 13:23) y la experiencia y guía del Espíritu Santo prometido por Jesús para la comprensión de la verdad (Jua 16:13). La obra del cuarto evangelista constituye la cumbre de la revelación trinitaria. De hecho, el Padre y el Hijo, juntamente con el Espíritu Santo, son el centro del evangelio. El uso que la liturgia hace del Evangelio de Juan es amplísimo. El Prólogo se proclama en Navidad; el relato de las bodas de Caná y el bautismo de Jesús, en Epifanía; en Cuaresma, especialmente en el ciclo A, se hacen presentes algunos de sus grandes temas; en el tiempo pascual, ocupa un lugar privilegiado; ello es un signo del carácter especial de esta obra, penetrada más que cualquier otro evangelio por la gloria del misterio de la Palabra hecha carne.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Juan  18,1-40*13-20 Comienza la segunda parte del evangelio, que narra la Última Cena, la Pasión y la Resurrección. A la Última Cena se dedica Jua 13:1-38; Jua 14:1-31; Jua 15:1-27; Jua 16:1-33; Jua 17:1-26. Tras un breve prólogo, Jua 13:1-38 narra el lavatorio de los pies, el anuncio de la traición de Judas, el mandamiento nuevo y el anuncio de las negaciones de Pedro.


Juan  18,1-40*18-19 El relato joánico de la pasión se estructura en cinco secciones: prendimiento (Jua 18:1-11); comparecencia ante Anás y Caifás (Jua 18:12-27); comparecencia ante Pilato (Jua 18:28-40; Jua 19:1-16 a); escenas en el Calvario (Jua 19:16 b - Jua 19:37) y sepultura (Jua 19:38-42). El relato, que ofrece una visión realista y transfigurada a la vez, pone de relieve la majestad de Jesús y concede gran importancia al tema de su realeza y al cumplimiento de las Escrituras.
Juan  18,28-40*18:28-19:16 Apoyándose en la presencia de Pilato fuera o dentro del pretorio, Juan ha distribuido la comparencia de Jesús ante la autoridad romana en siete escenas, que tienen su centro en la coronación y, como tema dominante, en la realeza de Jesús. Las escenas son las siguientes: 1) diálogo sobre la acusación fuera del pretorio (Jua 18:28-32); 2) interrogatorio a Jesús sobre su condición de rey de los judíos, dentro (Jua 18:33-38 a); 3) proclamación de la inocencia de Jesús y episodio de Barrabás, fuera (Jua 18:38 b - Jua 18:40); 4) coronación (Jua 19:1-3); 5) nueva proclamación de la inocencia de Jesús, presentado como «el hombre» (Ecce homo) y rechazado por los judíos, que piden su crucifixión, fuera (Jua 19:4-8); 6) nuevo interrogatorio de Pilato a Jesús sobre su origen, dentro (Jua 19:9-12); 7) Pilato, que ha salido y se ha sentado en el tribunal, presenta a Jesús con la frase He aquí a vuestro rey; rechazo definitivo de los judíos (Jua 19:13-16 a).