Hechos 18 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 28 versitos |
1 Después de esto dejó Atenas y se fue a Corinto.
2 Allí encontró a un tal Áquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonasen Roma. Se juntó con ellos
3 y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña.
4 Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos.
5 Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, dando testimonio ante los judíos de que Jesús es el Mesías.
6 Como ellos se oponían y respondían con blasfemias, Pablo sacudió sus vestidos y les dijo: «Vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Yo soy inocente y desde ahora me voy con los gentiles».
7 Se marchó de allí y se fue a casa de un cierto Ticio Justo, que adoraba a Dios y cuya casa estaba al lado de la sinagoga.
8 Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios, al escuchar a Pablo, creían y se bautizaban.
9 Una noche dijo el Señor a Pablo en una visión: «No temas, sigue hablando y no te calles,
10 pues yo estoy contigo, y nadie te pondrá la mano encima para hacerte daño, porque tengo un pueblo numeroso en esta ciudad».
11 Se quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la palabra de Dios.
12 Pero, siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron de común acuerdo contra Pablo y lo condujeron al tribunal
13 diciendo: «Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley».
14 Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: «Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia;
15 pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros. Yo no quiero ser juez de esos asuntos».
16 Y les ordenó despejar el tribunal.
17 Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello.
18 Pablo se quedó allí todavía bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Áquila. En Cencreas se había hecho rapar la cabeza, porque había hecho un voto.
19 Llegaron a Éfeso y los dejó allí. Entró en la sinagoga y se puso a hablar con los judíos.
20 Le pidieron que se quedase allí más tiempo, pero no accedió,
21 sino que se despidió, diciendo: «Volveré otra vez a vosotros, si Dios quiere». Y, embarcando, partió de Éfeso.
22 Desembarcó en Cesarea, subió y saludó a la Iglesia y bajó a Antioquía.
23 Pasado algún tiempo en Antioquía, marchó y recorrió sucesivamente Galacia y Frigia, animando a los discípulos ° .
24 Llegó a Éfeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en las Escrituras.
25 Lo habían instruido en el camino del Señor y exponía con entusiasmo y exactitud lo referente a Jesús, aunque no conocía más que el bautismo de Juan.
26 Apolo, pues, se puso a hablar públicamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Áquila, lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más detalle el camino de Dios.
27 Decidió pasar a Acaya, y los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Una vez llegado, con la ayuda de la gracia, contribuyó mucho al provecho de los creyentes,
28 pues rebatía vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías.

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Introducción a Hechos

HECHOS DE LOS APÓSTOLES

La tradición ha atribuido esta obra a san Lucas, que la habría escrito en el último tercio del siglo i d.C., dirigiéndola a cristianos de origen paulino situados en regiones griegas, tal vez en los entornos de Éfeso. Existe una estrecha relación entre los evangelios (proclamación de Jesucristo) y los Hechos que contienen el cumplimiento de la promesa del envío del Espíritu Santo, el nacimiento de la Iglesia y su expansión hasta el confín de la tierra. El libro es, pues, de alguna manera el cumplimiento del mandato misionero que traen los cuatro evangelios (Mat 28:16-20; Mar 16:15 s; Luc 24:47; Jua 17:17; Jua 20:21), pero especialmente el de san Lucas, del que constituye el segundo libro; de hecho, lo mismo que en Lc, el mandato misionero de Jesús se expresa en términos de testimonio sobre él por parte de los discípulos (Hch 1:8). Los Hechos tienen dos grandes partes, dedicadas respectivamente al testimonio de la Iglesia de Jerusalén con los Doce (Hch 1:1-26 - Hch 12:1-25) y al testimonio de Pablo hasta el confín de la tierra (Hch 13:1-52 - Hch 28:1-31). San Lucas continúa aquí la presentación teológica del camino profético y salvador comenzado en el evangelio, destacando especialmente cómo este camino, programado y dirigido por Dios Padre y recorrido en su ministerio terreno por Jesús, es continuado actualmente por Cristo glorioso a través de su Espíritu y por medio del testimonio profético de la Iglesia.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Hechos 18,1-28*13-28 La segunda parte del libro narra cómo el Evangelio llega hasta el confín de la tierra, con lo que se cumple el mandato del Señor referido en Hch 1:8. El gran protagonista será Pablo, que, en sus viajes, da testimonio de Jesús en el mundo grecorromano.


Hechos 18,1-28*15:36-19:22 Segunda sección de la segunda parte del libro, que relata un largo periplo misionero, con diversas etapas y en el que Pablo evangelizó las ciudades griegas más importantes. La primera unidad (Hch 15:36-41; Hch 16:1-40; Hch 17:1-34; Hch 18:1-22) narra la evangelización de las ciudades importantes de Macedonia y Acaya: Filipos, Tesalónica, Atenas y Corinto; es lo que se conoce como segundo viaje de Pablo.
Hechos 18,23*18:23 Comienza aquí la segunda parte (Hch 18:23-28; Hch 19:1-22) de la gran misión iniciada en Hch 15:36. Se trata del llamado tercer viaje de Pablo.