Levítico 21 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 24 versitos |
1 ° El Señor habló así a Moisés: «Di a los sacerdotes, hijos de Aarón: “Que ninguno contraiga impureza con el cadáver de alguno de los suyos,
2 a no ser con el de un pariente cercano: la madre, el padre, un hijo, una hija, un hermano,
3 una hermana virgen que viva con él y no haya sido desposada aún; por ella sí puede contraer impureza.
4 Pero por una hermana casada, no debe contraer impureza; quedaría profanado.
5 Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se recortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo.
6 Han de ser santos para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, pues son ellos los que ofrecen los alimentos que se han de quemar para el Señor, el alimento de su Dios. Deben ser santos.
7 No tomarán por esposa a una prostituta, ni a una violada, ni a una repudiada por su marido; pues el sacerdote está consagrado a su Dios.
8 Considerarás al sacerdote como cosa santa, porque él es quien ofrece el alimento de tu Dios. Lo tendrás por santo, pues santo soy yo, el Señor, el que los santifico.
9 Si la hija de un sacerdote se prostituye y se profana, a su padre profana; será quemada.
10 El sumo sacerdote, el mayor entre sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que recibió la investidura revistiéndose los ornamentos, no llevará desgreñada la cabellera ni se rasgará las vestiduras,
11 ni se acercará a cadáver alguno; ni siquiera por su padre o por su madre se le permite contraer impureza.
12 No saldrá del Santuario, y así no profanará el Santuario de su Dios; pues está consagrado con el óleo de la unción de su Dios. Yo soy el Señor.
13 Tomará por esposa una virgen.
14 No se casará con viuda, ni con repudiada, ni con profanada por prostitución, sino que tomará por esposa una virgen de su parentela.
15 Así no profanará a su descendencia entre su pueblo, pues soy el Señor, el que lo santifico”».
16 El Señor habló a Moisés:
17 «Dile a Aarón: “Ninguno de tus descendientes, de cualquier generación, que tenga un defecto corporal, podrá acercarse a ofrecer el alimento de su Dios.
18 Ningún hombre que tenga defecto corporal se acercará: ni ciego, ni cojo, ni deforme, ni monstruoso,
19 ni lisiado, ni manco;
20 ni jorobado, ni raquítico, ni con defecto en un ojo, ni sarnoso o tiñoso, ni eunuco.
21 Ningún descendiente de Aarón que tenga defecto corporal puede acercarse a ofrecer las oblaciones quemadas en honor del Señor. Al tener un defecto, no puede acercarse a ofrecer el alimento de su Dios.
22 Podrá comer del alimento de su Dios, de las cosas santísimas y de las santas;
23 mas no podrá traspasar el velo ni acercarse al altar, porque tiene un defecto y profanaría mi Santuario, pues yo soy el Señor, el que los santifico”».
24 Moisés comunicó esto a Aarón y a sus hijos y a todo Israel.

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Introducción a Levítico

LEVÍTICO

La Biblia griega llamó a este libro Levítico, pues buena parte de él trata del culto y de cuanto se relaciona con él; y, como es sabido, el culto era incumbencia de los sacerdotes, descendientes de Leví. Los temas principales del libro son:

1) los sacrificios (en sus diversas variedades);

2) el sacerdocio (como consagración y separación de unos elegidos);

3) la pureza ritual (cualidad necesaria para participar en el culto), y

4) la ley de santidad (que incide en la calidad moral de quienes se vinculan al Dios Santo).

El libro del Levítico es citado en el Nuevo Testamento en relación con dos grandes motivos: al exponer el mandamiento principal, Jesús remite a Lev 19:18 (amor al prójimo como a sí mismo) para completar la referencia a Deu 6:4 (amar a Dios sobre todo); por su parte, la Carta a los Hebreos evoca el tema de los sacrificios del Antiguo Testamento para resaltar la figura de Jesucristo, Sumo Sacerdote, que se ofrece a sí mismo y establece la Nueva Alianza en su sangre.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Levítico 21,1-24*21 Se trata primero de la santidad ritual de los sacerdotes para que el culto se celebre con la dignidad exigida por el Dios santo y, como consecuencia, de irregularidades que impiden el ejercicio del sacerdocio. Por ejemplo, esta santidad se pone en peligro por el casamiento con mujeres consideradas manchadas (v. Lev 21:7). En Eze 44:22 se exige que, si un sacerdote se casa con una viuda, esta sea viuda de sacerdote. Todos los israelitas estaban obligados a mirar por la santidad de sus sacerdotes (v. Lev 21:8). Las normas deben aplicarse con especial rigor al sumo sacerdote (Lev 8:7-9; Lev 8:12).