Juan  5 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 46 versitos |
1 ° Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
2 Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales,
3 y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.
5 Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
6 Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?».
7 El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».
8 Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
9 Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado,
10 y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».
11 Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».
12 Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».
13 Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.
14 Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».
15 Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
16 Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.
17 Jesús les dijo: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».
18 Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
19 Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad os digo: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo,
20 pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.
21 Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
22 Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio,
23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
24 En verdad, en verdad os digo: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
25 En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
26 Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo.
27 Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
28 No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz:
29 los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
30 Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
31 Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero.
32 Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
33 Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad.
34 No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis.
35 Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
36 Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.
37 Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro,
38 y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.
39 Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí,
40 ¡y no queréis venir a mí para tener vida!
41 No recibo gloria de los hombres;
42 además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis.
44 ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
45 No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza.
46 Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.
47 Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

Patrocinio

 
 

Introducción a Juan 

JUAN

Según indica su encabezamiento, la tradición ha ligado la composición del cuarto evangelio al apóstol san Juan, hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de Santiago el Mayor. Como evangelio, el de san Juan se caracteriza por la presentación de la persona de Jesucristo como enviado del Padre para salvar al mundo. El cuarto evangelista ha sido llamado «Juan el teólogo», un título que pone de relieve la profundidad teológica de su obra. Tal profundidad hunde sus raíces en la condición del discípulo amado como confidente de Jesús (Jua 13:23) y la experiencia y guía del Espíritu Santo prometido por Jesús para la comprensión de la verdad (Jua 16:13). La obra del cuarto evangelista constituye la cumbre de la revelación trinitaria. De hecho, el Padre y el Hijo, juntamente con el Espíritu Santo, son el centro del evangelio. El uso que la liturgia hace del Evangelio de Juan es amplísimo. El Prólogo se proclama en Navidad; el relato de las bodas de Caná y el bautismo de Jesús, en Epifanía; en Cuaresma, especialmente en el ciclo A, se hacen presentes algunos de sus grandes temas; en el tiempo pascual, ocupa un lugar privilegiado; ello es un signo del carácter especial de esta obra, penetrada más que cualquier otro evangelio por la gloria del misterio de la Palabra hecha carne.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

Patrocinio

Notas

Juan  5,1-47*5 Este capítulo es una gran unidad literaria, compuesta de un signo (Jua 5:1-18), un discurso donde se explica el significado del signo (Jua 5:19-30) y quiénes son los garantes del testimonio (Jua 5:31-47).