Jeremías  52 Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011) | 34 versitos |
1 ° Sedecías, que tenía veintiún años cuando subió al trono, reinó once años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamital y era hija de Jeremías, natural de Libna.
2 Sedecías cometió acciones mal vistas por el Señor, imitando así la conducta de su predecesor Joaquim.
3 Por eso, Jerusalén y Judá fueron víctimas de la cólera del Señor, que acabó arrojándolos de su presencia. Sedecías se rebeló contra el rey de Babilonia.
4 El día diez del décimo mes del año noveno de su reinado, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén con todo su ejército. Acampó junto a ella y mandó construir torres de asalto alrededor.
5 La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Sedecías.
6 El día nueve del cuarto mes, cuando el hambre apretaba y la población carecía de alimentos,
7 el enemigo abrió una brecha en la muralla. Todos los soldados se dieron a la fuga. Aprovechando las sombras de la noche, salieron de la ciudad por la puerta que había entre la doble muralla, la que daba a los jardines reales, mientras los caldeos rodeaban la ciudad, y huyeron en dirección a la estepa.
8 Pero el ejército caldeo persiguió al rey Sedecías y le dio alcance en las estepas de Jericó, al tiempo que las tropas reales se dispersaban, dejándolo solo.
9 Apresaron al rey y lo condujeron a Riblá, en territorio de Jamat, donde estaba Nabucodonosor, rey de Babilonia, que allí mismo dictó sentencia.
10 El rey de Babilonia ordenó degollar en Riblá a los hijos de Sedecías en presencia de este; y también mandó degollar a la gente principal de Judá.
11 A Sedecías le sacó los ojos y lo cargó de cadenas para llevárselo a Babilonia, donde lo encerró en prisión hasta su muerte.
12 El día diez del mes quinto (que corresponde al año décimo noveno del rey Nabucodonosor de Babilonia), llegó a Jerusalén Nabuzardán, jefe de la guardia y consejero del rey de Babilonia.
13 Prendió fuego al templo del Señor, al palacio real y a todas las viviendas de Jerusalén, y prendió fuego a todas las mansiones.
14 El ejército caldeo a las órdenes del jefe de la guardia derribó las murallas de Jerusalén.
15 Nabuzardán, jefe de la guardia, deportó a Babilonia a la gente que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia y a los pocos que quedaban de la plebe.
16 Nabuzardán, jefe de la guardia, dejó a algunos al cuidado de las viñas y las tierras.
17 Los caldeos desmantelaron las columnas de bronce del templo del Señor, los pedestales y el mar de bronce del templo, y se llevaron todo el bronce a Babilonia.
18 También se llevaron las ollas, palas, cuchillos, aspersorios, bandejas y todos los objetos de bronce destinados al culto.
19 El jefe de la guardia se llevó consigo las palanganas, incensarios, aspersorios, ollas, candelabros, bandejas y fuentes, todo lo que era de oro y de plata.
20 Es imposible calcular el peso en bronce de las dos columnas, del mar, de los doce toros de bronce que lo sostienen y de los pedestales (todo lo que el rey Salomón había mandado hacer para el templo del Señor).
21 Cada columna medía dieciocho codos de altura, doce de perímetro y cuatro dedos de grosor.
22 Tenían sendos capiteles de bronce de cinco codos, decorados alrededor con trenzados y granadas, también de bronce.
23 De cada capitel pendían noventa y seis granadas en relieve; y en total, las granadas que rodeaban el trenzado sumaban cien.
24 El jefe de la guardia apresó a Seraías, sumo sacerdote; a Sofonías, segundo sacerdote, y a los tres porteros.
25 Detuvo también en la ciudad a un alto funcionario encargado de la tropa, a siete consejeros del rey, que se habían quedado en la ciudad, al secretario del comandante del ejército, encargado de reclutar al pueblo de la tierra, y a sesenta miembros de este colectivo que se habían quedado en la ciudad.
26 Nabuzardán, jefe de la guardia, los detuvo y los condujo ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá.
27 El rey de Babilonia ordenó que los ejecutasen en esta ciudad, en territorio de Jamat. Así fue deportada Judá lejos de su tierra.
28 Nabucodonosor deportó a un gran número de personas: el año séptimo, tres mil veintitrés de Judá;
29 el año decimoctavo de Nabucodonosor, ochocientos treinta y dos habitantes de Jerusalén;
30 el año vigésimo tercero de Nabucodonosor, Nabuzardán, jefe de la guardia, deportó a setecientos cuarenta y cinco de Judá. El total de deportados ascendió a cuatro mil seiscientas personas.
31 Cuando se cumplía el año trigésimo séptimo de la deportación de Joaquín, rey de Judá, el día veinticinco del duodécimo mes, Evil Merodac, rey de Babilonia, con ocasión de su ascensión al trono, indultó a Jeconías, rey de Judá, y lo sacó de su reclusión.
32 Lo trató de forma amistosa y le concedió un sitial más elevado que el del resto de los reyes que compartían su destierro en Babilonia.
33 Mandó que le quitaran las ropas de la prisión y le permitió comer a su mesa durante el resto de su vida.
34 El rey de Babilonia le concedió una pensión diaria de por vida, hasta el día de su muerte.

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Introducción a Jeremías 

JEREMÍAS

En el conjunto de los libros proféticos, el de Jeremías se caracteriza, entre otras cosas, por incorporar gran cantidad de material narrativo. Llama también la atención el aparente desorden del material que compone el libro, pues no sigue una línea cronológica clara, aunque existe una cierta continuidad por los relatos biográficos que se ocupan de la vida del profeta a partir del año 608 a.C. En este contexto, todo el libro se mueve pendularmente (y paradójicamente) entre dos extremos: la irremediable destrucción, ya decretada, y la posibilidad de recuperación a partir de la conversión; los oráculos de aniquilamiento sin posibilidad de recurso, y las profecías de restauración. Anunciará con firmeza el establecimiento de una nueva alianza (Jer 31:31 ss) entre Dios y su pueblo, que se hará realidad siglos más tarde en la persona de Jesús, el Hijo de Dios.

Fuente: Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

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Notas

Jeremías  52,1-34*52 Tras las últimas palabras del capítulo anterior, resulta imposible reconocer la función de este último capítulo. Por otra parte, si exceptuamos los acontecimientos en torno a Godolías y a las cifras de deportados (Jer 52:28-30), el autor ha hecho uso del material ofrecido por 2Re 24:18-20; 2Re 25:1-30.