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Reyes.
Introducción.
Título.
La historia de Israel desde los últimos años de David hasta la cautividad de Babilonia, unos cuatro siglos, se narra en los libros que la Biblia hebraica llama 1 y 2 de los Reyes, que corresponden a 3 y 4 de los Reinos (LXX) o de los Reyes (Vulgata). En los comienzos, los mencionados libros formaban uno solo, de lo que dan fe Orígenes (PG 12:1084), Eusebio (PL 20,581) y San Jerónimo (PL 28,558-559). La división en dos partes iguales aproximadamente empezó con D. Bomberg (Venecia 1517). Esta división es artificial.
Texto.
El texto original hebraico del libro se ha conservado medianamente bien. A los textos masoréticos cabe añadir ahora el de los fragmentos de Jirbet Qumrán, que facilitarán la labor de crítica textual. Con el texto masorético andan de acuerdo la versión siríaca Peshitta y la Vulgata.
Versiones griegas.
De la versión de los LXX existe un texto prehexaplar, representado por el códice B, y otro posterior a Orígenes, que se halla en A. Los textos de Jirbet Qumrán son más afines al texto griego que al masorético, presentando lecciones propias, omisiones y trasposiciones. Es digno de mención el texto griego de Luciano, que a veces se aparta del texto masorético. Con él concuerda la Vetus Latina. En las ediciones críticas de Sweete, Rahlfs y en la de Broo-ke-McLean-Thackeray se da preferencia a los textos  y A.
Contenido.
El libro (o libros) de los Reyes puede dividirse en tres partes: i) Últimos años de David y reinado de Salomón (c.1-11). 2) Existencia de los reinos de Israel y de Judá (1 Re c.12-2 Re c.1y). 3) El reino de Judá desde la caída de Samaría hasta la destrucción de Jerusalén (2 Re c. 18-25). En el período de existencia sincrónica de los reyes de Judá y de Israel cabe distinguir: i) el período de hostilidades, que en Israel empieza con Jeroboam (1 Re c. 12-14:30) y termina con Omrí (1 Re 16:23-28); 2) período de amistad: Asa-Omrí; Josafat-Ajab; Joram-Ocozías; Joram-Joram; Ocozías-Joram (1 Re 16:29-2 Re 8:29); 3) el segundo período de relaciones tensas, desde Jehú en Israel y Atalía en Judá hasta la caída de Samaría en 722, en el año quinto de Oseas, rey de Israel.
Fecha de composición.
Para fijarla se dispone de criterios internos. Del texto se entresacan indicios que sugieren la composición del libro antes del exilio (1 Re 8:8; 9:21; 12:19; 2 Re 8:22; 16:6). La insistencia con que los profetas anuncian que no faltará nunca una lámpara en el trono de David se comprende mejor en tiempos anteriores al exilio (1 Re 11:26; 15:4; 2 Re 8:19). Por otra parte, otros textos suponen un origen posterior a la cautividad (2 Re c.24-25; 1 Re 4:24, etc.).
Una antigua tradición hebraica (Baba Bathra 14b) atribuía el libro a Jeremías a causa de las afinidades literarias e ideológicas del libro con la profecía de Jeremías. A esto se opone que el profeta inauguró su ministerio el año 13 de Josías (627), de lo que se infiere que hacia el año 561 contaba con una edad que oscilaba entre los noventa y los cien años. Además, la pretendida afinidad existe preferentemente en los capítulos 24-25 del segundo libro, que no formaban parte del texto primitivo. Según De Vaux, la composición hízose por etapas. Una primera redacción tuvo lugar entre el año 621 (2 Re 22:8ss) y el primer sitio de Jerusalén en 598. Su autor residía en Jerusalén; era probablemente sacerdote y entusiasta decidido de la reforma religiosa. Del libro hízose una segunda edición durante el exilio, o bien después del año 562, si se le atribuye 2 Re 25:22-30, o algo antes, en el caso de que el libro terminase con 2 Re 25:21. En esta segunda redacción el autor añadió la historia hasta el último rey de Judá, manteniéndose dentro de la misma línea deuteronómica, aunque el hecho de la ruina de Jerusalén le obliga a mostrarse más severo para con Judá, lo que le llevó a revisar algunos pasajes anteriores. Es visible su mano en 2 Re 21:7-15; 22:16-17. En realidad, ambos reinos son culpables (2 Re 17:7-20); pero también Israel se beneficia de la misericordia divina (2 Re 13:4-5.23). Durante el exilio se hicieron al libro otros retoques, tales como, probablemente, 2 Re 25:22-30. Después del exilio amplióse la oración de Salomón (1 Re 8:41-51). Pequeños detalles son posteriores a la traducción griega (200-150 a.C.).
De lo dicho se infiere que es opinión común entre los católicos que la composición definitiva del libro efectuóse durante el exilio, y más probablemente después del mismo. La finalidad histórico-religiosa del autor lo confirma,
Fin del autor sagrado.
A los pocos renglones de lectura cae el lector en la cuenta de que el libro tiende a probar que todos los males que han azotado a Israel y Judá son efecto de la infidelidad de los reyes y del pueblo al pacto de la alianza (2 Re 23:27). Como padre comportóse Dios para con su pueblo, ya premiando su conducta cuando seguía por las sendas del bien o castigándole en caso de desvío religioso, dispuesto siempre a perdonarle en caso de arrepentimiento. Por entregarse a la idolatría desapareció el reino de Israel; en cuanto al de Judá, le castigó Dios con la deportación a Babilonia, pero no lo destruyó totalmente a fin de mantener en pie la promesa del trono eterno hecha a David. Los libros de los Reyes pueden considerarse como un comentario a la profecía de Natán (2 Sam 7:12-16). Gomo se desprende de lo dicho, no quiere el autor sagrado escribir todo lo sucedido desde todos los puntos de vista en Israel y Judá desde la muerte de David hasta el exilio de Babilonia, sino más bien entresacar de la historia de Israel y Judá de aquellos cuatro siglos algunos hechos característicos que son sostén y base de la tesis religioso-histórica que intenta probar.
Fuentes de información.
El autor último inspirado echó mano de algunas fuentes históricas preexistentes para componer su libro. A veces las cita explícitamente, otras las utiliza sin que dé testimonio de ello. Las fuentes que cita son: 1) Libro de los hechos de Salomón (1 Re 11:41); 2) Libro de las Crónicas de los reyes de Judá (1 Re 14:29, etc.); 3) Libro de las Crónicas de los reyes de Israel (1 Re 14:19, etc.). Estos libros, o bien eran crónicas oficiales de los mencionados reinos 1, o escritos de algún sacerdote o profeta que consultó los archivos reales.
En cuanto a las fuentes implícitas, es difícil precisar su número e importancia en el escrito. Se distinguen comúnmente: 1) Historia de la familia de David (1 Re c.1-2); 2) Escrito sacerdotal (1 Re c.6-7); 3) Historia de Elías, de la que existen dos o más versiones; 4) Historia de Elíseo, menos homogénea todavía que la de Elías; 5) Escritos de origen pro/ético; 6) otras fuentes de procedencia indeterminada; 7) el archivo real, de donde, por ejemplo, procede la lista de ministros y prefectos de Salomón (1 Re 4:2-19).
Puede discutirse sobre el número de fuentes históricas que consultó el autor sagrado y sobre el grado en que las utilizó, modo en que lo hizo, si eran o no escritas; pero todos convienen en que el autor no las transcribió totalmente, sino que seleccionó aquello que conducía a probar su tesis.
Esquematismo histórico.
La historia sincrónica de los reyes de Judá y de Israel se dispone conforme al esquematismo siguiente: 1) nombre del nuevo rey, de sus padres y el año correspondiente al soberano contemporáneo de Israel o de Judá (1 Re 22:41, etc.); 2) edad del nuevo monarca y años que reinó (1 Re 22:42); 3) mención de algún hecho notable, remitiendo para un informe más amplio a determinadas fuentes (1 Re 16:8-14, etc.); 4) dictamen sobre el comportamiento religioso y cultual del rey; 5) noticia sobre la muerte y sepultura del rey y nombre del sucesor. Un esquema parecido se sigue para los monarcas de Judá desde la caída de Samaría hasta la cautividad. Dentro de los límites del rígido esquematismo, habla de la única dinastía reinante en Judá y de las nueve que se sucedieron en Israel: 1) Jeroboam-Nadab (931-909); 2) Baasa-Ela (909-885); 3) Zimbri (885); 4) Omrí-Ajab-Ócozías-Joram (885-841); 5) Jehú-Joacaz-Joás-Jeroboam II-Zacarías (841-743); 6) Selum (743); 7) Menajem-Pe-cajya (743-737); 8) Pecaj (737-732); 9) Oseas (732-724).
Historia religiosa.
Este compendio histórico tiene un acentuado carácter religioso, peí reinado de Salomón pone de relieve su sabiduría y prosperidad económica, por considerar todo ello como premio y bendición de Dios por la conducta religiosa y cultual del monarca. Esta prosperidad es efecto del temor de Dios: "Rico serás si temes a Dios y te apartas de todo pecado y haces lo que le es grato" (Tob 4:21).
A partir de la división del reino condena el autor la conducta de todos los reyes de Israel, diciendo de ellos que hicieron el mal a los ojos de Yahvé, siguiendo los pecados de Jeroboam (2 Re 13:2; 15:26-34, etc.); incluso de Zimbri, que reinó siete días, se dice: "Y murió por los pecados que él había cometido, haciendo lo malo a los ojos de Yahvé y marchando por los caminos de Jeroboam y dándose a los pecados que Jeroboam había cometido para hacer pecar a Israel" (1 Re 16:19). Oseas hizo lo malo a los ojos de Dios, "aunque no tanto como los reyes de Israel que le precedieron" (2 Re 17:2). De los reyes de Judá, unos reciben plena aprobación por su conducta y por haber quitado los lugares altos (2 Re 18:3-4; 22:2), a otros se les reprocha no haber procurado la unidad de santuario (1 Re 15:11-14; 22:43-44; 2 Re 12:3-4). Severo juicio merecen los reyes que "obraron el mal a los ojos de Yahvé," siguiendo el ejemplo de Ajab (2 Re 8:18), o se entregaron a la idolatría (2 Re 21:2; 22:21-22). Esta finalidad primaria del autor le llevó a pasar por alto multitud de hechos importantes que sucedieron durante los reinados de Omrí, Jeroboam II, Ajab, etc. Los hechos que se recogen se relacionan con cuestiones religiosas.
Más que una historia propiamente dicha, el libro de los Reyes es una compilación histórica y una interpretación religiosa de la historia. La conducta de los reyes es juzgada de conformidad a las leyes del Deuteronomio, cuyos principios fundamentales son: un solo Dios, un solo santuario. Los santuarios yahvísticos provinciales deben desaparecer (Deut c.12). Reflexiones, expresiones e ideas deuteronómicas hállanse esparcidas a lo largo y ancho del libro (1 Re 8:23; 29; 33-37; 53). Fórmulas deuteronómicas: 1 Re 2:2; 8:23-61. Fórmulas de Jeremías: 1 Re 9:7-8; 2 Re 17:13-20; 21:9-16; 22:16-19; 24:3-4 2.
Valor histórico del libro.
El autor del libro refiere fielmente ciertos hechos conducentes a probar su tesis; no escribe una historia completa, sino preferente-niente la historia religiosa de los reinos de Israel y de Judá. Dice Garofalo que la obra del autor es un trabajo de tesis, bastante parecido al que compuso Lactancio en su obra De mortibus persecutorum, en el cual no debe buscarse la historia económica, social y política de los dos reinos, sino la presencia de Dios, que dirige todos los acontecimientos terrenos y da premio o envía el castigo según el mérito o demérito. En el fondo, añade, la historia del libro de los Reyes es una historia vista con los ojos de Dios.
El libro de los Reyes en el marco de la historia universal.
En el comentario hemos tratado siempre de encuadrar la historia del pueblo judío dentro del marco de la historia universal; a él remitimos. Basta anotar aquí que, además de los pueblos circunvecinos, influyeron en Israel los imperios de Egipto, Babilonia y Asiría. Sheshonq fundó la XX dinastía hacia los años 950-929; Salmana-sar III, rey de Asiría, hizo sentir su presencia en Occidente; en 853 tuvo lugar la batalla famosa de Qarqar. Otros tres reyes asirios pesaron sobre el reino del Norte: Teglatfalasar III (745-727), Salmanasar V (726-722), Sargón (721-705). Sobre Judá actuaron: Senaquerib (704-681), Asaraddón (680-669), Asurbanipal (668-628). Funesto para Judá fue sobre todo el rey de Babilonia Nabucodonosor (605-562). Ambas historias se completan, pero no se contradicen.
Cronología.
Es un punto difícil de resolver; San Jerónimo renunció a solucionar este problema. Modernamente son muchos los autores que se dedican a esta tarea, habiendo logrado alentadores resultados, aunque no hayan logrado conclusiones definitivas. Las dificultades que engendran los datos cronológicos proceden de múltiples causas; a veces las fuentes utilizadas traían datos inexactos; otras veces se han interpretado mal ciertos datos; algunas corregencias han provocado la adición de cifras que sólo corresponden en parte al monarca contemporáneo. Algunos datos cronológicos de Asiría dan luz sobre la cronología del libro de los Reyes:
853: Batalla de Qarqar, reinando Ajab en Israel.
841: Tributo de Jehú.
738: Tributo de Menajem.
732: Empieza el reinado de Oseas.
721: Toma de Samaría.
701: Invasión de Senaquerib.
598: Primera deportación de Judá.
587: Caída de Jerusalén.
Los años del reinado de los reyes de Israel y de Judá que damos en el comentario son aproximados.
Doctrina religiosa.
Hemos hecho notar el carácter religioso de la historia que se narra en nuestro libro. Su autor tiene puesta su mirada en el templo de Jerusalén, el santuario donde tiene su asiento Yahvé; en él debe concentrarse el culto que se le debe. En todo el libro se recuerda que sólo existe un Dios: Yahvé; un solo santuario legítimo: el templo de Jerusalén. Pero, aunque Yahvé tenga su asiento en Jerusalén, domina aun fuera de los límites de Palestina; tiempo vendrá en que todas las naciones reconocerán a Yahvé por único Dios (1 Re 8:60). Dios no admite rivales, que nada son; exige que se guarden sus mandamientos y leyes; a los fieles les premiará aun en vida; a los que le abandonan castigará. Pero no quiere Dios la muerte del pecador ni la ruina de la nación que ha tomado bajo su protección. En último término es el hombre el que teje su porvenir feliz o desgraciado; es el pueblo judío el que labra su destino, el que prepara la caída de Samaría y la de Jerusalén.
1 J. A. Montgomery, Archíval Data in the Book ofKings: JBL 53 (1924) 46-52.
2 A Robeft, Historique (Genres): DBS 14-15.
II Reyes 15,1-38
Azarías, rey de Judá (15:1-7).
1 El año veintisiete de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Azarías, hijo de Amasias, rey de Judá. 2 Tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jolía, de Jerusalén. 3 Hizo lo que es recto a los ojos de Yahvé, enteramente como lo había hecho Amasias, su padre; 4pero los altos no desaparecieron, y el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y perfumes en ellos. 5 Yahvé hirió de lepra al rey, y leproso estuvo hasta el día de su muerte, y moraba en su casa aislada. Jotam, su hijo, estaba a la cabeza del palacio y juzgaba al pueblo. 6 El resto de los hechos de Azarías, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 7 Azarías se durmió con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. Le sucedió Jotam, su hijo.
Amasias, padre de Azarías (781-740), fue víctima de un levan tamiento popular. El monarca es llamado constantemente Ozías por el autor de 2Cr_26:1-23, que le dedica una noticia extensa. En 14:22 di cese que Azarías reedificó Elat después de la victoria de su padre sobre Edom, iniciando un período comercial próspero. Fomentó la agricultura y ganadería, excavando cisternas y levantando torres de protección en el Negueb y Sefela y plantando muchas viñas. Por una parte existía mucho lujo, y por otra, la miseria más espantosa (Isa_2:7; Isa_3:1-21). Según 2Cr_26:1ss, Azarías organizó el ejército, aumentando el número de combatientes y jefes, dotándoles de nuevo armamento. Mejoró el sistema defensivo de Jerusalén levantando torres altas, según planos de un ingeniero, rematadas por un dispositivo para lanzar flechas y gruesas piedras. En política externa, además de la puesta en marcha del puerto de Elat, aseguró los accesos al mismo luchando contra árabes y moabi-tas. En guerra contra los filisteos destruyó a Gat, Jabne y Azoto. La fama del rey extendióse hasta las fronteras de Egipto, pues llegó a ser muy poderoso (2Cr_26:8).
Religiosamente anduvo por el recto camino en los primeros años de su reinado; mas, ensoberbecido por sus éxitos y triunfos, se arrogó privilegios que eran peculiares de los sacerdotes. En castigo, dice el autor del libro de las Crónicas, Yahvé le hirió de lepra, por lo que, conforme a la costumbre, fue separado de la sociedad, no autorizándosele la entrada en el templo. A pesar de su condición de rey, vivió en su casa de libertad, dice el texto masorético, queriendo con esta expresión aludir al régimen de libertad en que vivían los leprosos, desconectados y separados de la sociedad. En nombre de su padre, Jotam se hace cargo de las funciones correspondientes al rey.
Zacarías y Selum, reyes de Israel (2Cr_15:8-16).
8 El año treinta y ocho de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Zacarías, hijo de Jeroboam, y reinó seis meses. 9 Hizo lo que era malo a los ojos de Yahvé, como lo habían hecho sus padres, y no se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 10 Selum, hijo de Jabes, conspiró contra él, y le hirió en Jebleam, dándole muerte. El le sucedió, n El resto de los hechos de Zacarías escrito está en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 12 Así se cumplió lo que Yahvé había declarado a Jehú diciendo: Tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación. 13 Selum, hijo de Jabes, comenzó a reinar el año treinta y nueve de Ozías (Azarías), rey de Judá, y reinó un mes en Samaría. 14 Menajem, hijo de Gadí, subió de Tirsa a Samaría; hirió a Selum, hijo de Jabes, matándole, y le sucedió. 15 El resto de los hechos de Selum y la conspiración que tramó está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 16 Entonces Menajem castigó a Tapuaj y cuanto en ella había, con su territorio, desde Tirsa, porque no había querido abrirle sus puertas, y abrió el vientre de todas las mujeres encinta.
Se presiente el fin del reino del Norte, en donde domina la anarquía. Zacarías (743) estuvo en el poder seis meses, muriendo asesinado en manos de Selum, ignorando el porqué. Acaso se deba a que Selum era hijo de Jabes, en Galaad, en donde había muchos partidarios de los árameos, cuyo rey era Rezón. Zacarías fue asesinado en Jebleam, donde cayó en otro tiempo Ocozías en manos de Jehú (2Cr_9:27). Con su muerte se acaba la dinastía de Jehú, a quien habíase prometido que duraría hasta la cuarta generación.
Sucedióle Selum (743), que reinó un mes en Samaría. Menajem, que posiblemente capitaneaba la corriente favorable a Asiría, le quitó de en medio. Castigó Menajem a todos los partidarios de Selum, en especial a los habitantes de Tapuaj, ciudad de los confines de Efraím y de Manases (Jos_12:17; Jos_16:8; Jos_17:7-8), correspondiente al actual Sheikh Abu Zarad, a quince kilómetros al sur de Naplusa.
Menajemf rey de Israel (Jos_15:17-24).
17 El año treinta y nueve de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar en Israel Menajem, hijo de Gadí, y reinó diez años en Samaría. 18 Hizo lo malo a los ojos de Yahvé, y no se apartó, mientras vivió, de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 19 Ful, rey de Asiría, vino a Israel, y Menajem le dio a Ful mil talentos de plata para que le ayudase a consolidar el reino en sus manos. 20 Menajem, para obtener esta cantidad, hizo una derrama sobre todos los que en Israel eran ricos, imponiendo a cada uno cincuenta siclos de plata, para dárselos al rey de Asiría. El rey de Asiría se volvió, y por entonces no se quedó en la tierra. 21 El resto de los hechos de Menajem, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Israel? 22 Menajem se durmió con sus padres, y le sucedió Pecajya, su hijo. 23 El año cincuenta de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar en Israel, en Samaría, Pecajya, hijo de Menajem, y reinó dos años. 24 Hizo lo malo a los ojos de Yahvé, y no se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel.
Los imperios vecinos influían decisivamente en la política interna de Israel. Durante el reinado de Menajem (743-738) vuelve a aparecer la figura siniestra de Asiría, que parecía haberse diluía después de la acción de Adadnirari III. Con el advenimiento de Teglatfalasar III (745-727), la mano de Asiría se hará sentir duramente en toda la costa mediterránea. Después de su entrada triunfal en Babilonia el año 729, Teglatfalasar tomó el nombre de Pul, ful o Pulu, nombre que aparece en el canon de Tolomeo bajo la forma de poros. Menajem derrocó a Selum, partidario de los árameos, y abrazó la causa de Asiría, apresurándose a prestar acto de vasallaje a Teglatfalasar. Ofreció Menajem ricos presentes al rey asirio, consistentes en mil talentos de plata, que equivalen a unas treinta y cinco toneladas. Para recaudarlos impuso un tributo a los guibborim hail del reino, es decir, a los que disponían de gran fortuna (Rut_2:1) 1, que, según los cálculos, eran unos sesenta mil. Entregado el tributo a Teglatfalasar, el rey de Asiría se volvió, y por entonces no se quedó en la tierra (v.20).
En los anales de Teglatfalasar se narran las campañas del monarca en el norte de Siria, su manera brutal de tratar a los vencidos y las deportaciones en masa. El rey Razín (Rasunnu), de Damasco (15.37); Menajem (Me-ni-hi-im-me), de Samaría (Sa-me-ri-na-a-a); Hiram (Hírum), de Tiro; Sibiti-bili, de Byblos; Inil, de Hamat, etc., le enviaron tributos para congraciarse con él (Ritchard, 283). Creyendo el rey asirio que había subyugado definitivamente a los reyes del oeste, pasó de nuevo el Eufrates y fuese a combatir a los medos y Urartu. Durante estas campañas en el este, los países siro-palestinenses comprendieron la necesidad de coligarse para hacer frente a las pretensiones territoriales de Asiría. El reino de Damasco llevó la iniciativa en estas negociaciones, ya que Damasco es la cabeza de los países de Aram, y la cabeza de Damasco Rasín (Isa_7:8). A esta coalición se invitó a entrar a los reyes de Judá y de Israel. Pero este último era filoasirio. El pueblo odiaba a Menajem. En el seno de Israel existía el partido filoegipcio, que se oponía a la política de aquél (Os c.4; Isa_5:13; Isa_7:8-17; Isa_8:9-10; Isa_12:2). Su hijo Pecajya (738-737) fue víctima del partido simpatizante con Egipto.
Pecaj, en el trono de Israel (Isa_15:25-31).
25 Pecaj, hijo de Romelía, su oficial, conspiró contra él, y le hirió en Samaría, en la torre del palacio del rey, en unión de Argob y Arie y de cincuenta hombres de entre los hijos de Galaad que le seguían. Así dio muerte a Pecajya, y le sucedió. 26 El resto de los hechos de Pecajya, cuanto hizo, escrito está en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 27 El año cincuenta y dos de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar en Israel, en Samaría, Pecaj, hijo de Romelía, y reinó veinte años. 28 Hizo lo malo a los ojos de Yahvé, y no se apartó de los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que había hecho pecar a Israel. 29 En tiempo de Pecaj, rey de Israel, Teglatfalasar, rey de Asiría, vino y tomó lyyón, Abel Bet Maaca, Janoaj, Quedes y Jasor, Galay y la Galilea, todo el territorio de Neftalí, y llevó a sus habitantes cautivos a Asiría. 30 Oseas, hijo de Ela, conspiró contra Pecaj, hijo de Romelía, y le hirió, dándole muerte y sucediéndole el año veinte de Jotam, hijo de Ozías (Azarías)' 31 El resto de los hechos de Pecaj, cuanto hizo, escrito está en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
Pecaj (737-732) sucedió al difunto Pecajya, a quien asesinó en colaboración con Argob y Arie y de cincuenta hombres de los de Galaad. Pecaj representaba la corriente política favorable a Egipto. Dice el profeta Oseas que en aquel tiempo Efraím era como paloma tonta, sin juicio; acuden al Egipto, llaman a la Asiría (Isa_7:11). La primera de las consecuencias de la federación antiasiria fue la guerra entre Ajaz, rey de Judá, y Pecaj, de Israel, dando origen a la llamada guerra siro-efraimita del año 734.
Una vez Pecaj en el trono, estableció una alianza con Aram. Judá no se había pronunciado; Jotam, su rey, se hacía el sordo, por lo que Israel y Damasco tramaron la idea de suprimirlo poniendo en su lugar a otro que fuera partidario de la coalición antiasiria. En esto murió Jotam, sucediéndole su hijo Ajaz (736-716). Ante el nuevo monarca presentábase un panorama plagado de interrogantes. Eran muchos los estados adheridos a la liga: Damasco, Israel, Tiro, Sidón, Gaza, la Filistea, Edom, la reina de los árabes. Los edomitas, deseosos de sacudirse el yugo de Judá, ocuparon Elat (2Cr_28:17); los amonitas negáronse a pagar el tributo que les impuso Jotam (2Cr_27:5); los filisteos ocuparon y destruyeron Bet Shemes, Ayalón, Guederot, Soco y las ciudades vecinas. A estos males se añadió la invasión del territorio por la liga siro-efraimita. Viéndose Ajaz en tal apuro, escribió urgentemente a Teglatfalasar, diciéndole: Tu siervo soy y tu hijo. Sube y líbrame de las manos del rey de Siria y de las del rey de Israel, que se alzan contra mí (2Cr_16:7). No fue sordo el monarca asirio a la llamada del rey aliado. Con el fin de sujetar a Egipto en sus fronteras, el ejército de Teglatfalasar ocupó toda la costa mediterránea al sur del Carmelo, obligando al rey de Gaza, Hanno, a huir a Egipto. Al enterarse de este suceso los reyes de Siria y de Israel, que sitiaban la ciudad de Jerusalén, levantaron el cerco y marcharon precipitadamente a sus respectivas capitales de Damasco y Samaría. Teglatfalasar mandó al momento el ejército contra el rey de Israel, al que, de paso para el sur, había usurpado la ciudad fronteriza de Abel Bet Maaca (1Re_15:20), al oeste de Dan. Pero quiso el rey asirio atacar en primer lugar, o contemporáneamente, al principal instigador de la liga antiasiria: Damasco. Rasín defendióse valientemente, pero sucumbió ante las fuerzas atacantes el año 732, siendo ajusticiado. Las tropas asirías devastaron el territorio sirio; centenares de ciudades y aldeas fueron incendiadas y arrasadas, y la población deportada a Elarn. Desde aquel tiempo, Siria convirtióse en una provincia de Asiría.
Después de esta acción, o contemporáneamente, los soldados asirios invadieron el territorio de Israel, que no opuso mayor resistencia. De la corona de Pecaj fueron arrebatados los territorios de Galilea y TransJordania. Se apoderó Teglatfalasar de Iyyón y Abel Bet Maaca (1Re_15:20), de Janoaj (quizá Yanuk, a diez kilómetros al este de Tiro), de Quedes, o sea, de Cades de Neftalí (Jos_12:22; Jos_20:7), de Hasor (1Re_9:15). Las tribus de Neftalí y de TransJordania fueron deportadas a Asiría (1Cr_5:26; -6). Del reino de Israel quedó solamente el tronco; a saber, el macizo central en torno a Samaría. La derrota creó el malestar interno; cierto Oseas conspiró contra Pecaj, hijo de Romelía, dándole muerte. Era el partido filoasirio el que se impuso esta vez, eligiendo a Oseas, cuya elección confirmó Teglatfalasar, según se desprende de sus palabras: Del país de Omri (Bit Humria). transporté todos sus habitantes, y sus posesiones las entregué a Asiría. Ellos derrocaron a su rey Pecaj (Pa-qa-ha) y puse en su lugar a Oseas (A-ú-si) en el trono. Recibí de ellos diez talentos de oro, mil (7) talentos de plata como tributo, que me llevé a Asiría 2.
Jotam, en el trono de Judá (Isa_15:32-38).
32 El año segundo de Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, comenzó a reinar Jotam, hijo de Ozías (Azarías), rey de Judá. 33 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jerusá, hija de Sadoc. 34 Hizo lo recto a los ojos de Yahvé, enteramente como lo había hecho Ozías (Azarías), su padre; 35 pero no desaparecieron los altos, y el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y perfumes en ellos. Jotam edificó la puerta superior de la casa de Yahvé. 36 El resto de los hechos de Jotam, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 37 En este tiempo comenzó a mandar Yahvé contra Judá a Rasín, rey de Siria, y a Pecaj, hijo de Romelía. 38 Jotam se durmió con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David, su padre. Le sucedió Ajaz, su hijo.
Pocos años estuvo Jotam en el trono (740-736). Durante muchos años estuvo asociado al trono con su padre, que, como se dijo, era leproso (Isa_15:1). En su administración siguió su línea; favoreció la agricultura; edificó la puerta superior de la casa de Yahvé, es decir, la puerta alta de Benjamín (Jer_22:2). Restauró los muros del Ofel, construyó ciudades en las montañas de Judá, torres y fortalezas en los bosques para proteger la ganadería. Luchó contra los amonitas y los venció, pagándole un crecido tributo (2Cr_27:1-5). Jotam no reaccionó ante la presión que le hacía desde el norte la liga siro-efraimita; cuando los reyes de Israel y de Damasco pensaban en sustituirlo por otro, le sorprendió la muerte.