Jeremías  50 Nueva Traducción Viviente (Tyndale House, 2009) | 46 versitos |
1 Jeremías recibió el siguiente mensaje del SEÑOR con relación a Babilonia y a la tierra de los babilonios.*
2 Esto dice el SEÑOR: «Anúncienlo a todo el mundo y no se callen nada. ¡Levanten una bandera de señales para decirles a todos que caerá Babilonia! Sus imágenes e ídolos* serán hechos pedazos. Sus dioses Bel y Merodac serán completamente deshonrados.
3 Pues una nación la atacará desde el norte y traerá tal destrucción que nadie volverá a vivir allí. Desaparecerá todo; huirán tanto las personas como los animales.
4 »En los días venideros —dice el SEÑOR—, el pueblo de Israel volverá a su hogar junto con el pueblo de Judá. Llegarán llorando en busca del SEÑOR su Dios.
5 Preguntarán por el camino a Jerusalén* y emprenderán el regreso a su hogar. Se aferrarán al SEÑOR con un pacto eterno que nunca se olvidará.
6 »Mi pueblo ha sido como ovejas perdidas. Sus pastores los llevaron por mal camino y los dejaron sueltos en las montañas. Perdieron su rumbo y no recuerdan cómo regresar al redil.
7 Todos los que los encontraban los devoraban. Sus enemigos decían: “No hicimos nada malo al atacarlos porque ellos pecaron contra el SEÑOR, quien es su verdadero lugar de descanso y la esperanza de sus antepasados”.
8 »Pero ahora, ¡huyan de Babilonia! Abandonen la tierra de los babilonios. Guíen a mi pueblo de regreso al hogar como hace el macho cabrío que va a la cabeza de la manada.
9 Pues estoy levantando un ejército de grandes naciones del norte. Unirán fuerzas para atacar a Babilonia y ésta será conquistada. Las flechas de los enemigos irán directamente al blanco, ¡no errarán!
10 Babilonia* será saqueada hasta que los agresores se sacien con el botín. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
11 »Se alegran y regocijan, ustedes que despojaron a mi pueblo elegido. Retozan como becerros en el prado y relinchan como sementales.
12 Pero su tierra natal* será llena de vergüenza y deshonra. Ustedes serán la última de las naciones, un desierto, tierra seca y desolada.
13 A causa del enojo del SEÑOR, Babilonia se convertirá en una tierra baldía y desierta. Todo el que pase por ese lugar quedará horrorizado y dará un grito por la destrucción que verá allí.
14 »Sí, prepárense para atacar Babilonia, todas ustedes, naciones vecinas. Que sus arqueros disparen contra ella, que no escatimen flechas; pues pecó contra el SEÑOR.
15 Lancen gritos de guerra contra Babilonia desde todas partes. ¡Miren! ¡Se rinde! Sus murallas han caído. Es la venganza del SEÑOR, así que vénguense también ustedes. ¡Háganle lo mismo que ella les hizo a otros!
16 Saquen de Babilonia a todos los sembradores; despidan a todos los segadores. Debido a la espada del enemigo todos huirán a sus propias tierras.
17 »Los israelitas son como ovejas que han sido esparcidas por los leones. Primero los devoró el rey de Asiria. Después Nabucodonosor,* rey de Babilonia, les quebró los huesos».
18 Por lo tanto, esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «Ahora, castigaré al rey de Babilonia y a su tierra de la misma manera que castigué al rey de Asiria.
19 Traeré a Israel de regreso a su hogar, a su propia tierra, para comer en los campos de Carmelo y Basán, y para quedar saciado una vez más en la zona montañosa de Efraín y Galaad.
20 En esos días —dice el SEÑOR—, no se encontrará pecado en Israel ni en Judá, porque perdonaré al remanente que yo guarde.
21 »Mis guerreros, suban contra la tierra de Merataim y contra la gente de Pecod. Persíganlos, mátenlos y destrúyanlos por completo* como les he ordenado —dice el SEÑOR—.
22 Que en la tierra se escuche el grito de guerra, un clamor de gran destrucción.
23 Babilonia, el martillo más poderoso de toda la tierra queda roto y hecho pedazos. ¡Babilonia queda desolada entre las naciones!
24 Escucha, Babilonia, porque te tendí una trampa. Estás atrapada porque luchaste contra el SEÑOR.
25 El SEÑOR abrió su arsenal y sacó armas para desahogar su furor. El terror que caiga sobre los babilonios será la obra del Soberano SEÑOR de los Ejércitos Celestiales.
26 Sí, vengan contra ella desde tierras lejanas y abran sus graneros. Aplasten sus muros y sus casas, y conviértanlos en montones de escombros. ¡Destrúyanla por completo y no dejen nada!
27 Maten incluso a sus becerros, ¡para ellos también será terrible! ¡Masácrenlos a todos! Pues ha llegado el día del juicio a Babilonia.
28 Escuchen a la gente que escapó de Babilonia mientras cuentan en Jerusalén cómo el SEÑOR nuestro Dios se vengó de los que destruyeron su templo.
29 »Manden llamar a los arqueros para que vengan a Babilonia. Rodeen la ciudad para que nadie escape. Háganle lo mismo que ella les hizo a otros, porque desafió al SEÑOR, el Santo de Israel.
30 Sus jóvenes caerán en las calles y morirán. Todos sus soldados serán matados», dice el SEÑOR.
31 «Mira, pueblo arrogante, yo soy tu enemigo —dice el Señor, el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—. Ha llegado el día de tu juicio, el día en que te castigaré.
32 Oh tierra de arrogancia, tropezarás y caerás, y nadie te levantará. Pues encenderé un fuego en las ciudades de Babilonia que consumirá todo a su alrededor».
33 Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales: «Los pueblos de Israel y de Judá han sido agraviados. Sus captores los retienen y se niegan a soltarlos.
34 Pero el que los redime es fuerte. Su nombre es el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales. Él los defenderá y nuevamente les dará descanso en Israel. ¡Pero para la gente de Babilonia no habrá descanso!
35 »La espada destructora golpeará a los babilonios —dice el SEÑOR—. Golpeará al pueblo de Babilonia, también a sus funcionarios y a sus hombres sabios.
36 La espada golpeará a sus sabios consejeros y se volverán necios. La espada golpeará a sus guerreros más poderosos y el pánico se apoderará de ellos.
37 La espada golpeará sus caballos, sus carros de guerra y a sus aliados de otras tierras, y todos se volverán como mujeres. La espada golpeará sus tesoros y todos serán saqueados.
38 La espada golpeará aun el suministro de agua y hará que se seque. ¿Y por qué? Porque toda la tierra está llena de ídolos y la gente está locamente enamorada de ellos.
39 »Pronto Babilonia será habitada por hienas y animales del desierto. Será un hogar de búhos. Nunca más vivirá gente allí; quedará desolada para siempre.
40 La destruiré igual como yo* destruí a Sodoma, a Gomorra y a sus ciudades vecinas —dice el SEÑOR—. Nadie vivirá allí; nadie la habitará.
41 »¡Miren! Un gran ejército viene del norte. Desde tierras lejanas se están levantando contra ti una gran nación y muchos reyes.
42 Están armados con arcos y lanzas. Son crueles y no tienen compasión de nadie. Cuando avanzan sobre sus caballos se oyen como el rugido del mar. Vienen en formación de batalla con planes de destruirte, Babilonia.
43 El rey de Babilonia ha oído informes acerca del enemigo y tiembla de miedo. Se apoderaron de él punzadas de angustia como a una mujer en trabajo de parto.
44 »Vendré como un león que sale de los matorrales del Jordán y atacaré las ovejas en los pastos. Expulsaré a Babilonia de su tierra y nombraré al líder que yo escoja. Pues, ¿quién es como yo y quién puede desafiarme? ¿Qué gobernante puede oponerse a mi voluntad?».
45 Escuchen los planes que tiene el SEÑOR contra Babilonia y contra la tierra de los babilonios. Aun sus hijos pequeños serán arrastrados como ovejas y sus casas serán destruidas.
46 La tierra temblará con el grito: «¡Babilonia ha sido tomada!». Su grito de desesperación se oirá en todo el mundo.

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Introducción a Jeremías 

Autor: Jeremías o sus seguidores.

Fecha: 627-586 a.C.

Género: Profecía.

Resumen: Jeremías es conocido como el profeta llorón. Él entregó los mensajes de Dios al pueblo de Judá. A pesar de suplicarle al pueblo que se arrepintiera de sus pecados y regresara a Dios, la gente lo ignoró y fueron llevados cautivos a Babilonia.

Fuente: Nueva Traducción Viviente (Tyndale House, 2009)

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Notas

Jeremías  50,1

O caldeos, también en Jer 50:8; Jer 50:25; Jer 50:35 y Jer 50:45.


Jeremías  50,2

El término hebreo (literalmente cosas redondas) probablemente se refiere al estiércol.


Jeremías  50,5

En hebreo Sión, también en Jer 50:28.


Jeremías  50,10

O Caldea.


Jeremías  50,12

En hebreo su madre.


Jeremías  50,17

En hebreo Nabucad-retsar, una variante de Nabucodonosor.


Jeremías  50,21

El término hebreo empleado aquí se refiere a la consagración total de cosas o personas al SEÑOR, ya sea destruyéndolas o entregándolas como ofrenda.


Jeremías  50,40

En hebreo igual como Dios.