INTRODUCCIÓN


1. Contenido y características literarias


En el panorama de la narrativa bíblica, el libro de Rut constituye un sorprendente y luminoso hallazgo, tanto por la belleza de su factura literaria, como por el atractivo de sus humildes protagonistas y de su contenido profundamente humano y universal. Y es que, más allá de los grandes personajes, acontecimientos o argumentos de la gran historia de Israel, el libro refiere la aparentemente insignificante lucha por la supervivencia de dos pobres viudas, suegra y nuera, que en medio de la marginación y la adversidad refuerzan sus lazos mutuos y entrañables de fidelidad, generosidad, piedad y abnegación hasta conquistar la merecida recompensa a sus sufrimientos y esperanzas, elevando a cotas admirables su calidad y dignidad humanas.


El libro de Rut, nombre de una de las protagonistas, es un relato familiar que cuenta la historia de Elimélec, su esposa Noemí y sus dos hijos Majlón y Quilión, obligados por el hambre a emigrar desde Belén hasta Moab, donde mueren sucesivamente el marido y los dos hijos de Noemí, casados previamente con dos extranjeras moabitas, Rut y Orfá. Años después, las noticias de la prosperidad de su tierra favorecen el regreso doloroso de Noemí a Belén, acompañada por Rut (cp. Rut 1:1-22). Noemí afronta su difícil reinserción en una sociedad que condena a las viudas sin hijos a la pobreza y a la mendicidad, por lo que Rut ha de ponerse a espigar para las dos, y lo hace casualmente en los campos de Boaz, pariente próximo de Elimélec (cp. Rut 2:1-23). Noemí traza un plan para lograr que Boaz asuma el doble compromiso del rescate de la propiedad familiar y del matrimonio con Rut para conservar el patrimonio y el apellido de los difuntos (cp. Rut 3:1-18). Tras la renuncia del pariente más cercano, Boaz asume sus compromisos y la historia concluye con el nacimiento de Obed, que a la postre será el abuelo paterno de David (cp. Rut 4:1-22).


El libro de Rut es un relato breve que presenta una unidad sin fisuras, a base de una construcción muy elaborada y una estructura sencilla: la introducción (Rut 1:1-5) y la conclusión añadida posteriormente (Rut 4:18-22) enmarcan el cuerpo del libro desarrollado en cuatro escenas o cuadros: el regreso a Judá (Rut 1:6-18), Rut espigadora (Rut 2:1-17), el plan de Noemí (Rut 3:1-15), la boda y el hijo (Rut 4:1-17), conectados entre sí por breves transiciones (Rut 1:19-22; Rut 2:18-23; Rut 3:16-18). También contribuyen a la belleza del libro otros recursos literarios y estilísticos, como el uso de paralelismos, aliteraciones y asonancias; la alternancia de pasajes rítmicos o de diálogos breves con la prosa fluida y sobria, la concentración, el suspense y la tensión dramática. Entre los recursos literarios más frecuentes destacan el juego de los nombres propios (ver notas correspondientes), los planteamientos legales y el eje temático vaciedad-plenitud que recorre el libro en sucesivas variables (hambre-abundancia, soledad-compañía, marginación-integración, viudez-matrimonio, pérdida-recuperación de descendencia, amargura-gozo, etc.).


En cuanto a su género literario, este relato breve se puede encuadrar en lo que se ha definido como historia ejemplar o episódica, cercano al libro de Jonás, la historia de José (Gén 37:1-36Gén 50:1-26) o la historia de Job (Job 1:1-22Job 2:1-13; Job 42:7-17), y relativamente afín a los libros deuterocanónicos de Ester griego, Tobías y Judit.


2. Contexto histórico de Rut


En la Biblia hebrea Rut aparece en su tercera colección, los Escritos, como el primero de los cinco rollos (Meguillot) que se leían en las principales fiestas judías (Rut se usaba en la Fiesta de las Semanas o Pentecostés, seguramente por su referencia a la cosecha del cereal). Por el contrario, las versiones griega y latina lo sitúan entre los libros de Jueces y I Samuel, en coherencia con las indicaciones cronológicas y genealógicas que enmarcan el libro (Rut 1:1; Rut 4:17; Rut 4:22).


Esta diferente ubicación refleja, en cierta medida, el doble punto de vista sobre la fecha de su composición que unos colocan en el período preexílico basados en los aparentes datos cronológicos del propio libro y en una ambientación histórica relativamente arcaica, y otros prefieren situar en la época postexílica apoyados en determinadas peculiaridades tanto lingüísticas como de contenido. Tampoco sería descartable la solución mixta que concibe la composición de Rut como el resultado de un proceso en el que el punto de partida sería un antiguo relato popular oral anterior al destierro, posteriormente convertido en obra escrita por un anónimo escritor postexílico.


3. Perspectivas teológicas


De lo dicho se desprende que el libro de Rut habla de sucesos cotidianos de gente corriente que, en medio de la adversidad y el sufrimiento, demuestran la validez de comportamientos y valores profundamente humanos que se convierten en universales y arquetípicos. Entre estos valores destacan los relativos a la familia y todo su entramado de beneficios, obligaciones y dependencias, de lealtad y solidaridad, de generosidad y abnegación, que a la postre se ven reforzados y largamente recompensados.


Sin embargo, y más allá de su argumento estrictamente humano, el libro transpira una honda y genuina religiosidad, hasta el punto de convertirse en un verdadero tratado de la providencia divina. Y es que Dios está continuamente presente en los sucesivos avatares de esta historia, aunque no de forma visible, espectacular o extraordinaria, sino de forma indirecta y a través de las actitudes, gestos y convicciones de sus personajes. Así, el mismo Dios que ha permitido que la vida de Noemí se llene de amargura (Rut 1:20), es el que vuelve a bendecir a su pueblo con el pan (Rut 1:6); y el que, permaneciendo fiel a los vivos y los muertos (Rut 2:20), vuelve a confortarla a través de la piedad de Rut (Rut 2:12), de la generosidad de Boaz y sobre todo a través del fruto del matrimonio de ambos: el nieto que prolonga el nombre de los hijos difuntos y devuelve la alegría a su vejez (Rut 4:14-15). Se trata, pues, de una concepción de la providencia divina muy cercana a la que transmiten el relato de Job o la historia de José.


Otra de las perspectivas más reconocidas en el libro es su talante ecuménico y universalista, especialmente plasmado en el comportamiento y actitud de Rut, la extranjera moabita, que tras la muerte de su marido israelita, abandona como Abrahán su tierra, su pueblo y sus dioses para compartir, en un sublime gesto de amor y solidaridad, el destino de su suegra (Rut 1:16-17). Por ello, la extranjera moabita llegará a integrar, junto con Raquel y Lía, la lista de las madres fundadoras de Israel (Rut 4:11). Este sorprendente mensaje universalista contribuirá no sólo a legitimar la supuesta ascendencia moabita de David, sino también a contrarrestar más tarde otras corrientes exclusivistas y hasta xenófobas del Judaísmo, que llegaron a prohibir los matrimonios mixtos y la incorporación de extranjeros al pueblo de Dios. De este modo, el libro de Rut prepara en buena medida la universalidad de la Buena Noticia de Jesucristo, de quien Rut habría sido insigne antepasada (Mat 1:5).