Ageo.
Con Ageo comienza el último período profético, el posterior al Destierro. Aparece aquí un cambio llamativo: antes del Destierro el santo y seña de los profetas había sido el Castigo; durante el Destierro se había convertido en Consolación, y ahora es Restauración. Ageo llega en un momento decisivo para la formación del Judaísmo: el nacimiento de la nueva comunidad de Palestina. Sus breves exhortaciones están fechadas con exactitud a finales de agosto o mediados de diciembre del 520. Los primeros judíos vueltos de Babilonia para reconstruir el Templo se desanimaron en seguida. Pero los profetas Ageo y Zacarías reavivaron las energías e indujeron al gobernador Zorobabel y al sumo sacerdote Josué a proseguir los trabajos del Templo, lo que se hizo en septiembre del 520, Hag_1:15 , ver Esd_5:1 .

Éste es el objetivo de los cuatro breves sermones que componen el libro: Dios ha echado a perder los frutos de la tierra porque el Templo sigue en ruinas, pero su reconstrucción traerá una era de prosperidad; a pesar de su modesta apariencia, este nuevo Templo eclipsará la gloria del antiguo, y se promete el poderío a Zorobabel, el elegido de Yahvé.

Se presenta la construcción del Templo como condición de la venida de Yahvé y del establecimiento de su reino; va a inaugurarse la era de la salvación escatológica. Así se cristaliza en torno al santuario y al descendiente de David la esperanza mesiánica que Zacarías va a expresar con más claridad.