Miqueas.
El profeta Miqueas (a quien no debe confundirse con Miqueas Ben Yimlá, que vivió en el reinado de Ajab, 1 R 22) era de Judá, originario de Moréset, al oeste de Hebrón. Actuó en los reinados de Ajaz y Ezequías, es decir, antes y después de la toma de Samaría el 721, y quizá hasta la invasión de Senaquerib el 701. Fue, pues, en parte contemporáneo de Oseas y, por más tiempo, de Isaías. Por su origen campesino, se asemeja a Amós, con quien comparte la aversión por las grandes ciudades, el lenguaje concreto y a veces brutal, el gusto por las imágenes rápidas y los juegos de palabras.

El libro se divide en cuatro partes, donde alternan amenazas y promesas: 1:2-3:12, proceso de Israel; 4:1-5:14, promesas a Sión; 6:1-7:7, nuevo proceso de Israel; Miq_7:8-20 , esperanzas. Las promesas a Sión contrastan demasiado violentamente con las amenazas en que se hallan encuadradas, y esta composición equilibrada es un arreglo de los editores del libro. Es difícil determinar la extensión de las modificaciones que ha sufrido en el medio espiritual donde se conservaba el recuerdo del profeta. Se está de acuerdo en reconocer que Miq_7:8-20 se sitúa claramente en la época de la vuelta del Destierro. Éste es también el tiempo donde mejor se situaría el oráculo de Miq_2:12-13 , perdido entre amenazas, y los anuncios de Miq_4:6-7 ; Miq_5:6-7 [ Miq_5:7-8 ]. Por otra parte, Miq_4:1-5 vuelve a encontrarse casi textualmente en Isa_2:2-5 , y no parece ser original en ninguno de los dos contextos. Pero no hay que tomar pie de estas posibles adiciones para recortar del mensaje auténtico de Miqueas todas las promesas para el futuro. La colección de oráculos de los caps. 4-5 quedó formada durante o después del Destierro, pero contiene piezas auténticas y particularmente no hay razones decisivas para negar a Miqueas el anuncio mesiánico de Miq_5:1-5 [ Miq_5:2-6 ], que concuerda con la esperanza que Isaías proponía por la misma época, Isa_9:1 s; Isa_11:1 s.

Nada sabemos de la vida de Miqueas, ni cómo fue llamado por Yahvé. Pero tenía una conciencia viva de su vocación profética, y por eso, a diferencia de los seudoinspirados, anuncia con seguridad la desdicha, Miq_2:6-11 ; Miq_3:5-8 . Es portador de la palabra de Yahvé, y ésta es ante todo una condena. Yahvé pone pleito a su pueblo, Miq_1:2 ; Miq_6:1 s, y lo encuentra culpable: pecados religiosos sin duda, pero sobre todo pecados morales, y Miqueas fustiga a los ricos acaparadores, a los acreedores despiadados, a los comerciantes fraudulentos, a las familias divididas, a los sacerdotes y a los profetas codiciosos, a los jefes tiranos, a los jueces venales. Es lo contrario de lo que Yahvé exigía: «practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios», Miq_6:8 , fórmula admirable que resume las exigencias espirituales de los profetas y recuerda sobre todo a Oseas. El castigo está decidido: en medio de una catástrofe mundial, Miq_1:3-4 , vendrá Yahvé a juzgar y castigar a su pueblo, se anuncia la ruina de Samaría, Miq_1:6-7 , la de las ciudades de la Tierra Baja donde vive Miqueas, Miq_1:8-15 , y la misma Jerusalén, que se convertirá en un montón de escombros, Miq_3:12 .

Sin embargo, el profeta conserva una esperanza, Miq_7:7 . Vuelve a la doctrina del Resto, esbozada por Amós, y anuncia el nacimiento en Efratá del Rey pacífico que apacentará el rebaño de Yahvé, Miq_5:1-5 [ Miq_5:2-6 ].

La influencia de Miqueas fue duradera: los contemporáneos de Jeremías conocían y citaban un oráculo contra Jerusalén, Jer_26:18 . El Nuevo Testamento ha conservado todo el texto sobre el origen del Mesías en Efratá-Belén, Mat_2:6 ; Jua_7:42 .