LIBRO DE BARUC

Introducción
Este pequeño libro es atribuido, ya en su mismo título, a Baruc, hijo de Nerías ( Bar_1:1 ), el secretario y ocasional portavoz del profeta Jeremías ( Jer_32:12-13 , Jer_32:16 ; Jer_36:4 ss; Jer_45:1 ss). Esta relación es la que seguramente ha motivado la inclusión de Baruc dentro del cuerpo de ;iaescritos jeremianos;ic, entre Jr Lam, en la versión griega de los LXX; y tras Jr Lam, en la Vulgata, que a su vez incorpora la Carta de Jeremías como capítulo conclusivo de Baruc. Se trata de un escrito deuterocanónico, desconocido en la Biblia hebrea, pero que deja entrever inequívocos rasgos semíticos.

En cuanto a su composición, el libro introduce una solemne liturgia penitencial desarrollada en tres actos o momentos: confesión, meditación y exhortación. Tras la aparente unidad se revela una estructura artificiosa y heterogénea, tanto en lo referente a su temática, como a los géneros o formas literarias que la conforman. Efectivamente, en Baruc se advierten cuatro partes claramente diferenciadas:

1. La Introducción (Bar 1 , 1-14) que presenta la ambientación histórica y el propósito del libro.

2. La oración penitencial (1:15-3:8), que reviste la forma de confesión nacional, con características similares a Esd 9; Neh 9 ; Sal 106 y, especialmente, Dan_9:4-19 . A su vez, la oración incluye una confesión y una súplica.

3. El himno de la sabiduría ( 3:9-4:4) que presenta la forma de una meditación sapiencial y recoge temas y motivos presentes en Pro 8 , Job 28 y Sir 24 .

4. El oráculo de consolación y restauración (4:5-5:9), de inspiración profética, con rasgos de exhortación, lamentación y oráculo de esperanza, e innegables dependencias del Segundo y Tercer Isaías.

No es posible sacar conclusiones firmes de los datos relativos al autor y a la fecha de composición que el libro aporta, ya que unos y otros parecen responder al artificio de la pseudoepigrafía, tan profusamente utilizado en la literatura del AT y consistente en enmascarar tras autores y situaciones paradigmáticos otras circunstancias análogas, aunque distantes. La heterogeneidad de los materiales del libro dificulta su atribución a un único autor o a una misma fecha de composición. En cuanto a la ambientación en los primeros años del exilio babilónico, las referencias históricas relativas a los deportados y a los judíos residentes en Jerusalén difieren sensiblemente de los datos aportados por otras fuentes de carácter histórico o profético. En cambio, podrían muy bien reflejar las circunstancias de las comunidades judías en la última fase de la época helenística (ss. II-I a. C.) y, más concretamente, el desarrollo de una liturgia penitencial conmemorativa de la destrucción del templo.

La llamada Carta de Jeremías es en realidad un alegato apologético contra la idolatría, sin más características epistolares que la denominación del título y la breve introducción que lo preceden. Aunque el escrito reviste la forma de una carta dirigida por Jeremías a los judíos que van deportados a Babilonia, tanto el nombre del autor como las circunstancias son artificios pseudoepigráficos, que parecen inspirarse en Jer_29:1-3 .

Su composición revela una sencilla estructura formada por la introducción (1-7) y diez párrafos, a modo de estrofas, cerrados por un repetitivo estribillo que, con ligeras variantes, reproduce el propósito del escrito: demostrar que los ídolos babilónicos no son dioses ni pueden infundir, por tanto, temor reverencial. Su contenido desarrolla temas tratados o aludidos en Jer_10:1-16 e Isa_44:9-20 y anticipa la amplia reflexión de Sab 13-15 ; sin embargo difiere notoriamente de ellos por su estilo satírico y los motivos burlescos. Las descripciones de los cultos idolátricos pueden remitir tanto a la situación de Babilonia en la época tardía, como a determinadas prácticas idolátricas de Siria y Fenicia en la época helenística.

El escrito parece aludido por 2Ma_2:1-2 y era conocido en Qumrán (se ha encontrado un pequeño fragmento griego de los vv. 43-44, datado en torno al año 100 a. C.). Aunque aparece en la Biblia griega como escrito independiente, la Vulgata incluye la Carta como apéndice de Baruc. Todo ello permite suponer una fecha de composición comprendida entre los siglos IV y II a. C.