Presentación del libro:



[L] Después de Esdras y Nehemías, la provincia judía, sector extremo del imperio persa, vivió tres siglos al margen de la historia. Los de mayor iniciativa se dedicaron al comercio y salieron de su país para establecerse en todos los centros urbanos, alrededor del mar Mediterráneo. Sin embargo, un siglo después de Nehemías, el año 333 a.c, Alejandro Magno empezaba a recorrer los países del Medio Oriente, derrotando a todos los ejércitos enemigos y derribando a los reyes. A pesar de que murió a la edad de treinta años, sus triunfos abrieron el paso a la cultura griega con ansias de progreso, confianza en las posibilidades del hombre y un espíritu más abierto que superaba los individualismos nacionales. Los generales de Alejandro se repartieron su inmenso imperio. Los Tolomeos, que dominaban Egipto y Palestina, fueron comprensivos y no molestaron a los judíos por su religión y sus costumbres. En cambio, cuando en el año 197 los Antíocos de Siria vencieron a los egipcios y les quitaron Palestina, pretendieron imponer a la fuerza su religión a los judíos. La feroz persecución causó un levantamiento de los judíos, encabezados por la familia de los Macabeos. El primer libro de los Macabeos, reconocido como uno de los más perfectos de la historia antigua, nos relata los sucesos de la guerra y las hazañas de los cinco hermanos Macabeos, del año 170 al año 130 a. C. Guerra Santa, guerra de liberación El libro de los Macabeos nos muestra un pueblo que quiere vivir y considera su fe más preciosa que la existencia. Cuando todos se habían acostumbrado a vivir sin problemas, se presenta la persecución. Muchos se convencen de que nada se puede hacer contra un poder tan fuerte y que los riesgos son demasiado grandes. Pero el Espíritu de Dios hace surgir nuevos héroes y, gracias a ellos, el pueblo recobra el sentido de su dignidad, luchando por esos derechos sin los cuales no hay hombres ni creyentes. El pueblo judío se encontró solo frente a sus opresores, y sus aliados romanos le ayudaron muy poco. Contaron con sus propias fuerzas y Dios los ayudó. Las guerras de los Macabeos fueron un modelo de la guerra santa en que no faltaron el heroísmo y la constancia, ni menos aún la ayuda de Dios. Pero también demostraron que la guerra santa no resolvía todo. Arrastrados por los problemas militares, y de ahí por los juegos políticos, los descendientes de los Macabeos se materializaron muy pronto, hasta llegar a ser unos gobernantes sin fe ni moralidad.