FILIPENSES

El tiempo de composición de Filipenses depende de la cautividad en la cual se sitúe: si se trata de la prisión de Cesarea o de Roma, se colocaría en los años 60; si es otra prisión anterior (Hch 23:3; 2Co 11:23), podría pensarse en los años 50. Frente a lo que ocurre con otras cartas de la cautividad, la autoría paulina de esta nunca ha sido puesta en tela de juicio. A pesar de sus reducidas dimensiones, es una carta de gran importancia. Su verdadera joya teológica es el pasaje sobre la humillación y gloria de Cristo (Flp 2:6-11), el himno cristológico más notable de todo el Nuevo Testamento. En la carta se contienen, además, las primeras indicaciones sobre lo que será en decenios posteriores la estructura jerárquica de la Iglesia (obispos, diáconos). Son importantes las informaciones autobiográficas de Pablo (Flp 3:5-14) y las afirmaciones sobre el encuentro del creyente con Cristo después de la muerte (Flp 1:21-23).