COMENTARIO DE SANTO TOMAS DE AQUINO A LA EPÍSTOLA A LOS HEBREOS
S. Thomae Aquinatis Doctoris Angelici in omnes S. Pauli Apostoli Epístolas CommentariaPetri Marietti 1896Traducción Castellana del Texto Latino por J.I.M.EDITORIAL TRADICIÓN, S. A. MÉXICO,1979Derechos Reservados (c) en cuanto a la traducción castellana por Editorial Tradición, S. A.Av. Sur 22 No. 14 (entre Oriente 259 y Canal de San Juan), Col Agrícola Oriental. México 9, D. F.Primera Edición Marzo de 1979.-1,500 ejemplares.Título del original latino: Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angeiici super Epistolam Sancti Pauli Apostoli ad Hebreos expositio1
PROLOGO
"No hay igual a Ti entre los dioses, Señor, y no hay obra semejante a tu obra" (Sal 85). Por las cuales palabras dase a entender la excelencia de Cristo a dos visos: en cotejo de otros dioses y en comparación de sus efectos.a) Cuanto a lo primero, si es verdad que naturalmente no hay más que un solo Dios (Dt. 6); por participación hay muchos dioses, tanto en el cielo como en la tierra (1Co 8,5); que en veces, como parece por Job 1 y 2, a los mismos Angeles se les llama dioses; y en veces a los profetas, como se dice de Moisés "Yo te he constituido Dios de Faraón" (Ex. 7,1). Asimismo de los sacerdotes dícese allí mismo: "no hablarás mal de los dioses" (Ex. 22,28); y en el v. 8: "si ef ladrón no parece, el dueño de la casa será presentado ante los dioses". Pero a los Angeles si les dicen dioses es por la refulgencia abundantísima de la divina claridad (Jb 25); mas entre los dioses no tienen comparación con Cristo, que es el resplandor de la gloria del Padre (Ep 1). Los profetas, por haberles hablado Dios, gozan del mismo título. Luego con más razón, como dijo San Juan, 10, y mayor excelencia es Cristo Dios, que es sustancialmente el mismo Verbo de Dios. Y a los sacerdotes, si se les da el nombre de dioses, es por ser ministros de Dios (Is. 61,6); pero Cristo con mucho mayor motivo, no siendo ministro, sino Señor de todo (Est. 4; Ap. 20) "y como Señor en su propia casa" (He 3). Así pues, Cristo es el gran Dios, que lleva la gala entre todos los dioses, porque es resplandor, porque es Verbo, porque es Señor.b) Manifiéstase, en segundo lugar, esta excelencia por sus efectos; donde, si a obras vamos,3 excelentes en Cristo hallamos:una, que abarca todas las criaturas, la de la creación (Jn 1).otra, que a sola la criatura racional se extiende, a quien Cristo baña de luz, la de la iluminación (Jn 1).la tercera, de la justificación, exclusiva de las personas santas, que son justificadas y cobran vida por El mismo y su gracia que vivifica; 3 modos por los que a los antedichos dioses no les es dado obrar; pues los Angeles no son creadores, sino creaturas (Sal 103); los profetas son iluminados, no iluminan (Jn 1); los sacerdotes no justificaban (He 10). Luego a todas luces demuéstrase la excelencia de Cristo, y ésta es la materia de esta carta a los Hebreos, que se distingue de las otras, porque en algunas de ellas trátase de la gracia del Nuevo Testamento respecto de todo el cuerpo místico de la 1glesia, y esto en todas las cartas que manda a las iglesias, es a saber, a los Romanos, a los Corintios, a los Gálatas, hasta en la primera a Timoteo. En otras, porque, tratando de lo mismo, las dirige a los miembros principales, como en las que envía a determinadas personas en particular, esto es, a Timoteo, a Tito, a Filemón.En ésta, en cambio, el hincapié que hace en la gracia es en atención a la cabeza, Cristo; que lo mismo que en el natural, así también en el cuerpo de la 1glesia se hallan estas 3 cosas, es a saber: el mismo cuerpo místico, los miembros principales, los prelados y los mayores, y la cabeza, Cristo, de donde se deriva la vida a todo el cuerpo.Pero antes de llegar a la división, es de saber que antes del Concilio Niceno, algunos pusieron en duda que esta carta fuese de Pablo; y con dos argumentos prueban que no lo era: el uno, porque no sigue el camino trillado que en las otras cartas; ya que aquí ni pone su nombre ni encabeza con un saludo lo escrito; el otro, que se gasta otro estilo, y aun mas relamido; ni se hallará otra carta que lleve tanto orden como ésta en palabras y frases. De aquí que la ahijaran o a Lucas Evangelista, o a Bernabé o a Clemente papa; ya que éste escribió a los Atenienses como si al hilo siguiese en todo este estilo. Mas los antiguos doctores, Dionisio especialmente y algunos otros, toman las palabras de esta carta como testimonios en abono de Pablo; y San Jerónimo la coloca entre las cartas de Pablo. Digamos, pues, a lo primero, que el no haber puesto su nombre fue por un triple motivo: uno, porque no era apóstol de los judíos, sino de los gentiles (Gal. 2); por lo mismo no hizo mención de su apostolado al principio de esta carta, pues no quería insinuar, sino a los mismos gentiles, el oficio de su apostolado.Segundo, porque su nombre era odioso a los judíos, por haber dicho, como parece por Hechos 22, que ceremonias legales no había por qué ya observarlas; por eso cose su boca a dos cabos, no fuese a suceder se despreciase, por cosa de menos valer, la saludabilísima doctrina de esta carta.Tercero, porque era judío (2Co XI), y los de casa no ven con buenos ojos la excelencia de los suyos (Mt 13).Al otro argumento se responde que, si el estilo es más elegante, es porque manejaba con más garbo la lengua hebrea, en que escribió esta carta, como mas connatural, aunque las sabía todas; razón por la cual pudo hablar con más gala en su propio idioma que en otro ajeno. De ahí que diga: "porque dado que yo sea tosco en el hablar, no lo soy ciertamente en la ciencia" (2Co XI,6); y Lucas, que fue un excelente hablista, trasladó del hebreo al griego este ornato.