COMENTARIO A LA SEGUNDA EPÍSTOLA A TIMOTEO
Título del original latino: Sancti Thomae Aquinatis Doctoris Angelici super Secundam Epistolam Sancti Pauli Apostoli ad TimotheumAugustae Taurinorum Typographia Pontificia Petri Marietti1896PROLOGO"Día y noche anclaba quemado del calor y del hielo, y el sueño huía de mis olos" (Génesis 32,40). Palabras son éstas de Jacob que muestran y recomiendan la solicitud y desvelos del oficio pastoral; en las cuales 3 cosas hay que considerar pertenecientes al dicho oficio, a saber, la perseverancia, la paciencia, la solicitud. Lo lo. porque sin descanso ha de cuidar del rebaño: día y noche; de noche orando, de día educando. "Yo estoy de centinela de parte del Señor; de día permanezco aquí continuamente, y estoy pasando en mi puesto las noches enteras" (Isaías 21,8). O dígase durante el día, esto es, en el tiempo de la prosperidad; y durante la noche, esto es, en el tiempo de la adversidad, en los que el prelado debe atender al cuidado de la grey; "con las armas de la justicia para combatir a la diestra y a la siniestra" (2Co 6,7).Lo 2o. porque, si a alguno, mayormente al prelado le es necesaria la paciencia, que ha de tener buenas espaldas para soportarlo todo por el bienestar de su rebaño. "El buen pastor da la vida por sus ovejas" (Jn X). "La doctrina del hombre se conoce por la paciencia" (Pr 19,2). Por eso dice: en el bochorno, esto es, en el hervor de la embravecida persecución. "En saliendo el so! ardiente, se va secando la hierba, cae la flor y acábase toda su vistosa hermosura" (Sant. 1,1 1). -Por el hielo, esto es, por el temor de lo futuro. "Combates por defuera; por dentro temores" (2Co 7,5).Lo 3o. porque, según Rm 12, aventaja en vigilancia a los demás, con que sacude el sueño de la negligencia; por eso se añade: "y el sueño huía de mis ojos". -"Corre de una parte a otra, apresúrate, despierta a tu amigo, no concedas sueño a tus ojos, ni dejes que se cierren tus párpados" (Pr 6,3).Viénenie, pues, al justo, estas palabras, a la materia de esta carta; porque en la primera le instruye sobre la ordenación eclesiástica; en esta segunda trata de los desveíos pastorales, tan despabilados y solícitos que, por el pastorío de su rebaño, esté dispuesto aun a padecer el martirio, como parece por el prólogo.