SemiticaDict;Riched20 5.50.30.2002;
Daniel
Introducción
El libro de Daniel relata la historia de un joven israelita llevado cautivo de Jerusalén en los días de Nabucodonosor, rey de Babilonia (605– 562 a. de J.C.). A pesar de un exilio de toda una vida y de mucha oposición, él permaneció fiel a su Dios. A semejanza de José que vivió antes que él (Gén. 37– 50), estaba dotado de la capacidad de entender sueños y visiones (1:17). Se elevó a la prominencia en una corte extranjera y tuvo el privilegio de recibir visión de los propósitos futuros de Dios en la historia.
Aunque narrado generalmente en tercera persona, toda la segunda parte del libro (7:2– 12:13), con una serie de visiones dramáticas, se presenta en una manera autobiográfica. Aunque en nuestras Biblias en castellano está incluido entre los profetas, en la Biblia hebrea se encuenta entre los Es critos. En ese contexto ilustra la naturaleza y las bendiciones de una vida vivida en fidelidad al pacto de Dios, bajo condiciones inhospitalarias (caps. 1– 6), y revela los conflictos en los que el pueblo del Dios del pacto estará comprometido y guardado divinamente (caps. 7– 12).
Tipo de Literatura
De inmediato se hace evidente que el libro de Dan. es una clase de literatura diferente de la mayoría de la historia y profecía del AT. A diferencia de la primera, está dominada por visiones; a diferencia de la última, sus visiones son a menudo surrealistas y describen un mundo en el que estatuas gigantescas son demolidas por piedras misteriosas y bestias extrañas surgen para luchar unas con otras.
Aunque algunos elementos como estos se encuentran en los profetas (p. ej. Eze. 1), es claro que aquí tenemos un tipo diferente de literatura. En un sentido, las impresiones creadas en el lector son tan importantes como la comprensión de los detalles. Teóricamente es posible entender estos úl timos y dejar de experimentar el impacto que el libro pretende producir.
En vista de esto, Dan. comúnmente se clasifica como literatura apocalíptica, como el libro de Apoc. (véase el artículo "Libros Apócrifos y Apocalípticos"). Sin embargo, probablemente es sabio no tratar de definir demasiado rígidamente lo que esto implica para Dan. A semejanza de la relativamente moderna forma literaria de la novela (que normalmente se considera que empezó a principios del siglo dieciocho), no surgió de la noche a la mañana en una forma completa con características cuidadosamente definidas. Lo que es característico de los escritos apocalípticos, sin embargo, es que su mensaje involucra un "develar" (gr. apokalypsis) el orden trascendente y cómo esto se relaciona con la historia conforme avanza hacia la consumación. Tal como un "develar", esta clase de literatura lleva el aviso de "ven y mira" y también "escucha y entiende".
Estructura Del Libro
Dan. se divide en dos secciones y está escrito en dos idiomas: hebreo (1:1– 2:4a; 8:1– 13:13) y en su idioma relacionado, arameo (2:4b– 7:28). Los caps. 1 al 6 son biográficos, mas los 7 al 12 apocalípticos. La textura de la obra es, sin embargo, más sutil que esto, señalado por el uso del arameo en 2:4– 7:28 (es decir, en partes de ambas secciones). Se ha sugerido que estos son caps. que habrían tenido significado especial para los que no eran hebreos (de aquí el uso del idioma internacional). Además, en vez de separar radicalmente las dos secciones, este arreglo tiene el efecto de vincularlas mientras sugiere que los caps. 2– 7 contienen el corazón del libro. Si este es el caso, el cap. 1 sirve como una introducción explicativa, mientras que los caps. 8– 12 se extienden sobre el diseño de la historia mundial ya establecido antes en el libro. La manera en que el uso del arameo atraviesa tanto la sección biográfica como la visionaria es también un argumento importante a favor de la unidad literaria del libro.
Dentro de la sección central (caps. 2– 7) se puede detectar un diseño adicional, común en la narrativa del AT. Los caps. 2 y 7 presentan vi siones de cuatro reinos mundiales opuestos al reino de Dios; los caps. 3 y 6 son narraciones de liberaciones milagrosas divinas; los caps. 4 y 5 describen el juicio de Dios sobre los gobernantes mundiales. De esta manera, los temas empleados en los caps. 2, 3 y 4 reaparecen en orden inverso en los caps. 5, 6 y 7. El efecto es el de una narración refleja que tiene el propósito de intensificar ciertas expectaciones en el lector que está familiarizado con el mecanismo, así como el de proveer mayor disfrute.
Los lectores contemporáneos están acostumbrados generalmente a libros que siguen un orden cronológico recto. Aun si se escriben en la forma de reminiscencias narradas mucho tiempo después de los eventos, los temas tienden a ser desarrollados en un tiempo lineal. El libro de Dan. no sigue esta forma. Las experiencias de los caps. 1– 6 sí siguen ciertamente una secuencia cronológica en su ambientación, pero las revelaciones a lo largo del libro tienen la forma de paralelismo progresivo que cubre el mismo período. La estructura literaria es semejante a la de una escalera espiral que gira en torno al mismo punto una y otra vez, pero nos lleva a un punto más elevado desde el cual podemos obtener una vista más clara y completa de las cosas. De aquí que el material cubre el mismo terreno en más de una ocasión, pero lo desarrolla en una manera más completa cada vez. El mismo arreglo puede verse en las enseñanzas de Jesús en Marcos 13 y en el mismo libro de Apocalipsis.
Mensaje
El contexto en el que la vida de Daniel se presenta se resume en la pregunta hecha por los exiliados en Babilonia en el Sal. 137:4: "¿Cómo cantaremos las canciones de Jehovah en tierra de extraños?" Todo el libro, biografía y visiones, nos enseña que este mundo será siempre "tierra de extraños" para el pueblo de Dios (cf. Juan 17:6; Fil. 3:20a). Los del pueblo de Dios son extranjeros en el mundo (1 Ped. 1:1, 17), rodeados de enemigos malignos y destructores (1 Ped. 5:8, 9). Sin embargo, es posible vivir de una manera que traiga alabanza y honra a Dios, así como Daniel lo hizo. El es la encarnación de la enseñanza del Salmo 1.
Tal vida de fe (cf. Heb. 11:33, 34) se nutre del conocimiento de Dios (11:32b), de la consagración a él (1:8; 3:17, 18; 6:6– 10), y de la comunión con él en oración (2:17, 18; 6:10; 9:3; 10:2, 3, 12). Obtiene su confianza del conocimiento de que Dios es soberano sobre todos los asuntos humanos (2:19, 20; 3:17; 4:34, 35), y que él está edificando su propio reino (2:44, 45; 4:34; 6:26; 7:14). Nuestros tiempos están en sus manos (1:2; 5:26), puesto que los asuntos de la tierra no están desconectados de los del cielo (10:12– 14, 20). El es un Dios que se revela a sí mismo y da a conocer sus propósitos, de modo que su pueblo pueda conocerlo y confiar en su palabra (1:7b; 2:19, 28– 30, 47). Tal conocimiento capacita al pueblo de Dios a resistir la presión sabiendo que participarán de la realización de su reino (7:22, 26, 27; 12:2, 3).
Autor y Fecha
No se hace una declaración explícita de la autoría en el libro de Daniel, aunque aprox. la mitad de él está en forma autobiográfica. Los eruditos contemporáneos del AT, en forma general (pero de ninguna manera universal), adoptan el punto de vista (primero sustentado por Porfirio, neoplatonista del siglo III y oponente de la fe cristiana) de que el libro fue compuesto, no en el siglo VI a. de J.C. (su ambiente literario), sino en el siglo II a. de J.C., en los días de Antíoco Epífanes (ver sobre 8:9– 14, 23– 27; 11:4– 35).
De acuerdo con esta opinión, las historias de los caps. 1 al 6 indudablemente tienen sus orígenes en las tradiciones del pueblo hebreo. Se presenta a Daniel como una figura heroica, fiel a la ley de Dios ante toda oposición. Las visiones son en gran parte interpretaciones del pasado más bien que revelaciones sobrenaturales del futuro. En vez de pro veer un relato histórico, la autobiografía y las visiones de Daniel en varias maneras emplean, exponen y aplican otros pasajes bíblicos para fortalecer y alentar a los judíos del siglo II a. de J.C. Así, p. ej. su propia experiencia se ve como modelada en la de José (el exiliado que se elevó al poder en una nación extranjera y, sin embargo, permaneció fiel a Dios); su oración en el cap. 9 se ve como de pendiente de las oraciones en Nehemías; aunque partes de las visiones se ven como exposiciones sutiles de pasajes bíblicos (11:33; 12:3 se consideran como una exposición de Isa. 52:13– 53:12). El autor estaba escribiendo su libro en 160 a. de J.C. cuando el pueblo de Dios estaba sufriendo la fiera persecución de Antíoco Epífanes y desesperadamente necesitado de saber que había significado en la vida, que la fidelidad a Dios tenía significado, que el sufrimiento no era permanente, que Dios reinaba y que su pueblo triunfaría. La pregunta que se hace en 12:6 ("¿Cuándo será el final?") hace eco en los clamores del pueblo de Dios. Las profecías ocultas tienen la respuesta: No será para siempre.
Esta opinión también sugiere que puede fijarse la fecha del libro de Daniel con mayor precisión que cualquier otro libro del AT. El autor estaba consciente de la profanación del templo (que puede fijarse con exactitud en diciembre 167 a. de J.C, cf. 11:31) y de la resistencia heroica dirigida por Judas Macabeo en 166 (11:33– 35), pero él aparentemente no sabía de la muerte de Antíoco en 164 (11:40– 45 se considera como un intento profético genuino, pero equivocado). Los críticos sugieren que, cualesquiera que hayan sido los primeros períodos de composición y revisión por los que el libro pueda haber pasado, a la edición final puede ponérsele más exactamente la fecha alrededor de 165/164 a. de J.C. Esto, a la vez, se convierte en un argumento principal para creer que el cuarto reino en los caps. 2 y 7 es Grecia.
Por eso, de acuerdo con los críticos eruditos, Dan. es un libro de leyendas edificantes y de visiones dramáticas, una poderosa obra de la literatura de la resistencia del segundo siglo a. de J.C. Por que fue escrita de tal manera que ninguno de sus primeros lectores la confundiera con historia del pasado o con profecía del futuro, la habrían aceptado por lo que era, hubieran sido desafiados por ella y obtenido fuerza a través de su mensaje, de la misma manera que un lector actual podría ser impresionado al leer Hamlet de Shakespeare o Los Hermanos Karamazov de Dostoievsky.
Al buscar confirmar este criterio, a menudo se ha apelado a la evidencia en el libro mismo, es decir, al uso de los términos gr. para algunos de los instrumentos musicales de 3:5; a la falta de evidencia sólida de la locura de Nabucodonosor o de sus decretos en el cap. 4; a las referencias no corroboradas de Darío el Medo en los caps. 5 y 6 y a la falta de adecuación histórica de la descripción del fin de Antíoco Epífanes. Aunque se discute brevemente en el comentario, una consideración más detallada de estos asuntos se encuentra en los comentarios de J. G. Baldwin y de E. J. Young.
Esta opinión, primero sostenida solamente por eruditos teológicos liberales, más recientemente ha llegado a ser compartida por otros de tradiciones más conservadoras. Se argumenta que el mismo libro indica que los relatos no tienen la intención de ser entendidos como historia literal, y que las visiones son obviamente interpretaciones del pasado (no revelaciones del futuro). Un pasaje tal como 11:4– 12:3 tiene apariencia de profecía, pero no habría sido leído como una verdadera predicción por la audiencia para la cual el libro estaba originalmente dirigido. Al procurar fortalecer esta posición teológicamente, se ha dicho que aunque Dios podría, si así lo deseara, salvar a hombres del fuego ardiendo mientras que otros mueren, y dar predicciones detalladas de los eventos futuros, éstas no son la clase de cosas que el Dios de la Escritura realmente hace.
Aunque esta opinión en los siglos pasados virtualmente ha abrumado la opinión conservadora, enfrenta considerables dificultades, de las cuales se mencionan aquí solamente unas cuantas.
1. Si el libro fuera tan obviamente ficticio de carácter esperaríamos encontrar los primeros indicios de esto en la tradición de la interpretación, previa al ataque de Porfirio contra el cristianismo, e independiente de él, pero éstos están ausentes. Si el libro está compuesto "obviamente" de leyenda, es difícil entender la aparentemente continua forma tradicional de interpretarla como historia teológica y autobiográfica y como visión.
2. Los escritores del NT consideraban el libro de Daniel como histórico. Jesús consideraba a Dan. como un profeta (Mat. 24:15) y, por eso, el contenido de su libro como genuinamente profético del futuro. El autor de la carta a los Heb. se refiere a dos eventos del libro en el contexto de otros eventos y personajes históricos (Heb. 11:33, 34). Es difícil resistir la conclusión de que Jesús y los es critores del NT consideraran el libro de Dan. como historia y profecía verdaderas. Si es así, el hecho de señalar una fecha posterior al libro sería poner en duda el conocimiento y la autoridad de Cristo como Señor de las Escrituras. Pondría en duda también la capacidad de los escritores del NT para detectar la ficción dos siglos después de que fuera escrita, una falla notable, semejante a que alguien hoy en día leyera Cumbres Borrascosas de Emily Brontë y pensara que es historia.
3. Hay una falla teológica y sicológica en la noción de que una obra de ficción conocida y obvia es bien adecuada para inspirar a los lectores a ser fieles hasta la muerte. De acuerdo con la teoría de la fecha del siglo II, éste no es meramente un posible efecto sino la verdadera función del libro. Pero esto es pedirle a la gente que confíe en el poder, conocimiento y sabiduría de Dios cuando de hecho la evidencia de esos atributos fuera una invención de la imaginación del autor, no la verdadera revelación y actividad de Dios. A pesar de las protestas de que Dios podría obrar los milagros de Daniel y revelar el futuro en detalle aunque no lo hubiera hecho, nos quedamos sin base para creer que él puede o quiere hacer tales cosas. Aquí la lógica de Pablo respecto a otro milagro no es inapropiada (ver. 1 Cor. 15:15– 17).
4. Un cierto número de rasgos incidentales del libro señalan un origen babilonio y un conocimiento de la vida babilonia que difícilmente podría esperarse de un hebreo palestino del siglo II a. de J.C. Estos incluyen el uso del sistema babilonio para fechar (1:1); familiaridad con el gusto babilonio por el número seis y sus múltiplos (3:1); la implicación de que el título de "rey" de Belsasar implicara su actuación como regente (5:7); y la referencia a la costumbre persa de castigar a los parientes de un culpable (6:24). Hasta la referencia al "yeso de la pared" (5:5) es impresionante puesto que sabemos por los descubrimientos arqueológicos que las paredes del palacio de Babilonia estaban cubiertas de yeso blanco.
5. La teoría de la fecha del siglo II asume que Dan. fue escrito en 165/164 a. de J.C. y que estaba equivocado en su genuino intento por profetizar la caída de Antíoco Epífanes. Dada la autoridad del ca non del AT es inexplicable (en cuanto a esta opinión) por qué el libro no fue revisado para lograr exactitud o cómo el libro fue aceptado como canónico con el pleno conocimiento de que contenía errores.
El enfoque adoptado en este comentario sigue el concepto mucho tiempo sustentado por la iglesia cristiana de que el libro de Dan. tuvo su origen en el siglo sexto a. de J.C. en Babilonia. Esto no significa que no haya dificultades en relación con el contenido histórico del libro, o en creer sus profecías y milagros. Lo primero sigue requiriendo la investigación de los eruditos; lo segundo, sin embargo, está relacionado con nuestro concepto de Dios. Parte del mensaje del libro de Dan. es que Dios puede hacer lo que sus criaturas no pueden hacer, y lo hace (2:10, 11). Ningún intérprete de este libro puede evitar el desafío que éste presenta para confiar en un Dios que apaga fuegos y cierra la boca de leones (Heb. 11:33, 34), o, más aun, en un Dios que levanta a los muertos (12:2; cf. Mar. 12:18– 27). (Véase también la gráfica en p. 656.)
Bosquejo del Contenido
1:1-21El reinado de Dios y la fidelidad de sus siervos
1:1, 2El hombre propone, Dios dispone
1:3-7Reprogramación en Babilonia
1:8-21Salvando la primera prueba
2:1-49El reinado de Dios al someter a los reinos
2:1-13Los sueños perturbadores de Nabucodonosor
2:14-23Daniel recibe iluminación
2:24-49La explicación del sueño
3:1-30El reinado de Dios en las pruebas difíciles
3:1-18Idolatría o muerte
3:19-30"Las llamas no te tocarán"
4:1-37El reinado de Dios humilla a Nabucodonosor
4:1-18El sueño del árbol cósmico
4:19-27Una advertencia de juicio
4:28-37Humillado y sanado
5:1-30El reinado de Dios al quitar a Belsasar
5:1-9La escritura en la pared
5:10-17Daniel es recordado
5:18-31Un rey pesado en la balanza de Dios
6:1-28El reinado de Dios sobre las bestias salvajes
6:1-9Darío engañado
6:10-17Obedecer a Dios en vez de a los hombres
6:18-28Amparado por el poder de Dios por la fe
7:1-28El reinado de Dios sobre los reinos bestiales
7:1-14Cuatro bestias, un hombre
7:15-28El cuerno que hizo la guerra
8:1-27El reinado de Dios dura para siempre
8:1-4, 15-20El carnero de dos cuernos
8:5-8, 21, 22El macho cabrío de un cuerno
8:9-14, 23-27El pequeño cuerno que creció
9:1-27El reinado de Dios fortaleciendo la profecía y la oración
9:1-3Daniel escudriña las Escrituras
9:4-19La oración: un convenio de trabajo
9:20-27Otros "setenta"
10:112:4El reinado de Dios sobre toda la historia
10:1-3En duelo espiritual
10:4-9Una visión gloriosa
10:1011:1"Espíritus de maldad en los lugares celestiales"
11:2-45Los reyes del norte y del sur
12:1-4Las últimas cosas
12:5-13El reinado de Dios y el reposo de sus siervos