Riched20 5.50.30.2002;
Efesios
Introducción
La epístola a los Efesios es conmovedora por la forma en que capta teológicamente el alcance de los propósitos de Dios en Cristo para la iglesia. Es una carta pastoral cálida y espiritualmente sensible en sus consejos, de tono pacífico y que fácilmente se desborda en gozosa adoración. Pero también es muy diferente de las otras cartas de Pablo. Todas, excepto ésta, tratan situaciones muy específicas que se vivían en las iglesias a las cuales el Apóstol escribía. Es típico que las epístolas abunden en detalles de color local, que contengan enseñanzas bien razonadas y retóricamente convincentes sobre las dimensiones teológicas de algún problema central, y por lo general combinan esto con aplicaciones de las mismas, cuidadosamente entretejidas en la forma de apelaciones o ruegos a los lectores. A menudo, las frases del Apóstol son breves, mu chas veces bruscas.
En Ef., por el contrario, lo que por lo normal sería la parte de la "enseñanza" está, en gran parte, dedicada a la alabanza a Dios (1:3– 14) e incluye un co mentario de Pablo sobre su oración por los lectores (1:15– 3:21, con importantes digresiones en 2:11– 22 y 3:2– 13). Esto lleva de inmediatamento a la exhortación (caps. 4– 6). En toda la carta la construcción de las oraciones se destaca por su extensión, a la vez que estas tienen un tinte un tanto litúrgico. Lo que es aun más excepcional es que la carta dependa en grado sumo de Col.: pasaje tras pa saje pueden ser explicados como una reescritura de los temas claves de Col., y aprox. una tercera parte de lo escrito se toma directamente de esa carta. ¿Cómo puede explicarse esto?
Paternidad Literaria
Aunque la iglesia primitiva apoyó en forma unánime la autoría paulina de Ef., muchos eruditos modernos (incluyendo los comentarios más importantes, de Schnackenburg y Lincoln) la han discutido. En cambio, han tratado de explicar la carta como la obra de un alumno y admirador de Pablo, que presentaba el evangelio a su propia generación posterior. Los argumentos se basan sobre todo en los puntos que ya hemos mencionado, y en aparentes cambios sutiles, de una perspectiva paulina a una posterior. Los temas son demasiado complejos para tratarlos en detalle aquí, pero se resumen en los comentarios de Caird (pp. 11– 29) y Foulkes (pp. 19– 49). Nuestra posición es que Pablo es verdaderamente el autor, y que las supuestas diferencias con el Pablo que escribió las otras cartas son, o bien malas interpretaciones de Ef. (algunas de las más importantes serán planteadas en este Comentario), o que deben ser explicadas en términos de la naturaleza y circunstancias especiales en que fue escrita la carta.
Circunstancias
Mientras estaba prisionero en Roma (en algún momento entre los años 61 y 62 d. de J.C.), Pablo tuvo la ocasión de devolver un esclavo convertido al cristianismo, Onésimo, a su amo cristiano, Filemón, quien vivía en (o cerca de) Colosas. Para referirse a esta delicada situación, Pablo le escribió a Filemón. Envió tanto la carta como al esclavo, con uno de sus colaboradores, Tíquico (Col. 4:7– 9), utilizando la ocasión para escribir también a toda la iglesia en Colosas, advirtiéndoles sobre las falsas enseñanzas que se avecinaban. Para llegar a Colosas, Tíquico y Onésimo naturalmente hubieran debido navegar hacia Efeso y luego dirigirse al este por el valle de Lico por la ruta principal romana hacia el Eufrates. Pablo mismo había basado su misión a la provincia de Asia (52– 55 d. de J.C.) en la ciudad de Efeso, grande y pujante (Hech. 18:19– 20:17; 1 Cor. 15:32; 16:8, 19; 2 Cor. 1:8– 11). Por lo tanto sería natural que le escribiera una carta a la iglesia en esa ciudad y que también la enviara con Tíquico (cf. Ef. 6:21, 22 y Col. 4:7– 9).
Sin embargo, la carta que tenemos con el nombre de "Efesios" no fue escrita primordialmente para los "santos ... en Efeso" (1:1). En realidad, las palabras "en Efeso" no se encuentran en este versículo en los manuscritos más antiguos, y 1:15 y 3:1– 3 hacen suponer que Pablo y la mayoría de sus lectores habían oído informes los unos de los otros, pero nada más. Además, la carta termina sin los acostumbrados saludos personales que uno esperaría en una carta dirigida a Efeso (cf. Rom. 16; Col. 4:10– 17). Estas características han sugerido a muchos que la epístola, en realidad, fue escrita como carta circular para las iglesias de toda la provincia romana de Asia (incluyendo las siete iglesias que se mencionan en Apoc. 1– 3). Quizá lo más plausible sea que haya sido escrita para las iglesias si tuadas a lo largo o cerca de la ruta que Tíquico habría tomado desde Efeso a Colosas, incluyendo Magnesia, Tralles, Hierápolis y Laodicea. (En ese sentido, Ef. podría ser la carta a la cual Col. 4:16 se refiere como "la carta de Laodicea".)
Naturaleza y Proposito
La mayoría de las características poco comunes de esta carta pueden explicarse mejor si comprendemos sus circunstancias. Su propósito no es enfrentar alguna enseñanza falsa en particular, en una congregación específica, sino alentar a todas las iglesias (de mayoría gentil) de la zona por la que Tíquico pasaría. ¿Qué mejor manera de hacerlo para Pablo que celebrando el cumplimiento en Cristo de los grandes propósitos de Dios (1:3– 14), e incluyendo un comentario respecto a cómo él estaba orando por quienes leerían la carta, intercediendo para que pu dieran captar gozosamente el mensaje central del evangelio y el maravilloso privilegio al cual habían sido admitidos (1:15– 2:10; 3:1, 14– 21)? No es muy realista argumentar que la carta no sea paulina porque pone a la oración en el lugar en que Pablo generalmente pone a la enseñanza; la verdad es que la carta enseña el corazón mismo del evangelio de Pablo en la forma de un llamado a la adoración y un informe sobre la oración (y las digresiones de 2:11– 22 y 3:2– 13, explican más en detalle la enseñanza implícita en éstas). La elección de un formato de adoración y oración para la mayor parte de la primera sección de la carta en sí determina el es tilo más "elevado" y litúrgico, que luego se extiende de manera natural a toda la carta (y es similar al estilo de las oraciones de Pablo en otras cartas). Y si Pablo acabara de escribir la carta a los colosenses, y la tuviese aún a mano, ¿es de sorprenderse tanto que la reformara para hacerla apta para una lectura más general?
El Mensaje Central de la Carta
Ef. hace que se destaque un tema que ya era importante en Col.: la reconciliación cósmica en Cristo (cf. Ef. 1:9, 10, 20– 23; 2:10– 22 y 3:6 con Col. 1:19, 20). El AT sostenía que el universo era creación de Dios, quien era uno, sin par ni rival, y que en el principio todo estaba en armonía con él (cf. Deut. 6:4, que los judíos recitaban diariamente, y Gén. 1). Según el entendimiento judío, sin embargo, la sujeción voluntaria de todas las cosas a Dios se disolvió en una rebelión de reclamos de competencia. Las personas se fueron separando cada vez más de Dios y luego entre sí, lo cual era simboliza do por la exclusión del huerto del Edén, el asesinato de Abel y el fiasco de Babel. Dios seguía siendo el Señor del universo (como lo afirman todos desde Jos. 3:11 hasta Josefo [Ant. 14:24]), aun le daba unidad, y ella se expresaba en su forma más clara en la obediencia de Israel al único Dios, siguiendo una ley y adorando en un solo templo. "Las naciones", sin embargo, estaban separadas de Dios, y de Israel, por su adoración a los ídolos. Y aun Israel, llamada a expresar dentro de sí la unidad de la creación, estaba desfigurada por las facciones. Estaba dividida en sí misma. En la raíz de todo esto, en lo que al judaísmo concierne, estaba el conflicto entre el Señor Dios y los poderes de Satanás.
En contraste con lo que estaba sucediendo en ese momento, el día del Señor era considerado como ese día en que Dios sujetaría a sí mismo todos los poderes que competían contra él y restauraría así la armonía en el universo. Por eso, como lo dice Zac. 14:9: "Entonces Jehovah será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehovah será único, y Unico será su nombre." El Mesías es, por lo tanto, un Príncipe de Paz (Isa. 9:6) que hasta pacifica a la naturaleza (Isa. 11:1– 9; 2 Baruc 73:1). Cuando él venga toda oposición será derribada, Israel será restaurado, todas las naciones vendrán y reverenciarán al único Dios (Tobías 14:6; Oráculos Sibilinos 3:808), y lo adorarán en el templo único de Jerusalén (Isa. 2:2– 4; 56:6, 7; 60– 62; Miq. 4:1– 4; Zac. 8:20– 23; 14:16– 19; Jubileos 4:26).
Todo esto podría llamarse "reconciliación cósmica". Ef. enseña que este propósito ha sido comenzado en Cristo y será consumado en él. En él ha sido destruida la separación y ha comenzado la reunificación: la vieja división de la humanidad en judíos y gentiles ha sido superada (2:10– 16); y la otra separación más antigua existente entre la humanidad y Dios también fue vencida (2:17, 18). Cristo ha comenzado a "llenar" y a unir el universo (4:10), trayendo paz. Pero decir que estas cosas han comenzado en él es también decir que son experimentadas por quienes están unidos a él, es de cir, los creyentes. Esto lleva a una visión sobrecogedora y majestuosa de la iglesia. La iglesia universal de judíos y gentiles es el lugar que Jesús llena (1:23); es el lugar donde el mundo y los poderes verán la reconciliación cósmica que ya ha comenzado (3:6– 10). Por su unión con Cristo, la iglesia ya es ese templo celestial único (2:19– 21), y debe, por sobre todo, luchar para mantener esa unidad que es testimonio del propósito de Dios (4:1– 6). El ruego de Pablo en los caps. 4– 6 permite descubrir cómo vivir de un modo que refleje la nueva creación de Dios, una creación de unidad, armonía y paz.
Esta nota de unidad cósmica en Cristo ha sido confundida algunas veces con el universalismo (es decir, que finalmente Dios salvará a todas sus criaturas, aun a los poderes que le son hostiles). Eso no es lo que se indica aquí: 5:6 sigue anticipando la ira de Dios sobre los que persisten en la desobediencia, y 5:5 advierte de los pecados que excluyen del reino de Dios. Lo que se afirma es que la totalidad de la nueva creación estará unida en Cristo, pero que hay partes de la antigua creación que no participar án de la nueva.
Escritores posteriores, como Ignacio e Ireneo, dieron énfasis a la unidad institucional de la iglesia católica en la tierra, bajo un régimen de obispos, ancianos y diáconos. En contraste los énfasis que encontramos aquí son los paulinos comunes en una iglesia única, universal, de judíos y gentiles, como manifestación histórica del templo celestial, y la reunificación mundial (como veremos en el Comentario). Pablo estaba en prisión precisamente por haber intentado fortalecer la unidad entre las iglesias judías y gentiles (ver sobre 3:13).
Dos características de la carta, relacionadas con esto, resultan especialmente importantes: el énfasis en "los gobernantes de estas tinieblas" (6:12), y el hincapié en la salvación actual. C. Arnold ha demos trado que en Efeso y sus alrededores existían creencias mágicas dominantes, y temor a los pode res espirituales asociados con las mismas. Col. fue escrita en parte para contrarrestar tales temores (Col. 1:13, 16; 2:8, 15, 18, 20), por lo que no es de sorprenderse que Ef. contemple nuevamente el te ma. Arnold ha demostrado que hay en Ef. alusiones mucho mayores a tales temores, que lo que generalmente se supone, y que el propósito de la carta es, en gran parte, contrarrestar esos temores insistiendo en el mayor poder que hay en Cristo y en los creyentes unidos a él (ver sobre 1:19– 23; 2:1– 7; 3:9, 10; 15, 16, 20; 4:8; 6:10– 17).
Muchos eruditos creen que Ef. distorsiona la tensión genuinamente paulina entre lo que recibiremos y seremos cuando se concrete la nueva era o la nueva creación, y lo que ya experimentamos de ella en Cristo. Ef., se dice, tiene demasiado poco so bre la salvación futura, quizá presumiendo que ya está virtualmente cumplida en forma total en Cristo. El hecho, sin embargo, es que los énfasis de Pablo difieren según el contexto. Para los corintios, demasiado seguros de sí mismos, subrayó el "todavía no"; para los gálatas, que dudaban sobre si adoptar la ley para asegurarse la salvación, subrayó el "ya". Tanto Col. como Ef. subrayan el "ya" para alentar a los creyentes que tienden a temer a los poderes espirituales del universo. Si ya han sido salvos de esos poderes, es en el sentido limitado de que han sido unidos al victorioso Cristo en los lugares celestiales y, por lo tanto, están por cierto bajo la influencia de él (2:1– 9). Los creyentes ahora son libres para contraatacar desde una posición segura. La batalla, no obstante, no ha terminado (6:10– 20), aunque el resultado esté asegurado por nuestra unión con Cristo (cf. Col. 3:1– 4). El presente es el día malo (6:12, 13, 16), y nuestra verdadera redención está en el futuro (4:30; cf. 1:14, 4:13); de allí el énfasis en que comprendamos ("conozcamos") nuestra esperanza (1:18).
El Desafio Principal de Efesios
Esta carta es un desafío al individualismo pietista y su correspondiente doctrina débil de la iglesia que tantas veces encontramos en el ámbito evangélico. "¡No mires a la iglesia!", decimos; "¡mira a Cristo!" Pero Pablo espera que el que viene de afuera vea el propósito unificador de Cristo y Dios para el mundo precisamente en la iglesia. El desafío pues to delante de un protestantismo actual fragmentado y en permanente división difícilmente podría ser más punzante: Ef. nos llama a construir puentes, no campos minados. También es un desafío a quienes pro ponen iglesias para blancos e iglesias para negros, iglesias para ricos, clase media y "trabajadores", etc. Tales grupos homogéneos naturalmente pueden llevarse mejor entre sí, pero ¿cómo reflejarán el evangelio de la reconciliación? Ef. nos desafía a todos a encontrar mejores formas de convertir a nuestras iglesias en comunidades reales de personas, cuyas vidas y experiencias de adoración en unidad como iglesia, sean testimonios de la unidad cósmica iniciada en Cristo, y que estén profundamente imbuidas de su presencia.
Ver también el artículo "Leyendo las epístolas".
Bosquejo del Contenido
1:1, 2Destinatarios y saludo
1:33:21Acción de gracias y oración de Pablo
1:3-14Celebración del eterno plan de Dios
1:152:10Pablo comienza su informe relacionado con su gratitud, y sus oraciones por los lectores de la carta
2:11-22Una digresión: la iglesia, la reconciliación cósmica y la unidad; el nuevo templo
3:1Pablo continúa hablando sobre sus oraciones por los lectores
3:2-13Una digresión: el ministerio apostólico de Pablo
3:14-21Pablo finaliza el informe sobre su oración. Doxología
4:16:20Palabras de aliento para vivir en la práctica el evangelio de la reconciliación cósmica y unidad en Cristo
4:1-6Apelación inicial a vivir una vida que evidencie la armonía de la nueva creación
4:7-16Los dones de la victoria de Cristo y el crecimiento hacia Cristo
4:176:9Apelación a abandonar la vida de la vieja humanidad y vivir según la nueva creación
6:10-20Apelación final: ¡Luchemos juntos la batalla espiritual!
6:21-24Posdata