Riched20 5.50.30.2002;
1 y 2 Cronicas
Introducción
Originalmente los libros de Crón. fueron sólo un libro y el nombre en heb. era "Los eventos del día"; es decir, en el sentido más estricto de la palabra un "diario" aunque se le debería haber llamado "anales": los eventos de los años. La LXX, versión gr. del AT, lo llamó "Paraleipómenon", el "libro de cosas omitidas" ya que a primera vista parecería contar de nuevo las historias de los libros de Sam. y Rey. añadiendo alguna información que ellos omiten. Al leerlo más cuidadosamente nos damos cuenta muy pronto de que el nombre es inadecuado porque obviamente Crón. hace más que rellenar los huecos. También excluye mucho de lo que Sam./Rey. cuentan, y cuando los dos cuentan la misma historia generalmente lo hacen de forma muy diferente. Al traducir la Biblia al latín, Jeró nimo dijo que este libro era de hecho una "crónica de toda la historia sagrada" y de allí es de donde proviene el título actual. Tal como lo indica Jerónimo, no solo cubre el período que Sam./Rey. re latan sino la historia del AT completa desde Adán hasta casi la gente del tiempo del mismo autor.
Fecha y Paternidad Literaria
Después que Ciro, rey de Persia (quien conquistó Babilonia en 539 a. de J.C.) ascendió al poder, muchos de los judíos que vivían desterrados en su territorio regresaron a su propia tierra. Ya que Crón. más de una vez da por concedido ese hecho, debe ser obvio que fue escrito después de ese evento. Muchos han creído que Crón., Esd. y Neh. fueron todos escritos por la misma persona y que esa perso na fue el mismo Esdras, quien los escribió bastante pronto después de haber regresado del exilio. Pero también hay motivos para fechar Crón. más tarde, probablemente en el siglo IV a. de J.C. Si eso es correcto entonces no se sabe quién fue el autor. Simplemente se le llama "el cronista". En todo caso su libro fue escrito para la comunidad judía que se había establecido nuevamente en el área alrededor de Jerusalén con un templo reconstruido y con sacerdotes descendientes de Aarón (aunque ya sin trono para los reyes de la descendencia de David dado que ahora formaba parte del Imperio Persa).
Contenido
Aunque Crón. cubre un período larguísimo de historia, se concentra en el período de la monarquía, cuando Israel fue gobernada por cerca de 450 años por una sucesión de reyes desde Saúl (c. 1050 a. de J.C.) hasta Sedequías (c. 600 a. de J.C.). Seguramente Sam./Rey. fue su fuente de información principal, reforzada por otros libros que para nosotros se han perdido. En lugar de idealizar los eventos que no se encuentran en la historia más antigua como algunos han sugerido es posible que el cronista esté siguiendo distintos documentos veraces. En 1 Crón. 1– 9 se han compilado listas de nombres (la mayoría pero no todas de árboles genealógicos) que unen la historia del pueblo de Dios desde el principio de los tiempos bíblicos. Primero Crón. 10– 29 cubre el reinado de David, y 2 Crón. 1– 10 el de Salomón. 2 Crón. 11– 36 trata el linaje real que descendió de ellos o sea los reyes del reino israelita sureño de Judá hasta que termina en el exilio en Babilonia.
Proposito
Crón. presenta la historia desde un punto de vista diferente de Sam./Rey. Las diferencias, los rasgos característicos de Crón., tienen que ver con la teología verdades acerca de Dios y del pueblo de Dios que le interesan del cronista. De principio a fin asume que sus lectores ya saben lo que pasó y su objetivo es interpretar los hechos.
De estas características, una de las más obvias es el énfasis en el linaje real de David, y por lo tanto en el reino ubicado en Jerusalén. (Los reyes que go bernaron el reino del norte desde 931/30 a. de J.C. en adelante de por sí no le interesan mucho.) Otro asunto al que le dedica mucho tiempo y lugar es el templo de Salomón con su sacerdocio y su culto. Algunos han sugerido que este interés especial se debía a su deseo de motivar a sus contemporáneos a dedicarse con todo corazón a las actividades del "segundo templo", el templo de ellos que reemplazó al de Salomón pero sin la misma gran diosidad. Pero cuando nos fijamos en cuán seguido dirige la atención del lector no sólo al templo de Salomón (del cual tenían uno equivalente en sus días), sino también al trono de David (del cual no tenían equivalente), estamos en camino a comprender el significado más profundo de su mensaje. No se trata de celebraciones religiosas ni de estructuras políticas. El doble énfasis de trono y templo, monarquía y sacerdocio que da el cronista es relevante en toda época porque el primero es acerca de cómo Dios gobierna a su pueblo, y el segundo es acerca de cómo el pueblo se relaciona con Dios.
Esto a su vez ayuda a explicar la opinión del cronista sobre el reino dividido. En lo que a nombres respecta, el norte se llamaba Israel y el sur Judá. Pero el verdadero "Israel" se refería a todos aquellos para los cuales la monarquía verdadera se expresaba por medio de los hijos de David y el sacerdocio verdadero por medio de los hijos de Aarón. Esto se refería directamente a los del sur (al menos que se rebelaran), pero podía incluir a los del norte igualmente (si volvieran). 2 Crón. 13 es un capítulo clave en este respecto (ver especialmente vv. 4, 5, 8– 12). El cronista por lo tanto utiliza frecuentemente la frase "todo Israel", habla de la po sibilidad de su reunificación y renovación, y presenta una imagen de un Israel ideal (no como si fuera una fotografía de la nación en un momento dado, sino como un calidoscopio o montaje de vislumbres reunidas de varios lugares y de diferentes tiempos).
En manera semejante describe una monarquía ideal en el centro de una Israel ideal en los reinados sucesivos de David y Salomón. Como ya hemos notado, sus primeros lectores conocían bien las historias de estos dos hombres, y sabían cuán humanos eran, incluyendo sus grandes fracasos y virtudes. Así que nosotros, como los antiguos lectores, debemos entender que la representación de David y Salomón que nos da el cronista es el "re trato oficial" que complementa (y no contradice) al de Sam./Rey. con arrugas y verrugas mundanas. Nunca es incorrecto, lo que sí es selectivo. Llama la atención a las características de sus reinados que nos demuestran algunos aspectos de la manera corriente en que Dios gobierna las vidas de su gente.
Lo que el cronista anhela para su propia época y lo que constituye su mensaje para las épocas futuras incluye todo esto y también tres características más. Una es continuidad. Esto se destaca en las listas de nombres en los primeros nueve capítulos, las cuales unen al pueblo de Dios a través de las generaciones; y a nivel más profundo por medio de su constante interés en principios inalterables. Le gustaría poder decirnos que no hay motivos por los cuales (teniendo en cuenta el cambio de algunas circunstancias) los mismos principios no debían de poder aplicarse en la vida del pueblo de Dios tanto ahora como en aquel entonces.
Otra característica es lo que algunos llaman "retribución merecida", lo que significa "si peco recibiré mi castigo" (aunque también "si obedezco recibiré bendiciones"). Las Escrituras reconocen en otras partes, y el cronista también lo hace, que en la práctica las cosas son más complicadas que eso, pero este principio de causa y efecto sigue como hecho básico y fundamental. Una de sus consecuencias es que siempre existe la esperanza nueva para cada nueva generación: Para simplificar este aspecto de este principio también se entiende que "si me arrepiento, seré perdonado". El NT simplemente clarifica el principio. El cristiano, tal como su homólogo en el AT, descubre que tanto la obediencia como la desobediencia tienen efectos inevitables; y la persona que no es convertida, por su parte, recibirá el castigo por el pecado básico de rechazar a Cristo, y recibirá bendición cuando obedezca el evangelio.
Finalmente, hay estadísticas sorprendentes del cronista. Sumas de dinero, el tamaño de los ejércitos, y cosas por el estilo, muy seguido difieren de las de Sam./Rey., y frecuentemente son tan grandes que parecen ser improbables. Muchas de las discrepancias de hecho se pueden hacer compatibles fácilmente, y puede ser que muchas de las aparentes exageraciones se deban a malentendidos de pa labras como "miles", que generalmente se refiere a unidades de combate mucho más pequeñas; o a la clase de errores que uno comete al copiar documentos como los que nosotros mismos ha cemos cuando agregamos un cero extra o ponemos la coma en un lugar equivocado. Pero varias de estas dudas siguen sin explicación. Es apropiado dejarlas de esa manera, siempre y cuando recordemos que en otras áreas el cronista era un escritor muy cuidadoso; que su preocupación con los principios regulares por los cuales Dios obra en el mundo sería servida mejor por los hechos verdaderos que por la ficción; y que tanto él como sus primeros lectores quienes conocían bien las historias antiguas (Sam./Rey.) y que estaban mucho más cerca que nosotros del mundo que ambas historias describían obviamente tomaban con mucha más cal ma esos asuntos como las cifras que nos parecen difíciles de aceptar.
Bosquejo del Contenido
1 Crónicas
1:19:34Conexiones
1:13:24Conexiones con el pasado
4:17:40Conexiones entre la familia
8:19:34Conexiones entre la corona y el templo
9:3529:30 David
9:3512:40Rey y pueblo
13:114:17David en Jerusalén
15:117:27El arca del pacto
18:120:8Israel entre las naciones
21:122:19La casa de Dios
23:127:34Organización del templo y el reino
28:129:30La sucesión
2 Crónicas
1:19:31Salomón
1:12:18Se establece a Salomón
3:15:14La construcción del templo
6:17:22La ceremonia de dedicación
8:19:31El esplendor de Salomón
10:136:23Los reyes
10:112:16Roboam
13:114:1Abías
14:216:14Asa
17:121:1Josafat
21:2-20Joram
22:1-9Ocozías
22:1023:21Atalía
24:1-27Joás
25:1-28Amasías
26:1-23Uzías
27:1-9Jotam
28:1-27Acaz
29:132:33Ezequías
33:1-20Manasés
33:21-25Amón
34:135:27Josías
36:1-23Los últimos reyes