Riched20 5.50.30.2002;
Miqueas
Introducción
El Hombre Miqueas
A diferencia de Isaías, de Jeremías y de Ezequiel, Miqueas no describe su llamamiento inicial al ministerio (cf. Isa. 6; Jer. 1; Eze. 2). La introducción del libro (1:1), sin embargo, declara que "la palabra de Jehovah" vino a él en "visión" (eso es, vista y/u oído sobrenaturales), convirtiéndolo a él en mensajero del Señor (cf. Isa. 21:10). En su libro el Dios invisible se vuelve audible.
Miqueas vino de Moréset-gat (1:1, 14), la moderna Tell el-Judeidah, un montículo algo imponente que se eleva a 400 m. (1.240 pies) sobre el nivel del mar en las estribaciones del sudoeste de Judea. Daba a la ondulante planicie costera al occidente, salpicada de ciudades fortificadas. A unos 35 km. (22 millas) al sureste de Jerusalén, estaba conectada con una red de fortificaciones levantadas a lo largo de la orilla oriental de la falda de las colinas. Estas fortificaciones protegían a Jerusalén (en el espinazo de la cordillera central de Ju dea) de los ataques lanzados por invasores del camino costero que conectaba a Egipto y Mesopotamia.
Su nombre significa "¿Quién es como Jehovah?". Con su nombre sus padres celebraban lo incomparable del Dios de Israel. Miqueas añadía al lustre de Dios asociando este nombre con su incomparable perdón y fidelidad (7:18– 20), el tema del libro de Miqueas.
Su Mensaje
La irregularidad de estilo del libro se debe a la compilación de oráculos independientes previos en un todo coherente. Esas profecías originalmente aisladas varían en forma, pero en general pueden ser clasificadas como oráculos de juicio y de esperanza. Miqueas las arregló en tres series (caps. 1, 2, 3– 5, 6, 7), y las inició con el imperativo que se traduce como "oíd" (1:2; 6:1) o "escuchad" (3:1), y moviéndose del juicio a la esperanza. Los oráculos de esperanza, todos los cuales se refieren al remanente (cf. 2:12, 13; 4:6, 7; 5:6, 7; 7:18), se comparan con los temas de juicio y así resuelven la crisis. Los austeros mensajes de juicio de Mi queas se apoyan en las elevadas leyes éticas del pacto de Dios entregado en el Sinaí (6:1– 8); sus mensajes consoladores de esperanza se apoyan en el invariable pacto de Dios con los antepasados de Israel (7:20).
En la primera serie Israel es enviado al exilio y su tierra santa es dislocada por causa de su pecado (1:2– 2:11). El Señor, sin embargo, promete reunir a su remanente escogido en Jerusalén para sobrevivir el asedio asirio y para llegar a ser su rey (2:12, 13). En la segunda serie, después del desmantelamiento de Jerusalén por su liderazgo fracasado (3:1– 12), el Señor exaltará a Jerusalén muy por encima de las naciones (4:1– 5), y allí reunirá de nuevo al afligido remanente, el que restaurará el dominio de Dios sobre la tierra (4:6– 8). Esa profecía encuentra cumplimiento hoy en Jesucristo, quien gobierna corazones humanos desde el monte Sion celestial (Hech. 2:32– 36; Heb. 12:22). Además, en el tiempo de Miqueas Israel era afligido por naciones invasoras y no podía salvarse a sí mismo (4:9– 5:1), pero Dios prometió el nacimiento y el reinado del Mesías, el que volvería a reunir al depurado remanente y lo dirigiría a la victoria (5:2– 15). Esto también se cumplió en la iglesia de Cristo (cf. 2 Cor. 2:14– 16). En la tercera serie, de la nación espiritualmente depravada (6:1– 6) y en proceso de desintegración (7:1– 7), un remanente elegido del pueblo escogido sería perdonado y salvado por Dios (7:8– 20). Ese remanente ahora cons tituye una parte de la iglesia de Cristo (Rom. 11). No importa lo sucio y harapiento que se vuelva el mundo, prevalecerán los propósitos de Dios de triunfar sobre Satanás y sus esbirros (Rom. 16:20).
En sus oráculos de juicio Miqueas no vuelve atrás en su siempre impopular mensaje de que la paga del pecado es muerte. El simpatizaba intensamente con la clase media de Judá, que era oprimida por la clase alta de Jerusalén (2:1– 5, 8, 9). Los terratenientes ricos eran defendidos por magistrados corruptos (3:1– 4) y alentados por profetas (2:6– 11; 3:5– 8) y sacerdotes (3:11) oportunistas. Miqueas, sin embargo, lleno del Espíritu de justicia, no podía ser comprado (3:8). El no era un poeta moralizador, sino un reformador dinámico que llamaba a la nación a volver a su herencia espiritual (3:8; cf. Jer. 26:18).
Trasfondo Historico
Muchos comentaristas atribuyen la mayor parte de los caps. 1– 3 a Miqueas y al resto a sucesores anónimos durante los períodos de exilio y posexilio. La inspirada introducción (1:1), sin embargo, identifica a Miqueas como el autor de todas las profecías del libro. El comentario editorial en 3:1 sugiere que Miqueas mismo editó el libro. Ningún dato lingüístico o histórico refuta la propia declaración del libro.
Miqueas profetizó desde el tiempo de Joram (740– 732 a. de J.C.) hasta el de Ezequías (715– 686), un período cuando el imperio neoasirio estaba ascendiendo al poder (ver la gráfica en la pág. 656). Tiglat-pileser III, el determinado rey asirio (744– 727), lanzó a Asiria en una ambiciosa política de expansión imperial. Asaltó la llanura costera de Israel en 734 y anexó el norte de Israel en 733 (2 Rey. 16; 2 Crón. 28; Isa. 7, 8). Salmanasar V (726– 722) atacó a Samaria de 725 a 722, y ésta cayó ante Sargón II (721– 705; 1:2– 7; cf. 2 Rey. 17). Rebe liones periódicas de las naciones en Siria-Palestina contra los tributos imperiales asirios impuestos sobre ellos las mantenían en constante temor de represalias de Asiria. Los invencibles y crueles asirios invadieron la zona en 721– 720 y de 714 a 701. La última resultó más devastadora para Judá. Senaquerib (704– 681) se apoderó de todas las fortificaciones en las faldas de las colinas de Judea. Sólo Jerusalén sobrevivió milagrosamente (1:8– 16; 2:12, 13; 2 Rey. 18– 20; 2 Crón. 32; Isa. 36– 39) porque Ezequías se arrepintió en respuesta a la predicación de Miqueas (Jer. 26:18).
El lenguaje de Miqueas, aunque derivado de su trasfondo histórico, es poético y abstracto, de manera que el pueblo de Dios bajo circunstancias simi lares pudiera identificarse con sus mensajes.
Bosquejo del Contenido
1:1Encabezamiento
1:22:13Primera serie de profecías: Dios reúne el remanente escogido en Jerusalén
1:2-16Dios castiga a Samaria y a Judá
2:1-11Ay sobre los opresores
2:12, 13Dios preserva a un remanente en Sion
3:15:15Segunda serie de profecías: Dios restaura el antiguo dominio de Jerusalén al remanente purificado
3:1-12Caída de la antigua Jerusalén y de sus líderes corruptos
4:1-8La nueva Jerusalén exaltada sobre las naciones
4:9-13Los dolores presentes de Sion darán a luz una nueva era
5:1-6El nacimiento y exaltación del Mesías
5:7-9El remanente gobierna a las naciones
5:10-15Dios protege su reino purificado
6:17:20Tercera serie de profecías: Dios perdona al remanente de su pueblo pecaminoso
6:1-8Israel acusado de romper el pacto
6:9-16Las maldiciones del pacto cumplidas sobre Jerusalén
7:1-7Las estructuras sociales de Jerusalén se deshacen
7:8-20Canto de victoria: ¿Quién como el Dios perdonador del remanente?