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Riched20 5.40.11.2210;Numeros
Introducción
Titulo
Las Biblias en castellano, siguiendo las versiones latinas y gr., dan el nombre de Números a este libro. Este título era conocido desde el siglo II d. de J.C., y quizá mucho antes. El título indica que el libro comienza y termina con un censo de Israel y sus sacerdotes (caps. 1– 4, 26). La tradición judía usaba otro títulos, tomados de las primeras palabras del texto heb. Estas palabras eran: En el desier to (refiriéndose a los 40 años de esta historia que pasaron en el desierto); Y él habló (algunos de los primeros Padres de la iglesia favorecían este título ya que enfatizaba el hecho de que todo el libro tiene que ver con la palabra de Dios, el negarse Israel a creer en esa palabra, y la fidelidad de Dios para con ella); y El cuarto libro de Moisés (parte del Pentateuco, desde Gén. hasta Deut.).
Bosquejo Del Libro
El libro de Núm. se divide en tres partes.
Preparación para salir hacia Canaán y heredar la tierra (caps. 1– 10). En esta sección Moisés prepara a Israel. Las tribus son contadas, organiza das y purificadas, se establece el sacerdocio, se consagra el tabernáculo y se celebra la Pascua. Cada detalle de esta preparación es ordenado por la palabra de Dios. Dos son las cosas que se preten den: Hacer que Israel sea digno de la presencia de Dios y prepararlos para que posean la tierra prometida como su herencia, según lo que Dios había prometido en su pacto con Abraham. Al final de esta preparación completa, el pueblo se dirigió hacia Canaán, guiados por la presencia de Dios en la nube y el fuego que estaban sobre el arca del pacto.
En camino hacia Canaán (caps. 11– 25). Lo que hubiera sido un peregrinaje gozoso se convirtió en un sendero de descontento. Mientras que la gente viajaba comenzó a quejarse. Cuando vieron a las poderosas naciones que habitaban Canaán rehusaron entrar. En incredulidad, rechazaron las promesas de Dios. Consecuentemente, tuvieron que permanecer en el desierto y morir ahí. Cerca del fin de los 40 años, otra vez se encaminaron hacia Canaán.
Nuevos preparativos para heredar la tierra (caps. 26– 36). Después de 40 años, el pueblo llegó hasta los campos de Moab. El enfoque de esta sección está sobre la herencia. La nueva generación es contada y se le ordena cómo repartir la tierra, y qué ofrendas presentar ahí. De esta manera se preparaban para heredar la tierra prometida. Los pre parativos finales incluyeron el mandato de que la tierra asignada a cada tribu nunca debía ser traspasada; de esta manera se garantizaba la herencia. A pesar de la incredulidad de Israel, Dios fue fiel al propósito de su pacto.
Tabla 1. estructura del bosquejo
I.
1– 10
PreProSinII.En camiIncredDe caminIII.
26– 36
Nuevos preparativos para
heredar la tierra
Promesa (tierra)
La palabra del Señor
reafirma la promesa

EnTabla 2. la relacion entre el marco narrativo y las leyes
Marco narrativo
Leyes
I.Preparaci4:4-33ReglamII.De vi15OfrIII.Nuevos27:8-10Leyes

Tipo de Literatura
Es muy importante conocer qué tipo de literatura es Núm. Por supuesto, este es un principio de interpretación: Se debe identificar el tipo de literatura de los libros bíblicos y su contenido. Los libros de la Biblia no son todos iguales. Están conformados de diferentes tipos de literatura: ley, historia, salmos, Evangelios, cartas, etc. Los diferentes tipos no pueden leerse de la misma manera. Por ejemplo, la historia es diferente a la doctrina. Hech. (historia) re gistra la circuncisión de Timoteo por causa de los judíos (16:3). Aun así, por carta (doctrina) Pablo enseña que la circuncisión ya no es requerida (Gál. 2:3; 5:2; 6:12– 16). La distinción es importante porque debemos obedecer la doctrina, pero no necesariamente seguir el ejemplo de la historia.
En el libro de Núm. encontramos cuatro tipos principales de escritura: Narración, ley, registros administrativos y discursos. Si extrajéramos las secciones narrativas, tendríamos una historia continuada de los eventos que se sucedieron. Por ejemplo, pudiéramos dejar afuera los detalles de los censos y las leyes acerca de las ofrendas y las fiestas y quedaríamos con un relato de lo que sucedió con Is rael en Sinaí, en el desierto y en las planicies de Moab. Este es el marco de referencia del libro (ver Tabla 2). Los principales asuntos de las leyes son el sacerdocio (4:4– 33; 8:6– 26; 18:1– 19:22), la purificación (5:5– 6:21), las ofrendas y las fiestas (9:11b– 14; 10:1– 10; 15:1– 41; 28:1– 30:16) y mandamientos relacionados con la herencia de la tierra de Canaán (27:8– 11; 31:21– 24; 34:1– 35:34; 36:7– 10). Los registros administrativos incluyen listas de líderes (1:5– 16; 13:4– 16; 34:19– 29), genealogías y censos (1:20– 46; 3:1– 4, 17– 29; 4:34– 49; 26:4– 51, 57– 62), registros de los lugares donde acamparon (2:3– 33; 33:1– 49), listas de las ofrendas de las tribus y tributos (7:12– 88; 31:32– 40, 42– 47), correspondencia diplomática (20:14– 20; 22:5, 6, 16, 17), y los registros de los límites de la tierra (34:3– 12). Los discursos que son citados incluyen oración (10:35, 36), bendiciones (6:24– 27), oráculos (23:7– 10, 18– 24; 24:3– 9, 15– 24), votos (21:2), juramentos (5:19– 22; 14:20– 25, 28– 35), poemas, cantos y dichos antiguos (21:14, 15, 17, 18, 27– 30). A me nudo estos discursos hacen resaltar lo significativo de los eventos registrados en la narración y, por lo tanto, pueden ser cruciales para su trasfondo.
Marco de Referencia Narrativo
Las leyes, los registros administrativos y los discursos todos caen perfectamente dentro de la narración, la cual provee un marco de referencia. Los registros administrativos forman una parte natural de la narración. Por ejemplo, los mensajes enviados entre Edom e Israel (20:14– 20) ayudan a relatar la historia de cómo Edom se negó a permitir que Israel pasara por su territorio camino a Canaán. De hecho, los registros administrativos ayudan a crear el carácter especial de las narraciones de Núm.
No es muy claro cómo es que las leyes caen dentro de la narración. Muchos lectores han quedado con la duda del porqué las leyes están colocadas donde están. Sin embargo, existe una conexión y si no se reconoce el libro no puede ser comprendido de manera apropiada. Se pueden proveer dos ejemplos de esto. Primero, el relato de la rebelión del levita Coré en contra de Aarón (caps. 16, 17) es seguido inmediatamente por leyes que confirman el sumo sacerdocio de Aarón de entre los levitas (caps. 18, 19). Segundo, el relato del fracaso de Israel de no entrar a Canaán a causa de su incredulidad y el juramento de Dios de que esa generación nunca entraría (caps. 13, 14) es seguido inmediatamente con leyes que implican que Israel algún día poseería la tierra (cap. 15). Esas leyes comenzarían cuando hayáis entrado en la tierra ... , y las ofrendas requeridas serían de harina, aceite y vino; es decir, de los productos de la tierra. Así, estas leyes muestran la gracia de Dios a pesar del pecado de Israel. La relación entre las narraciones y las leyes se muestra más claramente en la Tabla 2.
La narración muestra un enfoque sobre los discursos clave. Los relatos hebreos tienden a citar las palabras de los personajes principales. El clímax de una historia frecuentemente se expresa en algún discurso significativo. Por ejemplo, el relato de la prueba de fe de Abraham (cuando se le ordenó sacrificar a Isaac) alcanza su clímax con el juramento de Dios (Gén. 22:15– 18). Dichos discursos clave expresan el punto central del relato. Núm., al igual que Gén., cita los discursos clave en puntos cruciales de la narración. Estos se muestran en la Tabla 3.
Caracteristicas Importantes de la Narracion
Se puede aprender mucho del estilo y carácter de la narración.
La narración no es perfectamente cronológica
Generalmente hablando, Núm. es bastante cronológico. Sin embargo, en algunos lugares no se sigue el orden histórico. Esto es verdad particularmente en los caps. 1– 10, los cuales registran los eventos de los primeros dos meses del segundo año después del éxodo. Si se reorganizara el texto, el orden cronológico quedaría de la siguiente manera: en el primer día, el tabernáculo es erigido (9:15– 23); durante 12 días las tribus trajeron sus ofrendas para su consagración (7:1– 8:26); en el día 14 se celebró la Pascua (9:1– 14); dos semanas más tarde, en el primer día del segundo mes, se llevó a cabo el censo y se purificó el campamento (1:1– 6:27); en el día 20 Israel se puso en marcha hacia Canaán (10:1– 36). Núm. no es el único libro en la Biblia donde el orden cronológico se ha hecho a un lado para dar paso a otro arreglo. Este parece ser el caso en algunos de los Evangelios, por ejemplo. En tales casos, existe una razón del porqué no se ha seguido el orden histórico. Si podemos descubrir esa razón, arrojará luz sobre el propósito del autor.
En los caps. 1– 10 el autor parece seguir el plan del campamento. El campamento estaba organizado en dos círculos: En el círculo externo se encontraban las tribus, y en el círculo interno estaban los sacerdotes con el tabernáculo en el centro (ver material sobre 2:1– 34). Este plan mostraba a Israel que Dios debía ser el centro de sus pensamientos y vi da. Israel necesitaba sobre todo que Dios morara entre ellos (Exo. 33:3– 16). Debían desear su presencia más que cualquier otra cosa (Sal. 42:1– 3). Siguiendo el orden: El campamento de las tribus (círculo externo), el campamento de los sacerdotes, y el tabernáculo (centro del círculo interno), el autor dirige al lector al centro del mismo. Hace esto tres veces. Primero, con el censo de las tribus (caps. 1– 2) y después con el de los levitas (caps. 3– 4) y, en segundo lugar, con la consagración de los campamentos (caps. 5– 6) y después con la del tabernáculo y el sacerdocio (caps. 7– 8). Final mente, ya cerca del tiempo de partir, Israel observa primero la Pascua en todo el campamento (9:1– 14), después la nube aparece sobre el tabernáculo (9:15– 23), y luego la partida de Israel. El evento más importante, la manifestación de la presencia de Dios, la cual realmente se llevó a cabo antes que todos los otros eventos, se reserva para el final. Esta demora crea un sentido de clímax y resalta lo que es más importante. De esta manera el deseo de Israel se retiene hasta el final. Por último, la nube desciende y la presencia permanente de Dios se manifiesta a su pueblo (9:15– 23). Sólo entonces pueden partir hacia Canaán (cap. 10).
Es interesante comparar Exo. y Núm. (Exo. 40 guarda un paralelo con Núm. 9:15– 23.) El libro de Exo. nos lleva desde la esclavitud en Egipto hasta el Sinaí y la gloria de la presencia de Dios en el tabernáculo y la nube (Exo. 40). El clímax es la morada de Dios entre su pueblo tal como se lo prometiera a Abraham (Gén. 17:7). Núm. va un poco más allá de este punto a un nuevo foco de interés: La herencia de la tierra de Canaán. Dios guía a Is rael a la tierra prometida en el pacto con Abraham (Núm. 10:29). El resto del libro de Núm. trata con la herencia que perdió una generación, pero fue preservada para la siguiente.
Tabla 3. discursos clave en la narracion
I.
1– 10
6:24– 27
La bendición sacerdotal. Esta es provista sólo después de que el campamento ha sido ordenado, el sacerdocio establecido y el campamento purificado

10:35, 36

La oración de Moisés: ¡Levántate, oh Jehovah, y sean dispersados tus enemigos! ¡Huyan de tu presencia los que te aborrecen! y ¡Vuelve, oh Jehovah, a las miríadas de millares de Israel! Esta oración de invocación resume el punto de 1– 10. Dios está presente entre las huestes de Israel y los guía hacia adelante a la herencia prometida en la tierra prometida de Canaán.
II.
11– 25
14:20– 25, 28– 35
El juramento del Señor. La incredulidad de Israel en cuanto a la promesa de Dios y la negación de entrar a la tierra conducen a este juramento divino con todas sus terribles implicaciones:
Ninguno verá la tierra que prometí con juramento a sus padres.

23:7– 10, 18– 24; 24:3– 9, 15– 19, 20– 24.

Bendiciones sobre Israel. Aunque por medio de la boca de Balaam, el texto es claro en sugerir que estas bendiciones se expresan por mandato de Dios. Estas no pueden cambiarse, ni revocarse. Las mismas son muy significativas debido a que Israel está casi a punto de entrar en Canaán.

25:12, 13

Pacto del sacerdocio perpetuo. Esto es sumamente importante: Israel ha derrotado a sus enemigos, pero aun así cae debido a su propio pecado. Por la gracia de Dios, se garantiza el medio para vencer el pecado; es decir, el sacerdocio.
III.
23– 26
26:52– 56; 33:50– 56; 34:2 (3– 12), 29
Los mandatos repetidos de que la tierra debe repartirse a Israel como su herencia.

36:7, 9 (27:7– 11)

Un mandato final: Así la heredad de los hijos de Israel no pasará de tribu en tribu, porque cada uno de los hijos de Israel se mantendrá ligado a la heredad de la tribu de sus padres. Este mandato abarca el propósito de Dios: Porque toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia, para siempre (Gén. 13:15). La promesa de Dios a Abraham, entonces, conduce al derecho inalienable de la here
La narración deja mucho fuera
Núm. cubre un período como de 40 años. Sin embargo, no registra todo lo que sucedió en esos 40 años. Hay un vacío como de 38 años entre los caps. 19 y 20 (Deut. 2:14; Núm. 21:12). El relato se concentra en unos cuantos meses del segundo año y al final del año 40; no se dice nada de lo que pasó en medio de esos años.
Moisés conservó una lista de los lugares en que acamparon (cap. 33). La narración sólo menciona unos cuantos lugares en el transcurso del viaje (p. ej. 1:1; 9:1; 12:16; 20:1, 22, 23; 33:50; 36:13). Una comparación con la lista de Moisés confirma el vacío en la narración. Dos episodios pueden haber ocurrido en los años intermedios en el desierto. La lapidación de un violador del sábado (15:32– 36) y la rebelión de Coré (16:1– 50). El primero ocurrió en el desierto, pero esto parece significar el desierto de Parán (15:32). El segundo no está fechado, pero parece haber resultado del fracaso de poseer la tierra (16:14), y es bastante razonable concluir que esto sucedió muy rápido (notar 16:41, por ejemplo). Israel permaneció en Cades por muchos días, suficiente tiempo para que sucedieran estas cosas (Deut. 1:46). Aun si es que ocurrieron más tarde en el peregrinaje, el autor no se preocupa por decírnoslo; al contrario, él los adhiere a la rebelión. De esta manera, no hay ningún registro del peregrinaje desde Ritma hasta Cades (33:19, 36).
El punto básico es que el autor enfoca su atención en tres fases cruciales: La preparación (caps. 1– 10); la rebelión (caps. 13– 19); y el final del peregrinaje y una nueva preparación (caps. 20– 25, 26– 36). Además, su silencio en cuanto al período que pasaron en el desierto es un testimonio elocuente de que esos fueron años perdidos. Es obvio que el autor ha sido altamente selectivo, escogiendo cuidadosamente qué incluir. Quiere que no sotros prestemos atención a lo que ha registrado e ignoremos lo demás.
La narración alterna entre la palabra de Dios y las palabras de los hombres
Se establece un marcado contraste entre los dos. Dios da su palabra y la obediencia produce excelente progreso. Sin embargo, cuando Israel habla, lo que se escucha es murmuración, quejas y rebelión, y esto provoca el juicio de Dios.
En los caps. 1– 10, el factor que provee dirección es la palabra de Dios. Repetidamente leemos: El Señor habló (1:1; 2:1; 3:1; etc.). El término hebreo para habló, tal como se usa aquí, conlleva el sentido de dar mandato; es decir, todo se hizo conforme a la palabra del Señor (3:39, 42; 9:18– 23). El resultado fue el progreso y la paz. A través del libro se deben notar declaraciones como: El Señor habló, refiriéndose a la dirección que proveía la palabra de Dios.
En los caps. 11– 25 el cuadro cambia completamente. Cuando el pueblo comienza a hablar, se quejan contra Dios. La murmuración caracteriza el peregrinaje y repetidamente leemos que el pueblo se quejó. Rezongaban debido a las penurias (11:1), la falta de carne (11:4) y por lo que les esperaba en Canaán (14:1– 4). María y Aarón se opusieron a Moisés (12:1); Coré y sus seguidores se opusieron a Moisés y a Aarón (16:2, 3), y muy pronto los siguió toda la comunidad (16:41, 42). Muchos años más tarde aún se encontraban quejándose, esta vez en cuanto a la falta de agua (20:2, 3); y sólo a seis meses antes del final de los 40 años (21:4 ss.) aún se estaban quejando. En la sección central de Núm. (caps. 11– 25), la palabra de Dios viene como respuesta a las palabras malignas de Israel. Leemos que lo oyó el Señor (11:1, 18; 12:2). Aunque el pueblo fue castigado, la palabra de Dios reafirmó su voluntad y proveyó para bendiciones continuadas.
En los caps. 26– 36 la palabra de Dios dirige a Israel y confirma la herencia.
Esta estructura alternada revela un elemento fundamental en la teología de Núm.: Dios permanece fiel a su propósito del pacto a pesar de los repetidos fracasos de Israel. Quienes le provocan pierden su herencia. También pierden la vida. Aun así Dios permanece fiel y su palabra constantemente confirma que sus propósitos no cambian. Esto lo confirman las Escrituras. Pablo escribe: Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo (2 Tim. 2:13), y ¿Qué, pues, si algunos de ellos han sido infieles? ¿Acaso podrá la infidelidad de ellos invalidar la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Antes bien, sea Dios veraz, aunque todo hombre sea mentiroso ... (Rom. 3:3, 4).
Informacion Geografica
Núm. contiene información en cuanto a la ruta de Israel en su viaje desde Sinaí hasta Moab (cap. 33). Consecuentemente, muchos comentarios dividen el libro de acuerdo con su geografía; es decir, según las tres localidades principales: Sinaí, el desierto y Moab (ver Tabla 1 y el mapa en la p. 119). Sin embargo, la geografía no determina la estructura del libro. Ya hemos visto que la mayoría del viaje es ignorado. Si hacemos demasiado hincapié en la geografía, el resultado puede oscurecer la estructura teológica del texto.
Sin embargo, la geografía sí apoya la teología. Sinaí fue el monte de la revelación (y la palabra de Dios dirige, caps. 1– 10). Las zonas desoladas del de sierto, fuera de la herencia prometida, forman el ambiente de los años perdidos de esterilidad espiritual y muerte (caps. 11– 25). Moab estaba en la frontera de Canaán, donde Israel se preparó nuevamente para recibir la herencia. Sin embargo, Núm. no es una colección de episodios aislados unidos porque sucedieron en el mismo viaje o lugar. Al contrario, el libro presenta una clara teología a la cual apoya la información geográfica.
Obsérvese también que hacia el fin del libro los lugares donde Israel acampa se mencionan más a menudo. Esto conlleva el sentido de un avance rápido hacia la meta por la cual Israel ha esperado lar go tiempo. Su progreso se acelera porque los 40 años del peregrinaje están llegando a su final. Cada campamento es un paso más cerca a la tierra prometida. La emoción crece mientras se acercan a Canaán (20:1– 22:1; 33:1– 50).
Tabla 4. la palabra de dios alternando con las palabras contradictorias de los hombres
I.Palabra de Dios
Respuesta de Moisés
110El Señor habla a Moisés ordenando a Israel que se prepare para partir hacia la tierra.
Moisés hace todo de acuerdo con el mandato del Señor. Se hacen los preparativos.
II.La palabra contraria del pueblo (incredulidad)
Respuesta: Palabra de Dios (fidelidad).
11, 12Quejas durante el viaje. El pueblo prefiere a Egipto.
13Mandato de espiar la tierra, listos para entrar.
(María y Aarón se oponen a Moisés.)
(12:6-8La palabra de Dios en cuanto a Moisés.)
14Queja por haberlos traído a la tierra; prefieren el desierto.
14:20-35Jur16Coré se opone a Moisés y a Aarón.
17-19Mandatos confirmando el sacerdocio aarónico.
20, 21Pugna contra Moisés e impaciencia frente a la oposición de los enemigos.
22-24La bendición irrevocable de Dios se ordena, aun por medio de la boca de un enemigo: Balaam.
25Israel peca con Moab (una rebelión abierta.)
25:10-18La continuidad del sacerdocio aarónico, los medios para tratar con el pecado son garantizados por el pacto.
III.Palabra de Dios
Respuesta de Moisés
26-36Una nueva preparación incluyendo la repartición y la garantía de la herencia, se ordena preparar un calendario y otras cosas para cuando entren en la tierra prometida.
Moisés hace lo que el Señor le ordena, inclusive el registrar las etapas del peregrinaje.

Lugar en el Pentateuco
Núm. es una parte integral del Pentateuco. Está unido a los otros libros en dos maneras cruciales. Primera, hay una continuidad en la historia. Núm. sigue a Exo. y conduce a Deut. Exo. se mueve desde Egipto hasta el primer año en Sinaí; Núm. cubre los siguientes 40 años, moviéndose desde Sinaí hasta Moab (estudiado en Deut. 1:6– 3:29); Deut. trata con la renovación del pacto en las planicies de Moab. Hay continuidad y desarrollo en las leyes e ins tituciones. Exo. registra la construcción del tabernáculo (Exo. 25– 40); Núm. se superpone a Exo. en el relato de la construcción del tabernáculo y contiene instrucciones pa ra transportarlo (4:4– 33). Otros temas comunes incluyen el sacerdocio, las ofrendas, fiestas, votos y purificación.
Segunda, hay unidad en la teología. El principal factor unificador es el pacto que Dios hizo con Abraham (Gén. 11– 22). Este es el fundamento provisto en Gén. y compartido por Exo., Lev., Núm. y Deut. Esta es la razón por la que Dios libera a Israel de Egipto, se encuentra con ellos en Sinaí y los conduce por el desierto hasta las planicies de Moab. Esta es la razón para un tabernáculo y un sacerdocio. Estas verdades fundamentales deben ahora explorarse en el estudio de la teología de Núm. y sus principales doctrinas.
Teologia y Doctrinas Principales
El libro de Núm. contiene una doctrina fundamental: El pacto con Abraham, el cual unifica todo el libro. Hay otras doctrinas importantes, particularmente, la palabra de Dios, la fe, la apostasía y la santidad del sacerdocio. Estas se mantienen unidas por el pacto con Abraham, el cual provee el principio organizador.
El pacto con Abraham
Las promesas de Dios a Abraham estaban enmarcadas en un pacto y confirmadas con un juramento (Gén. 12:1– 3, 7; 13:14– 17; 15:1– 16; 17:1– 21; 22:15– 18). Fue tal la fuerza de este juramento que es imposible que Dios abandone las promesas de su pacto (Heb. 6:13– 18). Este pacto juramentado es más permanente que los cielos y la tierra (Neh. 9:6, 7; Isa. 40:8; Jer. 31:36, 37; 33:25, 26; Mat. 24:35; 1 Ped. 1:23– 25). El mismo pacto fue renovado con Isaac y con Jacob (Gén. 26:3– 5; 28:13– 15). Al repetirse el pacto, emerge una fórmula que contiene cuatro promesas principales.
1. La relación con Dios. Yo establezco mi pacto como pacto perpetuo entre yo y tú, y tu descendencia después de ti por sus generaciones, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti (Gén. 17:7; cf. Gén. 15:1; 26:3; 28:13, 15). Dios atrajo a Abraham y a sus descendientes a una relación con él por medio de un pacto perpetuo (Luc. 20:37, 38; Rom. 8:35– 39). Esa relación recibe varios nombres en las Escrituras: Compañerismo, hijos, ser el pueblo de Dios y vida eterna (1 Jn. 1:3, 6– 10; Rom. 9:4– 6; 1 Ped. 2:9, 10). Dios es nuestro Padre celestial. La relación es la meta fundamental de toda la historia redentora; es el interés fundamental en toda la Biblia.
2. La tierra. Levántate, anda a lo largo y a lo ancho de la tierra, porque a ti te la daré (Gén. 13:17). A veces se demarcan los límites de Canaán (Gén. 15:18– 21), pero en otras ocasiones la tierra prometida sólo se describe de manera general como la tierra que te mostraré (Gén. 12:1) o las ciudades de sus enemigos (Gén. 22:17). No hay duda de que Canaán es lo que específicamente estaba en mente. Jacob y José dejaron instrucciones de que se les enterrara allí (Gén. 50:5, 12– 14, 24, 25). Las últimas palabras de Gén. hacen referencia a la promesa de Canaán. Pero, ¿sería Canaán lo suficientemente grande para los descendientes de Abraham quienes cubrirían la faz de la tierra como el polvo de la tierra? (Gén. 13:14– 17). El NT indica que la promesa era más amplia: Porque la promesa a Abraham y a su descendencia, de que sería heredero del mundo ... (Rom. 4:13). Gén. apoya esto. En la creación, Dios le dio a la humanidad el dominio sobre la tierra. Pero a causa de la caída este dominio se perdió con la maldición y la muerte. El pacto de Dios era su plan para redimir a la creación (Rom. 8:18– 23) y Canaán sólo era la primicia. Los profetas y los apóstoles hablaron de una nueva tierra y una nueva Jerusalén descendien do a esa nueva tierra. De esta manera, Abraham esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios (Heb. 11:10), y los santos del AT anhelaban una patria mejor (Heb. 11:16; cf. Juan 14:1– 4; Heb. 4:1– 6).
3. El pueblo. Los descendientes de Abraham vendrían a ser una inmensa multitud. Yo haré que tu descendencia sea como el polvo de la tierra (Gén. 13:16), Yo haré de ti una gran nación (Gén. 12:2), ... en gran manera multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está en la orilla del mar (Gén. 22:17). Esta inmensa multitud incluye a los redimidos de toda la humanidad (Gén. 17:4). Juan vio que esto se cumpliría al final de todos los tiempos, exactamente como se le prometió a Abraham: Después de esto miré, y he aquí una gran multitud de todas las naciones y razas y pueblos y lenguas, y nadie podía contar su número. Están de pie delante del trono y en la presencia del Cordero ... (Apoc. 7:9). Repetimos, el pacto tiene un alcance universal en relación con todas las naciones, aunque no así en cuanto a todo individuo.
4. Las naciones bendecidas en la simiente de Abraham. El término heb. para simiente (descendencia, Gén. 22:18) puede referirse tanto a todos los descendientes como a un solo hijo. Todas las naciones compartirán las bendiciones prometidas a Abraham; su descendencia logrará esto. Aquí se encuentra la promesa de Cristo Jesús, la simiente de Abraham y luz del mundo (Juan 1:9; 9:5; Gál. 3:16). Su vida y obra en la tierra fueron el me dio para atraer a los hombres a Dios (Juan 3:14– 16; 12:32). Pero más que eso, todos los hijos de Abra ham, que son los hermanos de Cristo, deben compartir su obra; ellos vienen a ser el medio para bendecir a otros de diversas naciones. Esto es lo que Cristo quiso decir cuando expresó: Vosotros sois la sal de la tierra y vosotros sois la luz del mundo (Mat. 5:13– 16).
Todo el libro de Núm. se preocupa esencialmente de la primera y segunda promesas anteriormente mencionadas: Que Dios podía estar con su pueblo y que ellos podían entrar a la tierra de Canaán. Los caps. 1– 10 tratan de la presencia de Dios en medio de su pueblo. Esta es la oración de Moisés (¡Vuelve, oh Jehovah, a las miríadas de millares de Israel!, 10:36) y la bendición de Aarón (6:22– 27). El pueblo se preparaba para esto ordenando y purificando el campamento. Dios no podía morar con algo inmundo (Sal. 15; Apoc. 21:27). El sacerdocio fue establecido en sus grados a fin de que Israel pudiera servir a Dios. El tabernáculo se construyó como la morada de Dios. Después de que todo lo ordenado se preparó fielmente, Dios reveló su presencia: La nube apareció sobre el tabernáculo y guió a Israel hacia adelante. Esta preparación tenía en vista la primera promesa: Que Dios podía tener compañerismo con su pueblo.
La segunda preocupación principal brota de la promesa de la tierra: Nosotros partimos hacia el lugar del cual Jehovah ha dicho: 'Yo os lo daré' (10:29). Viajaron hacia Canaán porque Dios había jurado que se la daría. Aun cuando se rebelaron y se les prohibió entrar a la tierra (cap. 14), el resto del libro muestra que Dios no había abandonado su propósito. Después de 40 años Dios nuevamente los preparó para heredar la tierra. Por supuesto, la clave en los caps. 26– 36 es la herencia. Sin embargo, la tierra no sería poseída por el simple hecho de poseerla. La tierra era el lugar donde Dios podría morar entre su pueblo. Sin Dios la tierra no era herencia del todo. Por lo tanto, todo se relaciona con el propósito principal del pacto: Ser el pueblo de Dios; asegurado por el compañerismo con él.
Las otras dos promesas son menos prominentes (ver material sobre 23:1– 24:25). El punto principal es que el pacto con Abraham determina la teología de Núm. Si no se entiende esto, Núm. continúa siendo un libro cerrado.
La palabra de Dios
Una de las doctrinas principales en Núm. es la palabra de Dios. Los caps. 1– 10 hacen hincapié en el hecho de que todo se hizo de acuerdo con la palabra de Dios. Mientras esto fue así, Israel gozó la bendición de Dios (6:22– 27) y su presencia (9:15– 23; 10:35, 36). Ciertas características son prominentes. Primera, la palabra de Dios no cambia. Esta era la confianza de Moisés cuando partieron de Sinaí (10:29) y su refugio en medio de las dificultades (14:17– 19). La osadía de Josué y Caleb frente a los fieros enemigos nació de la palabra de Dios, del hecho que él les daría la tierra (14:7– 9). Segunda, la palabra de Dios es irresistible. Los israelitas que rehusaron entrar a Canaán, pero que más tarde cambiaron de parecer estaban resistiendo la palabra de Dios. Ellos perecieron por su torpe za (14:41– 45). Después, Balaam no pudo resistir la palabra de bendición de Dios. No pudo maldecir a Israel sino decir: Aunque Balac me diera su casa llena de plata y de oro, yo no podría transgredir el mandato de Jehovah, para hacer cosa alguna, buena ni mala, por mi propia voluntad, y que sólo lo que Jehovah dijera, eso diría yo (24:13). Cuando la palabra de Dios viene en forma de juramento, se hace hincapié en su naturaleza inmutable e irresistible (14:20– 35).
Apostasía
El término apostasía es muy raro en las Escrituras, pero el pecado de apostasía se enfoca vívidamente en los caps. 14 y 15. Dos pasajes se combinan para exponer y prevenir en contra de la apostasía: El relato de la rebelión de Israel (cap. 14), y las subsiguientes leyes que marcan la diferen cia entre los pecados por inadvertencia y los pecados por rebeldía (15:22– 31). El término apostasía lit. significa pararse lejos de. La persona que comete apostasía se para lejos de su pacto de relación con Dios. Lo que significa, entonces, que sólo quienes se adhieren al pacto pueden apostatar. Esaú lo hizo cuando vendió (los derechos de) su propia primogenitura (Heb. 12:16). El texto permite hacer un análisis de la apostasía, y se pueden observar los siguientes elementos:
1. La apostasía implica conocimiento. Israel había visto la gloria de Dios y sus señales (14:22). Ellos conocían la promesa de que la tierra sería de ellos (14:3). Los espías habían visto la tierra y sabían que era exactamente como se les había prometido, la cual ciertamente fluye leche y miel (13:27; 14:8).
2. La apostasía implica rechazo. Israel rehusó escuchar la voz de Dios (14:22). El pueblo se rebeló en contra de Dios (14:9) y rechazó la tierra prometida (14:31). Los israelitas rechazaron las buenas nuevas que les trajeron los espías (Heb. 4:1, 2, 6).
3. No hay expiación para la apostasía. Aquellos que a sabiendas rechazan la promesa del pacto de Dios no pueden quedar sin castigo. Aunque Dios perdonó y estuvo dispuesto a preservar a la nación, no podía ignorar el pecado de quienes me han menospreciado (14:23). No había expiación para ellos; la intercesión no tendría ningún efecto en este caso. Pero de ninguna manera dará por inocente al culpable (14:18, 22, 23).
4. La apostasía lleva al desposeimiento. El juramento de Dios negó la entrada del pueblo a la tierra (14:23, 28– 35). En 14:12, después de las palabras Yo lo heriré con peste, el texto en heb. dice: y lo desalojaré (como lee la RVA. Algunas versiones dicen: los destruiré). El punto es que serían desheredados, privados de su herencia según el pacto. Sólo Caleb y Josué obtendrían herencia (14:24).
¿Qué fue la causa de esta terrible secuencia de eventos? Incredulidad. Después de recibir el precioso conocimiento, el pueblo rehusó creer. ¿Hasta cuándo me ha de menospreciar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me ha de creer, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos? (14:11). La desobediencia externa brota de un rechazo interno de creer a pesar de tener suficiente evidencia. Consecuentemente, el pueblo menospreció a Dios (14:11, 23). Los mismos elementos se encuentran en la ley de 15:22– 31 donde se presentan en términos de un marcado contraste entre el fracaso inadvertido y el pecado desafiante.
De esta manera, Núm. provee un análisis del terrible pecado de la apostasía. Toda una generación fracasó de entrar a Canaán a causa de su pecado. La esencia de la apostasía es el rechazo del pacto adoptando una posición de incredulidad. Conociendo las promesas y el poder de Dios quien las confirmó con juramento, Israel rehusó creer. Así, se rebelaron despreciando a Dios. Después ya no pudieron encontrar la manera de regresar. No había manera de deshacer su pecado. Nunca podrían entrar a la tierra. Fueron desposeídos y murieron fuera de la tierra prometida. No es accidente que el registro de su apostasía concluya con las palabras: y los hirieron y los destrozaron hasta llegar a Horma (14:45). El lugar se designó con el nombre de Horma más adelante (21:3), pero el escritor lo usa en este lugar porque significa destrucción to tal (su equivalente en el NT es anatema). El nombre significa lo opuesto a la relación de pacto. El autor está estableciendo el hecho que Israel realmente fue cortado, como lo serían los cananeos más tarde.
Tabla 5. el contraste entre el fracaso por inadvertencia y el pecado con altivez (15:22– 31)
El fracaso por inadvertencia (15:22– 29)
El pecado con altivez (15:30, 31)
1.No conocimiento. Aunque se tiene conocimiento de la ley, el fracaso de observarla se oculta del pueblo (vv. 22– 24). El término heb. "error" o "errar" (traducido pecar) se repite diez veces.
1.Conocimiento. El hombre tiene conocimiento de la palabra de Dios, y sabe que está actuando en contra de ella.
2.No rechazo. No hay rechazo del mandamiento. El énfasis del lenguaje es que el pecado es por error.
2.Rechazo. El pecado se comete con altivez (heb.: con la mano en alto). El hombre desafía a Dios: blasfema (v. 30). Desprecia la palabra y actúa en completa rebeldía contra el mandamiento.
3.Expiación. Se provee sacrificio. El sacerdote debía hacer expiación por el pueblo (vv. 25, 26, 28).
3.No expiación. No se prescribe ofrenda. Por el contrario su iniquidad estará sobre ella (v. 31).
4.Perdón. La promesa se repite: la comunidad, o el individuo, será perdonado.
4.Desposeimiento. La persona debe ser excluida del pueblo. Esto se declara dos veces; la segunda vez, el texto es más enfático; tal persona será excluida (vv. 30, 31)
Sacerdocio
Núm. contiene instrucciones relacionadas con el sacerdocio. El principal interés parece ser la jerarquía. Aarón era el sumo sacerdote, sus hijos eran sacerdotes juntamente con él, y los levitas servían bajo la supervisión de ellos (3:1– 10). La jerarquía determinaba el servicio (4:1– 33), teniendo los sacerdotes las responsabilidades más santas (sólo ellos podían entrar al lugar santísimo, pero aun así, no todo sacerdote, ni en cualquier tiempo). Esta jerarquía también determinaba el sistema de diezmos (18:8– 32). Israel pagaba los diezmos a los levitas quienes a su vez pagaban los propios. La familia de Aarón recibía una porción de los diezmos de los levitas. La doctrina del sacerdocio es un medio para enseñar la santidad de Dios y su misericordia. Por un lado, la santidad de Dios se magnifica con la distancia establecida entre él e inclusive la mayoría de los sacerdotes. Se enfatiza por la necesidad de mediación. Por otro lado, la provisión de mediadores que hizo Dios es una muestra de su misericordia. El provee los medios para tratar con los pecados. De esta manera, Israel podía continuar siendo su pueblo.
Cuando sus oponentes desafiaron el sumo sacerdocio de Aarón (y el liderazgo de Moisés), Dios defendió a sus siervos (caps. 16– 17). La razón es ob via. Su oposición desafiaba la autoridad misma de Dios quien era el que había apartado a sus siervos.
Uso en el Nuevo Testamento
La influencia de Núm. sobre el NT es extensa y profunda.
1. Provee principios que influyen en el orden y ministerio de la iglesia. El ordenamiento del campamento (2:1– 34) muestra que Dios requiere orden, no desorden, en las iglesias (1 Cor. 14:33). La jerarquía de los sacerdotes y los levitas (3:1– 4:49; 17:1– 13) muestra que los ministros no deben funcionar sin autoridad, pero tampoco deben pensar demasiado alto de sí mismos sino estar sujetos uno al otro (Rom. 12:3– 8; ver 27:12– 23; cf. 1 Cor. 14:32). El hecho de que no había herencia para los levitas (26:57– 62) muestra que los siervos de Dios no deben tener intereses terrenales sino dedicarse al servicio a Dios (2 Tim. 2:4). El diezmo (18:8– 32) es lo que está detrás de la enseñanza que los mi nistros del evangelio tienen el derecho de sostén económico (1 Cor. 9:3– 14; Gál. 6:6; 1 Tim. 5:17, 18). Los 70 ancianos (11:16– 30) proveen un modelo para los concilios de la iglesia (Hech. 15), la asociación de las iglesias locales, unidad en la práctica y ayuda mutua (Col. 4:15, 16; 1 Cor. 11:16; 2 Cor. 8– 9). La rebelión de Coré (16:16– 35) también se yergue como una advertencia (Stg. 5:9; Jud. 11). Las ofrendas diarias (28:1– 8) son un modelo para la oración continua (1 Tes. 5:17).
2. Se traza un paralelo entre el viaje a Canaán y el peregrinaje cristiano (esta es la base de 1 Cor. 10:1– 13; 2 Cor. 5:1– 10; Heb. 3:1– 4:13). Por ejemplo, la común experiencia de Cristo y la promesa (1 Cor. 10:3, 4; Heb. 4:2), las quejas por el pan del cielo (11:4– 15; cf. Juan 6:1– 65, especialmente el v. 41), el rehusar creer el mensaje haciendo a Dios mentiroso (14:11; cf. 1 Jn. 5:10), el pecado deliberado que no puede perdonarse (15:22– 31; cf. Mat. 12:22– 32), la imposibilidad de arrepentimiento (14:39– 45; cf. Heb. 6:4– 20; 12:17) y el pecado por el cual no debemos orar (1 Jn. 5:16). En esencia, el NT toma la generación que cayó en el desierto como una seria advertencia en contra de la apostasía.
3. El sumo sacerdocio de Cristo se compara y se contrasta con el sumo sacerdocio de Aarón (Heb. 4:14– 5:10; 6:13– 8:13). Es difícil interpretar el libro de Heb. aparte de su trasfondo en Núm. De igual manera, el sacrificio de Cristo se presenta teniendo como trasfondo los sacrificios del tabernáculo (Heb. 9:1– 10:18); por ejemplo, la referencia a las cenizas de la vaquilla (19:1– 22; cf. Heb. 9:13, 14).
4. El NT extrae varias imágenes de Núm.: La serpiente alzada (21:4– 9; cf. Juan 3:14), el llamado de la trompeta (10:1– 10; cf. Mat. 24:31; 1 Cor. 14:8; 15:52; 1 Tes. 4:16; Heb. 12:19), la nube y el tabernáculo (9:15– 23; cf. Juan 1:14) y el sacrificio de los corderos (28:1– 8; cf. Juan 1:29).
5. Las tres fiestas principales (28:16– 29:38) proveen el trasfondo para los tres eventos principales de la salvación. La Pascua, la fiesta de las semanas y de los Tabernáculos corresponden a la resurrección, Pentecostés y la segunda venida de Cristo. Así, la fiesta de los Tabernáculos simboliza la cosecha al final de los tiempos (ver material sobre 29:12– 38). El Evangelio de Juan también está orientado alrededor de las fiestas.
6. Otros elementos de la enseñanza del NT están influenciados por Núm. El día de la Expiación (29:7– 11), celebrada unos cuantos días antes de la fiesta de los Tabernáculos, enfatiza la necesidad de arrepentimiento, sin el cual la persona será excluida. De igual manera, el arrepentimiento es necesario antes de que Cristo venga: si no os arrepentís, todos pereceréis de la misma manera (Luc. 13:5; cf. Mar. 1:1– 8). Balaam (caps. 22– 24) se presenta como una advertencia para no ambicionar ganancias derivadas de la maldad (2 Ped. 2:15, 16; Jud. 11; Apoc. 2:14). La purificación del campamento ilustra la pureza requerida en las iglesias (ver material sobre 5:1– 4). La bendición de Aarón influye en los saludos en todas las cartas de Pablo y también al final del libro de Apoc. (ver material sobre 6:22– 27).
7. Heb. parece haber adoptado una estructura similar a la de Núm.: El peregrinaje a la tierra y la conexión entre la palabra de promesa en el pacto, y la fe o incredulidad. El libro comparte un agudo interés con otras doctrinas relacionadas, tales como el sacerdocio y la apostasía.
Paternidad Literaria
Tradicionalmente, como parte del Pentateuco, Núm. ha sido atribuido a Moisés. El es la figura central, los eventos se llevaron a cabo durante su vida, y las leyes fueron dadas por medio de él. Sin embargo, hay indicaciones de que Moisés no dio al texto su forma final. Note los siguientes puntos en cuanto a Núm., los cuales toman en cuenta la evidencia en el resto del Pentateuco.
1. A través de todo el libro, a Moisés se le refiere como si alguien más estuviera escribiendo acerca de él (1:1 dice Jehovah habló a Moisés; no dice a mí). Además, el texto alaba altamente a Moisés (12:3). ¿Se hubiera alabado Moisés a sí mismo?
2. El Pentateuco muestra evidencia de haber sido escrito algún tiempo después de la vida de Moisés. Registra su muerte y los 30 días de duelo (Deut. 34:5– 8) y lo compara con profetas posteriores (Deut. 34:10). Núm. menciona que algunos nombres de ciudades fueron cambiados, lo que probablemente sucedió después de que Israel se estableciera en la tierra prometida (32:38, 42).
3. La Biblia en ninguna parte reclama que Moisés haya escrito todo desde Gén. hasta Deut. Sí sostiene que Moisés realmente escribió ciertas partes (Exo. 17:14; 24:4; 34:27, 28; Núm. 33:2; Deut. 31:9, 19, 22). Más tarde la Escritura se refiere al libro de la ley de Moisés (1 Rey. 2:3; 2 Rey. 14:6; Esd. 7:6; Neh. 8:1; 13:1; Dan. 9:11, 13). El NT considera la ley como viniendo de Moisés y se refiere al Pentateuco como de Moisés (Luc. 16:29, 31; Juan 1:17). Se dice que Moisés escribió acerca de Cristo (Juan 1:45; 5:46). De esta manera, la Escritura indica que Moisés escribió la ley, un registro del peregrinaje de Israel, un canto y profecía en cuanto a Cristo (Deut. 18:15). Por lo tanto, en estos términos hay base escritural para hablar de Moisés como autor. Aun así, es posible que los sucesores de Moisés hayan recopilado y puesto en forma final el texto, tal como aparece actualmente. Otrosescritos bíblicos parecen haber pasado por el mismo proceso (considere Isa. 8:16; Juan 21:24, 25; Rom. 16:22); Heb. por ejemplo, fue escrito por aquellos que escucharon a los apóstoles (Heb. 2:3).
Los eruditos han propuesto varias teorías para explicar cómo fue que el Pentateuco llegó a suforma canónica final. Estas se presentan en la introducción general al Pentateuco. Al tratar esta cuestión, es necesario distinguir entre la clara evidencia de las Escrituras y lo que los eruditos hacen con dicha evidencia.
Bosquejo del Contenido
1:1-10:36Preparativos para salir hacia la tierra prometida
1:1-2:34Israel es contado y ordenado (primer censo)
3:1-4:49Los sacerdotes son contados y organizados
5:1-6:27Consagración del campamento de Israel
7:1-8:26Consagración del tabernáculo y del sacerdocio
9:1-10:36Partiendo hacia la tierra prometida, guiados por la presencia del Señor
11:1-25:18De viaje hacia la tierra prometida
11:1-12:16Quejándose
13:1-14:45Israel rechaza la tierra prometida
15:1-41Leyes para cuando ya estén en Canaán: ofrendas y perdón
16:1-17:13La rebelión de Coré y confirmación del sacerdocio de Aarón
18:1-19:22Los deberes de los sacerdotes
20:1-21:35Viajando otra vez hacia Canaán
22:1-24:25Los oráculos de Balaam
25:1-18Israel es seducido por Moab
26:1-36:13Nuevos preparativos para heredar la tierra prometida
26:1-27:23Israel es contado (segundo censo); la tierra que debe ser repartida
28:1-30:16Ofrendas y votos
31:1-32:42Venganza sobre Madián y establecimiento en la Transjordania
33:1-49Resumen del viaje
33:50-36:13Mandamientos acerca de la herencia