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Epístola de San Judas.

Introducción.

Personalidad del autor.
El autor de esta epístola se presenta a sí mismo como Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Santiago (v.1). El nombre solo de Judas no permite una identificación precisa, pues hay varios personajes de la Iglesia primitiva que tenían este nombre 1. En cambio, la expresión hermano de Santiago nos hace pensar inmediatamente en Judas pariente del Señor, lo mismo que su hermano Santiago, obispo de Jerusalén 2. El que aluda a Santiago, sin más explicaciones, para presentarse a sus lectores, indica que dicho Santiago era bien conocido de las comunidades. Este no podía ser otro que Santiago, obispo de Jerusalén y hermano del Señor. San Pablo nos habla de él3 como de la personalidad más representativa de la iglesia de Jerusalén.
Judas, el autor de esta epístola, ¿fue apóstol? Así lo cree la tradición antigua 4, aunque no unánimemente, la cual lo identifica con el apóstol Judas Tadeo. Se apoya en los textos de Mc 3:18 y Mt 10:3, en donde Santiago, el de Alfeo, y Tadeo van juntos. Lucas, en cambio, designa a Judas apóstol con la expresión Éïýäáò Éáêþâïõ, dándole el sentido de Judas hermano de Santiago. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, cuando se trata de parentesco expresado por un genitivo después de un nombre, se quiere designar una relación no de fraternidad, sino de paternidad. Judas en el Evangelio, es hijo de Santiago; por lo tanto, un individuo distinto de nuestro Judas, hermano de Santiago. Por consiguiente, Judas autor de nuestra epístola y hermano de Santiago es probable que no sea apóstol, como el mismo Santiago 6.
Los hermanos del Señor parece que no eran apóstoles, pues siempre son distinguidos, tanto en los Evangelios7 como en los Hechos 8, de los Apóstoles. Además, en la literatura patrística se dan fluctuaciones y dudas acerca de la identificación de Judas, principalmente en algunos escritores de la iglesia antioquena 9. Por otra parte, la misma epístola de Judas no dice que su autor formase parte de los Doce. Todo lo contrario, parece distinguirlo del grupo apostólico, cuya enseñanza coloca .en .el pasado (Jud_1:17).-Sin embargo, aunque no fuera apóstol, su parentesco con Jesucristo le aseguraba una altísima consideración en la Iglesia naciente.
Según una tradición antigua, dos nietos de Judas que eran simples labradores fueron llevados ajuicio durante la persecución de Domiciano 10. La tradición le hace predicar primero en Palestina, después en Siria, Mesopotamia, Persia, Arabia. Habría muerto en Edesa 11.

Autenticidad y canonicidad de la epístola.
La utilización de la epístola en los primeros siglos es un tanto incierta, pues los testimonios que se han querido encontrar en los escritores del siglo n no son bastante claros. Si se admite la prioridad de la epístola de Judas sobre la 2 Pe y la dependencia de ésta respecto de aquélla, habría que admitir que la 2 Pe es el primer testimonio en favor de San Judas. El Fragmento Muratoriano (fin del s.u) coloca la epístola de Judas entre los escritos canónicos 12. En el siglo ni tenemos a Tertuliano, que cita la epístola del apóstol Judas, considerándola como canónica 13. Clemente Alejandrino escribió un comentario a la epístola de Judas 14. Orígenes atribuye la epístola a Judas apóstol, la admite en el canon y la cita con frecuencia 15. Después, muchos otros Padres, como San Atanasio, Dídimo, San Cirilo de Jerusalén, San Agustín, San Jerónimo, San Epifanio, la consideran como canónica.
Sin embargo, hay otros escritores de esta época que rechazan su autenticidad. La objeción más grave contra su autenticidad era la cita que hace la epístola del Libro de Henoc (Jud_1:14-15 = Henoc 1:9), como nos lo dice expresamente San Jerónimo: ludas, frater lacobi, parvam quae de septem catholicis est epistolam reliquit; et quia de libro Enoch, qui apocryphus est, in ea assumit testimo-nium, a plerisque reiicitur; tamen auctoritatem vetustate iam et usu meruit, et ínter sanctas Scripturas computatur16. Eusebio de Cesárea la coloca entre los antilegómena, es decir, entre los escritos discutidos 17.
A pesar de estas fluctuaciones, en el siglo IV y V se multiplican los testimonios en favor de la autenticidad de la epístola. La carta de Judas se encuentra también en todos los catálogos de los concilios y cánones (excepto el Mommsenianus), y será admitida por todos hasta los tiempos del protestantismo, en que vuelven a surgir las dudas. El concilio de Trento, teniendo en cuenta la tradición, definió su canonicidad 18.

Destinatarios.
El encabezamiento de la epístola: a los amados en Dios Padre, llamados y conservados en Jesucristo 19, es de lo más genérico y nada os dice sobre quiénes eran esos destinatarios. Algunos autores 20 han pensado que se trataba de una epístola dirigida a toda la Iglesia Sin embargo, el tenor del escrito indica que el autor mira a una situación bien precisa, que no puede convenir a todas las comunidades. Los falsos doctores no se encontraban en todas las iglesias; el tenor de los v. 17-18 se ve que hace referencia a un grupo bien determinado.
La mayoría de los autores creen que la carta fue dirigida a convertidos judío-cristianos, como parece insinuarlo el uso intensivo del Antiguo Testamento y las alusiones a tradiciones judías extra-bíblicas. También la referencia a Santiago se comprendería mejor en una carta dirigida a iglesias especialmente influenciadas por el obispo de Jerusalén. Una comunidad judío-cristiana de la región de Antioquía se adaptaría perfectamente a la índole de la epístola 21. Otros autores, Wikenhauser, Holzmeister, Chaine, Leconte, Cantinat, sin embargo, piensan que la epístola fue dirigida a cristianos convertidos del paganismo, sin que se pueda precisar la iglesia a la que pertenecían. El antinomismo y los vicios impuros que tratan de introducir los falsos doctores se comprenderían mucho mejor si se tratase de cristianos provenientes del paganismo. Un ambiente judío, por el hecho de ser más rígido, hubiera sido impermeable a tales infiltraciones. Además, parece que a los lectores a los cuales se dirigía les interesaban poco las vicisitudes de la nación judía, pues nada dice de la caída de Jerusalén del año 70.

Fecha y lugar de composición.
Muchos autores sostienen que Judas escribió su epístola antes del año 70. Su estilo tiene color semítico; sus citas de los apócrifos judíos probarían que se dirigía a los judíos. Por otra parte, si hubiera escrito después del año 70, no hubiera dejado de aludir a la ruina de Jerusalén. No obstante, hay que procurar no exagerar el alcance de estos indicios. El estilo semitizante y las citas de la literatura rabínica y apócrifos suponen únicamente que Judas había recibido una educación judía. Que no diga nada sobre la ruina de Jerusalén se explicaría bien si se admite que Judas se dirige a cristianos venidos del paganismo, los cuales se interesarían poco de lo acaecido a los judíos.
La carta supone ya un tanto lejana la predicación de los apóstoles (v.17). El hecho de que la epístola coloque en el pasado las predicciones de los apóstoles relativas a la venida de los herejes 22 se explicaría perfectamente colocando su composición después del año 70, es decir, entre el 70 y el 8o, cuando los apóstoles ya habían muerto. Creemos, por lo tanto, probable que la epístola de Judas, en la cual se inspira la 2 Pe, fue compuesta en los últimos años de la edad apostólica, entre el 70 y el 8p 23. El lugar de composición de la epístola nos es desconocido. Judas debía de estar bastante lejos del país de los destinatarios, puesto que nada dice de que les irá a visitar.

Ocasión y finalidad de la epístola.
El motivo que indujo a San Judas a escribir esta carta fue la nefasta actividad de los falsos doctores, los cuales comenzaron a esparcir doctrinas contrarias a la fe. Judas quiere prevenir a los fieles para que no se dejen seducir por los falsos doctores y los exhorta a conservar intacta la fe recibida. Los adversarios combatidos por Judas parecen ser los mismos que los de la 2 Pe.
Los errores combatidos en la epístola de Judas son semejantes a los combatidos en la 2 Pe. Lo que más ha escandalizado a los cristianos son los vicios impúdicos de los falsos doctores (v.4.8. 11.13). También les ha causado muy mala impresión el interés por el dinero y la glotonería que manifiestan (v. 11.12.16). Por otra parte, reniegan de Cristo (v.4), desconocen su soberanía (v.8), tratan los seres superiores con poca reverencia (v.5b.10).

Doctrina.
Orígenes dice a propósito de nuestra epístola: Judas escribió una carta muy breve, pero toda penetrada de divina sabiduría 24. Aunque es uno de los escritos más breves de la Biblia, contiene datos doctrinales de interés: Dios es único (v.25), Padre y salvador (v.1.s), poderoso (v.25), fuente de gracia (v.4), de caridad (v.21) y de justicia vindicativa (v.5ss). Los fieles también conocen la Trinidad (v.20-21). Jesucristo es el único Maestro y Señor (v.4). Fue enviado por el Padre para operar nuestra salvación (v.25). Es el que habla por sus apóstoles (v.17). El guarda a los cristianos (v.1) y tendrá piedad de ellos para que obtengan la vida eterna (v.21). El Espíritu Santo está presente en el alma del fiel, y en él ha de ser hecha la oración (v.20) 25.
Los ángeles existen. Unos son buenos, como San Miguel (v.9); y otros malos, como el diablo y los que han sido castigados por haber pecado (v.6.9). El cristiano ha sido llamado por Dios. La fe constituye el fundamento de la vida cristiana (v.20). El cristiano ha de luchar por conservarla (v.3) y no ha de separarla de la caridad (v.21). Si esto hace, recibirá la vida eterna (v.21), para la cual está destinado (v.16). En cambio, si se deja llevar del libertinaje (v.4b. 8.10) y del amor del dinero (v. 12.16), perderá su fe (v.4.8) y sufrirá el castigo divino (v. 4.11.145).
Judas también cree en la unidad del Antiguo y Nuevo Testamento y en el valor figurativo de la Ley Antigua (v.5.62Cr_7:11) 26·

Lengua y estilo.
El estilo es correcto y de estructura sencilla y regular. Es también de notable viveza y rico en imágenes. El vocabulario es variado, y se distingue por la búsqueda intencionada de palabras poco comunes (contiene por lo menos 12 hapax legómenon), poéticas y sonoras. La gramática es correcta y se acerca al buen griego. Emplea alguna vez el optativo, el superlativo y construcciones participiales subordinadas. Incluso muestra que conoce expresiones clásicas. Por consiguiente, la epístola nos manifiesta un serio conocimiento de la lengua griega, que sólo un buen judío helenista podía poseer. Sin embargo, contiene semitismos y el tono es de tipo semítico. Por eso la hipótesis de una colaboración redaccional no tiene nada de improbable 27.

Uso de la literatura apócrifa.
Es algo propio de esta epístola el tomar sus argumentos no sólo de la Biblia, sino también de tradiciones judías extrabíblicas. La cita que hace del Libro de Henoc (Jds v.14-15 = Henoc 1:9; cf. Jds v.7 = Henoc 9:8; 10,11; 12:4) es explícita y no admite ninguna duda. Existen, además, otros textos que presentan reminiscencias y paralelos con la Asunción de Moisés (Jds v.9.16 = Asunc. Moisés 5-5) Y con los Testamentos de los XII patriarcas (Jds v.6s).
Estas citas indujeron a bastantes escritores antiguos a rechazar la canonicidad de la epístola de Judas, como nos lo dice San Jerónimo 28. Otros, en cambio, como Tertuliano y, en cierto sentido, San Agustín 29, admitieron la inspiración de los Libros de Henoc.
Esta manera de juzgar provenía, sin duda, de una falsa noción del concepto de inspiración. El que un autor sagrado se sirva de la literatura judía o pagana no es contrario, de ningún modo, a la inspiración bíblica. Judas, como todo escritor, era tributario del tiempo y del ambiente en que vivía. Sería muy difícil que al escribir no dejase traslucir - mediante verdaderas citas o vagas reminiscencias - su conocimiento de la literatura judía. Judas no intenta hablarnos de la autoridad de los apócrifos, sino que quiere simplemente poner de relieve la culpabilidad de los herejes y la severidad del castigo que les espera. La expresión que emplea la epístola: De ellos también profetizo (ÝðñïöÞôåõóåí). Henoc, no significa que considere a Henoc como profeta. El verbo profetizar, lo mismo que el título de profeta, puede también entenderse en sentido amplio. San Pablo también da el título de profeta a un autor pagano: Bien dijo de ellos su propio profeta: Los cretenses, siempre embusteros, bestias malas y glotones.30 Se trata de Epiménides (hacia 600 a. C.), al cual nadie jamás ha considerado como profeta, en sentido propio.

1 Cf. Me 3:19; 6:3; Act 1:13; 15:22. - 2 Cf. Me 6:3. - 3 Gal 2:9. - 4 Orígenes, Ad Rom. 5:1: PG 14:1016; De principiis III 2:1: PG 11:303; Tertuliano, Decultufem. 1:3: PL 1:1308. - 5 Luc_6:16; Act 1:13. - 6 Cf. Introd. a la epístola de Santiago p.7ss. - 7 Mt 12:46-50; Me 3:31-35- - 8 Hch_1:14; cf. 1 Cor 9:5- - 9 Cf.RSR (1939) 335-351. - 10 Cf. Hegesipo, citado por Eusebio, Hist. Eccl. 3:18-20:PG 20:252-3. - 11 Nicéforo, Hist. Eccl. 2:40: PG 145:863; Eusebio, Ht'st. Eccl. 1:13: PG 20:124. - 12 Cf. EB6. - 13 Cf. Decultufem. 1:3: PL 1:1308. - 14 Cf. Eusebio, Hist. Eccl. 6:14: PG 20:549. - 15 Comm. in Mí. 10:17: PG 13:877; In los. homil. 7:1: PG 12:857. - 16 De viris illustr. 4: PL 23:61355. - 17 Hist. Eccl. 3:25: PG 20:269. - 18 Ses.4 (8 abril 1546) Decretum de canonicis Scripturis: EB 59. 19 Jd i. - 20 Ermoni (DB III col. 1808) y Calmes. - 21 Cf. Act 11:22ss; 15,iss. Ver A. Charue, o.c. 0.567. - 22 Jud_1:18.19. - 23 Cf. R. Leconte, Les Epítres catholiques, en La Sainte Bible de Jérusalem (París 1953) P-49- - 24 In Matth 10:17: PG 13:877. - 25 Cf. Rom. 8:15.26; 1 Cor 12:3. - 26 Cf. Cantinat, o.c. p.óogs; Leconte, o.c. p.46. - 27 Cf. R. M. díaz, Epistoles catoliques, en Biblia Montserrat XXII p.148. - 28 De viris illustr. 4: PL 23:61355. - 29 De dv. Dei 15:23: PL 41470. - 30 Tit 1:12.


División de la Epístola.
La epístola, con sus veinticinco versículos, presenta los elementos esenciales de una carta, la cual se desarrolla con un orden bastante preciso en sus dos partes principales:
1) Encabezamiento y saludo (v.1-2).
2) Ocasión de la carta (v.3-4).
3) Primera parte: los falsos doctores (v.5-16). a) El castigo que les amenaza (v.5-y). b ) Sus blasfemias (v. 8 -11). c) Su perversidad (v. 12-16).
4) Segunda parte: exhortación a los fieles (v. 17-23).
a) La enseñanza de los apóstoles (v. 17-19).
b) El deber de la candad (v.20-23).
5) Doxología final (v.24-25).