Carta a los Efesios
Paul J. Kobelski
BIBLIOGRAFIA
1 Aletti, J.-N., Saint Paul épitre aux Éphésiens (París 2001). Alian, J. A., The Epistle to the Ephesians (Londres 1959). Barth, M., The Epistle to the Ephesians (2 vols., AB 34, 34A, Garden City 1974). Beare, F. W. y T. O. Wedel, «The Epistle to the Ephesians», IB 10 (1953) 595-749. Benoit, P., Les épîtres de saint Paul aux Philippiens, á Philemon, aux Colossiens, aux Ephésiens (SBJ, París 31959). Best, E., Essays on Ephesians (Edimburgo 1997); A critical and exegetical commentary on Ephesians (Edimburgo 1998). Boismard, M.-É., Lénigme de la lettre aux Ephésiens (París 1999). Bruce, F. F., The Epistles to the Colossians, to Philemon, and to the Ephesians (NICNT, Grand Rapids 1984). Caird, G. B., Pauls Letters from Prison (NclarB, Oxford 1976). Conzelmann, H., Der Brief an die Epheser (NTD 8, Gotinga 91962). Dahl, N. A., Studies in Ephesians. Introductory questions, text il edition-critical issues, interpretation of texts and themes (Tubinga 2000). Dibelius, M., An die Kolosser, Epheser; an Philemon (HNT 12, 3a ed. rev. H. Greeven, Tubinga 1953) 54-100. Foulkes, F., The Epistle of Paul to the Ephesians (TynNTC, Grand Rapids 1963). Gnilka, J., Der Epheserbrief (HTKNT 10/2, Friburgo 11982). González Campa, J. M., Comentario exegético y hermenéutico al libro de Efesios (Terrasa 2002). Goodspeed, E.], The Key to Ephesians (Chicago 1956); The Meaning of Ephesians (Chicago 1953). Houlden, J. L., Paul's Letters from Prison (PC, Filadelfia 1978). Käsemann, E., «Epheserbriel», RGG 2. 517-20. Kirby, J. C., Ephesians: Baptism and Pentecost (Montreal 1968). Kitchen, M., Ephesians (Londres 1994). Lincoln, A. T., Ephesians (Waco, Tex. 1990). Mayer, A. C., Sprache der Einheit im Epheserbrief und in der Ökumene (Tubinga 2002). Mitton, C. L., Ephesians (NCB, Greenwood 1976); The Epistle to the Ephesians (Londres 1951). Muddiman, J., A commentary on the epistle to the Ephesians (Londres 2001). Ortiz, F., Efesios (Terrassa 1997). Percy, E., Die Probleme der Kolosser- und Epheserbriefe (Lund 1946). Perkins, Ph., Ephesians (Nashville, Tenn., 1997). Pokorny, R, Der Brief des Paulus an die Epheser (Berlín 1992). Schlier, H., Carta a los efesios. Comentario (Salamanca 1991). Schnackenburg, R., Der Brief an die Epheser (EKKNT, Neukirchen 1982). Swain, L., Ephesians (NTM 13, Wilmington 1980). Tosaus Abadía, J. P., Cristo y el universo: estudio lingüístico y temático de Ef I, 10b, en Efesios y en la obra de Ireneo de Lyon (Salamanca 1995). Truman, C., Efesios (Terrassa 1996). Zerwick, M., The Epistle to the Ephesians (NTSR, Nueva York 1969).

DBSup 7.195-211. IDBSup 268-69. Brown, INT 803-24. Wik-Schm, INT 718-44.


INTRODUCCION

2 (I) Destinatarios. Desde finales del s. II, la tradición cristiana ha catalogado esta carta como dirigida «A los Efesios» (canon de Muratori, Ireneo, Clemente de Alejandría). Aunque el sobrescrito «A los Efesios» está presente en todos los mss. del NT, la expresión «en Éfeso» está ausente de 1,1 en P46 (el texto más antiguo de Ef), de la versión original de los importantes códices Vaticano y Sinaítico, del s. IV, y de los minúsculos 424 (corregido) y 1739. Las antiguas citas patrísticas de Ef revelan la conciencia de que «en Efeso» estaba ausente de 1,1 (Marción, Tertuliano, Orígenes), y Basilio afirmaba (Adv. Eunom. 2.19) que esas palabras no se encontraban en textos conocidos por él. Marción (según Tertuliano, Adv. Marc. 5.11.16) entendía la carta como dirigida a los laodicenses (véase Col 4,16).
El mejor modo de explicar la ausencia de «en Éfeso» es entender Ef como una encíclica, una carta circular destinada a varias Iglesias de la provincia romana de Asia. El primero en proponer esta teoría fue el arzobispo J. Ussher, en el s. XVII. Ussher sostenía además que en la dirección de 1,1 se dejó intencionadamente un espacio en blanco que la comunidad usua(-)ria de la carta debía llenar. Esta opinión no ha contado con demasiados seguidores debido a que ese fenómeno no cuenta con paralelos en lugar alguno del mundo antiguo. La introduc(-)ción de «en Éfeso» en 1,1 y del sobrescrito posterior «A los Efesios» tal vez se deba a la importancia de Éfeso entre las Iglesias a las que la carta iba destinada, a la adición de «en Éfeso» en una copia del original utilizada en esa ciudad, o a la fusión de Ef 6,21-22 con la noticia de 2 Tim 4,12: «He enviado a Tíquico a Éfeso».

3 (II) Autenticidad. Desde el s. II hasta el XVIII, la atribución de Ef al apóstol Pablo permaneció mayormente indiscutida. A finales del s. XVIII, la autoría paulina empezó a ser puesta en tela de juicio. Entre los especialistas modernos que defienden que Pablo fue el autor de la carta se encuentran Barth, Benoit, Bruce, Caird, Dahl (STK 21 [1945] 85-103; TZ 7 [1951] 241-64), Foulkes, Percy, Rendtorff, Schlier y Zerwick. Algunos defensores de la autenticidad modifican su postura sosteniendo que un núcleo paulino de la carta fue ampliado o alterado por un discípulo, escriba o interpolador (Benoit; L. Cerfaux, en Littérature et théologie pauliniennes [A. Descamps (ed.), RechBib 5, Brujas 1960] 60-71; M. Goguel, RPR 111 [1935] 254-85; 112 [1936] 73-99; A. van Roon, The Authenticity of Ephesians [NovTSup 39, Leiden 1974] 205-06; Swain). Entre aquellos que abogan por su carácter seudónimo están Alian, Beare, Conzelmann, Dahl (IDBSup), Dibelius, Gnilka, Goodspeed, Käsemann, Kirby, Mitton y Schnackenburg (? Cartas del NT, 45:12.15.19-20). El cuestionamiento de la autoría paulina se basa en el contenido, vocabulario y estilo de Ef, en sus diferencias teológicas respecto a las cartas paulinas indiscutidas, en su dependencia literaria respecto al corpus paulino y también respecto a Col.

4 (A) Contenido. El hecho de que Pablo sea mencionado como el autor de la carta (1,1; 3,1) y de que haya referencias a sus experiencias personales se debe considerar a la luz de lo que sabemos sobre la seudonimia en la antigüedad (véanse K. Aland, JTS 12 [1961] 39-49; B. M. Metzger, JBL 91 [1972] 3-24; véase también Gnilka, Epheserbrief 20-21 y 20 n. 3). Además, hay afirmaciones en la carta, como «yo, al conocer vuestra fe» (1,15) y «os supongo enterados de la misión que Dios... me ha confiado» (3,2), que suponen unos destinatarios que no conocían de primera mano la predicación de Pablo (véanse también 3,5; 4,21).

5 (B) Vocabulario y estilo. La frecuencia de hapax legomena en Ef no es inusitada si se compara con la que se da en cartas paulinas indiscutidas de longitud parecida (P. N. Harrison, The Problem of the Pastoral Epistles [Londres 1964] 20-48). Más significativos son términos tales como ta epourania, «lugares celestiales» (1,3.20; 2,6; 3,10; 6,12), comparados con los más habituales hoi ouranoi paulinos, «los cielos»; diabolos, «diablo» (4,27; 6,11), en lugar del paulino satanas; palabras que aparecen en escritos tardíos del NT y en los primeros Padres de la Iglesia (p.ej., asôtia, hosiotçs, politeia; véanse Schnackenburg, Der Brief 22 y n. 19; Kümmel, INT 358); y palabras como mystçrion, oikonomia y plçrôma que aparecen con significados distintos de los documentados en las cartas paulinas indiscutidas.
La carta está marcada por sentencias largas y complejas (1,3-4.15-23; 2,1-7; 3,1-9; 4,1-6; 5,7-13), abundancia de oraciones relativas y construcciones participiales entretejidas (p.ej., 1,3-14; 2,1-7) y la agregación de sinónimos en gen. (p.ej., eudokian tou thelématos autou [1,5]; en t? kratei tçs iscliyos autou [6,10]). Muchas de estas características de vocabulario y estilo pueden encontrar paralelos aislados en los escritos paulinos indiscutidos (Percy, Probleme 19-35), pero no hay ninguna carta indiscutida marcada en la misma proporción por tales rasgos verbales y estilísticos.

6 (C) Diferencias teológicas.
(a) La Iglesia. En Ef, la Iglesia se considera un fenómeno universal, de extensión e influencia cósmicas, que abarca toda la creación (1,21-23; 3,9-11), mientras que en las cartas paulinas indiscutidas predomina la visión de la Iglesia como comunidad local (véanse 1 Cor 1,2; Gál 1,2; Flm 2; pero véanse 1 Cor 12,28; 15,9; Gál 1,13 para una comprensión más am(-)plia de la Iglesia). En Ef la Iglesia está «edificada sobre el cimiento de los apóstoles y profetas» -postura que requería más distancia respecto a la primera generación de la jefatura de la Iglesia que la que era posible para Pablo-; en 1 Cor 3,11 Cristo es presentado como el único cimiento de la Iglesia. El modo en que Ef entiende a Cristo como cabeza de la Iglesia, que es su cuerpo (1,22-23; 5,23), es un avance trascendental respecto a la imagen de los diversos miembros que componen el cuerpo de Cristo en 1 Cor 12,31 y Rom 12,4-8.

7 (b) Los gentiles. La polémica acerca de la admisión de los gentiles en la comunidad cristiana no le preocupa al autor de Ef. Éste no considera la conversión de los gentiles como un medio para dar celos a Israel con el fin de que éste pueda ser restituido un día en su totalidad a su legítimo puesto (Rom 11; ? Teología paulina, 82:43). En lugar de esta esperanza de una restauración futura de Israel, en Ef nos encontramos con que judíos y gentiles juntos han sido «reconciliados con Dios en un solo cuerpo mediante la cruz» (2,16), «se han convertido en una sola persona nueva, en lugar de dos» (2,15), ahora que se ha abierto brecha en el «muro de hostilidad que los separaba» (2,14).

8 (c) EscatologIa. En Ef no hay referencias explícitas a la espera de la parusía ni al inminente fin del mundo. En lo que se hace hincapié es en que los cristianos participan ya hoy en la resurrección: han sido «vivificados», «resucitados» y ya «están sentados con [Cristo] en los lugares celestiales» (2,5-6), y para ellos se prevé un largo futuro en la Iglesia (2,7; 3,21). En las cartas paulinas indiscutidas se dice que los cristianos comparten la muerte de Cristo, pero su participación en la resurrección es to(-)davía una esperanza incumplida (Rom 6,5; Flp 3,10-11; ? Teología paulina, 82:46-47.58-60).

9 (d) Matrimonio. La imagen de la Iglesia como novia de Cristo y la elevada concepción del matrimonio en Ef 5,22-31 contrastan con la presentación de éste en 1 Cor 7,8-9.25-40.

10 (D) Relación con Colosenses. Las semejanzas estructurales y verbales son evidentes en la dirección (Ef 1,1-2; Col 1,1-2), la acción de gracias (1,15-17; Col 1,3-4.9-10) y la conclusión (Ef 6,21-22; Col 4,7-8). Ciertos elementos doctrinales y parenéticos de Ef están desarrollados en dependencia respecto al pensamiento de Col: la resurrección con Cristo (Ef 2,5-6; Col 2,12-13); el despojamiento de la vieja condición y el revestimiento de la nueva (Ef 4,17-24; Col 3,5-15); el culto lleno de Espíritu (Ef 5,17-20; Col 3,16-17); los códigos familiares (Ef 5,22-25; 6,1-9; Col 3,18-4,1); la necesidad de una oración incesante (Ef 6,18; Col 4,2) ; la petición de que se ore por el predicador (Ef 6,19; Col 4,3). Muchas de las semejanzas verbales se producen en secciones de Ef que no tienen paralelo temático en Col (p.ej., en la bendición [hagious kai amômous: Ef 1,4; Col 1,22]; en la sección sobre la reconciliación de judíos y gentiles en Cristo [el uso de apallotrioô en Ef 2,12 y Col 1,21 y de apokatallassô en Ef 2,16 y Col 1,20.22]).
Sin embargo, la relación verbal no puede es(-)conder diferencias de perspectiva. El núcleo doctrina] de Ef es la eclesiología, no la cristología como en Col. Esta diferencia se puede advertir, no sólo en las ricas imágenes usadas en relación con la Iglesia, sino también en el modo peculiar en qué términos con significado cristológico en Col, como mystçrion y plçrôma, se aplican en Ef a la Iglesia. Así mismo, en la parénesis de Ef el acento se ha desplazado, de la exhortación a una conducta «celestial» (lo opuesto de una conducta «terrena»), a la exhortación a una conducta que se distinga de la del mundo pagano (Ef 4,17-19; 5,7-8; cf. Col 3,1-2.5; véase Schnackenburg, Der Brief 28). El autor de Ef utilizó Col como fuente para la composición de Ef, pero, de manera libre e independiente, desarrolló ciertos temas e introdujo ideas acordes con sus propios fines.

11 (III) Autoría. Estas consideraciones (? 4-10 supra) hablan en favor de la composición deuteropaulina de esta carta. La idea de que las numerosas diferencias de estilo y teología reflejan la evolución del pensamiento de Pablo en una etapa posterior de su vida plantea problemas: no da cuenta del tiempo du(-)rante el cual pudo tener lugar dicha evolución, y no tiene en cuenta la impresión de que la carta mira retrospectivamente a una venerada generación anterior de apóstoles (entre los cuales estaba Pablo) y de profetas que pusieron el cimiento para la casa/familia de Dios en el período pospaulino (2,20; 3,2-11; 4,11-14).
El autor deuteropaulino de Ef dominaba perfectamente la literatura paulina. Existen claras reminiscencias de pensamiento paulino a lo largo de todo Ef (cf. Ef 2,8 y Rom 3,24; Ef 2,17-18; 3,11-12 y Rom 5,1-2; Ef 4,28 y 1 Cor 4,12; Ef 3,14; 4,5 y 1 Cor 8,5-6; véase Mitton, The Epistle 120-33). Como el autor de Col, el autor de Ef tal vez perteneciera a una escuela paulina (¿de Éfeso?) imbuida del pensamiento de Pablo y versada en las tradiciones litúrgicas, parenéticas y catequéticas que habían surgido durante el período pospaulino en las regiones de misión paulinas.

12 (IV) Interpretación de la carta. H.
Schlier y E. Käsemann abrieron el debate moderno acerca de la interpretación gnóstica de Ef. Veían el lenguaje de la carta como reflejo de un mito gnóstico precristiano, el del hombre celestial que desciende a la tierra para redimirse a sí mismo y a sus miembros. El problema de las diversas formas de la teoría gnóstica es la dificultad de demostrar que tal pensamiento gnóstico desarrollado, particularmente el mito del redentor, existía antes del s. II (véanse H. Schlier, Christus und die Kirche im Epheserbrief [Tubinga 1930; pero sus opiniones anteriores quedan modificadas en Der Brief 19-20, esp. 19 n. 1, donde matiza su comprensión de los elementos gnósticos con el dualismo de Qumrán]; E. Käsemann, Leib und Leib Christi [BHT 9, Tubinga 1933]; A. Lindemann, Die Aufhebung der Zeit [Gütersloh 1975]).
Ef también ha sido interpretado como un documento representativo del catolicismo temprano. E. Käsemann, en particular, ha sido el paladín de una visión negativa de dicho catolicismo -según tal visión, Ef, junto con otros escritos como Lc-Hch, las pastorales, Jds y 2 Pe, representa una regresión en la teología de la Iglesia del NT, regresión caracterizada: por una Iglesia abstracta y universal que es el objeto de su propia teología; por la desaparición de la expectativa de un final inminente; por una insistencia en la estructura y autoridad eclesiales a expensas del entusiasmo y el carisma; y por poner el acento en la ortodoxia y el sacramentalismo-. Valoraciones más positivas del catolicismo temprano de Ef se pueden encontrar en H. Merklein, Christus und die Kirche (Stuttgart 1973), J. H. Elliott, CBQ 31 (1969) 213-23, y J. Gager, Kingdom and Community (Englewood Cliffs 1975) 66-92. (Harrington, D. J., «Ernst Käsemann on the Church in the New Testament», Light of All Nations [GNS 3, Wilmington 1982]; «The Early Catholic Writings of the New Testament», ibid. 61-78. Käsemann, E., «Paul and Early Catholicism», NTQT 236-51; «Ephesians and Acts», StLA 288-97.)
Estudios recientes de Ef han subrayado sus conexiones con el mundo del judaismo helenístico y, en particular, su estrecho contacto con un tipo de judaísmo representado por los MmM. Ideas tales como la cosmovisión de Ef, el hombre cósmico, la especulación sobre el logos y el matrimonio sagrado tal vez estén relacionadas también con la especulación filosófica representada por Filón de Alejandría (véase, p.ej., Gnilka, Epheserbrief 38-45.63-66.122-28.290-94; véanse también C. Colpe, «Zur Leib-Christi-Vorstellung im Epheserbrief», Judentum-Urchristentum-Kirche [Fest. J. Jeremías; W. Eltester (ed.), Berlín 21964]; H. Hegermann, Die Vostellung vom Schöpfungsmittler im hellenistisclien Judentum und Urchristentum [TU 82, Berlín 1961]). Igualmente se ha señalado la aportación que la LQ hace a la hora de esclarecer el lenguaje de Ef (Gnilka, Epheserbrief 123-25.127-29; K. G. Kuhn, «The Epistle to the Ephesians in the Light of the Qumran Texts», Paul and Qumran [J. Murphy-OConnor (ed.), Chicago 1968] 115-31; F. Mussner, «Contributions Made by Qumran to the Understanding of the Epistle to the Ephesians», Paul and Qumran 159-78). También en estos últimos años se ha prestado mayor atención a la diversidad de tra(-)diciones litúrgicas y catequéticas utilizadas por el autor de Ef. El reconocimiento de esta diversidad de tradiciones -paulinas, colosenses, del AT, judías, litúrgicas, catequéticas llevó a E. Käsemann a esta descripción de Ef: es «un mosaico compuesto por elementos tradicionales a veces extensos y a veces minúsculos, y la destreza del autor estriba principalmente en la selección y ordenamiento del material» («Ephesians and Acts» 288; véanse también M. Barth, NTS 30 [1984] 3-25; A. T. Lincoln, JSNT 14 [1982] 16-57).

13 (V) Fecha y finalidad. El uso que hace el autor de las cartas auténticas de Pablo y de Col sugiere una fecha tardía del s. I (80-100 d.C.), tras la recopilación de los escritos paulinos en un corpus.
Aunque Ef posee los elementos estructurales de una carta (? Cartas del NT, 45:6.8), es un discurso teológico dirigido a varias Iglesias (probablemente de Asia Menor, debido a su re(-)lación con Col). El discurso recuerda a sus lectores, en términos conocidos para éstos por tradiciones catequéticas y litúrgicas, la exaltaión de Cristo y la Iglesia por encima de todos los poderes celestiales y terrenos y la reconciliación de judíos y gentiles en la Iglesia bajo la jefatura de Cristo; y les anima a celebrar su unidad con una conducta adecuada.

14 (VI) Esquema. La primera mitad de la carta (1,3-3,21) está estructurada como una amplia oración de intercesión que sigue un modelo que se puede encontrar en la literatura devocional judía y cristiana primitiva: bendición-acción de gracias-oración de intercesión-doxología final (Gnilka, Epheserbrief 26-27; Dahl, IDBSup 268-69). La segunda mitad (4,1-6,20) exhorta a los cristianos a un comportamiento acorde con su condición exaltada de hijos de la luz y miembros de la Iglesia, familia de Dios y novia de Cristo.
(I) Introducción: dirección y saludo (1,1-2)
(II) Parte primera: el plan de Dios revelado y realizado (1,3-3,21)
(A) Bendición (1,3-14)
(B) Acción de gracias y oración de intercesión (1,15-23)
(C) En otro tiempo muertos, ahora vivos con Cristo (2,1-10)
(D) Unión de judíos y gentiles (2,11-22)
(E) Pablo como intérprete del misterio revelado (3,1-13)
(F) Oración (3,14-19)
(G) Doxología final (3,20-21)
(III) Parte segunda: exhortaciones a una conducta digna (4,1-6.20)
(A) Unidad y diversidad en la Iglesia (4,1-16)
(B) Conducta cristiana y no cristiana (4,17-5,20)
(C) Código de conducta para la familia de Dios (5,21-6,9)
(D) La vida cristiana como guerra con el mal (6,10-20)
(IV) Conclusión: noticias personales y bendición (6,21-24)