Primera carta a los Corintios
Jerome Murphy-OConnor, O.P.

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DBSup 7.171-83. IDBSup 180-83. Brown, INT 669-704. Wik-Schm, INT 633-51.

INTRODUCCIÓN

2 (I) Corinto. Situada en una meseta en el extremo sur del angosto istmo que lleva su nombre, y con el monte Acrocorinto (533 mts.) a sus espaldas, Corinto controlaba la ru(-)ta terrestre que unía el Peloponeso con la Gre(-)cia continental, y tenía acceso a los mares Egeo y Adriático a través de sus puertos de Cencreas y Lequeo respectivamente. Desde la más remota antigüedad, los impuestos con que se gravaba el comercio, tanto de la ruta N-S, como de la E-O, le ganaron el epíteto de «opulenta» (Homero, Ilíada 2.570; J. B. Sal(-)món, Weallhy Corinth [Oxford 1984]). Las ex(-)cavaciones iniciadas en 1896 por la Escuela Americana de Estudios Clásicos sita en Atenas (publicadas en la serie Corinth) aportan datos complementarios a los numerosos textos clási(-)cos que dan a conocer su historia.
3 Destruida por el general romano Lucio Mummio en el 146 a.C., la ciudad fue recons(-)truida por Julio César en el 44 a.C. con el nom(-)bre de Colonia Laus Julia Corinthiensis. Sus primeros pobladores fueron en su mayoría li(-)bertos (Estrabón, Geogr. 8.6.23; Apiano Hist. 8.136) oriundos de Grecia, Siria, Egipto y Ju(-)dea. Cuarenta años más tarde, algunos de sus principales comerciantes habían llegado a ser lo bastante opulentos como para patrocinar los juegos ístmicos, que se habían trasladado a Sición en el 146 a.C. Celebrada cada dos pri(-)maveras en el santuario dedicado a Poseidón en Istmia, esta gran fiesta panhelénica sólo ce(-)día en importancia ante los juegos olímpicos. La intensa competitividad estimulada por tal éxito comercial dio origen al refrán «No es pa(-)ra todos el viaje a Corinto» (Horacio, Ep. 1.17.36; Estrabón, Geogr. 8.6.20). Su espíritu era el de una ciudad de crecimiento rápido y tremendamente abierta, sin las cargas de una pesada tradición o una clase patricia heredita(-)ria. Pese a los numerosos proyectos elabora(-)dos desde el s. VI en adelante, la opulencia de Corinto nunca fue suficiente para la construc(-)ción de un canal; a falta de mejor solución, las naves pequeñas eran trasladadas sobre ruedas a través del istmo por el dioicos (Plinio, Hist. Nat. 4.10).
4 Pruebas indirectas indican que Corinto era la capital de la provincia senatorial de Aca(-)ya, gobernada por un procónsul enviado anualmente desde Roma. En el año 51-52 d.C. ostentaba el cargo Lucio Junio Galión (® Pa(-)blo, 79:9). El gobierno municipal era una co(-)pia en miniatura del de la Roma republicana. Los ciudadanos con derecho a voto elegían cuatro magistrados anuales que cuando cesa(-)ban en su cargo pasaban a formar parte del consejo de la ciudad. Los duoviri, los magis(-)trados de categoría superior, eran asistidos por dos aediles. Una inscripción encontrada en un pavimento al este del teatro dice: «Erasto, en agradecimiento por su nombramiento de edil, pavimentó (esta zona) a su costa». A este personaje se le considera el mismo Erasto cristiano que era tesorero de la ciudad en tiempos de Pablo (Rom 16,23).
5 A principios del s. I d.C., Corinto conta(-)ba con una pujante comunidad judía (Filón, De legat. 281), pero los únicos restos materia(-)les que de ella nos han llegado son un dintel sin fechar, con la inscripción [Synajgoge Hebr[aidn]. Otros grupos religiosos están bien representados. Templos dedicados al culto del emperador, a las diversas deidades gr. y a dio(-)ses egipcios ponen de relieve, tanto la diversi(-)dad religiosa, como la complejidad étnica de la ciudad que Pablo iba a convertir en uno de los centros más importantes del cristianismo primitivo.
6 La reputación de Corinto como ciudad pecadora por excelencia se basa en dos he(-)chos: la afirmación de Estrabón de que el tem(-)plo de Afrodita tenía más de mil prostitutas sagradas (Geogr. 8.6.20) y el uso del nombre de la ciudad para formar palabras que denotan li(-)bertinaje sexual, p.ej. korinthiastés, «proxene(-)ta», korinthiazesthai, «fornicar», korinthia koré, «prostituta». Tales palabras, sin embar(-)go, sólo aparecen en las obras de escritores atenienses del s. IV a.C. y nunca llegaron a for(-)mar parte del habla corriente. Por otro lado, se ha demostrado que la afirmación de Estrabón, referida además a la ciudad anterior al 146 a. C., carece totalmente de fundamento. El puesto absolutamente secundario de Afrodita en el panteón de Corinto queda subrayado por el hecho de que los dos templos dedicados a ella, uno en el Acrocorinto y otro en el ágora, eran pequeños y no especialmente importan(-)tes. Desde el punto de vista de la moralidad se(-)xual, Corinto no era peor que cualquier otro puerto mediterráneo.
(Conzelmann, H., «Korinth und die Madchen der Aphrodite: Zur Religionsgeschichte der Stadt Ko(-)rinth», NAWG 8 [1967] 247-61. Furnish, V. P,, II Co(-)rinthians [AB 32A, Garden City 1984] 4,22. MurphyOConnor, J., St. Pauls Corinth. Roux, G., Pausanias en Corinthie (Livre II, 1 á 15) [París 1958], Saffrey, H. D., «Aphrodite á Corinth: Réflexions sur une idee regue», RB 92 [1985] 359-74. Wiseman, J., «Corinth and Rome I: 228 bc-ad 267», ANRW 1117.1, 438-548.)
7 (II) La composición de la Iglesia. Se tienen más datos sobre la estructura social de la Iglesia corintia que sobre ninguna otra. Gracias a Hch 18, 1 Cor 16 y Rom 16 se cono(-)cen los nombres de 16 de sus miembros, y la información dada o insinuada sobre ellos se puede analizar de diversas maneras. Había un núcleo estable de judíos, pero también mu(-)chos paganos. Los estratos más alto y más ba(-)jo de la escala social grecorromana están au(-)sentes. La posición social de la mayoría está plagada de ambigüedad; puntúan alto en algu(-)nos campos, pero bajo en otros, p.ej.: una per(-)sona rica pero mujer (Febe), un funcionario de la ciudad pero antiguo esclavo (Erasto), un artesano diestro pero judío, con una esposa de rango social superior (Áquila). Estimulados por la contrariedad, tales individuos no deja(-)ron de preguntar y examinar una vez que hu(-)bieron aceptado el cristianismo; de ahí que le plantearan a Pablo un abanico de problemas más variado que cualquier otra Iglesia. En particular acogieron otras visiones del cristia(-)nismo y compitieron entre sí por el prestigio espiritual.
(Judge, E. A., The Social Pattern of Christian Groups in the First Century [Londres 1960]. Meeks, W. A., The First Urban Christians [New Haven 1983] [trad. esp.: Los primeros cristianos urbanos, Sala(-)manca 1988]. Theissen, G., The Social Setting of Pau(-)line Christianity.)
8 (III) Fecha y lugar de origen. Pablo mismo nos dice que 1 Cor se escribió en pri(-)mavera desde Éfeso (16,8), pero existe cierta discusión acerca del año. Las fechas que se su(-)gieren van del 52 al 57 d.C., aunque la mayo(-)ría se decanta por una fecha próxima al punto medio de ese lapso temporal. Si se tiene en cuenta el conjunto de las complejas relaciones de Pablo con los corintios, la fecha más pro(-)bable es la primavera del 54 d.C. (véanse ade(-)más Barrett, Furnish, Georgi, KINT 2. 120-126; pero ® Pablo, 79:41). La autenticidad de 1 Cor no es objeto de discusión.
9 (IV) Ocasión y finalidad. 1 Cor es una compleja reacción ante dos series de datos re(-)lativos a la situación en Corinto. En una carta (7,1), probablemente llevada por Estéfanas y algunos más (16,17), los corintios llamaban la atención de Pablo sobre varios problemas acerca de los cuales deseaban su consejo. Tal información oficial se vio complementada por los comentarios orales. Los de Cloe (1,1), a su regreso a Éfeso de un viaje de negocios reali(-)zado a Corinto, contaron a Pablo aquellos as(-)pectos de la vida de la Iglesia de allá que les sorprendieron, pero que al parecer no resulta(-)ban problemáticos para los corintios. Estas observaciones permitieron a Pablo ver ciertos errores básicos en el modo en que los corintios entendían la comunidad cristiana. En conse(-)cuencia, situó la respuesta a las preguntas que éstos le hacían en el marco de un esfuerzo por llevarlos a una verdadera comprensión de la vida auténtica en Cristo.
10 (V) Esquema. Los contenidos de 1 Cor se organizan del modo siguiente:
(I) Introducción: saludo y acción de gracias (1,1-9)
(II) Parte primera: divisiones en la comunidad (1,10-4,21)
(A) Grupos rivales en la comunidad (1,10-17)
(B) Dios tiene criterios diferentes (1,18-31)
(C) El poder de la predicación de Pablo (2,1-5)
(D) La verdadera sabiduría y el lenguaje del amor (2,6-3,4)
(E) La actitud correcta respecto a los pas(-)tores (3,5-4,5)
(F) Aplicación a los corintios (4,6-13)
(G) La visita de Timoteo (4,14-21)
(III) Parte segunda: la importancia del cuerpo (5,1-6,20)
(A) Un caso de incesto (5,1-8)
(B) Aclaración de un malentendido (5,9-13)
(C) Pleitos entre cristianos (6,1-11)
(D) Promiscuidad sexual (6,12-20)
(IV) Parte tercera: respuestas a las preguntas de los corintios (7,1-14,40)
(A) Problemas relativos a la condición so(-)cial (7,1-40)
(a) Relaciones sexuales en el matrimo(-)nio (7,1-9)
(b) Matrimonio y divorcio (7,10-16)
(c) Cambios de condición social (7,17-24)
(d) Cambios de estado civil (7,25-40)
(B) Problemas derivados del entorno paga(-)no (8,1-11,1)
(a) Alimentos ofrecidos a los ídolos (8,1-13)
(b) Pablo renuncia a sus derechos (9,1-27)
(c) Los peligros del exceso de confian(-)za (10,1-13)
(d) La trascendencia de los gestos so(-)ciales (10,14-22)
(e) Los escrúpulos de los débiles (10,23-11,1)
(C) Problemas en las asambleas litúrgicas (11,2-14,40)
(a) La indumentaria en las asambleas litúrgicas (11,2-16)
(b) La eucaristía (11,17-34)
(c) Los dones del Espíritu (12,1-11)
(d) El cuerpo necesita muchos miem(-)bros (12,12-31)
(e) El amor, el don más grande (13,1-13)
(f) La profecía es más importante que las lenguas (14,1-25)
(g) Orden en el uso de los dones espi(-)rituales (14,26-40)
(V) Parte cuarta: la resurrección (15,1-58)
(A) El credo de la Iglesia (15,1-11)
(B) Las consecuencias de tesis diferentes (15,12-28)
(a) La tesis de los corintios (15,12-19)
(b) La tesis de Pablo (15,20-28)
(C) Argumentos ad hóminem en favor de la resurrección (15,29-34)
(D) El cuerpo resucitado (15,33-49)
(E) La necesidad de transformación (15,50-58)
(VI) Conclusión (16,1-24)
(A) La colecta para Jerusalén (16,1-4)
(B) Los planes de viaje de Pablo (16,5-9)
(C) Algunas recomendaciones (16,10-18)
(D) Saludos finales (16,19-24)