Las cartas pastorales
Robert A. Wild, S. J.

BIBLIOGRAFIA

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INTRODUCCION

2 (I) Nombre, destinatarios, orden de las cartas y situación. La razón de que 1 Tim, 2 Tim. y Tit. se hayan denominado desde el s. XVIII «cartas pastorales» es doble: estas car(-)tas son los únicos documentos del NT dirigi(-)dos a «pastores» de comunidades cristianas, y se ocupan de la vida y costumbres de la Iglesia (o sea, de la teología «pastoral»).
3 Sus destinatarios aparentes, Timoteo y Tito, fueron dos de los más estrechos colabora(-)dores de Pablo. Según Hch. 16,1-3, Timoteo, nacido de un matrimonio mixto judío-pagano, se hizo cristiano en un determinado momento y empezó a seguir a Pablo tras encontrarse con él en Listra. Timoteo desempeñó la función de representante de Pablo en misiones a Tesalónica (1 Tes. 3,2.6), Corinto (1 Cor. 4,17; 16,10-11) y probablemente también Filipos (Flp. 2,19-23). Estuvo en estrecho contacto con Pablo duran(-)te el encarcelamiento de éste en Éfeso (Flm. 1) y también estaba con él en Corinto cuando se escribió Rom. (Rom. 16,21). Se le menciona co(-)mo coautor de cuatro de las cartas auténticas de Pablo (2 Cor. 1,1; Flp. 1,1; 1 Tes. 1,1; Flm. 1). (También se menciona a Timoteo en Hch. 17,14-15; 18,5; 19,22; 20,4; Col 1,1; 2 Tes. 1,1; y Heb. 13,23). Tito, gentil convertido, acudió con Pablo a la conferencia de Jerusalén (ca. 49 d.C.); posteriormente, Pablo afirmó que por aquel entonces se había negado a hacerlo cir(-)cuncidar (Gál. 2,1.3-5). Tito llevó más tarde a cabo una misión delicada en Corinto, encami(-)nada a arreglar las relaciones entre Pablo y aquella comunidad (2 Cor. 12,18; 2,13; 7,6-7.13-16); más tarde desempeñó allí la función de de(-)legado de Pablo para recoger la colecta desti(-)nada a Jerusalén (2 Cor. 8,6.16-24).
4 La secuencia actual de las pastorales, 1 Tim -2 Tim Tit, casi con seguridad no es la original, sino que se debe, probablemente, a la esticometría: en una agrupación dada de tex(-)tos, los que tienen más stichoi o líneas prece(-)den a los que tienen menos (p.ej., 1-3 Jn). Puesto que 2 Tim adopta la forma de testa(-)mento y última voluntad espiritual, y predice la inminente muerte de Pablo (2 Tim 4,6-8), debió de ser en otro tiempo la carta final. Pe(-)se a su brevedad, Tit. posee un saludo (Tit. 1,1-4) de 65 palabras de extensión. De las epísto(-)las del NT, sólo Rom. y Gál. tienen saludos más largos (Rom. 1,1-7; Gál. 1,1-5). Esto hace pen(-)sar que Tito fue pensada como la primera car(-)ta del corpus de pastorales, conclusión que se ve reforzada por la observación de que 1 Tim. no tiene sección conclusiva propiamente di(-)cha, de manera que facilita el paso a 2 Tim. Las pastorales, por tanto, originariamente se leyeron en este orden: Tit. -1 Tim. -2 Tim.
5 La secuencia narrativa original de las pastorales (para su valor histórico real, ?13 infra) supone un lapso de tiempo de al menos dos años. Se indica que Pablo ha dejado Creta (Tit. 1,5) , al parecer para viajar a Éfeso. El plan de Pablo de enviar tal vez a Tíquico a Creta (Tit. 3,12) implica ese destino efesino, pues ese co(-)laborador del apóstol está normalmente aso(-)ciado en el NT con Asia Menor y con Éfeso (Hch. 20,4; Col 4,7; 2 Tim 4,12). Pablo fue des(-)pués al norte y al oeste, hacia Macedonia -1 Tim se presenta como enviada en ese momento (1 Tim 1,3)y después todavía más al oeste ha(-)cia Nicópolis, en el Épiro, donde se proponía pasar un invierno (Tit 3,12). Desde allí fue (con Tito; véase Tit. 3,12; 2 Tim 4,10) a Roma. En es(-)ta ciudad se le unieron también otros (2 Tim. 4,10-12) antes o durante el tiempo de su encar(-)celamiento y juicio (2 Tim 4,16-18, etc.). Noti(-)cias de la desgracia de Pablo llegaron entonces a Éfeso; muchos de allí lo abandonaron (2 Tim. 1,15), pero Onesíforo dejó a su familia y se reu(-)nió con su maestro en Roma (2 Tim 1,17). 2 Tim cuenta que Pablo había mandado reciente(-)mente a Tíquico -que había llegado hasta él (¿procedente de Creta?, ¿de Éfeso?) de vuelta a Éfeso (2 Tim 4,12). También en 2 Tim Pablo pedía a Timoteo que fuera rápidamente a Ro(-)ma pasando por Tróade antes de que se echara encima el invierno (2 Tim. 4,9.13.21). En las pastorales se mencionan claramente dos in(-)viernos. Todo este ir y venir de viajes por el Me(-)diterráneo requiere el paso de al menos otro in(-)vierno en el orden del tiempo narrativo, y por tanto un lapso total de dos años o más.
(Quinn, J., «Paul's Last Captivity», Studia Bíblica 1978 [JSOTSup 3, Sheffield 1980] 289-99.)
6 (II) Autoría. Si Pablo fuera el verdadero autor de las pastorales, sería preciso encajar la reconstrucción cronológica antes indicada den(-)tro de la historia completa de la vida del após(-)tol. Sin embargo, aunque no existe completa unanimidad en la cuestión, desde principios del s. XIX muchísimos exegetas han sostenido que estas cartas son las creaciones seudónimas de un seguidor tardío de Pablo. Los argumentos parecen bastante convincentes. Aunque muy se(-)mejantes entre sí en vocabulario, usos gramati(-)cales y estilo, 1-2 Tim. y Tit. divergen marcada(-)mente en todos estos aspectos en relación con las cartas indudablemente auténticas de Pablo. Numerosos términos teológicos clave utilizados en las pastorales no aparecen en Pablo (p.ej., «piedad», «buena conciencia», «epifanía», «en(-)señanza sólida», «afirmación cierta»), y muchas palabras importantes de los escritos de Pablo no se encuentran en las pastorales ni siquiera donde cabría esperarlo (p.ej., «cuerpo» [de Cris(-)to, etc.], «cruz», «libertad», «alianza»). La au(-)sencia colectiva de estos términos resulta sor(-)prendente. Además, como grupo, las pastorales contienen un número muy elevado de palabras que no se encuentran en ningún otro lugar del corpus paulino ni del NT. Es muy importante señalar la divergencia entre Pablo y las pastora(-)les en el uso de diversos adv., conjunciones y partículas gr. comunes y recurrentes, pues tales rasgos lingüísticos están menos sujetos a con(-)trol consciente. Por ejemplo, el modo en que las pastorales utilizan kai, «y», difiere considera(-)blemente del uso típico de Pablo. Sobre todo, mientras que por lo general Pablo era partida(-)rio de un estilo apasionado y explosivo, salpica(-)do de pensamientos intercalados y sentencias inacabadas, las pastorales son mucho más for(-)males y contenidas. Presentan a Pablo explican(-)do cuestiones básicas en un lenguaje más bien severo a viejos compañeros a los que acaba de dejar (1 Tim 1,3; Tit 1,5) y a los que en breve vol(-)verá a ver (1 Tim 3,14; Tit 3,12), fenómeno este que no puede menos de considerarse extraño si de hecho fue Pablo su autor.
7 Quienes defienden la autenticidad de las pastorales ofrecen varias explicaciones de estos rasgos. Unos señalan que la avanzada edad de Pablo y sus sufrimientos en la cárcel dan razón de los cambios. Sin embargo, según los cálculos habituales adoptados por los de(-)fensores de la autenticidad, estas cartas se ha(-)brían compuesto no más de cinco años des(-)pués de Rom. Esto hace difícil explicar todas las divergencias, esp. los cambios gramatica(-)les y sintácticos, basándose en tales factores psicológicos.
Más popular, por tanto, ha sido la hipótesis de que Pablo le dijo a un secretario qué temas deseaba tratar y le confió el trabajo de com(-)poner propiamente las tres cartas (? Cartas del NT, 45:19-20). Sin embargo, cuando Pablo hacía uso de secretarios (véanse 16,22; 1 Cor. 16,21; Gál. 6,11-18), su estilo propio y caracte(-)rístico permanecía inalterado. Si un secreta(-)rio compuso las pastorales -estas cartas como tales no hacen alusión alguna a tal persona-, Pablo le otorgó una libertad inusitada. Ade(-)más, Pablo habría tenido que hacer uso del mismo secretario tanto en el este como en Ro(-)ma a lo largo de todo el período de tiempo re(-)querido para la composición de las pastorales, pues estas tres cartas poseen una notable co(-)herencia estilística. Este tipo de teoría del se(-)cretario, hipótesis poco probable en el mejor de los casos, termina siendo de cualquier mo(-)do muy similar a la teoría del autor seudóni(-)mo propiamente dicha.
8 Las pastorales no encajan bien dentro del marco biográfico de la vida de Pablo, y por tanto también resultan sospechosas a ese res(-)pecto (? Pablo, 79:49-51). Todos coinciden en que no se puede establecer correlación alguna entre el encarcelamiento romano de 2 Tim y el de Hch. 28. Pablo debió de ser liberado de ese encarcelamiento anterior, debió de regresar a Creta y Éfeso (1 Tim. y Tit.) y luego volvió a Ro(-)ma, donde fue de nuevo metido en la cárcel (2 Tim.) y finalmente ejecutado. Sin embargo, Pa(-)blo habló sólo de ir a España y dio claramen(-)te a entender que su obra en el este estaba completada (Rom. 15,17-29). Además, el estre(-)cho paralelismo hallado en Lc-Hch. entre el viaje de Jesús a Jerusalén para sufrir su cruci(-)fixión y el viaje de Pablo a Roma parece supo(-)ner que los viajes de éste también le habían conducido a la muerte.
Las pastorales presentan además un orden eclesial mucho más desarrollado que el que se encuentra en las cartas indudablemente au(-)ténticas de Pablo, una expectativa algo menos clara de un eschaton inminente y una cristolo(-)gía que hacía hincapié en el nacimiento y re(-)surrección de Jesús, pero no en su crucifixión (al menos no tanto como en Pablo). Aunque ciertamente se produjeron circunstancias nue(-)vas dentro del cristianismo incluso en vida de Pablo, cambios como éstos, considerados en su conjunto, parecen hablar de un período posterior a la época de Pablo como tal. Véase Brox, Pastoralbriefe 22-60; Hanson, Pastoral Epistles 2-11.
9 (III) Finalidad de las cartas. Aunque escritas por otra persona bajo el nombre de Pablo, las pastorales no son «falsificaciones». Dentro de la tradición filosófica grecorroma(-)na, la redacción de epístolas seudónimas era una tradición de mucha raigambre. Con ella, el autor intentaba extender el pensamiento de su maestro intelectual a los problemas de una época posterior. El autor venía a decir, de he(-)cho: «El maestro seguramente habría dicho esto si se hubiera visto enfrentado a esta serie de problemas o cuestiones». Es bastante pro(-)bable que los lectores originales de las pasto(-)rales supieran muy bien que el autor «real» no era Pablo en persona, y que las cartas repre(-)sentaban un esfuerzo por extender su herencia a una generación posterior (? Canonicidad, 66:87-89).
Aunque la palabra philosophia no aparece en las pastorales, el vocabulario, la manera de argumentar, la tendencia parenética y el estilo general de estas cartas las sitúan claramente dentro del entorno general del discurso filosó(-)fico grecorromano. El autor de las pastorales ve el cristianismo paulino como la única ver(-)dadera filosofía o modo de vida. Llama a to(-)dos los dirigentes eclesiales y, por extensión, a todos los cristianos (nótese la fórmula de ben(-)dición en pl. al final de cada carta) a un reno(-)vado compromiso y entusiasmo por esta ense(-)ñanza. Lo que Pablo dijo e hizo se propone como la ejemplificación de este modo de vida; de hecho, las pastorales no hacen referencia a la existencia de ningún otro apóstol. Quienes se oponen a Pablo y su evangelio -1 y 2 Tim en particular entran en polémica con tales maes(-)tros heréticosson tratados de «sofistas», y gran parte del lenguaje utilizado contra ellos son invectivas corrientes que también se en(-)cuentran en diversos escritos filosóficos con(-)temporáneos.
10 Sólo aquellos rasgos de la polémica de las pastorales que no son de carácter común servirán para determinar de qué herejía o he(-)rejías se trata. Los adversarios se daban a sí mismos el nombre de «maestros de la ley» (1 Tim. 1,7), y el autor de las pastorales les ataca(-)ba como instigadores de «disputas legales» (Tit. 3,9) y defensores de «mandamientos de hombres» (Tit. 1,14). También estaban intere(-)sados en «fábulas judaicas» (Tit. 1,14; véase 1 Tim. 1,4). Pero, aunque estos rasgos apuntan a alguna forma aberrante de cristianismo judío, hay otros elementos que no se ajustan igual de bien a esa imagen: el fomento de un ascetismo extremista que se oponía al matrimonio y exi(-)gía la abstinencia de alimentos (1 Tim. 4,3-5), la creencia en que la resurrección de los cre(-)yentes era ya un hecho consumado (2 Tim. 2,18) y un interés por las «genealogías» (Tit. 3,9). Dado que tales inquietudes se encuentran en el gnosticismo del s. II, algunos especialis(-)tas han supuesto que el autor de las pastorales estaba luchando contra algún tipo de cristia(-)nismo judío de tendencia gnóstica. Pero, dado que esos mismos gnósticos del s. II tenían una opinión muy negativa de la ley y del Dios (in(-)ferior) que la dio, es más probable que el au(-)tor de las pastorales estuviera interesado en varias herejías diferentes o, si no, que deseara ofrecer una especie de ataque universal contra la herejía en general. En cualquier caso, no te(-)nía ningún interés en refutar tales enseñanzas, sino sólo en señalar su necedad.
11 Lo que el autor de las pastorales pre(-)tendía era instar a los dirigentes de la Iglesia a valorar y mantener la estructura y orden eclesial y social. Para él, el verdadero cristianismo (es decir, el paulino) no era un movimiento contracultural afín al cinismo primitivo. Con(-)servaba, más bien, el valor fundamental de la sociedad romana, la eusebeia, «piedad», es de(-)cir, el debido mantenimiento de las relaciones correctas entre la esfera divina y la humana y entre los diversos órdenes de la sociedad hu(-)mana. Tanto el modo en que el autor com(-)prendía la intención salvífica de Dios («Dios quiere que todos los hombres se salven» [1 Tim. 2,3-4]), como su interés por resistir a la herejía y la división, le empujaban en esta di(-)rección. Imaginaba él el cristianismo como un movimiento universal y plenamente unificado que realizaba las aspiraciones más hondas de la cultura contemporánea de armonía cívica y familiar.
Tanto Tit. como 1 Tim. exponen de manera bastante repetida procedimientos para el mantenimiento correcto de la «casa de Dios», la Iglesia (1 Tim 3,15). Algunos sostienen que las reglas de Tit. tal vez fueran dirigidas a Igle(-)sias más recientes, y las de 1 Tim. a comunida(-)des más asentadas. Aunque ésta sigue siendo una posible razón de la repetición en ambas cartas, la diferencia más clara entre estos tex(-)tos estriba en las motivaciones teológicas que proponen. Tit. hace hincapié en el tema de la salvación -las palabras «salvador» y «salva(-)ción» aparecen con frecuencia-, mientras que 1 Tim. defiende con energía la bondad de la en(-)tera creación de Dios (1 Tim. 4,1-5). Como «testamento» espiritual, 2 Tim. propone a Pa(-)blo como modelo para todos los maestros que intentan transmitir la tradición paulina.
(Foerster, W., «Eusebeia in den Pastoralbriefen», NTS 5 [1958-59] 213-18. Johnson, L,, «II Timothy and the Polemic Against False Teachers», JRelS 6-7 [1978-79] 1-26. Karris, R. J., «The Background and Significance of the Polemic of the Pastoral Epis(-)tles», JBL 92 [1973] 549-64. Quinn, J., «Parenesis and the Pastoral Epistles», De la Tórah au Messie [Fest. H. Cazelles, ed. M. Carrez et al., París 1981] 459-501. Wilken, R., The Christians as the Romans Saw Them [New Haven 1984] 48-67.)
12 (IV) Tiempo y lugar de composi(-)ción. Desde el punto de vista geográfico, las pastorales centran su atención en las Iglesias cristianas de la zona del Egeo, y especialmen(-)te en Asia Menor. Esto ha llevado a muchos es(-)pecialistas a suponer que las pastorales tuvie(-)ron su origen en algún lugar de esta región, quizá en Éfeso.
Las fechas propuestas para estas cartas, sin embargo, abarcan un arco temporal muy am(-)plio (ca. 60 d.C.-160 d.C.). Tanto el desarrolla(-)do orden eclesial que se encuentra en las pas(-)torales (ritual de ordenación; reglas para el nombramiento de obispos, diáconos y viudas; etc.), como el uso de un lenguaje sacado (casi con certeza a través de fuentes judías) de la fi(-)losofía grecorromana contemporánea hacen pensar en una fecha más tardía que temprana. Parece, sin embargo, pese a Tit. 1,7, que to(-)davía no conocen el episcopado monárquico, institución que ya existía en algunas de las Iglesias de Asia Menor cuando Ignacio de Antioquía les escribió sus cartas (ca. 110 d.C.). En resumidas cuentas, una fecha de composi(-)ción algo anterior o en tomo al año 100 d.C. parece una conjetura razonablemente sólida.
13 (V) Fuentes utilizadas. El autor de las pastorales ciertamente utilizó los escritos de su maestro, Pablo, aunque no es seguro que cono(-)ciera todas sus cartas. Las pastorales ofrecen numerosas alusiones claras a Rom. y 1 Cor. y posiblemente contienen una referencia o dos a Flm. Tit. 3,3-7 hace uso de Ef. 2,3-12 o de una tradición estrechamente relacionada con ese texto. Hay muchas alusiones y citas de la Es(-)critura (es decir, del AT), y 1 Tim. 2,11-14 hace uso de un razonamiento amplio basado en Gn. 2-3. En un momento dado se cita directamente un dicho proverbial del sabio pagano Epiménides de Creta (Tit 1,12). Además, las pastorales citan -a menudo con la fórmula «Es cierta esta afirmación»diversos fragmentos de himnos y credos, dichos tradicionales, etc.
Un texto cristiano del s. II, Hechos de Pablo y Tecla (en lo sucesivo HchPyT), comparte con 2 Tim. en una medida considerablemente gran(-)de buen número de personajes y un marco geo(-)gráfico común (? Apócrifos, 67:54). Además, las pastorales se oponen precisamente al tipo de enseñanza atribuido a Pablo por HchPyT, la exigencia de que todos los cristianos se absten(-)gan del matrimonio y practiquen un ascetismo riguroso. Aunque hay diversas razones que ha(-)cen improbable que ninguno de esos textos uti(-)lizara al otro como fuente directa, el autor de las pastorales probablemente echó mano de tradiciones empleadas también por HchPyT. Éstas representaban una perspectiva sobre la enseñanza de Pablo que se había desarrollado a lo largo de un período de tiempo. Lo que se estaba produciendo, por tanto, era una lucha por la herencia paulina. Con el uso de estas tradiciones, el autor de las pastorales señalaba que era consciente de esta opinión rival sobre Pablo, opinión que después pasaría a rechazar como inauténtica.
Las numerosas referencias biográficas a Pa(-)blo encontradas en las pastorales han llevado a algunos a suponer que estas cartas contie(-)nen secciones sacadas de cartas de Pablo per(-)didas en la actualidad (= la llamada hipótesis de los fragmentos). Formulada de esta mane(-)ra, esta teoría es difícil de mantener, puesto que el estilo de las pastorales es coherente en toda su extensión. Por tanto, los puntos inicia(-)les y finales de esos supuestos textos de fuen(-)tes no se pueden detectar. Es probable, sin em(-)bargo, que el autor de las pastorales echara mano de tradiciones que él conocía relativas a Pablo, pero no recogidas en otras fuentes del NT. Su interés, sin embargo, no era corregir las versiones existentes de la biografía pauli(-)na, sino elaborar una imagen de Pablo teoló(-)gicamente útil, y para alcanzar ese fin empleó las tradiciones biográficas que poseía, fueran históricamente exactas o no. Dado que la bio(-)grafía está constantemente al servicio de fines teológicos, y no históricos, es difícil evaluar el valor histórico de la información proporciona(-)da en las pastorales. Parte de ella tal vez con(-)tenga recuerdos auténticos de las actividades de Pablo.
(Brox, N., «Zu den persónlichen Notizen der Pas(-)toralbriefe», BZ 13 [1969] 76-94. Collins, R., «The Image of Paul in the Pastorals», LTP 31 [1975] 147-73. Lindemann, A., Paulus im atiesten Christentum [BHT 58, Tubinga 1979] 134-49. MacDonald, D,, The Legendand the Apostle [Filadelfia 1983], Trummer, R, «Mantel und Schriften (2 Tim 4,13)», BZ 18 [1974] 193-207; Paulustradition. Wild, R. A., «Portraits of Paul Created by Some of His Early Christian Admirers», Chicago Studies 24 [1985] 273-89.)




COMENTARIO A TITO

14 Esquema. La carta a Tito se puede es(-)quematizar de la manera siguiente:
(I) Dirección y saludo (1,1-4)
(II) Dirigentes para la Iglesia de Creta (1,5-9)
(A) La tarea encomendada a Tito (1,5)
(B) Cualidades requeridas del presbítero (1,6-9)
(III) Enseñanza falsa y enseñanza verdadera (1,10-3,8)
(A) La índole de los falsos maestros (1,10-16)
(B) Lo que ha de enseñar el verdadero maes(-)tro (2,1-3,8)
(a) Deberes cristianos en la casa (2,1-15)
(i) La encomienda básica (2,1)
(ii) Deberes de los miembros de la casa (2,2-10)
(iii) Razón: la actuación salvadora de Dios (2,11-14)
(iv) La encomienda básica repeti(-)da (2,15)
(b) Deberes cristianos en la sociedad (3,1-8)
(i) Deberes (3,1-2)
(ii) Razón: la actuación salvadora de Dios (3,3-8)
(IV) Se han de evitar contiendas y divisiones (3,9-11)
(V) Cuestiones prácticas y bendición conclusi(-)va (3,12-15)