II Crónicas  26, 16-21

Pero en la plenitud de su poder el orgullo lo llevó a la perdición y se rebeló contra el Señor º, su Dios, entrando al Templo del Señor para quemar incienso en el altar del incienso. Tras él entró el sacerdote Azarías, acompañado de ochenta valerosos sacerdotes del Señor, que se enfrentaron al rey Ozías y le dijeron: — Ozías, no te corresponde a ti quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, consagrados para ello. Sal del santuario, porque has pecado y no mereces tal honor del Señor Dios. Ozías con el incensario en la mano se encolerizó contra los sacerdotes y en ese momento le salió lepra en la frente allí mismo, ante los sacerdotes, en pleno Templo, junto al altar del incienso. º Cuando el sumo sacerdote Azarías y los demás sacerdotes lo miraron y se dieron cuenta de que tenía lepra en la frente, lo echaron inmediatamente de allí, y él mismo se apresuró a salir, consciente de que el Señor lo había castigado. El rey Ozías siguió leproso hasta el día de su muerte, por lo que tuvo que vivir apartado en una casa, pues como leproso tenía prohibida la entrada en el Templo del Señor º. Su hijo Jotán quedó al frente del palacio y gobernaba al pueblo. º
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