Ezequiel  31, 10-18

Por eso, así dice el Señor Dios: Por haberse elevado sobre su talla, haber mecido su copa entre las nubes y haber henchido su corazón de orgullo, lo he puesto en manos de la nación más eminente, para que lo trate conforme a su maldad. Después de haberlo desechado yo, lo talaron los extranjeros más crueles y lo tiraron por los montes. Sus ramas quedaron esparcidas por todas las colinas; su follaje quedó desgajado por todos los barrancos; los pueblos de la tierra huyeron de su sombra, dejándolo tirado. Sobre sus restos se reunieron todas las aves del cielo; pisotearon sus ramas todas las bestias del campo º. Así no se enorgullecerán de su talla los árboles plantados junto al agua ni mecerán su copa entre las nubes; y ningún árbol bien regado se elevará por encima de su altura. º Pues todos están destinados a la muerte, a bajar a lo profundo de la tierra, mezclados con los seres humanos, con todos los que bajan a la fosa. º Esto dice el Señor Dios: El día que [el cedro] bajó al reino de los muertos º, hice que el abismo hiciera duelo por él, detuve sus corrientes y cesaron sus caudalosas aguas; en su memoria, cubrí de luto al Líbano y por él languidecieron los árboles del campo. Hice temblar a las naciones con el estruendo de su caída, cuando lo precipité al reino de los muertos junto con los que bajan a la fosa. En el mundo subterráneo se consolaron todos los árboles de Edén, lo más selecto y hermoso del Líbano, todos los árboles bien regados. También estos bajaron con él al reino de los muertos, donde están los muertos a espada, los que constituían su poder º y habitaban a su sombra en medio de las naciones. ¿A cuál de entre los árboles del bosque te pareces por tu importancia y tu grandeza? También a ti te obligarán a descender al mundo subterráneo, entre incircuncisos, junto con los árboles de Edén, y yacerás con los muertos a espada. Se trata del faraón y de todo su ejército —oráculo del Señor Dios—.
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