Josué 10, 16-27

Muerte de los cinco reyes

Los cinco reyes derrotados huyeron y se escondieron en la cueva de Maquedá. Y se informó a josué: — Han sido descubiertos los cinco reyes; están escondidos en la cueva de Maquedá. josué ordenó: — Hagan rodar unas piedras grandes hasta la boca de la cueva y custódienla con algunos efectivos. Y ustedes muévanse y persigan a sus enemigos; córtenles la retirada y no los dejen entrar en las ciudades de ellos, porque el Señor Dios de ustedes los ha entregado en sus manos. Cuando josué y los israelitas los derrotaron totalmente, hasta acabar con ellos, los que lograron escapar se refugiaron en las plazas fuertes. Todo el pueblo regresó sano y salvo al campamento de josué, en Maquedá. Y no hubo quien se atreviera a oponerse º a los israelitas. Dijo entonces josué: — Abran la boca de la cueva y sáquenme de ella a esos cinco reyes. Así lo hicieron: sacaron de la cueva a los cinco reyes: al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis y al rey de Eglón. Una vez fuera, se los presentaron a josué que convocó a todos los israelitas y dijo a los capitanes de tropa que lo acompañaban: — Acérquense y pongan sus pies sobre la nuca º de esos reyes. Ellos se acercaron y pusieron los pies sobre las nucas de los reyes. josué añadió: — Sean decididos y valientes; no tengan miedo ni se acobarden, pues así tratará el Señor a todos los enemigos contra los que tienen que combatir. º Acto seguido, josué los hirió de muerte y los mandó colgar de cinco árboles, permaneciendo así hasta el atardecer. Al ponerse el sol, josué ordenó que los descolgaran de los árboles y los arrojaran a la cueva en la que se habían ocultado. A la boca de la cueva pusieron unas grandes piedras que allí están todavía hoy. º
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