Mateo 13, 14-58

Así que en ellos se cumple lo que dijo el profeta Isaías: º Ustedes escucharán, pero no entenderán; mirarán, pero no verán. Porque el corazón de este pueblo está embotado. Son duros de oído y tienen cerrados los ojos, de modo que sus ojos no ven, sus oídos no oyen y su corazón no entiende; y tampoco se convierten para que yo los cure º. º En cuanto a ustedes, felices sus ojos por lo que ven y sus oídos por lo que oyen. º Les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes están viendo, y no lo vieron, y oír lo que ustedes están oyendo, y no lo oyeron.

Explicación de la parábola del sembrador

(Mc 4:13-20; Lc 8:11-15)

Escuchen, pues, lo que significa la parábola del sembrador: Hay quien oye el mensaje del Reino, pero no le presta atención; llega el maligno y le arranca lo que tenía sembrado en el corazón; es como la semilla que cayó al borde del camino. Hay quien es como la semilla que cayó en terreno pedregoso: oye el mensaje y de momento lo recibe con alegría; pero no tiene raíces y es voluble; así que, cuando le llegan pruebas o persecuciones a causa del propio mensaje, al punto sucumbe º. Hay quien es como la semilla que cayó entre cardos: oye el mensaje, pero los problemas de la vida y el apego a las riquezas lo ahogan y no le dejan dar fruto. º Pero hay quien es como la semilla que cayó en tierra fértil: oye el mensaje, le presta atención y da fruto al ciento, al sesenta o al treinta por uno.

Parábola de la cizaña y el trigo

Jesús les contó después esta otra parábola: — El reino de los cielos º puede compararse a un hombre que había sembrado buena semilla en su campo. Pero mientras todos dormían, llegó su enemigo, sembró cizaña º entre el trigo y se marchó. Cuando el trigo germinó y se formó la espiga, apareció también la cizaña. Los criados se dirigieron entonces al amo del campo y le dijeron: “Señor, ¿cómo es que hay cizaña en el campo, si la semilla que sembraste era buena?”. El amo les contestó: “Alguien que no me quiere bien ha hecho esto”. Los criados le propusieron: “Si te parece, iremos a arrancar la cizaña”. Pero él les dijo: “No lo hagan ahora, no sea que, por arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta el tiempo de la siega. Entonces encargaré a los segadores que corten primero la cizaña y la aten en manojos para quemarla, y que luego guarden el trigo en mi granero”.

Parábolas de la mostaza y la levadura

(Mc 4:30-32; Lc 13:18-21)

También les contó Jesús esta otra parábola: — El reino de los cielos puede compararse al grano de mostaza º que el labrador siembra en el campo. º Se trata, por cierto, de la más pequeña de todas las semillas, pero luego crece más que las otras plantas y llega a hacerse como un árbol, hasta el punto de que en sus ramas anidan los pájaros. º También les dijo: — El reino de los cielos puede compararse a la levadura que toma una mujer y la mezcla con tres medidas de harina para que fermente toda la masa. º

Jesús y las parábolas

(Mc 4:33-34)

Jesús expuso todas estas cosas en parábolas a la gente, y sin parábolas no les decía nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta: Hablaré utilizando parábolas; pondré de manifiesto cosas que han estado ocultas desde el principio del mundo. º

Explicación de la parábola de la cizaña

Después de esto, Jesús se despidió de la gente y entró en casa º. Sus discípulos se le acercaron y le dijeron: — Explícanos lo que significa la parábola de la cizaña en el campo. º Él les respondió: — El labrador que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre º, y el campo es el mundo. La buena semilla representa a los que pertenecen º al Reino, y la cizaña representa a los que pertenecen al diablo. º El enemigo del dueño, aquel que sembró la cizaña, es el diablo; la siega º representa el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Del mismo modo que se recoge la cizaña y se hace una hoguera con ella, así sucederá al fin del mundo. º El Hijo del hombre enviará entonces a sus ángeles, y ellos recogerán de su reino a todos los que son causa de pecado y a los que hacen el mal, º y los arrojarán al horno encendido *, donde llorarán y les rechinarán los dientes º. º Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. Quien pueda entender esto, que lo entienda. º

Parábolas del tesoro, la perla y la red

El reino de los cielos puede compararse a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo; luego, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo. También puede compararse el reino de los cielos a un comerciante que busca perlas finas. Cuando encuentra una de mucho valor, va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos puede compararse también a una red lanzada al mar, que se llena de toda clase de peces. Cuando la red está llena, los pescadores la arrastran a la orilla y se sientan a seleccionarlos: ponen los buenos en cestos y desechan los malos. Así sucederá al fin del mundo: los ángeles saldrán a separar a los malos de los buenos. Y arrojarán a los malos al horno encendido donde llorarán y les rechinarán los dientes º. º

Conclusión del discurso en parábolas

[Jesús les preguntó º:] — ¿Han entendido todo esto? Ellos contestaron: — Sí. Y él añadió: — Cuando un maestro de la ley se hace discípulo del reino de los cielos, viene a ser como un amo de casa que de sus pertenencias saca cosas nuevas y cosas viejas.

Jesús rechazado en Nazaret

(Mc 6:1-6; Lc 4:16,22-24)

Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas º, marchó de allí º y se fue a su pueblo * donde se puso a enseñar en su sinagoga º, de tal manera que la gente no salía de su asombro y se preguntaba: — ¿De dónde le vienen a este los conocimientos que tiene y los milagros que hace? ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No es María su madre, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? º Y sus hermanas, ¿no viven todas ellas entre nosotros? ¿De dónde ha sacado todo eso? Así que estaban desconcertados a causa de Jesús. Por eso les dijo: — Sólo en su propia tierra y en su propia casa menosprecian a un profeta. º Y a causa de su falta de fe, no hizo allí muchos milagros.
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