Genesis 20, 3-5

Pero vino Dios a Abimélec en un sueño nocturno y le dijo: «Date muerto por esa mujer que has tomado, pues está casada.» Abimélec, que no se había acercado a ella, dijo: «Señor, ¿es que asesinas a la gente aunque sea honrada? ¿No me dijo él a mí: “Es mi hermana”, y ella misma dijo: “Es mi hermano”? Con corazón íntegro y con manos limpias he procedido.»
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