Genesis 26, 15-29


Los pozos entre Guerar y Berseba.
Todos los pozos que habían cavado los siervos de su padre —en tiempos de su padre Abrahán— los habían cegado los filisteos, llenándolos de tierra. Entonces Abimélec dijo a Isaac: «Apártate de nuestro lado, porque te has hecho mucho más poderoso que nosotros.» Isaac se fue de allí y acampó en la vaguada de Guerar, estableciéndose allí. Isaac volvió a cavar los pozos de agua que habían cavado los siervos de su padre Abrahán, y que los filisteos habían cegado después de la muerte de Abrahán, y les puso los mismos nombres que les había puesto su padre.
Cavaron los siervos de Isaac en la vaguada y encontraron allí un pozo de aguas vivas. Pero riñeron los pastores de Guerar con los pastores de Isaac, diciendo: «El agua es nuestra.» Él llamó al pozo Ésec, ya que se habían querellado con él. Excavaron otro pozo, y también riñeron por él: lo llamó Sitná. Partió de allí y cavó otro pozo, y ya no riñeron por él: lo llamó Rejobot, y dijo: «Ahora Yahvé nos ha dado desahogo y prosperaremos en esta tierra.»
De allí subió a Berseba. Yahvé se le apareció aquella noche y dijo:
«Yo soy el Dios de tu padre Abrahán.
No temas, porque yo estoy contigo.
Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia
por amor de Abrahán, mi siervo.»
Construyó allí un altar e invocó el nombre de Yahvé. Allí desplegó su tienda, y los siervos de Isaac perforaron allí un pozo.

Alianza con Abimélec.
Entonces Abimélec fue adonde él desde Guerar, con Ajuzat, uno de sus familiares, y Picol, capitán de su tropa. Les dice Isaac: «¿Cómo venís a mí, si me habéis sido hostiles y me habéis echado de vuestra compañía?» Contestaron ellos: «Hemos visto claramente que Yahvé se ha puesto de tu parte, y nos hemos dicho: Mejor es que haya un juramento entre nosotros, entre tú y nosotros, y que hagamos un pacto contigo, de que no nos harás mal, como tampoco nosotros te hemos tocado a ti; no te hemos hecho sino bien, y te hemos dejado ir en paz, ¡oh bendito de Yahvé!»
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