Genesis 30, 22-33

Entonces se acordó Dios de Raquel. Dios la oyó y abrió su seno, y ella concibió y dio a luz un hijo. Y dijo: «Ha quitado Dios mi afrenta.» Y le llamó José, como diciendo: «Añádame Yahvé otro hijo.»

Prosperidad de Jacob.
Cuando Raquel hubo dado a luz a José, dijo Jacob a Labán: «Déjame que me vaya a mi lugar y a mi tierra. Dame a mis mujeres y a mis hijos por quienes te he servido, para que me vaya; pues bien sabes bajo qué condiciones te he servido.» Díjole Labán: «¡Si en algo me estimas!... Yo estaba bajo un maleficio, pero Yahvé me ha bendecido gracias a ti.» Y agregó: «Fíjame tu paga, y te la daré.» Le respondió: «Tú sabes cómo te he servido, y cómo le fue a tu ganado conmigo: bien poca cosa tenías antes de venir yo, pero ya se ha multiplicado muchísimo, y Yahvé te ha bendecido a mi llegada. Pues bien: ¿cuándo voy a hacer yo también algo por mi casa?» Dijo Labán: «¿Qué he de darte?» Respondió Jacob: «No me des nada. Si haces por mí esto, volveré a apacentar tu rebaño. Fíjate bien:
Voy a desfilar hoy con todo tu rebaño. Aparta toda oveja negra y las cabras pintas y manchadas, y eso será mi paga, y la garantía de mi honradez el día de mañana. Cuando te presentes a controlar mi paga, todo lo que no fuere pinto y manchado entre las cabras y negro entre los corderos, será lo que he robado.»
Ver contexto