Genesis 34, 10-27

Quedaos a vivir con nosotros: tenéis la tierra franca. Instalaos, circulad libremente y adquirid propiedades.» Siquén dijo al padre y a los hermanos de la chica: «Ojalá me concedáis vuestro favor, y yo os daré lo que me pidáis. Pedidme cualquier dote, por grande que sea, que yo os daré cuanto me digáis; pero dadme a la muchacha por mujer.»
Los hijos de Jacob respondieron a Siquén y a su padre Jamor con disimulo, y dirigiéndose a aquel que había violado a su hermana Dina, dijeron: «No podemos hacer tal cosa: dar nuestra hermana a uno que es incircunciso, porque eso es una vergüenza para nosotros. Tan sólo os la daremos a condición de que os hagáis como nosotros, circuncidándose todos vuestros varones. Entonces os daremos nuestras hijas y tomaremos para nosotros las vuestras, nos quedaremos con vosotros y formaremos un solo pueblo. Pero si no nos escucháis respecto a la circuncisión, entonces tomaremos a nuestra hija y nos iremos.» Sus palabras parecieron bien a Jamor y a Siquén, hijo de Jamor. Y el muchacho no tardó en ponerlo en práctica, porque quería a la hija de Jacob. Él mismo era el más honorable de toda la casa de su padre.
Jamor y su hijo Siquén vinieron a la puerta de su ciudad y hablaron de este modo a todos sus conciudadanos: «Estos hombres vienen a nosotros en son de paz. Que se queden en el país y circulen libremente, pues ya veis que pueden disponer de tierra espaciosa. Tomemos a sus hijas por mujeres y démosles las nuestras. Pero sólo con esta condición accederán estos hombres a quedarse con nosotros para formar un solo pueblo: que nos circuncidemos todos los varones, igual que ellos están circuncidados. Sus ganados y hacienda y todas sus bestias, ¿no van a ser para nosotros? Así que lleguemos a un acuerdo con ellos y que se queden con nosotros.» Todos los que salían por la puerta de la ciudad escucharon a Jamor y a su hijo Siquén, y todos los varones se hicieron circuncidar.

Venganza de Simeón y Leví.
Pues bien, al tercer día, mientras ellos estaban con los dolores de la circuncisión, dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, blandieron cada uno su espada y, entrando en la ciudad sin peligro, mataron a todo varón. También mataron a Jamor y a Siquén a filo de espada, y tomando a Dina de la casa de Siquén, salieron. Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos, pillaron la ciudad que había violado a su hermana,
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