I Juan 2, 18-29


Cuarta condición: guardarse de los anticristos.
Hijos míos,
es la última hora.
Habéis oído que iba a venir un Anticristo;
pues bien, muchos anticristos han aparecido,
por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora. Salieron de entre nosotros;
pero no eran de los nuestros.
Pues si hubiesen sido de los nuestros,
habrían permanecido con nosotros.
Así se ha puesto de manifiesto
que no todos son de los nuestros. Vosotros tenéis la unción del Santo,
y todos vosotros lo sabéis. No os escribí
porque desconozcáis la verdad,
sino porque la conocéis
y porque ningún mentiroso
procede de la verdad. ¿Quién es el mentiroso
sino el que niega que Jesús es el Cristo?
Ese es el Anticristo,
el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo
no posee al Padre.
Todo el que confiesa al Hijo
posee también al Padre. En cuanto a vosotros,
lo que oísteis desde el principio
permanezca en vosotros.
Si permanece en vosotros
lo que oísteis desde el principio,
también vosotros permaneceréis
en el Hijo y en el Padre, y esta es la promesa que él mismo os hizo:
la vida eterna. Os he escrito esto
respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a vosotros,
la unción que de él habéis recibido
permanece en vosotros
y no necesitáis que nadie os enseñe.
Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas
—y es verdadera y no mentirosa—
según os enseñó, permaneced en él. Y ahora, hijos míos, permaneced en él
para que, cuando se manifieste,
tengamos plena confianza
y no quedemos avergonzados lejos de él
en su Venida.
II.Vivir como hijos de Dios
Si sabéis que él es justo,
reconoced que todo el que obra la justicia
ha nacido de él.
Ver contexto