I Juan 3, 8-15

Quien comete el pecado es del diablo,
porque el diablo peca desde el principio.
El Hijo de Dios se manifestó
para deshacer las obras del diablo. Todo el que ha nacido de Dios no peca
porque su germen mora en él;
y no puede pecar
porque ha nacido de Dios. En esto se reconocen
los hijos de Dios y los hijos del diablo:
todo el que no obra la justicia
no es de Dios,
y quien no ama a su hermano, tampoco.
Segunda condición: guardar los madamientos, sobre todo el de la caridad.
Pues este es el mensaje
que oísteis desde el principio:
que nos amemos unos a otros. No como Caín,
que, al ser del Maligno, mató a su hermano.
Y ¿por qué le mató?
Porque sus obras eran malas,
mientras que las de su hermano eran justas. No os extrañéis, hermanos,
si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida,
porque amamos a los hermanos.
Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que odia a su hermano es un asesino;
y sabéis que ningún asesino
posee vida eterna en sí mismo.
Ver contexto